domingo, 19 de julio de 2020

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo DLXVI.- El bandolero Rogelio Campos, inesperadamente se enfrentó a dos enemigos suyos, que lo siguieron hasta la casa de Amalia "Ojos verdes"...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; el bandolero Rogelio Campos, después de llegar a la casa de Amalia "Ojos verdes" arriando la yunta de bueyes, ella se alarmó al verlo con la ropa manchada de sangre y le preguntó el motivo de ese estado; él le respondió que se enfrentó a dos perseguidores y ellos murieron en la pelea y que tiene que regresar para darles sepultura.....


Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.


Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Entonces, Amalia "Ojos verdes" logró armonía en sus bellos ojos al escuchar las explicaciones de su amante Rogelio Campos; y le dijo:
--- Don Rogelio, los muertos pueden esperar, llevaré a la yunta de bueyes al potrero y luego almorzaremos.
Rogelio Campos, accedió a lo pedido por Amalia y él se ofreció llevar los toros al pasto, ella se fue a la cocina a servir la comida.
Luego, que Rogelio regresó, encontró en la mesa de la cocina con mates llenos de comida, era una sopa de mote con frejoles y cuero de chancho que su aroma lo expandía con exquisitez y el segundo plato era de  yucas sancochadas con carne asada de chancho y un jarro de limonada para asentar el almuerzo.
Ambos personajes se sirvieron el almuerzo y al terminar, ellos sintieron que alguien había llegado a la casa por que se escuchaban pasos en el patio delantero.
Por lo que Rogelio, presumiendo que algún enemigo había llegado para atacarlos, desenvainó su chaveta, y en voz muy baja le dijo a Amalia:
--- Doña Amalia, alguien está afuera, no sabemos si son amigos o enemigos, usted tome la chaveta y vamos a ver quienes son...
Amalia y Rogelio, abandonaron la cocina y caminaron muy despacio y en punta de pies, ellos avanzaron hasta la sala, observaron que no había nadie allí, y se aproximaron a la puerta de salida al corredor del patio delantero, sin hacer ruido avanzaron, justo cuando estaba Rogelio a la altura de la puerta; alguien desde afuera se abalanzó contra él y como tenía su chaveta erguida en la mano derecha, esta arma se incrustó  y ensartó el cuerpo del atacante que fue directo al estómago comprometiendo el hígado....
El atacante, dando un alarido, cayó pesadamente al suelo, y apareció el segundo atacante desconocido quien también armado con chaveta sorprendió a Rogelio Campos y lo tiró al piso cayendo de espaldas, justo momento que Amalia "Ojos verdes" atacó al desconocido por la espalda clavándole su chaveta al pulmón derecho, que el infeliz no pudo resistir y cayó boca abajo y el aire de sus pulmones comenzó a salir por la herida mezclada con sangre y entró en asfixia tosiendo sin control.
Rogelio, ya se había reincorporado y viendo el atacante a medio morir, solamente él lo remató clavándole su chaveta al pulmón izquierdo, ambos cadáveres quedaron tirados sobre la sala.
Amalia "Ojos verdes", quien no estaba acostumbrada a observar muertos y siendo ella quien también ayudó a matar, soltó el llanto por el espanto que sentía, nunca su casa había sido asaltada, era la primera vez que ella se sentía aterrada y seguía llorando sin consuelo, hasta que Rogelio se acercó a ella consolándola y le dijo:
-- Doña Amalia, cálmese, ya todo terminó, sólo fueron dos asaltantes, y los matamos, yo estoy para protegerla y usted lo hizo bien en atacar al asaltante y me salvó la vida; así suceden las cosas sin pensar; no sabemos quienes son estos hombres, ahora hay doble trabajo, tendremos que enterrarlos en el campo y por la noche iré al callejón para sepultar a los otros finados.
Amalia, ya repuesta del espanto que sintió y dejando de llorar, le contestó:
--- Don Rogelio, creo que estos asaltantes nos han seguido desde las lejanías azules, seguro que también querían los toros.
