Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., realmente sigue siendo un misterio, sobre las momias de Los Incas, no se tiene restos que verifiquen sobre alguna momia embalsamada.
National Geographic, ha elaborado un reportaje sobre algunos vestigios de las momias incaicas, cuando morían los gobernantes incas, que eran momificados y tratados como dioses vivientes. Tras la invasión española, sufrieron numerosas vicisitudes hasta desaparecer de la historia. Hoy en día, su paradero sigue siendo un misterio.
National Geographic.- narra : "...Considerado por sus súbditos como Hijo del Sol, y, por lo tanto, divino, cuando un soberano inca moría, su cuerpo debía ser cuidadosamente momificado y conservado para la eternidad. Conocemos el cuidado y la reverencia que se prestaba a estas momias reales gracias a varios cronistas que, tras la conquista, dejaron detalladas descripciones sobre ellas y los rituales que las rodeaban. Es la única información que poseemos, ya que, desafortunadamente, las momias de los reyes incas fallecidos nunca han sido localizadas...."
BBC Mundo Noticias.- narra : "Ricos y pobres .-Los cuerpos momificados provienen de todos los extractos de la sociedad incaica, incluyendo pobres, ricos, jóvenes y ancianos.
Algunas momias conservan vestimentas y adornos de plumas que seguramente las distinguen como personas de alto rango.
Muchos fueron enterrados en grupos familiares de padres, bebés y ancianos, envueltos en una tela protectora y en muchos casos junto a sus más estimados enseres.
https://www.nationalgeographic.com.es/fotografia/foto-del-dia/momias-incas-embalsamadas-2_4131
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/misterio-momias-reyes-incas_13468
Momias. José Miguel Parra. Crítica, Barcelona, 2010.
El enigma de las momias. David E. Sentinella. Nowtilus, Madrid, 2007.
Aproximadamente 50.000 objetos han sido hallados, entre artefactos de cerámica, pieles de animales y alimentos...."
https://www.nationalgeographic.es/historia/los-ninos-incas-sacrificados-ritualmente-estaban-drogados
https://www.nationalgeographic.com.es/fotografia/foto-del-dia/momias-incas-embalsamadas-2_4131
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/misterio-momias-reyes-incas_13468
Cuando morían, los gobernantes incas eran momificados y tratados como dioses vivientes. Tras la conquista, sufrieron numerosas vicisitudes hasta desaparecer de la historia. Hoy en día, su paradero sigue siendo un misterio
Momia real en procesión
El cronista Felipe Guamán Poma de Ayala realizó una serie de grabados en los que mostraba muchas de las tradiciones del pueblo inca. En éste se muestra el traslado en andas de la momia de un gobernante inca, ataviado con sus mejores galas. 1583-1615.
Foto: AGE Fotostock
El Inti Raymi
Cada solsticio de invierno tiene lugar en Cuzco una ceremonia en honor del dios sol Inti, una festividad que ya tenía lugar en el antiguo Imperio inca. Una de las escenas recreadas es la procesión en la que se traslada a los Incas difuntos para que participen con sus sucesores de la celebración.
Foto: AGE Fotostock
Carme Mayans
21 de noviembre de 2018
El misterio de las momias de los reyes incas
Considerado por sus súbditos como Hijo del Sol, y, por lo tanto, divino, cuando un soberano inca moría, su cuerpo debía ser cuidadosamente momificado y conservado para la eternidad. Conocemos el cuidado y la reverencia que se prestaba a estas momias reales gracias a varios cronistas que, tras la conquista, dejaron detalladas descripciones sobre ellas y los rituales que las rodeaban. Es la única información que poseemos, ya que, desafortunadamente, las momias de los reyes incas fallecidos nunca han sido localizadas.
