Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., Roma, siempre fue un imperio que se mantuvo en guerra, como única opción de mantener su poderío militar de sojuzgación a los pueblos que limitaban territorialmente.
Sin embargo, también predominaba en Roma, las prácticas de adoración y cultos a los dioses, destacando una costumbre llamada: Los Bacanales, quienes practicaban culto al dios Baco, cuyos adeptos unidos y sometidos en la promoscuidad con prácticas de homosexualidad, sodomía sin control para entrar al éxtasis místico...
NATIONAL GEOGRAPHIC .- narra : "Resulta muy complejo determinar hasta qué punto eran ciertas las
informaciones que transmite Tito Livio sobre las prácticas de magia,
crímenes rituales, sexo mixto y sodomía en estas ceremonias báquicas. La información sobre los ritos mistéricos, por su propia naturaleza, es escasa, y las declaraciones atribuidas a Híspala podrían haber sido un montaje para justificar la persecución.
Hay motivos para sospechar que la persecución contra las bacanales fue una reacción de los sectores dominantes contra las alteraciones producidas en Roma en los últimos treinta años como consecuencia de las guerras contra Aníbal.
En efecto, un factor que abrió la puerta a los cultos extranjeros fue
el terror provocado por las sucesivas derrotas ante Cartago. Masas de
población rural que huían de los cartagineses se habían refugiado en
Roma y la plebe se había tornado una masa heterogénea que bullía; no
es casual que el culto a Baco prendiera en territorio plebeyo, el
Aventino, en el bosque de Estímula, situado a los pies de la colina....."
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/bacanales-el-escandalo-que-sacudio-la-republica_7272
En 186 a.C., las autoridades de Roma lanzaron una brutal persecución contra los adeptos del dios Baco, acusándolos de cometer actos inmorales y de brujería durante sus ritos nocturnos
La procesión de los fieles
Procesión báquica, con ménades danzantes y músicos, recreada de forma un tanto imaginativa por Alma-Tadema en este óleo de 1889.
Bridgeman / Index
Una ceremonia de iniciación
Los ritos de Baco estaban
protagonizados por bacantes o ménades, mujeres que vagaban por el bosque
tocando panderos, flautas y címbalos mientras se servían del vino, el
símbolo de Baco, para entrar en éxtasis místico. Este relieve del siglo
II d.C., hallado en Roma, evoca una ceremonia de iniciación en el culto.
ALBUM
El dios Baco en las provincias
El templo de Baco en Baalbek
(Líbano), erigido en el siglo II, muestra que el culto mistérico se
difundió por todos los rincones del Imperio.
Hans P. Szyszka / age fotostock
06 de octubre de 2016, 12:42
Bacanales, el escándalo que sacudió la República
Cuando Ebucio se acercó a la mayoría de edad, el conflicto familiar
por una tutela irresponsable parecía inevitable. Fue entonces cuando la
madre, para cumplir la promesa que había hecho a Baco cuando su hijo había estado enfermo, pensó en iniciarlo en el culto a esta divinidad, una práctica religiosa muy popular en esos años.
Entró entonces en escena una liberta llamada Híspala Fecenia.
Su nombre podría indicar que era de origen hispano, más concretamente
de Hispalis (Sevilla), y sin duda era una cortesana de cierta reputación
que había seguido ejerciendo su oficio incluso después de adquirir la
libertad a la muerte de su dueño. Ebucio e Híspala se hicieron amantes, y su relación fue tan lejos que ella lo nombró su único heredero. Pero
cuando el joven le dijo que se ausentaría durante unas noches para
iniciarse en el culto a Baco por deseo expreso de su madre, Híspala se
desesperó.
Para convencerlo de que desistiera le reveló que, siendo esclava,
había sido iniciada en el culto por su dueña y sabía que entrañaba toda
suerte de bajezas morales. Le aseguró que la única intención de sus
padres era buscar su ruina y quedarse con sus bienes. Cuando, persuadido
por su amante, el joven volvió a casa y comunicó a sus padres que no participaría en las bacanales, éstos lo echaron. Ebucio se refugió en casa de su tía paterna, una respetable anciana llamada Ebucia, que le aconsejó denunciar el caso al cónsul Espurio Postumio Albino.
Un culto bajo sospecha
La liberta contó que antiguamente el culto de Baco estuvo reservado a
las mujeres, que se reunían tres días al año. Pero Pacula Annia, una
sacerdotisa de Campania, introdujo varias reformas bajo
inspiración divina: habría sido la primera en iniciar a hombres, a sus
propios hijos, y habría multiplicado las ceremonias, que habrían pasado a
cinco por mes y se celebraban por la noche. "Desde que los ritos eran promiscuos y se mezclaban hombres y mujeres
–resume Tito Livio–, no había delito ni inmoralidad que no se hubiera
perpetrado allí; eran más numerosas las prácticas vergonzosas entre
hombres que entre hombres y mujeres.
