Los cabezazos entre los machos pudieron contribuir al alargamiento de los cuellos, según un nuevo estudio basado en el análisis de los restos de un fósil de hace unos 17 millones de años.
El largo cuello de las jirafas
El motivo por el que las jirafas tienen un cuello tan largo sigue siendo un misterio. La teoría más aceptada es que estos animales evolucionaron para alcanzar las hojas de los árboles. Ahora un nuevo estudio apunta a una nueva causa: las luchas entre machos que compiten por las hembras.
03 de junio de 2022, 19:50 | Actualizado a
La interminable discusión sobre el origen del largo cuello de las jirafas podría quedar resuelta definitivamente, según los resultados de un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Science. Esta discusión es tan antigua como las primeras teorías de la evolución de las especies, y es que fue Charles Darwin uno de los primeros en teorizar sobre ello. Para el autor del El Origen de las Especies, se trata de una ventaja evolutiva que respondería a la teoría de la selección natural. A lo largo del tiempo adquirieron fuerza otras hipótesis, como la de Jean-Baptsite Lamarck, quien sostenía que esos largos cuellos eran el resultado de sus hábitos alimentarios: estos animales se estiraban para alcanzar el follaje de los árboles al que no llegaban los otros herbívoros. Ahora, el hallazgo del fósil de un pariente cercano a las jirafas modernas (G. camelopardalis), aporta una nueva teoría: la de la selección sexual. Al parecer, los cuellos se alargaron cuando los machos se daban, literalmente, cabezazos entre ellos mientras competían por las hembras.
Cuando el paleontólogo Jin Meng descubrió un extraño cráneo en la extensión de la cuenca de Junggar, en el norte de China, en 1996, tuvo inmediatamente una corazonada sobre qué uso podría tener aquella pieza. Aquel cráneo era robusto y de gran tamaño, con una placa ósea alrededor de la zona donde habría estado la frente del animal. Meng descubrió unas cuantas vértebras del cuello que también eran de un tamaño considerable, lo que implicaba que estaban construidas para soportar una tremenda cantidad de fuerza. Lo más probable es que aquella antigua especie fuera una campeona dando golpes con la cabeza.
Un fósil clave en la teoría del cuello de las jirafas
Aquella extraña criatura fue bautizada en su día con el nombre de 怪兽 (guài shou, extraño monstruo en chino). El espécimen tiene hoy un nombre oficial Discokeryx xiezhi. El primer nombre hace referencia a un cuerno en forma de disco. El segundo, a un animal mitológico chino llamado xiezhi 獬豸, un animal parecido a un león que delataba a los culpables de un delito golpeándoles con su largo cuerno situado en el centro de la cabeza. Meng y sus colegas descubrieron que aquel extraño ser de tintes mitológicos había vivido en el norte de la actual China hace unos 16,9 millones de años, pero no era un pariente de los actuales leones, sino de las jirafas, con quien comparte un largo y robusto cuello que evolucionó como consecuencia de la competencia sexual. Según los investigadores, los machos de esta especie se disputaban las parejas sexuales con una fuerza nunca antes vista en el reino animal.
Los científicos se basan en el análisis de los fósiles de un animal que habitó hace unos 17 millones de años en lo que hoy es el norte de China.
Meng y sus colegas utilizaron una serie de pistas para reconstruir la historia de aquella criatura antediluviana. Por ejemplo, analizaron el esmalte de un diente que recuperaron y realizaron tomografías computarizadas de dos cráneos que recuperaron para revelar su estructura interna. Los investigadores también compararon los restos del animal con los fósiles de más de 50 especies que encontraron en la misma zona, la mayoría de las cuales eran ungulados como D. xiezhi. En conjunto, las pruebas indican que D. xiezhi compartía algunas características morfológicas con las jirafas modernas y que probablemente era un herbívoro que se alimentaba de una mezcla de plantas y hierbas.
Alcanzar las hojas más altas
La teoría más aceptada hasta la fecha es que el cuello de las jirafas evolucionó para que estos animales fueran capaces de alcanzar las hojas que se encuentran en las ramas más altas de los árboles.
D. xiezhi no era grande, de hecho es probable que tuviera el tamaño al de una oveja grande. Pero los investigadores descubrieron que la cabeza y el cuello de la especie eran quizás algunos de los más fuertes que haya tenido nunca un mamífero, y quizás también cualquier animal que haya sido documentada. Para hacernos una idea, es casi comparable a Pachycephalosaurus, un dinosaurio especialmente famoso por los golpes que confería con la cabeza.
Los machos de las jirafas modernas también entablan feroces batallas por las hembras a base de cabezazos.
Pero, ¿qué tienen que ver estas antiguas criaturas con las jirafas actuales? Para empezar, habría que dejar claro que D. xiezhi es un jirafoide, pero no un jiráfido. Puede parecer lo mismo pero en realidad significa que no pertenece a la misma familia que las especies actuales, aunque sí que está emparentada con ellas a través de la superfamilia Giraffoidea. Por otra parte, los machos de las jirafas modernas también entablan feroces batallas por las hembras. Ello ha llevado a los investigadores a pensar que la evolución de los característicos cuellos alargados de las actuales jirafas no solo les sirva para alcanzar las ramas más altas, sino que también sean el resultado adaptativo a esas luchas tan feroces. Al parecer, aunque las morfologías del cuello y el cráneo son diferentes, en ambos casos podrían estar relacionados con los combates de cortejo de los machos.
Continúa la intriga sobre el origen de los cuellos largos
La nueva hipótesis, por tanto, no anula la teoría que sostiene que el cuello de las jirafas evolucionó para permitirles alcanzar las ramas más altas de los árboles, sino que la complementa. Los investigadores sostienen que tanto los combates entre machos como la búsqueda de alimento contribuyeron igualmente al desarrollo de esos cuellos tan largos, aunque debieron hacerlo de una manera distinta en cada caso. La selección natural se encargaría de moldear las características físicas en función de las necesidades de cada especie. Pero parece que ambas especies evolucionaron, aunque de forma distinta, a base de golpes.
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