No sabemos con seguridad qué técnicas se utilizaban para lograr la momificación de los gobernantes, aunque tenemos alguna referencia al respecto como la de el jesuita Blas Valera: "Cuando el rey moría le quitaban los intestinos y embalsamaban su cuerpo con el bálsamo traído de Tolú". Actualmente, los investigadores creen que las momias se preparaban con bálsamo de Tolú (una resina que recibe este nombre por la región peruana de donde procede), mentol, sal, tanino, diversos alcaloides, saponinas y resinas.
Y aunque las momias no se han conservado, sí sabemos por algunas descripciones qué aspecto tenían. El padre José de Acosta, que tuvo la oportunidad de ver el cuerpo del Inca Pachacuti hacia 1590, lo describe así: "El cuerpo se encuentra tan bien conservado, y con una cierta resina, que parecía vivo. Los ojos se hicieron de pan de oro tan bien colocado que no había necesidad de los naturales [...]. Tenia el cabello gris y nada de eso había desaparecido, como si hubiera muerto ese mismo día, aunque en realidad su muerte se había producido más de sesenta y ochenta años antes".
Al parecer, cuando un rey fallecía, su cuerpo era depositado en cuclillas en un asiento, con las rodillas flexionadas bajo la barbilla, pedacitos de oro en la boca, puños y pecho y era vestido con magníficos ropajes. Al cabo de un mes, tras las ceremonias funerarias preceptivas –que incluían sacrificios humanos: las esposas y concubinas principales del monarca y algún niño o joven de la nobleza local–, el cuerpo se situaba en su lugar de reposo final, normalmente el palacio en el que había vivido, al cuidado de unos servidores.
Cada rey tenía su propio mayordomo, que se ocupaba de su alimentación; además unas mujeres cuidaban de que los insectos no se posasen sobre el difunto y pudiesen estropear la momia, y se ocupaban también de vestirlo, lavarlo y darle de beber (los incas pensaban que era necesario vestir y proveer de comida y bebida a las momias de sus ancestros para preservar el orden cósmico y poder así garantizar abundantes cosechas y la fertilidad del ganado).
Procesión de momias incas
Estas momias estaban ocultas a la vista de todos, excepto en ocasiones especiales, que eran sacadas en procesión y llevadas al Coricancha o templo del Sol, en Cuzco, la capital, donde se las disponía en un pequeño trono. Los Incas difuntos también visitaban a otros gobernantes muertos y participaban en banquetes públicos donde "bebían" y brindaban con sus descendientes. También concedían audiencias a sus sucesores, que les consultaban sobre cualquier aspecto del gobierno del Tahuantinsuyu, e incluso podían actuar como embajadores del Inca reinante, y eran enviados para negociar tratados o cualquier otro tipo de gestión política y militar a cualquier rincón del Imperio.
¿Dónde están las momias de los Incas?
Con la llegada de los españoles, algunos criados fieles se llevaron las momias de sus monarcas a algún lugar seguro para que no pudiesen ser profanadas, y allí siguieron siendo veneradas en secreto. En 1558, Juan Polo de Ondegardo fue nombrado corregidor de Cuzco y entre sus objetivos estaba localizar las momias de los reyes incas. Tuvo éxito en su búsqueda, ya que descubrió las momias de varios gobernantes y sus coyas (reinas).
El corregidor las reunió todas en su casa y allí las pudo ver el cronista Garcilaso de la Vega, que narra así el encuentro: "En la habitación encontré cinco cuerpos de los gobernantes incas, tres varones y dos hembras. Los cuerpos estaban perfectamente conservados [...]. Estaban vestidos como lo habían sido en vida. Fueron enterrados en una posición sentada, sus manos cruzadas a través de su pecho, la izquierda sobre la derecha, y sus ojos bajos, como si buscaran en el suelo [...]. Los cuerpos pesaban tan poco que cualquier indio podría llevarlos en sus brazos en la espalda de casa en casa".
