Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., el Observatorio Austral Europeo -ESO, nos entrega la información sobre las primeras formaciones de los supermasivos agujeros negros en el temprano Universo de 12,500 millones de años atrás, cuando el Universo era un bebe de unos 870 millones de años de edad.
ESO .- informa : " Una de las preguntas que se han hecho siempre los astrónomos es cómo pudieron los agujeros negros supermasivos crecer tanto y en una etapa tan temprana de la historia del universo. “La
presencia de estos primeros monstruos, con masas de varios miles de
millones de veces la masa de nuestro Sol, es un gran misterio”,
dice Farina, quien también está afiliado al Instituto Max Planck de
Astrofísica de Garching (cerca de Múnich, en Alemania). Esto significa
que los primeros agujeros negros, que podrían haberse formado a partir
del colapso de las primeras estrellas, deben haber crecido muy rápido.
Pero, hasta ahora, no se habían detectado "alimentos para agujeros
negros" —gas y polvo— en cantidades lo suficientemente grandes como para
explicar este rápido crecimiento...."
ESO .- agrega: " Para resolver este misterio, Farina y sus colegas utilizaron el instrumento MUSE, instalado en el Very Large Telescope (VLT) de ESO, en el desierto chileno de Atacama, para estudiar cuásares,
objetos extremadamente brillantes alimentados por agujeros negros
supermasivos que se encuentran en el centro de galaxias masivas. El
trabajo se centró en el estudio de 31 cuásares, vistos como eran hace
más de 12.500 millones de años, en un momento en que el universo todavía
era un bebé y contaba con tan solo unos 870 millones de años de edad.
Esta es una de los sondeos de cuásares más grandes realizado en esta
etapa temprana de la historia del universo....."
https://www.eso.org/public/spain/news/eso1921/
19 de Diciembre de 2019
Utilizando el Very Large Telescope de
ESO, un equipo de astrónomos ha observado reservorios de gas frío
alrededor de algunas de las primeras galaxias del universo. Estos halos
de gas son el alimento perfecto para agujeros negros supermasivos,
situados en el centro de estas galaxias, que ahora se ven como eran hace
más de 12.500 millones de años. Este almacén de alimento podría
explicar cómo estos monstruos cósmicos crecieron tan rápido durante un
período de la historia del universo conocido como el Amanecer Cósmico.
“Ahora podemos demostrar, por primera vez, que las galaxias
primordiales tienen suficiente comida en su entorno para mantener tanto
el crecimiento de agujeros negros supermasivos como la intensa formación
de estrellas”, afirma Emanuele Paolo Farina, del Instituto Max
Planck de Astronomía de Heidelberg, Alemania, quien dirigió la
investigación publicada hoy en la revista The Astrophysical Journal. "Esto
añade una pieza fundamental al rompecabezas que los astrónomos están
armando para describir cómo se formaron las estructuras cósmicas hace
más de doce mil millones de años".
Una de las preguntas que se han hecho siempre los astrónomos es cómo pudieron los agujeros negros supermasivos crecer tanto y en una etapa tan temprana de la historia del universo. “La
presencia de estos primeros monstruos, con masas de varios miles de
millones de veces la masa de nuestro Sol, es un gran misterio”,
dice Farina, quien también está afiliado al Instituto Max Planck de
Astrofísica de Garching (cerca de Múnich, en Alemania). Esto significa
que los primeros agujeros negros, que podrían haberse formado a partir
del colapso de las primeras estrellas, deben haber crecido muy rápido.
Pero, hasta ahora, no se habían detectado "alimentos para agujeros
negros" —gas y polvo— en cantidades lo suficientemente grandes como para
explicar este rápido crecimiento.
Para complicar aún más las cosas, observaciones previas llevadas a cabo con ALMA
(Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), revelaron una gran
cantidad de polvo y gas en estas primeras galaxias que alimentaron la
rápida formación de estrellas. Estas observaciones de ALMA sugirieron
que podría haber pocas sobras para alimentar a un agujero negro.
Para resolver este misterio, Farina y sus colegas utilizaron el instrumento MUSE, instalado en el Very Large Telescope (VLT) de ESO, en el desierto chileno de Atacama, para estudiar cuásares,
objetos extremadamente brillantes alimentados por agujeros negros
supermasivos que se encuentran en el centro de galaxias masivas. El
trabajo se centró en el estudio de 31 cuásares, vistos como eran hace
más de 12.500 millones de años, en un momento en que el universo todavía
era un bebé y contaba con tan solo unos 870 millones de años de edad.
Esta es una de los sondeos de cuásares más grandes realizado en esta
etapa temprana de la historia del universo.
Los astrónomos descubrieron que 12 de los cuásares estudiados estaban
rodeados por enormes reservorios de gas: halos de frío y denso gas de
hidrógeno que se extienden 100.000 años luz desde los agujeros negros
centrales y con miles de millones de veces la masa del Sol. El equipo,
de Alemania, Estados Unidos, Italia y Chile, también descubrió que estos
halos de gas estaban estrechamente unidos a las galaxias,
proporcionando la fuente de alimento perfecta para mantener tanto el
crecimiento de agujeros negros supermasivos como la intensa formación
estelar.
