La cultura en español despide a Álvaro Mutis, el navegante de la literatura
(EFE)
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hace 11 horas
Redacción
Cultura, 23 sep (EFE).- El mundo de la cultura en español de uno y otro
lado del Atlántico ha destacado hoy la hondura y trascendencia
literaria de Álvaro Mutis, creador de Maqroll el Gaviero, "alter ego" de
su poético retrato de la desesperanza ante lo humano, pero también de
la plenitud y vitalidad de la naturaleza.
Mutis, fallecido este
domingo en México D.F. a los 90 años, nació en Santa Fe de Bogotá
(Colombia) en 1923, aunque su vida viajera comenzó muy temprano porque,
como hijo de diplomático, a los dos años ya estaba el futuro escritor en
Bruselas.
Tenía nueve años cuando murió su padre, y la familia
regresó a Colombia, al lugar que el escritor acabaría eligiendo como
patria: la finca de café y caña de azúcar fundada por su abuelo en
Coello (Tolima, Colombia), en las estribaciones de la Cordillera Central
Andina.
"He intentado a lo largo de mi obra perpetuar ese rincón,
y en mi poesía están los cafetales, los ríos torrentosos, la naturaleza
salvaje, los árboles con flores bellísimas, rojas, violetas o blancas.
De este sitio decidí ser, y ésta fue mi patria", dijo Mutis sobre el
lugar que marcaría definitivamente su obra.
El Gobierno
colombiano, por medio de su ministra de Cultura, Mariana Garcés Córdoba,
ha situado hoy a Mutis "en el panteón de los clásicos de la literatura
universal", y le ha calificado como "una voz poética sin par en la
poesía iberoamericana".
El autor chileno Jorge Edwards, actual
embajador de Chile en Francia, ha calificado hoy a Mutis como "un
escritor de la imaginación" y "un poeta". "Cuando escribía en prosa,
también lo hacía como un poeta", ha explicado.
La idas y venidas
familiares en Europa y América inculcaron la fascinación por el mar en
Mutis, que se estableció en México en 1958, tras viajar por todo el
mundo trabajando como relaciones públicas para compañías internacionales
y de tener algún problema legal con una de ellas, la multinacional
Esso, que le llevó a pasar unos meses en prisión.
Su primer libro
fue el poemario "La balanza" (1948) y después conquistó la literatura en
español gracias a su "alter ego", Maqroll el Gaviero, protagonista de
siete de sus nueve libros de narrativa.
Este marino que también
escribe poesía proporcionó a Mutis los más importantes galardones de la
letras en español, como el Premio Cervantes, el Príncipe de Asturias, el
Reina Sofía de Poesía o el Nacional de las Letras y el de Poesía en
Colombia.
El Gobierno español, a través de su ministro de Cultura,
José Ignacio Wert, ha calificado hoy a Mutis como "uno de los poetas y
narradores más importantes de su generación" y ha recordado que
"impregnó de una singular lucidez y desesperanza su visión sobre la
historia del ser humano y su efímera existencia".
"El Gaviero
viene de mis lecturas de Conrad, de Melville, sobre todo de 'Moby Dick'.
Es el tipo que está allá arriba, en la gavia, que me parece el trabajo
más bello que puede haber en un barco, allá entre las gaviotas, frente a
la inmensidad y en la soledad más absoluta", explicó el autor sobre el
personaje que marcó su literatura.
Y el escritor colombiano
Santiago Gamboa calificaba hoy a Mutis como "una especie de Joseph
Conrad latinoamericano" y un autor para el cual el mar "era siempre la
metáfora de un espacio de personas con grandísimos valores" que aprecian
"por encima de todo la amistad".
Gamboa destacó también que el
autor de "Iliona llega con la lluvia" fue uno de los pocos autores que
hizo "poesía en prosa" con enorme éxito.
Y es que Mutis se
consideraba sobre todo "un servidor de la poesía", género al que
consideraba como "forma privilegiada de la expresión humana" y que trufó
toda su vida literaria -"mi obra es un poema continuo", dijo-, tal vez
en busca de respuestas, porque consideraba que "la poesía tiene la
capacidad de revelar la verdad más íntima del hombre sobre sí mismo y
sobre su mundo".
© EFE 2013.
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EFE
Álvaro Mutis
(Álvaro Mutis Jaramillo; Bogotá, Colombia, 1923 y murió 22 de setiembre de 2013) Escritor y poeta
colombiano. Autor destacado por la riqueza verbal de su producción y una
característica combinación de lírica y narratividad, participó en sus inicios
del movimiento de poetas agrupados en torno a la revista Mito. Influido por
Pablo Neruda, Octavio Paz, Saint-John Perse y Walt Withman, empleó la poesía
como vía de conocimiento para el acceso a universos desconocidos, a nuevos
mundos donde fuese posible el amor y la buena muerte. Su álter ego es Maqroll,
un aventurero sombrío y a la vez inocente, que canta a la frágil condición
humana. Su obra ha sido reconocida con galardones tan prestigiosos como el
Príncipe de Asturias (1997) y el Premio Cervantes (2001).
