Kary Banks Mullis fue un personaje excéntrico, cuyas polémicas actitudes y opiniones le generaron tanto admiradores como detractores. El propio relato sobre cómo hizo el descubrimiento que cambiaría la forma de entender la genómica es una buena prueba de ello. Premiado en 1993 con el Premio Nobel, Mullis llegó a negar el cambio climático y el origen del VIH.
En poco más de medio año, la pandemia causada por el coronavirus SARS-CoV-2 en todo el planeta ha provocado que un término desconocido hasta ahora, y exclusivo de la jerga científica, la conocida como prueba PCR (por sus siglas en inglés) o técnica de reacción en cadena de la polimerasa (la polimerasa es una enzima capaz de transcribir o replicar ácidos nucleicos, que resultan cruciales en la división celular y en la transcripción del ADN), se haya convertido en una palabra de uso común en nuestras conversaciones diarias. Sin embargo, lo que la mayoría de las personas desconoce es que detrás de estas siglas se oculta la apasionante historia del estadounidense Kary Banks Mullis, nacido el 28 de diciembre de 1944, que, lejos de ser el estereotipo del científico serio y reflexivo, fue un hombre provisto de una inquieta personalidad llena de múltiples facetas: escritor, surfista... e incluso una vez pasó de la ciencia a dirigir una panadería.
PADRE DE LA GENÓMICA
Graduado en química en la Universidad de Georgia Tech en 1966 y con un doctorado en 1973 por la Universidad de California en Berkeley, a los 24 años Mullis publicó un artículo en la revista Nature titulado Significado cosmológico de la inversión del tiempo, lo que revela su curiosidad científica más allá de su área de especialización. A pesar de que Mullis se convirtió en un destacado representante de la comunidad científica, también se vio envuelto en algún que otro altercado. Siendo jefe del laboratorio de síntesis de ADN en Cetus Corporation, una de las primeras empresas de biotecnología de la época en California, Mullis se ganó la fama de tener un comportamiento errático (parece ser que una vez llegó a amenazar con llevar un arma al trabajo). También se vio involucrado en algunas peleas con su entonces novia, que a la vez era una compañera de trabajo, y casi llegó a las manos con otro compañero en una fiesta de empresa.
EL CONTROVERTIDO BIOQUÍMICO NORTEAMERICANO KARY MULLIS FUE EL RESPONSABLE DE CREAR LO QUE HASTA HACE POCO TIEMPO PRÁCTICAMENTE NADIE CONOCÍA: LA PCR. GANADOR DE UN PREMIO NOBEL, SU TRAYECTORIA PROFESIONAL ESTÁ REPLETA DE EXCENTRICIDADES.
Siendo jefe del laboratorio de síntesis de ADN en Cetus Corporation, una de las primeras empresas de biotecnología de la época en California, Mullis se granjeó la fama de tener un comportamiento errático.
Fue precisamente en 1983, mientras trabajaba en Cetus Corporation, cuando Mullis concibió la técnica de la PCR. Como contaría él mismo años más tarde, la idea le vino a la mente mientras conducía una noche junto a su novia por las montañas del norte de California. En principio, la idea de fabricar millones de copias de un fragmento de ADN de forma rápida y sencilla era simple y tenía un inmenso potencial. Pero los obstáculos técnicos para conseguirlo eran numerosos; se tenía que dar con la clave. Y Mullis la encontró: emplear polimerasas termoestables (Taq) a elevadas temperaturas para hacer copias de ADN. Fueron dos compañeros de Mullis, Susanne Stoffel y David H. Gelfand, quienes finalmente lograron aislar el ADN de la llamada polimerasa Taq en el otoño de 1985. La polimerasa termoestable, denominada polimerasa Taq, proviene de la bacteria Thermus aquaticus, descubierta por el microbiólogo Thomas Brock, de ahí su nombre. Asimismo, los experimentos realizados por otro científico llamado Randy Saiki demostrarían que la polimerasa Taq era ideal para llevar a buen término el proceso de PCR, porque podía soportar temperaturas muy altas, a diferencia de otras polimerasas de las que se disponía en ese momento. En 1989, el proceso de PCR y la enzima ADN polimerasa fueron nombrados por la revista Science como "Molécula del año". Sin la técnica por la que Mullis ganó el el Premio Nobel de Química en 1993, la genómica sencillamente no existiría.
LA REACCIÓN EN CADENA DE LA POLYMERASA IDEADA POR MULLIS PERMITE AMPLIAR SECUENCIAS DE ADN GRACIAS A LO CUAL SE PUEDEN IDENTIFICAR CON MUCHA MÁS FACILIDAD LA PRESENCIA DE VIRUS Y BACTERIAS. ESTE HITO SUPUSO UN ANTES Y UN DESPUÉS EN LA BIOLOGÍA.
