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sábado, 20 de octubre de 2012

La Casa de la Loma tiene un Fantasma: Caítulo CLXXX.- Los Bandoleros Aurelio y Cristóbal, convencen a las hijas de Melesio regresar a su casa para lograr un compromiso....

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma y como informamos en el capítulo anterior, los bandoleros Aurelio "mata ricos" y Cristóbal "Cristo matón", persistían en su galanteo a las hijas de Melesio que las encontraron en el camino rumbo al Río Calvas, asentados en las faldas del Cerro Usaime; pero Luzmila entendió que ellos se habían puesto de acuerdo para enamorar a las dos hermanas; que por su puesto no era nada malo este acto audaz; aún así las "huambras" tomaron la decisión de hacer "oídos sordos" a los enamoradores y continuaron en su camino cuesta abajo; Aurelio un gran galanteador sintió que se escapaba la "presa" y apeló a su arte de seducción y le dio resultados por que Luzmila aún haciéndose la difícil escuchó su galanteo.
 Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe  con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA" , esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI. Fuente de imagen: Archivos del blog 

Luzmila, en realidad se enamoró a primera vista del bandolero peruano, por que él, era diferente a todos los anteriores pretendientes que había tenido; además, hablaba muy "lindo"(verborrea florida) que le cautivó y como se había criado bajo las costumbres tradicionales no debía ceder muy fácil al primer galanteo y parando su marcha hacia abajo, volteó el cuerpo y viendo a Aurelio, le dijo:
--- Amigo peruano, usted es muy terco, pero le voy hacer caso, vamos a regresar a la casa de mi Papá, con una condición... está dispuesto aceptar?
Aurelio, quien volvió a recuperar su carácter  cortés con las damas le preguntó:
--- Señorita Luzmila, soy su servidor y haré todo cuanto usted me pida... digame..Cuál es la condición?
Luzmila, en realidad si quería  ser cortejada, es más lo deseaba, pero guardando las apariencias,le  contestó:
--- Amigo peruano, debo confesar que usted sabe tratar a las mujeres y por esa manera como se dirigió a nosotras, vamos aceptar regresar a casa, pero nunca le dirán a mi Papá que nos encontraron en el camino; recién nos conoceremos en la casa; por que si comete el error de pedir el consentimiento,mi Papá pensará que ya nos estábamos viendo en forma oculta y eso, él,  no me lo perdonaría y por su puesto nunca aceptaré que me pretenda... está usted de acuerdo?.
Aurelio, escuchando la defensa de la "huambra" que no era nada difícil de cumplir y como se pintaba sólo y con agilidad mental, le respondió:
--- Mi adorada amiga, sus palabras son ordenes para mi y se cumplirán al pié de la letra, yo nunca tuve la dichosa suerte de conocer a la "Flor de las Flores" que haya existido en el bosque más exuberante de La Tierra.
Luzmila, escuchando tan hermosas palabras que le dedicaba su insistente pretendiente, dio por  terminada la conversación, no sin antes mostrar una sonrisa exhibiendo unos brillantes dientes blancos, adornados con dos de oro; en aquellos tiempos era una costumbre colocar encima de los dientes incisivos una capa de oro de 21 kilates; que en mujeres tan bellas como Luzmila se lucía como un maquillaje adicional de extrema elegancia bucal.
Los transeúntes llegaron por separado a la pulpería; en aquel momento por una casualidad que siempre se presenta, Don Melesio había salido fuera de su establecimiento y se encontraba en dirección donde llegaban sus hijas y al verlas, les preguntó:
--- Hijas tan rápido han retornado del Río..
Luzmila, quien ha se había preparado para estas preguntas, contestó:
---Si Papá, nos desanimamos por que a lo lejos se ve al Río Calvas con corriente muy barrosa (torrente con mucha agua y barro por drenaje de  intensas lluvias) y en ese estado nuestro cuerpo se ensuciará más con agua cochina.
Don Melesio, escuchó la respuesta y la consideró muy lógica por las lluvias en los Páramos y al regresar de nuevo a la casa se encontraron con dos hombres que acababan de llegar, a Cristóbal ya lo conocía y éste lo saludó:
--- Buenos días Don Melesio, hemos venido con mi amigo Aurelio a comprar algunas cosas y esperamos ser atendidos por usted.
Aurelio, no esperó ser presentado de inmediato estiró la mano derecha hacia Melesio y dijo:
--- Señor Melesio, tengo mucho gusto en conocerlo, ya me habló Cristóbal que usted tiene bien surtida su pulpería y quisiera comprar: tabaco, fósforos, sal y algo de artículos comestibles
En ese instante ya estaban presentes las hijas de Melesio y éste contestando el saludo de Aurelio, dijo:
--- A la orden Señor Aurelio; a propósito le presento a mis hijas: la una se llama Luzmila y la otra Iralda.
Aurelio, de inmediato estiró la mano derecha a Luzmila y le dijo:
--- Es un honor conocer  a tan bella mujer.
 Luego soltó la mano y lo dirigió a Iralda y le dijo:
--- Igualmente es un placer conocer a la gemela en belleza como su hermana.
Luego de las presentaciones y saludos con Cristóbal que ya lo conocían; el pulpero invitó a los recién llegados a entrar en su negocio y ordenó a Luzmila con estas expresiones:
--- Hija mía tenemos huéspedes, prepara algo de comer para invitarles.
Luzmila, quien se sentía flechada por Aurelio, obedeció las ordenes de su Papá y le contestó:
--- Como usted ordene Papá, en estos momentos voy a la cocina, pero antes ruego a los señores clientes esperar unos minutos, mientras compran para preparar al de comer.
Aurelio, quien era el interesado, contestó de inmediato y le dijo:
--- Será un honor a nuestro paladar saborear el bocado que nos brinde tan bella mujer que tengo la dicha de haberla conocido
En seguida, los clientes se acercaron al mostrador donde estaba Don Melesio y solicitaron la mercadería que iban a comprar; de reojo Aurelio miraba con atención al Papá de la "huambra" Luzmila, calculando el carácter y meditaba las palabras que pronunciaría para pedir el consentimiento para cortejar a Luzmila; aunque de antemano él, ya sabía que la "huambra" la tenía conquistada, solo faltaba la formalidad del padre para sellar el compromiso...... continuaremos......
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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