Álvaro Mutis
Hijo del abogado internacionalista Santiago Mutis Dávila y de
Carolina Jaramillo, en 1925 su padre ingresó al servicio diplomático y la
familia hubo de trasladarse a Bruselas, donde el jefe de familia había sido
nombrado ministro consejero. En Bélgica nació, en 1928, su hermano Leopoldo, y
en 1931 murió repentinamente su padre. La afligida madre retornó a Colombia y se
instaló en la finca Coello (ubicada en la confluencia de los ríos Coello y
Cocora, en el departamento del Tolima). La finca había pertenecido al abuelo
materno, el pionero Jerónimo Jaramillo Uribe, uno de los fundadores de Armenia,
y doña Carolina acababa de heredarla. Mutis permaneció en Bruselas estudiando en
el colegio Saint Michel de los padres jesuitas, en el que se empapó de
conocimientos históricos, muy especialmente sobre Bizancio.
La finca Coello, y en general Colombia, representaron en esos años
para Mutis un sitio de vacaciones. Sin embargo, la experiencia del contacto
físico con el trópico, con el clima de la tierra caliente, el aroma del café, el
plátano y los árboles frutales marcarían su posterior producción literaria. Pese
a que para Mutis el mundo era Europa, los reiterados viajes en barco a Colombia
(en pequeños buques de carga y pasajeros, que llegaban a Buenaventura tres
semanas después de zarpar, al cabo de las cuales había que desplazarse en
automóvil, tren y caballo hasta el hogar materno) fueron otra experiencia
fundamental en la formación del escritor. No es raro, entonces, encontrar que el
personaje principal de las novelas de Álvaro Mutis, Maqroll el Gaviero, se
debata entre ciertas contradicciones, viva entre Europa y América, en mundos
totalmente contrastantes, considere el Viejo Continente como la cuna de la
civilización y al Nuevo Mundo como la fuerza, y que, insatisfecho con uno y
otro, intente crear en sus aventuras un universo acorde con sus ideales.
Álvaro Mutis no acabó el bachillerato. Por problemas financieros
de su madre, hubo de abandonar el colegio en Bruselas y se matriculó en el
Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en Bogotá. Pero no le interesaba
estudiar el pensum regular; le gustaba leer libros de historia, de
viajeros y de literatura, y no le preocupó aprender matemáticas y otras
minucias. En 1941, con sólo dieciocho años, prefirió casarse con Mireya Durán,
con quien tendría tres hijos.
Como muchos de los grandes escritores contemporáneos, cumplió un
exigente periplo de lecturas formativas que se inició con Julio Verne y Emilio
Salgari, pasó por Honoré de Balzac y Flaubert y por los maestros rusos
(Dostoievski, Tolstoi, Chéjov) para terminar, en esa primera etapa, con Kafka,
Werfel y Rilke. De los latinoamericanos también leyó mucho, pero quien más lo
conmovió fue Pablo Neruda con su Residencia en la
tierra. En el Colegio del Rosario tuvo como profesor de literatura a Eduardo
Carranza, quien le enseñó la importancia de poetas como Juan Ramón Jiménez y los
españoles de la generación del 27.
Una vez casado, y para ganarse la vida, se vinculó a la radio.
Inicialmente, en 1942, trabajó en la emisora Nuevo Mundo, que con los años se
convirtió en la matriz de la Cadena Radial Colombiana, Caracol. Allí reemplazó a
Jorge Zalamea en la dirección del programa
"Actualidad literaria". Se relacionó con el mundo intelectual y bohemio de
Bogotá y conoció al crítico Casimiro Eiger, a quien Mutis agradecería el
facilitarle la entrada en el mundo de las letras. Este misterioso personaje
escapado de las obras de Proust ejerció cierto papel tutelar en la joven
intelectualidad de entonces, similar al que cumplió Ramón Vinyes en el Grupo de
Barranquilla.
Se hizo también amigo de los críticos y escritores Hernando Téllez y Eduardo Zalamea; frecuentaba los
tradicionales cafés El Molino, El Asturias y El Automático, donde se acercó a
dos generaciones distintas de poetas: los Nuevos y los de Piedra y Cielo.