PSICOTRÓPICO Y CONSPIRANOICO
Kary Banks Mullis fue un personaje de lo más excéntrico, y no por ser el típico californiano que practicaba surf o por haberse casado cuatro veces. Tampoco por consumir grandes cantidades de psicotrópicos, o incluso sintetizarlos aprovechando sus conocimientos de química. Ni tampoco por haber fundado una empresa llamada Stargene, cuya finalidad era la de vender joyas con ADN ampliado de famosos como Marilyn Monroe, Elvis Presley, James Dean o incluso de George Washington. Su mayor excentricidad se puso de manifiesto cuando el propio Mullis relató cómo su abuelo recién fallecido se le había aparecido en 1986. Y no fue una vez, sino varias y en todas ellas al parecer compartieron unas cervezas en el porche de su casa charlando sobre la vida en California. Aunque realmente son pocos los que afirman haber tenido un encuentro en el bosque con un mapache alienígena luminoso, Mullis afirmó haber vivido aquella experiencia y aseguró que en aquella época no consumía LSD.
Su mayor excentricidad se manifestó de forma más palpable cuando el propio Mullis relató cómo su abuelo recién fallecido se le había aparecido en 1986. Y no fue una vez sino varias y en todas ellas compartieron unas cervezas.
Kary Banks Mullis también fue un ferviente defensor de las teorías conspiranoicas. Negó la existencia del cambio climático y del agujero en la capa de ozono, llegando a decir que se trataba de campañas mediáticas cuyo objetivo era favorecer a determinados gobiernos, científicos y grandes multinacionales. Por si esto fuera poco, en diversas ocasiones Mullis reconoció ser un ferviente detractor del VIH/SIDA, afirmando que el VIH y el sida no existen, que no se ha demostrado que el VIH provoque el SIDA y que son inventos de las farmacéuticas y de científicos sin escrúpulos. Realizó declaraciones tan polémicas como ésta: "La ciencia está siendo practicada por personas cuyos pagos dependen de lo que van a descubrir".
SURFISTA AFICIONADO, MULLIS VIVIÓ GRAN PARTE DE SU VIDA EN UN APARTAMENTO FRENTE A LAS PLAYAS DE CALIFORNIA. EN UNA OCASIÓN LLEGÓ A PREGUNTARSE "¿HUBIERA SIDO CAPAZ DE INVENTAR LA PCR SI NO HUBIERA ESTADO CONSUMIENDO LSD?"
PROVOCATIVO HASTA EL FINAL
En 1998, Mullis publicó su autobiografía en un libro llamado Dancing Naked in the Mind Field (Bailando desnudo en el campo de la mente), donde hace alarde de su carácter provocador y de su posición tan alejada del "tremendo conservadurismo del mundo de la ciencia". En ella cuenta como su mentor en Berkeley, Joe Neilands, le confesó que estaba seguro de que su descubrimiento le llevaría a ganar un Premio Nobel siempre y cuando se mantuviera alejado de los escándalos, algo que no pareció convencerlo mucho: "Los dos sabíamos que no me callaría", escribió en su autobiografía. En el año 2002, en una charla, Kary Banks Mullis recordó que su forma excéntrica de ver el mundo fue lo que le permitió crear la PCR, y que "si hubiera hecho caso a sus amigos biólogos moleculares la habría abandonado por imposible".
En el año 2002 en una charla, Kary Banks Mullis recordó que su forma excéntrica de ver el mundo fue lo que le permitió crear la PCR.
El 7 de agosto de 2019, Kary Banks Mullis moría en su residencia de Newport Beach, California, a consecuencia de una neumonía. Para la posteridad quedará el relato de la forma tan peculiar en que concibió su invento: "Emocionado, comencé a calcular potencias de dos en mi cabeza: 2, 4, 8, 16, 32. Recordé vagamente que dos elevado a diez era aproximadamente mil y que, por tanto, dos a la veinte era alrededor de un millón. Detuve el coche en un desvío sobre el valle de Anderson. Saqué lápiz y papel de la guantera. Necesitaba comprobar mis cálculos. Jennifer, mi soñolienta pasajera, protestó aturdida por la parada y la luz, pero exclamé que había descubierto algo fantástico. Mi mente regresó al laboratorio. Las cadenas de ADN se enrollaron y flotaron. Espeluznantes imágenes azules y rosas de moléculas eléctricas se inyectaron en algún lugar entre la carretera y mis ojos […]. No dormí esa noche. A la mañana siguiente había diagramas de reacciones de PCR por todas partes".
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