Los reacios a someterse al ultraje eran inmolados como víctimas.
Los hombres, como posesos, hacían vaticinios entre frenéticas
contorsiones corporales; las matronas, ataviadas como bacantes, con el
cabello suelto, corrían hasta el Tíber con antorchas encendidas y las
sacaban del agua con las llamas intactas porque contenían azufre vivo y
cal. Era una multitud muy numerosa, y entre ellos algunos hombres y
mujeres de la nobleza". Se captaba sólo a los menores de veinte años, los "más permeables al engaño y la corrupción".
Se cifró en unos siete mil el número de implicados en Roma. La persecución fue implacable y se convirtió en un caza de burjas
Postumio decidió intervenir de inmediato. Expuso primero el
caso ante el Senado, agitando los fantasmas de la juventud ultrajada y
de las matronas desinhibidas y emancipadas, y los senadores,
"presa del pánico", aprobaron un senadoconsulto (decreto) sobre la
materia. El propio Postumio anunció las medidas ante la asamblea de los
ciudadanos romanos. Denunció la "impía conjura" de los adeptos a
esos "cultos extranjeros", "hombres enteramente afeminados, corrompidos
y corruptores, embrutecidos por las vigilias, el vino, el
ruido y los gritos nocturnos". Se cifró en unos siete mil el número de
implicados en Roma. La persecución, por ello, fue implacable y se
convirtió en una caza de brujas, la primera conocida en la historia de
Europa.
Una sociedad convulsa
Se ofrecieron recompensas a quienes delataran a los adeptos; Ebucio e Híspala recibieron cada uno cien mil ases de bronce.
Los sospechosos fueron citados y, si no acudían, eran considerados en
rebeldía. Todos los que hubieran profanado sus cuerpos eran reos de pena
capital. Las mujeres eran entregadas a sus familias para que las eliminaran discretamente, dentro de casa, en el seno familiar.
Resulta muy complejo determinar hasta qué punto eran ciertas las
informaciones que transmite Tito Livio sobre las prácticas de magia,
crímenes rituales, sexo mixto y sodomía en estas ceremonias báquicas. La información sobre los ritos mistéricos, por su propia naturaleza, es escasa, y las declaraciones atribuidas a Híspala podrían haber sido un montaje para justificar la persecución.
Hay motivos para sospechar que la persecución contra las bacanales fue una reacción de los sectores dominantes contra las alteraciones producidas en Roma en los últimos treinta años como consecuencia de las guerras contra Aníbal.
En efecto, un factor que abrió la puerta a los cultos extranjeros fue
el terror provocado por las sucesivas derrotas ante Cartago. Masas de
población rural que huían de los cartagineses se habían refugiado en
Roma y la plebe se había tornado una masa heterogénea que bullía; no
es casual que el culto a Baco prendiera en territorio plebeyo, el
Aventino, en el bosque de Estímula, situado a los pies de la colina.
Durante las guerras las mujeres habían aprendido a actuar con independencia, administrar sus bienes y a ejercer la autoridad sobre los hijos
También debe tenerse en cuenta otra cuestión: el papel de la mujer en la sociedad romana.
En los años de guerra, las mujeres, mientras sus maridos combatían o al
quedar viudas, aprendieron a actuar con independencia, a administrar
sus bienes y a ejercer la autoridad sobre los hijos, como hizo la madre
de Ebucio. Se atrevieron incluso a reclamar sus derechos: en 195
a.C. se manifestaron para conseguir que se derogara la ley Opia, que
restringía la indumentaria, las joyas y los carruajes que las
mujeres romanas podían mostrar en público; lograron su objetivo, pese a
la oposición de Catón el Viejo y de los tradicionalistas.
Fantasmas masculinos
El escándalo de las bacanales del año 186 a.C. se explica, de
este modo, como un intento de restablecer de nuevo el viejo orden
romano. Las influencias extranjeras, especialmente griegas, se
vieron proscritas. La represión golpeó con fuerza sobre todo la mitad
sur de Italia, tierras donde el culto báquico había arraigado con fuerza
y que habían desempeñado un rol ambiguo o procartaginés durante los
años críticos de la guerra. Los ritos del pueblo quedaron bajo la estrecha vigilancia de las autoridades.
El horror ante las supuestas prácticas homosexuales en las
bacanales manifestaba la voluntad de reafirmar los tradicionales valores
de virilidad y espíritu marcial de los romanos. Y las mujeres
quedaron de nuevo totalmente sometidas a la autoridad patriarcal del
pater familias, al que se invitaba incluso a ejecutar en secreto a las
hijas culpables.
Para saber más
Historia de Roma. Tito Livio. Libros XXXVI-XL. Gredos, Madrid, 2001.
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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