Tras esta visita, los cuerpos fueron enviados a Lima, y el virrey Andrés Hurtado de Mendoza mandó conservarlos en el recinto del Hospital Real de San Andrés, donde el jesuita José de Acosta pudo verlas y describirlas. A partir de ese momento existen muy pocas menciones sobre estos cuerpos; la última data de 1638. Siglos después, en 1937, José de la Riva-Agüero dirigió una investigación para saber si, efectivamente, las momias seguían en el hospital o qué había sido de ellas. Se descubrieron varias criptas, pero en ninguna de ellas había momias.
En 2001, otra expedición arqueológica intentó dar con el paradero de las esquivas momias. Empleando un radar de penetración terrestre hallaron una cripta subterránea abovedada bajo el hospital y un pozo con basura de época colonial. En 2005 se excavó en estos lugares, pero no se halló ni rastro de momias. ¿Estuvieron enterradas aquí las momias reales incas? ¿Fueron trasladadas en algún momento a otra ubicación? ¿Continúan ocultas en algún rincón del hospital? Por ahora estas preguntas permanecen sin respuesta y el destino de las momias de los grandes gobernantes incas continúa siendo un enigma.
Para saber másMomias. José Miguel Parra. Crítica, Barcelona, 2010.
El enigma de las momias. David E. Sentinella. Nowtilus, Madrid, 2007.
El sorprendente hallazgo de dos momias incas envueltas en trajes con un polvo tóxico en Chile
Dos momias, enterradas hace más de 600 años, aún hoy podrían resultar peligrosas para quienes se acerquen a ellas.
Y no se trata de una extraña maldición, si no, posiblemente, de un plan mucho más terrenal.
Las "protagonistas" de este caso son dos jóvenes incas, de 9 y 18 años, que vivieron en algún periodo entre los años 1399 y 1475.
Las dos mujeres, halladas en 1976, fueron enterradas en posición fetal en Cerro Esmeralda, en lo que hoy es la ciudad de Iquique en el norte de Chile.
Las momias estaban rodeadas de finas cerámicas, conchas, ornamentos de plata y figuras metálicas.
Debido al lujo de estos artefactos, los arqueólogos creen que la muerte de las dos mujeres pudo ser un Capacocha, un tipo de sacrificio que los incas practicaban para conmemorar eventos históricos en la vida del emperador o en respuesta a catástrofes naturales.
Además, las momias estaban vestidas con elegantes textiles rojos, que hoy, más de 40 años después de su hallazgo, se convirtieron en la clave de un nuevo descubrimiento.
Un mineral muy popular
Un grupo de científicos de la Universidad de Tarapacá, liderados por el antropólogo Bernardo Arriaza, analizó los ropajes de las momias y concluyó que el llamativo pigmento rojo que encontraron en ellos era mayormente cinabrio, un mineral que contiene grandes cantidades de mercurio.
El cinabrio es poco común en los hallazgos arqueológicos de Chile, por lo que los expertos creen que pudo haber sido traído desde Perú.
"El posible hallazgo de cinabrio en Cerro Esmeralda es significativo porque, hasta donde sabemos, este componente tóxico aún no ha sido químicamente identificado en el norte de Chile", escriben los autores del estudio en la publicación especializada Archaeometry.
"Este tipo de material peligroso puede ser único en su conexión con los rituales incas".
El uso del cinabrio se ha documentado en varios sitios arqueológicos alrededor del mundo.
En el neolítico se halló en artefactos y restos humanos. En la antigua Roma se usó en arte y arquitectura. También se ha reportado su uso en medicina tradicional China e India.
En las culturas del área Andina, este mineral se ha usado en tumbas, murales, máscaras, ornamentos y sobre metales preciosos.
En el caso de estas dos momias, los expertos no saben exactamente por qué estaban espolvoreadas con cinabrio. Puede ser que simplemente fuera parte del ritual o que la sustancia se haya usado como una manera de alejar a los posibles ladrones de tumbas.