La investigación fue posible gracias a la excelente sensibilidad de MUSE (Multi Unit Spectroscopic Explorer,
explorador espectroscópico multiunidad), instalado en el VLT de ESO,
que, según Farina, fue un "cambio en las reglas del juego" en el estudio
de los cuásares. “En cuestión de unas horas por objeto observado,
pudimos adentrarnos en el entorno de los agujeros negros más masivos y
voraces presentes en el joven universo”, añade. Mientras que los
cuásares son brillantes, los reservorios de gas que hay a su alrededor
son mucho más difíciles de observar. Pero MUSE puede detectar el débil
resplandor del gas de hidrógeno en los halos, permitiendo a los
astrónomos revelar finalmente los alijos de comida que potencian los
agujeros negros supermasivos en el universo primitivo.
En el futuro, el ELT (Extremely Large Telescope)
de ESO, ayudará a los científicos a revelar aún más detalles sobre
galaxias y agujeros negros supermasivos en los primeros dos mil millones
de años después del Big Bang. “Con el poder del ELT, podremos profundizar aún más en el universo primitivo para detectar muchas más nebulosas de gas”, concluye Farina.
Información adicional
Este trabajo de investigación se presenta en un artículo científico que aparece en la revista The Astrophysical Journal.
El equipo está formado por Emanuele Paolo Farina (Instituto Max
Planck de Astronomía [MPIA], Heidelberg, Alemania, e Instituto Max
Planck de Astrofísica [MPA], Garching, cerca de Múnich, Alemania);
Fabrizio Arrigoni-Battaia (MPA); Tiago Costa (MPA); Fabian Walter
(MPIA); Joseph F. Hennawi (MPIA y Departamento de Física, Universidad de
California, Santa Bárbara, EE.UU. [UCSB Physics]); Anna-Christina
Eilers (MPIA); Alyssa B. Drake (MPIA); Roberto Decarli (Observatorio de
Astrofísica y Ciencias Espaciales de Bolonia, Instituto Nacional de
Astrofísica de Italia [INAF], Bolonia, Italia); Thales A. Gutcke (MPA);
Chiara Mazzucchelli (Observatorio Europeo Austral, Vitacura, Chile);
Marcel Neeleman (MPIA); Iskren Georgiev (MPIA); Eduardo Bañados (MPIA);
Frederick B. Davies (UCSB Physics); Xiaohui Fan (Observatorio Steward,
Universidad de Arizona, Tucson, EE.UU. [Steward]); Masafusa Onoue
(MPIA); Jan-Torge Schindler (MPIA); Bram P. Venemans (MPIA); Feige Wang
(UCSB Physics); Jinyi Yang (Steward); Sebastian Rabien (Instituto Max
Planck de Física Extraterrestre, Garching, cerca de Múnich, Alemania); y
Lorenzo Busoni (INAF-Observatorio de Astrofísica de Arcetri, Florencia,
Italia).
ESO es la principal organización astronómica intergubernamental de
Europa y el observatorio astronómico más productivo del mundo. Cuenta
con dieciséis países miembros: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca,
España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Países Bajos, Polonia,
Portugal, Reino Unido, República Checa, Suecia y Suiza, junto con Chile,
país anfitrión, y Australia como aliado estratégico. ESO desarrolla un
ambicioso programa centrado en el diseño, construcción y operación de
poderosas instalaciones de observación terrestres que permiten a los
astrónomos hacer importantes descubrimientos científicos. ESO también
desarrolla un importante papel al promover y organizar la cooperación en
investigación astronómica. ESO opera en Chile tres instalaciones de
observación únicas en el mundo: La Silla, Paranal y Chajnantor. En
Paranal, ESO opera el Very Large Telescope junto con su interferómetro VLTI (Very Large Telescope Interferometer),
el más avanzado del mundo, así como dos telescopios de rastreo: VISTA
(siglas en inglés de Telescopio de Rastreo Óptico e Infrarrojo para
Astronomía), que trabaja en el infrarrojo, y el VST (VLT Survey Telescope, Telescopio
de Rastreo del VLT), que rastrea en luz visible. ESO también es socio
de dos instalaciones en Chajnantor, APEX y ALMA, actualmente el mayor
proyecto astronómico en funcionamiento del mundo. Finalmente, en Cerro
Armazones, cerca de Paranal, ESO está construyendo el ELT (Extremely Large Telescope), de 39 metros, que llegará a ser “el ojo más grande del mundo para mirar el cielo”.
Las traducciones de las notas de prensa de ESO las llevan a cabo
miembros de la Red de Divulgación de la Ciencia de ESO (ESON por sus
siglas en inglés), que incluye a expertos en divulgación y comunicadores
científicos de todos los países miembros de ESO y de otras naciones.
El nodo español de la red ESON está representado por J. Miguel Mas Hesse y Natalia Ruiz Zelmanovitch.
Enlaces
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Emanuele Paolo Farina
Max Planck Institute for Astronomy and Max Planck Institute for Astrophysics
Heidelberg and Garching bei München, Germany
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Esta es una traducción de la nota de prensa de ESO eso1921.
ESO
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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