Conoció además a los hermanos Otto y León de Greiff, el primero de ellos muy
importante en su formación como melómano. En 1942 fue contratado por la
Radiodifusora Nacional como locutor de noticias, actividad en la que permaneció
hasta 1946, cuando la Compañía Colombiana de Seguros lo nombró jefe de redacción
de su revista institucional Vida; allí aparecieron sus primeros escritos:
pequeños retratos literarios de Joseph Conrad, Alexander Pushkin, Antoine de
Saint-Exupéry o Joachim Murat. Y también su primer poema, titulado "La
creciente".
Durante esa época tuvo un acercamiento importante a los
surrealistas: Saint-John Perse, traducido por Jorge Zalamea, André Breton y su
Poisson salubre. Este último fue determinante en sus primeros poemas,
pues quiso ser surrealista, al punto que sus versos iniciales los iba a titular
"La cebra perfumada". También recibió la influencia del poeta venezolano Juan
Sánchez Peláez, agregado cultural de la Embajada de Venezuela en Bogotá, quien
lo llevó a un mundo mágico, a un vocabulario deslumbrante. En 1947 conoció al
poeta guatemalteco Luis Cardoza y Aragón, que era el embajador de Guatemala en
Colombia, y a los pintores Fernando Botero y Alejandro Obregón.
El año siguiente se hizo amigo de Ernesto Volkening, quien, al
igual que Casimiro Eiger, cumplió un papel importantísimo en el periplo
literario de Mutis. Eiger conoció fragmentos de la obra de Mutis y lo animó a
publicar algunos textos en el suplemento del periódico La Razón, que dirigía
Alberto Zalamea. Por ese entonces existía el grupo de los Cuadernícolas, el
cual, aunque no era homogéneo, gustaba de publicar sus versos en cuadernos.
Mutis siguió la moda y, junto con Carlos Patiño Roselli y alentado por
Volkening, publicó el cuaderno de poesía La balanza, con ilustraciones de
Hernando Tejada, que se agotó por incineración el 9 de abril de 1948. El
cuadernito recibió algunas críticas y Mutis esperó cuatro años para publicar su
segundo libro: Los elementos del desastre, que por su frescura y pureza
conmovió el mundo de las letras colombianas.
El trabajo consta de catorce poemas que configuran una visión
apocalíptica del hombre, en los que se muestran la duda, el miedo y la
destrucción, elementos que aniquilan al ser humano. Este libro contó con la
lectura crítica de Volkening y con él se configuró Mutis como el principal poeta
joven colombiano. Mientras se consolidaba como escritor, inició una importante
carrera como relacionista público y publicista pues, desde un comienzo,
comprendió que con la literatura no iba a percibir mayores ingresos. Fue
director de publicidad de la Compañía Colombiana de Seguros y de Bavaria, jefe
de relaciones públicas de Lansa, y, tras la quiebra de esta última compañía,
pasó a ser en 1954 jefe de relaciones públicas de la Esso. Tales empleos le
obligaban a viajar, con lo que conoció todo el país y parte del mundo. Muchos de
sus poemas de esa época los escribió en aviones, aeropuertos y cuartos de
hotel.
Los dos años que permaneció en la Esso fueron de casi total receso
literario; sin embargo, Maqroll el Gaviero nació de las experiencias de Mutis en
los planchones petroleros que recorrían el río Magdalena, desde Barrancabermeja
hasta Barranquilla. Cabe destacar que Gaviero es el marino que desde el sitio
más alto del barco vigila por todos los demás; su símbolo para el oficio de la
poesía. En la Esso, Mutis manejaba importantes cantidades de dinero que la
compañía destinaba a diferentes actividades: un buen porcentaje era para obras
de caridad, y muy especialmente para el Secretariado Nacional de Asistencia
Social (SENDAS). Pero el poeta le dio un uso distinto: lo invirtió en
quijotescas empresas culturales y la compañía lo demandó, pues estaban en juego
sus relaciones con la dictadura. Mutis tuvo que viajar con urgencia a México en
1956.
Era la segunda ocasión que visitaba ese país (la primera había
sido en 1952) y desde entonces se convirtió en su lugar de residencia. Entró en
contacto con el gran cineasta español Luis Buñuel y el productor Luis de Llano.
Buñuel siempre soñó con llevar al cine la novela de Mutis La mansión de
Araucaíma (1973), "relato gótico de tierra caliente". Gracias a ambos, Mutis
consiguió empleo en una agencia de publicidad para la televisión. Se vinculó de
lleno a la vida cultural mexicana y se hizo amigo de los escritores Octavio Paz, Juan José Arreola, Juan Rulfo, Carlos
Fuentes y Elena Poniatowska.