Extremadamente dañino
Según los investigadores, el hermoso cinabrio puede causar varios problemas de salud, afectar el sistema nervioso y muscular, así como el tracto gastrointestinal.
En algunos casos de exposición extrema, el cinabrio puede incluso llegar a ser mortal.
Por eso en su estudio Arriaza y sus colegas advierten que "hoy los investigadores en museos y colecciones deben tener las precauciones necesarias cuando trabajen con pigmentos rojos brillantes", pues puede ser "extremadamente dañino".
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Temas relacionados
Hallan miles de momias incas
Miles de momias de la civilización inca han sido encontradas durante una excavación arqueológica en las afueras de Lima.
Los restos encontrados en el cementerio conocido como Puruchuco-Huaquerones se remontan a la última etapa del período incaico, hace 500 años.
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El hallazgo de los restos humanos aportará importantes datos al estudio de la sociedad incaica.
Los científicos han calificado al hallazgo como una oportunidad única para profundizar sus conocimientos del tema.
Hasta el momento se han recuperado 2.200 momias, pero se calcula que esa cifra podría elevarse a 10.000.
Ricos y pobres
Los cuerpos momificados provienen de todos los extractos de la sociedad incaica, incluyendo pobres, ricos, jóvenes y ancianos.
Algunas momias conservan vestimentas y adornos de plumas que seguramente las distinguen como personas de alto rango.
Muchos fueron enterrados en grupos familiares de padres, bebés y ancianos, envueltos en una tela protectora y en muchos casos junto a sus más estimados enseres.
Aproximadamente 50.000 objetos han sido hallados, entre artefactos de cerámica, pieles de animales y alimentos.
Visión única
Los científicos señalan que la zona probablemente fue un importante cementerio incaico entre 1480 y 1535.
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La civilización inca desapareció en la década de 1530 con la llegada de los españoles. Los conquistadores prohibieron la momificación por considerarla un rito pagano.
La momificación fue utilizada en varios sitios de América del Sur, pero los cementerios creados por los Incas y otras civilizaciones fueron destruidos por los españoles.
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Por ese motivo los arqueólogos han resaltado la importancia del hallazgo de tantas momias intactas, un hecho que permitirá investigar la vida cotidiana de los Incas, una civilización que extendió su dominio a lo largo de la cordillera de los Andes.
El misterio que rodea la tumba del último emperador inca -y su supuesto tesoro- podría estar más cerca de resolverse.
Si la historiadora ecuatoriana Tamara Estupiñán está en lo cierto, el cadáver momificado del emperador Atahualpa fue enterrado en las exuberantes y accidentadas zonas bajas de la región de Sigchos ubicadas seis horas en auto al suroeste de la capital de Ecuador, Quito.
Aunque todavía es demasiado temprano para confirmar la teoría de Estupiñán, este descubrimiento podría arrojar luz sobre el tumultuoso período histórico que marcó el comienzo de la era colonial española en América.
En su apogeo, al comienzo del siglo XVI, el imperio inca cubría la mayor parte de los Andes, desde el sur de Colombia hasta el centro de Chile y partes de Argentina.
Los emperadores incas eran momificados porque se creía que sus poderes se quedaban en sus cuerpos que pasaban a ser vigilados por guardias y familiares.
Atahualpa gobernó desde Quito durante una guerra civil contra su hermano, quien estaba basado en Cusco, la sede del imperio inca.
Poco después de derrotar a su hermano, Atahualpa fue capturado por las tropas españolas comandadas por Francisco Pizarro.
Se cree que Atahualpa ofreció llenar una habitación grande con oro y plata a cambio de su vida. La oferta no resultó y fue ejecutado en 1533.
Fin de una era
El imperio inca comenzó a desintegrarse después de su muerte y sólo algunos focos de resistencia quedaron contra los conquistadores españoles.
