La comunidad científica ha reconocido el valor de las imágenes tomadas por los satélites para mejorar la predicción de los fenómenos volcánicos. Desde hace tiempo se conoce la relación entre la deformación de la corteza terrestre y los terremotos, pero hasta la fecha no se disponía de un modelo capaz de explicar las erupciones volcánicas.
Un equipo de científicos del Reino Unido, de los Estados Unidos y de Etiopía han utilizado el radar embarcado en el satélite Envisat de la ESA para monitorizar la actividad geológica en el entorno del dique formado en el año 2005. Su trabajo consistió en comprobar la relación entre la energía potencial elástica acumulada por la corteza terrestre y la ubicación de los diques más recientes.
Cuando el magma – o lava, como se conoce cuando alcanza la superficie – se desplaza a través de cavidades subterráneas, modifica la morfología de la superficie: unas zonas se elevan, empujadas por el magma subterráneo, y otras se ‘desinflan’ al quedar sobre una cavidad hueca. Estudiando estas deformaciones se puede estimar el nivel de tensión, o energía potencial elástica acumulada por la corteza terrestre.
Aquí en la imagen observamos a : Interferograma de la deformación en el entorno del dique de 2008.
In english: An interferogram showing the deformation associated with a dyke intrusion emplaced in October 2008. The black line shows the location of the rift axis. Scientists from the UK, US and Ethiopia produced the interferogram using ‘Synthetic Aperture Radar Interferometry’ on Envisat ASAR data acquired around a volcanic event in the Afar Desert between 2005 and 2009. The interferograms allowed them to document whether an initial dyke event led to 12 other dykes in the area.
Para medir estos cambios en la corteza terrestre y poder monitorizar su evolución, el equipo de científicos está aplicando técnicas de ‘Interferometría basada en Radar de Apertura Sintética’ (InSAR) para analizar los datos obtenidos por Envisat sobre el primer dique en el periodo entre 2005 y 2009. El resultado son las imágenes que conocemos con el nombre de ‘interferogramas’.
La técnica InSAR consiste en combinar dos o más imágenes radar del mismo lugar para estimar pequeñas variaciones – del orden de unos pocos milímetros – en el desplazamiento vertical del terreno en el periodo comprendido entre la toma de las distintas imágenes.
Al combinar estos interferogramas con datos GPS, el equipo de científicos ha descubierto que los nuevos diques están conectados con el primero.
Según el estudio publicado este mes en la revista Nature Geoscience, la ubicación de los nuevos diques no es aleatoria: nueve de los doce diques secundarios comienzan en zonas que habían sido afectadas por la intrusión magmática de 2005.
Aquí en la imagen observamos a: Vista 3D del dique de 2005.
In English: A 3D view showing of the ground movement which occurred in September 2005 using satellite radar measurements from Envisat data. Over about 3 weeks, the crust on either side of the rift moved apart by as much as 6 metres, with molten rock filling the crack between the plates.
“Conocer el nivel de tensión acumulada por la corteza terrestre no permitirá determinar cuándo ocurrirá la próxima erupción, pero ayudará a estimar en qué zona se producirá”.
Este evento es similar a una secuencia de formación de diques observada en Islandia entre 1975 y 1984, en la región de Krafla, donde los diques contaban con un aporte continuo de magma. Al comparar ambos eventos, se llegó a la conclusión de que se forman nuevos diques hasta que se libera toda la tensión acumulada por la corteza.
“Estos insólitos descubrimientos nos permitirán mejorar la capacidad de predicción de la ubicación de futuras erupciones volcánicas y podría ayudar a las autoridades a planificar la evacuación de la población”, explica el Dr. Tim Wright de la Universidad de Leeds, coautor de la publicación.
“Los pases periódicos del satélite Envisat de la ESA nos han permitido generar una estupenda base de datos, sin la cual no hubiéramos sido capaces de probar la hipótesis de que el nivel de tensión acumulada determina la ubicación de los siguientes afloramientos magmáticos”.
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