No perdió los lazos con Colombia, pues esporádicamente colaboró en
la revista Mito. En 1959, la prestigiosa revista publicó como separata el libro
Reseña de los hospitales de ultramar, que significó la aparición en el
mundo de las letras del romántico personaje de Maqroll el Gaviero, que viene a
encarnar la conciencia del poeta. En 1959 se hicieron efectivas las demandas en
su contra y fue recluido en la cárcel mexicana de Lecumberri durante un año y
tres meses. Una nueva experiencia para su formación como escritor, pues, además
de conocer la poco gratificante vida carcelaria, logró superar miedos y
fantasmas. De ese período de su vida es necesario resaltar la disciplina que
tuvo en devorar libros; leyó por segunda vez los siete volúmenes de En busca
del tiempo perdido, de Marcel Proust, de quien tenía un retrato en su celda.
Dio forma a los relatos "Saraya", "El último rostro", "Antes que cante el gallo"
y "La muerte del estratega", a algunos poemas de Los trabajos perdidos
(1965), y escribió el Diario de Lecumberri (1960), resultado directo de
su estadía en la cárcel, en el que narra, de manera conmovedora, la vida y
muerte de "Palitos". El libro fue publicado por la Universidad Veracruzana.
Tras la cárcel, algunos años después, Mutis pasó a ser gerente de
ventas para América Latina de la Twentieth Century Fox y luego de la Columbia
Pictures (en donde permaneció hasta jubilarse en 1988), empresas que le
permitieron seguir viajando por el mundo. Entre 1960 y 1973 es relativamente
poco lo que hizo en literatura: en 1962 publicó cuatro textos con el seudónimo
de Álvar de Mattos (diplomático portugués) en la revista Snob, dirigida por
Salvador Elizondo y Emilio García Riera: "Pequeña historia de un gran negocio",
"Historia y ficción de un pequeño militar sarnoso", "El general Bonaparte en
Nizza" y "El incidente de Maiquetía o Isaac salvado de las jaulas". En 1964, en
la Casa del Lago de la Universidad Nacional Autónoma de México, dictó una serie
de conferencias dedicadas a sus devociones literarias: Valéry Larbaud, Joseph
Conrad y Marcel Proust. Tales conferencias serían publicadas ese mismo año en la
revista de la UNAM, dirigida por Jaime García Terrés.
En 1965 se publicó su libro Los trabajos perdidos, con el
que obtuvo el Premio Nacional del nadaísmo para poesía de ese año. Entonces ya
era considerado el mejor poeta colombiano del momento, aunque, definitivamente,
su visión de la literatura y del país era sumamente pesimista. Decía, por
ejemplo, que "la literatura es para mí una servidumbre dolorosa, y no siento por
ella la menor simpatía. Me abruma un poco, por ejemplo, la agobiante montaña de
literatura que producimos los colombianos y que nos oculta en muchos casos la
miserable realidad de nuestra situación ante el mundo". Su enfoque sobre la
violencia fue descarnado y realista: "La violencia en Colombia es el resultado
de las seculares represiones e inhibiciones a que se ha visto sometido el
colombiano por razones históricas y sociales. Como fenómeno me parece sano y
recomendable, es un despertar. Todas las civilizaciones se han basado en
sacrificios humanos, en violencia, en humillación y en sangre. ¿Por qué los
colombianos creímos estar libres de esta servidumbre? Tal vez por retóricos y
artificiales nos creímos de veras que éramos la Suiza de América. No hay que
olvidar que los suizos llenaron de sangre a Europa como soldados mercenarios
antes de formar su idílica confederación".
En 1973, se publicó en España Summa de Maqroll el Gaviero
(1947-1970) que contenía las obras Primeros poemas, Los elementos del
desastre, Los trabajos perdidos, Reseña de los hospitales de
ultramar y Recuento de ciertas visiones. En 1977 inició la columna
semanal "Rincón Reaccionario" en el periódico Uno más Uno, que después continuó
en El Sol de México y en el diario Novedades. En 1978, se publicó una segunda
edición de La mansión de Araucaíma, junto con los cuatro relatos escritos
en la cárcel.
Sólo en 1982 volvió a aparecer un nuevo libro de poemas de Álvaro
Mutis: Caravansary, que publicó el Fondo de Cultura Económica; ese año su
gran amigo Gabriel García Márquez, a quien había
conocido en 1950, ganó el premio Nobel de Literatura. Mutis, junto con otros
amigos mutuos como Guillermo Angulo, Álvaro Castaño Castillo y Gloria Valencia
de Castaño, Alfonso Fuenmayor, Gonzalo Mallarino, Alejandro Obregón, Hernán
Vieco y Fernando Gómez Agudelo, fueron invitados especiales del autor de Cien
años de soledad a la ceremonia de entrega del Nobel en Estocolmo. Al año
siguiente se le concedió en Colombia el Premio Nacional de Poesía.
Información de Biografías y Vidas.
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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