Tanto arqueólogos como historiadores se han preguntado si su cadáver fue enterrado en Cajamarca, la ciudad norteña de Perú donde murió. Ninguna tumba fue encontrada.
Sin embargo según Estupiñán, una investigadora que trabaja para el Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA), los textos históricos contienen pistas que indican que la sepultura final del emperador inca fue en un lugar que forma parte actualmente del territorio ecuatoriano.
El trabajo de la historiadora se centró en Rumiñahui, uno de los generales más leales de Atahualpa quien lideró una revuelta contra los conquistadores españoles luego de la muerte del emperador.
Durante su investigación, que se prolongó durante más de una década, Estupiñán encontró evidencias de que la zona de Sigchos en los Andes ecuatorianos se convirtió en la base para Rumiñahui y sus hombres.
Estupiñán comenzó a buscar locaciones cuyos nombre se conectaban con rituales sagrados y en 2004 se encontró con una pequeña granja llamada Malqui, una palabra que significa "momia" en Quechua, el idioma hablado por los incas.
Las paredes de piedra pulida y un canal subterráneo de agua reflejaron el origen inca del lugar.
Seis años más tarde, la investigadora encabezó una nueva expedición a 4 km de Malqui.
"Cuando llegamos aquí no lo podía cree", señaló Estupiñán durante una reciente visita al lugar, conocido como Machay (que en Quechua significa sepultura).
Un recinto en forma de trapecio, que lleva a unas habitaciones rectangulares que fueron construidas con piedra pulida, hizo pensar a Estupiñán que había llegado a un monumento inca. La presencia de canales de agua subterráneos en forma de trapecio sirvió de confirmación.
"Comencé a correr dando vueltas", señaló. "Fue muy emocionante".
Estupiñán considera que Malqui y Machay fueron parte de un asentamiento inca estructurado para esconder de los conquistadores españoles la momia de Atahaualpa y sus posesiones, que siguiendo la tradición se enterraban con el emperador.
Machay está alineado con otros lugares sagrados incas, tales como la laguna de Quilotoa, y está rodeado por el río Machay. El agua corriente era importante en los lugares sagrados incas.
El sitio está a 1.000 metros por encima del nivel del mar en las zonas bajas subtropicales en las laderas occidentales de Los Andes.
Debido a la humedad es poco probable que los restos de la momia puedan ser encontrados intactos casi 500 años más tarde.
Se espera que los trabajos de excavación comiencen en junio, en parte financiados por el gobierno ecuatoriano que tiene planificado invertir US$97.500 para marcar y proteger el yacimiento.
"Por ahora el gobierno no puede decir si se trata de la tumba de Atahualpa", señaló Joaquín Moscoso del ministerio de Patrimonio.
"Si se confirma la hipótesis de la historiadora, estaríamos ante uno de los descubrimientos más grandes e inusuales de las últimas décadas".
Tesoro "poco probable"
A diferencia de Perú, donde se le pone mucha atención a los sitios incas, tales como el mundialmente reconocido Machu Picchu, las ruinas arqueológicas ecuatorianas atraen a un número limitado de turistas y el gasto del gobierno es limitado.
Hasta ahora un funcionario policial ha sido destacado para proteger a Machay de posibles saqueadores atraídos por la leyenda del tesoro de Atahualpa.
Según Estupiñán, es poco probable que el tesoro sea encontrado.
"Para los incas el verdadero tesoro era la propia momia", señala.
Estupiñán también subraya que se le debería prestar más atención en la conservación del yacimiento.
Las fotos de Machay de los años sesenta muestran un claro deterioro en varias paredes.
El lugar fue utilizado para organizar peleas de gallos y pescar.
Las fuertes lluvias de este año también han tenido su impacto, provocando la destrucción de una parte grande de la pared, dice Estupiñán.
Francisco Moncayo, propietario del sitio de Machay, dice que está esperando que la municipalidad lo ayude a mantener el lugar en orden.