Rogelio Campos, con mucha experiencia en estas lides, pero hoy estaba desconcertado, él no se explicaba de como llegaron los asaltantes hasta la casa, se puso a pensar que tal vez eran parte de los otros dos que murieron en el callejón y que se quedaron atrás y se atrevieron a seguirlos hasta la casa al ver a sus compañeros muertos.
En realidad los asaltantes en apariencia desconocidos no eran de las lejanías azules, sino unos antiguos enemigos de Rogelio Campos, quien todavía no los había reconocido por que ambos cadáveres estaban boca abajo, y justo en este momento, el bandolero cogió a uno de ellos desde los brazos por la espalda y lo levantó para sacarlo de  la sala y al hacerlo y tirarlo en el patio con toda la luz de El Sol, casi grita al cielo al reconocer que era el caporal de una hacienda ecuatoriana que distaba unos tres días de caminata, no dijo nada y controlando sus nervios, entró a la sala por el segundo, hizo lo mismo levantándolo por la espalda y lo sacó y lo tiró encima de otro cadáver boca arriba...
Rogelio Campos, al reconocer a éste, que también era su enemigo, como un pleitista, con quien se batió varias veces y siempre quedaron empatados, pero había una interrogante: ¿Cómo se unieron los dos individuos? Sino no eran amigos, ni vecinos y con diferente nacionalidad, aparentemente no había motivo para estar juntos.
Reconstruyendo los hechos; si hubo y nació una relación de amistad, por que el caporal de la hacienda que fue asaltada por el bandolero Rogelio Campos; que logró robar una talega llena de libras esterlinas de oro, y no fueron del hacendado, sino del caporal, quien juró venganza y salió a la ciudad ya en el Perú, para averiguar sobre el paradero del bandolero peruano..
Ya en la ciudad el caporal al entrar a una cantina pidió un trago, que lo hizo en el momento que otro individuo hacía lo mismo, que si conocía Rogelio y se sentaron juntos y conversaron de todo, al finalizar los tragos ya ebrios; el caporal le hizo conocer, que él había venido al Perú en búsqueda del bandolero Rogelio Campos y quería ajustar cuentas contra él; justo que el otro que si lo conocía, le respondió:
--- Amigo ecuatoriano, usted se ha juntado con un enemigo acérrimo del bandolero, yo también tengo cuentas pendientes contra él, pero no está en la ciudad, hace tres días al inicio de la Festividad Religiosa se batió contra 04 chivos y a todos los venció, luego se fue con una mujer muy hermosa, que se llama doña Amalia,y le dicen "Ojos verdes" pero no sabía donde vivían, pregunté y me dieron la ruta, está usted invitado, si gusta en este mismo momento los seguimos hasta su casa.
El ecuatoriano se emocionó, al haber descubierto el paradero del bandolero y por su puesto aceptó y se unieron los dos flamantes amigos gracias a los tragos, ellos salieron al siguiente día de la Ciudad en busca de Rogelio Campos, lo hicieron a pie, para enderezar caminos por senderos rápidos.
Seguramente caminaron un día completo y llegaron a la casa de Amalia, que coincidía con el regreso de ella y su amante Rogelio Campos.
Rogelio Campos, se cuidó mucho en esconder su sorpresa que los muertos eran sus enemigos, él pidió a Amalia una barreta y palanas y autorización del campo donde se enterrarán a los muertos.
Amalia, le invitó a Rogelio, ir al depósito de la casa, y allí encontró las herramientas que necesitaba, con ellas se fue al campo donde cavó y sepultó a los muertos, pero quedaba pendiente los otros muertos del callejón, pero como ya anocheció y era muy oscura la noche, por lo que decidió hacerlo el día siguiente.
Amalia, se fue al potrero donde estaba su yunta de bueyes que los recuperó de las lejanías azules, llamó a los toros por su nombre y los animales dejaban de comer pasto y levantaban la cabeza, tal como lo hacían para ponerles el yugo, era una amistad muy armoniosa entre la ama y los animales..................
Continuaremos..................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
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