Moncayo señala que mantener el sitio cuesta hasta US$3.000 al año.
Jorge Yarad, uno de los dueños de Malqui, dice que es un honor para él estar en un lugar inca, pero está preocupado por la llegada de saqueadores.
"Es una gran responsabilidad", dice.
Yarad espera que el gobierno pueda comprar el terreno para construir un yacimiento arqueológico que sería reconocido mundialmente.
"Hemos estado durmiendo con la historia", apunta. "Y es sólo ahora que nos estamos despertando".
Momias incas embalsamadas
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Hace cinco siglos estas momias fueron hábilmente embalsamadas y envueltas en fardos para facilitar su conservación y su transporte. Los saqueadores modernos las despojaron de sus envolturas en busca de joyas y oro.
NATIONAL GEOGRAPHIC
Los niños incas sacrificados ritualmente estaban drogados
El cabello de una momia demuestra que las jóvenes víctimas eran consumidoras de coca y alcohol.
Los análisis demuestran que esta niña de trece años, que fue sacrificada, consumió grandes cantidades de coca durante su último año de vida, mientras que solo consumió alcohol durante sus últimas semanas.
29 de julio del 2013
Los niños incas sacrificados ritualmente estaban drogados
Los niños incas sacrificados ritualmente estaban drogados
Las tres momias incas encontradas cerca de la majestuosa cima del volcán Llullaillaco, en Argentina, estaban un estado de conservación tan bueno que nos permitieron ponerle cara al antiguo ritual de la capaccocha, cuyo colofón fue el sacrificio de los niños.
Ahora, los restos de la “Doncella de Llullaillaco”, de trece años, y sus dos compañeros más jóvenes, “El Niño” y la “La niña del rayo”, han permitido concluir que ciertas sustancias estupefacientes estuvieron presentes tanto en su muerte como durante los largos años de rituales y ceremonias que los prepararon para sus últimas horas.
El análisis bioquímico del cabello de la Doncella ha permitido conocer qué comió y bebió durante los dos últimos años de su vida. Estas pruebas concuerdan con los relatos históricos, que mencionan que algunos niños eran seleccionados para participar en ceremonias sagradas ―su cabello las refleja como cambios en el consumo de alimentos, coca y alcohol― cuyo colofón era su sacrificio.
En la religión inca, destacan los autores, la coca y el alcohol podían inducir estados alterados de conciencia que se asociaban con los sagrado, pero es probable que estas sustancias tuvieran también un rol más pragmático: desorientar y sedar a los niños ya en la alta montaña, para que aceptasen con resignación su cruel destino.
Conservación histórica
La Doncella y sus jovencísimos acompañantes, hallados en 1999, se encuentran en un estado de conservación excepcional debido a los hielos que imperan en la zona donde se encontraban, a 6739 metros de altura (un poco por debajo de la cumbre).
“En relación con las momias que conocemos de todo el mundo, pienso que es la mejor conservada de todas”, explica el forense y arqueólogo Andrew Wilson, de la Universidad de Bradford (Reino Unido). “Parece estar dormida”.
Es precisamente este excepcional estado de conservación lo que ha permitido realizar análisis técnicos que, unidos al estado impecable de los tejidos y objetos que se encontraron en las tumbas, permitieron a los expertos recrear lo sucedido en la montaña hace unos quinientos años.
“Supongo que es lo que le da a todo esto un cariz más espeluznante”, añade Wilson. “Esto no es una momia disecada, ni unos huesos. Es una persona, es una niña. Y los datos que hemos generado con nuestro estudio pintan una imagen muy dura de sus últimos meses y años”.
Antes del Último Día
Teniendo en cuenta que el cabello crece aproximadamente un centímetro al mes y no sufre cambios posteriores, las largas trenzas de la doncella contienen una línea temporal de marcadores que son un verdadero registro de su dieta, incluido el consumo de sustancias como la hoja de coca, o la chicha, una bebida fermentada a base de maíz.
Estos marcadores indican que fue seleccionada para el sacrificio un año antes de morir, explica Wilson. Durante ese periodo su vida cambió radicalmente, y aumentó mucho su consumo de hoja de coca y alcohol, que en aquel entonces eran sustancias controladas que no estaban disponibles para el consumo diario. “Sospechamos que la Doncella fue una de las acllas, las elegidas, seleccionadas en la pubertad para vivir alejadas de su grupo familiar y ser educadas por sacerdotisas”, continúa, señalando que esta práctica fue documentada por los cronistas españoles, según los relatos que les contaron los incas.
Un análisis previo de ADN y sustancias químicas, dirigido también por Wilson, analizó cambios en la dieta de la doncella y detectó notables mejoras durante el año previo a su muerte, incluyendo la ingesta de alimentos de la élite como maíz y proteínas animales, tal vez carne de llama. Ahora ha quedado demostrado que su consumo de coca también aumentó de forma importante durante todo el año previo a su muerte, con un gran pico doce meses antes del fallecimiento y otro seis meses antes.
“Estos datos encajan con la posibilidad de que llevase una vida normal, incluso de campesina, hasta ese momento, pero un año antes de su muerte la seleccionaron, la apartaron de dicha existencia y del estilo de vida que conocía, y la trasladaron a una vida nueva”, explica Wilson. “Y ahí vemos un cambio inmenso en lo que respecta al consumo de hoja de coca”.
La Doncella consumió grandes cantidades de coca de forma continua durante su último año de vida, pero el alcohol aparece, curiosamente, solo durante sus últimas semanas.
“Probablemente estemos hablando de las últimas seis u ocho semanas, que indican una existencia muy alterada, no sabemos si lo ingería de buen grado o si la obligaban a beber tal cantidad de alcohol. Sin duda, durante las últimas semanas de su vida entró en una fase nueva, en la que seguramente estas sustancias, la coca y la chicha, se usaron casi para controlarla durante los últimos preparativos del rito de la capac cocha y su sacrificio.”
Es posible que en el día de su muerte, las drogas sirviesen para que la Doncella se mostrase más dócil, quedase aletargada o incluso inconsciente. Esta teoría parece corroborarla la posición relajada y sedente en la que fue encontrada en la tumba, y el hecho de que los objetos que la rodeaban estuviesen intactos, igual que su tocado de plumas. En la boca de la momia se encontraron hojas de coca mascadas.
El estudio detectó que los niños más jóvenes consumieron menos coca y alcohol, tal vez debido a su rango menor dentro del propio ritual, o a su distinta edad y tamaño. “Quizás al ser algo mayor, fue necesario que la Doncella estuviese más sedada”, postula Wilson.
Y aunque en otros restos de rituales capaccocha se han encontrado señales de violencia, como traumatismos craneales, estos niños murieron pacíficamente. “O bien lo tenían todo calculado, habían perfeccionado el mecanismo para llevar a cabo este tipo de sacrificio, o estos niños fueron mucho más pacíficos”, explica Wilson.
Sacrificios con beneplácito estatal
Kelly Knudson, química y arqueóloga de la Arizona State University, no participó en la investigación, pero explica que este emocionante estudio demuestra que la ciencia arqueológica puede ayudarnos a comprender mejor los detalles más íntimos de la vida humana y las antiguas civilizaciones.
“Detectar un aumento del consumo de alcohol y hoja de coca es muy interesante, tanto por lo que nos dice sobre los sacrificados en la capaccocha y su vida anterior, como por lo que nos cuenta sobre la coacción y el control en la época inca”, concluye Knudson.
El sistema de control que llevó a esos niños hasta una cumbre recóndita a una altitud extrema lleva el sello de un apoyo estatal al más alto nivel, según los autores del estudio, y pudo darse en el marco de la expansión militar y política del imperio de Cuzco, que tuvo lugar justo antes de la llegada de los españoles.
“El apoyo logístico que se necesita incluso hoy en día para trabajar a esa altitud es inmenso ―explica Wilson― y estamos hablando de pruebas que apuntan al apoyo más alto posible, a nivel imperial. Hay objetos y ropajes que son de la élite, y productos refinados provenientes de los cuatro puntos cardinales del imperio inca”.
Entre estos objetos hay figuras hechas con conchas del molusco Spondylus, traídas desde la costa, y tocados de plumas de la cuenca del Amazonas. Las estatuas bien talladas de oro y plata, adornadas con ropa en miniatura bellamente tejida, estaban solo al alcance de las capas más altas de la sociedad. “Creo que todo el conjunto representa su estatus, y también el simbolismo de que esto se realizó con la autorización del nivel más alto”, añade. Wilson y los demás autores del estudio sugieren que estos sacrificios pudieron haber sido un método muy estratificado para ejercer el dominio social sobre amplias zonas de territorios conquistados.
(Un estudio del año pasado publicado en PloS ONE demostró que la Doncella sufría una infección pulmonar cuando fue sacrificada.)
Las pruebas corroboran las crónicas de los españoles
Johan Reinhard, Explorador Residente de la National Geographic Society, descubrió las momias en 1999 junto a su colega Constanza Ceruti, de la Universidad Católica de Salta (Argentina).
Reinhard, coautor del nuevo estudio, explica que le interesa especialmente contrastar los nuevos hallazgos con lo que narran los antiguos cronistas sobre esta clase de ceremonias, concretamente los primeros exploradores españoles en el Nuevo Mundo. “Describen cómo se desarrollaban estas ceremonias, pero no eran testimonios de primera mano, ningún español presenció una en persona ―aclara Reinhard―, sino que dependían de lo que les contaban los incas sobre lo que sucedía”.
(A mediados del siglo XVI, por ejemplo, Juan de Betanzos describió sacrificios generalizados de niños, de hasta mil individuos, en base al testimonio de su mujer, que antes había estado casada nada más y nada menos que con el emperador inca Atahualpa).
Ahora parece que los datos encajan con los hechos que describen las crónicas, según explica Reinhard: “De pronto tenemos una imagen que representa muy bien lo que vivieron. Cada vez les prestaban más atención, ofreciéndoles mejores alimentos y coca, que se usaba en las ceremonias y no era algo muy común. Esta atención extra dedicada a los niños se describe exactamente en las crónicas”.
Por ejemplo, no es sorprendente que se detecte un aumento del consumo de coca durante el año previo al sacrificio de los niños elegidos, como la Doncella, porque ya se narraba en las crónicas.
“Describen peregrinajes hacia Cuzco y una serie de ceremonias durante las cuales esos niños eran enviados de un lugar a otro en un largo peregrinaje. Creo que también es interesante que haya un periodo de seis meses asociado a esos picos en el consumo de coca. Podrían ser seis meses en relación a otras cosa, pero una posible hipótesis es que esto corrobora las crónicas históricas que cuentan que algunas de esas vírgenes del sol eran trasladadas para participar en ceremonias del solsticio durante el año anterior a su sacrificio”.
Hoy las momias reposan en el Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM) de Salta, Argentina. Wilson añade que el hecho de que sus restos puedan corroborar hasta tal punto los datos de los registros históricos y arqueológicos es emocionante, pero también es escalofriante que los niños sigan siendo tan claramente humanos incluso muertos.
“Para mí es casi como si los niños fuesen capaces de contactar con nosotros y contarnos su historia. El cabello, especialmente, es algo tan personal, y aquí nos proporciona pruebas convincentes y nos cuenta una historia muy personal incluso después de cinco siglos”.
El estudio se publicó el 29 de julio en la revista PNAS Early Edition.
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achuteguiayabaca@gmail.com
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