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viernes, 30 de noviembre de 2012

La Casa de la Loma tiene un Fantasma: Capítulo CLXXXVI.- El bandolero Cristóbal "cristo matón" desarma a los guardianes de la hacienda de Valladares Ontaneda y se apropia de sus armas

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma y como informamos en el capítulo anterior, el bandolero Cristóbal "cristo matón" fue comisionado por Aurelio "mata ricos" para que visite la hacienda de los hermanos Valladares Ontaneda, finca muy cerca a Cariamanga, rica en fértiles tierras con excelentes pastizales para la crianza de la mejor ganadería en aquella comarca; lamentablemente el bandolero Cristóbal fue descubierto antes de tiempo por los guardianes de la hacienda.
 Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA" , esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI. Fuente de imagen: Archivos del blog .

 Cristóbal al ser descubierto por los defensores de la hacienda que justamente era su destino, hizo uso de su plan que era ser, un modesto agricultor y que iba en busca de trabajo; esta treta no funcionó ante los ojos de los guardianes, por que el "modesto agricultor" estaba cabalgando con un caballo de raza y muy bien aperado; además, tenía muchas armas punzo cortantes como: navajas, chavetas y un afilado puñal.
Como recordaremos Cristóbal tenía información que la hacienda ha había vendido un gran lote de ganado (aproximadamente 500 reses) al contado y eso significaba mucho dinero metálico que aún no había sido movida de la hacienda y que probablemente haya sido escondido en un "entierro"; por este emotivo se hacían planes para asaltar la hacienda y apropiarse por la fuerza del tesoro.
Como seguimos narrando, los guardianes de la hacienda,  pusieron en duda la desde cierto falsa presentación de Cristóbal y como tenían ordenes precisas de disparar a matar si era necesario cuando hayan encontrado a un probable bandolero, para esos asaltantes no había compasión; entonces, uno de ellos que se llamaba Sixto, quien actuaba como "jefe" ordenó que el recién llegado sea desarmado y llevado a la Casa-Hacienda para que los Valladares Ontaneda decidan su suerte y dijo:
--- Señor...... usted no aparenta pobreza, más bien todo lo contrario, ya que monta un caballo fino y sus aperos son forrados en cuero repujado, por lo que usted irá a la casa - hacienda y Don Elmer (uno de los hermanos Valladares Ontaneda) decidirá si lo contrata como un peón y que nada me dice que usted servirá para ese trabajo.
Cristóbal, sudaba frío y veía su muerte bien cercana; sin embargo, él era un gran peleador y calculó fuerzas; siendo el único contra el grupo de cuatro hombres, había una clara ventaja para los defensores de la hacienda; pero si se aplica astucia y agilidad, basta con desarmar a uno de ellos y con esa misma arma apuntar a los demás; él, si conocía el uso de armas de fuego;  y la carabina al alcance de sus manos era muy potente con dos cañones y armada con fulminates con los percutores listos para originar la percusión que accionará la explosión de la pólvora y la salida del tiro y para dar tiempo y un descuido del hombre armado, se defendió diciéndoles:
--- Amigos, mi origen es de Amaluza y me llamo Juan y por tradición cualquier  persona siempre monta un buen caballo, debido a las grandes distancias que se tiene que caminar, desde hace algún tiempo estoy afincado al otro lado del Cerro Usaime, pero como las lluvias se han ausentado no hay trabajo en la chacra y conocía que los hermanos Valladres Ontaneda tienen mucha actividad y necesitan de peones cuajados en el arreo y cuidado de vacas; he venido a ofrecer mis servicios por un largo tiempo hasta que caigan las lluvias.
El que hacía de jefe del grupo, contestó:
--- Señor Juan, la decisión está tomada, usted irá a la Casa Hacienda, yo tengo muchas dudas de lo que usted argumenta y además no sería raro que usted  sea un asaltante que estaba husmeando las partes más débiles de la hacienda para robar ganado y llevarlo al otro lado de la frontera, por que  "las gallinas" (peruanos) están cacareando a la espera de ganado(reses) ecuatoriano y de las mejores que hay en esta hacienda, seguramente el grueso de su grupo se ha quedado en algún lugar escondidos para el ataque en la noche.
Cristóbal, trataba de dar confianza para que se relajen los tercos guardianes y mostrando mucha serenidad, replicó:
--- Señores, tienen una gran imaginación, nunca he robado a nadie una sola res, mi caballo que monto es el fruto de muchas cosechas y el apero me lo regaló un amigo de Amaluza, todo lo que yo aparento ha sido ganado legítimamente y estoy muy orgulloso de poseerlo.A ustedes también los veo muy montados en caballos finos y bien cuidados.
La habilidad de Cristóbal estaba dando sus frutos por que el hombre que hacía de jefe o sea Sixto, bajó el arma y como estaba al alcance de sus manos, Cristóbal dio un salto contra el hombre armado y lo tiró al suelo con escopeta y todo, viéndole tumbado en el piso se abalanzó contra el y lo desarmó, tomando y teniendo la escopeta en manos, les gritó:
--- Tirense al piso hijos de puta, el que pretenda hacer algo, le vuelo la tutuma(cabeza), yo no soy una persona mala, pero ustedes con su desconfianza me obligan a defenderme, a nadie voy a matar, pero me llevo las cuatro carabinas para evitar que alguien dispare contra mi cuerpo, les desmotraré que soy una persona decente saliendo de este lugar sin atacar a nadie.
De inmediato el nuevo atacante con los vigilantes tumbados, se apropió y adueñó de la situación y montó nuevamente su caballo, aplicó espuelas a la panza del equino y retornó al origen de su salida y por su puesto amenazando, les dijo:
--- Si cualquier imprudente intenta seguirme, no tendré piedad por que le dispararé a matar, y por favor hagan llegar mis saludos a Don Elmer, quise saludarlo de buenas maneras, pero ustedes lo impidieron... hasta luego amigos desconfiados....
El fujitivo montando su caballo como su mejor aliado se alejó como se lo permitió el accidentado camino; al perderse de vista, recién reaccionaron los atónitos y sorprendidos guardianes que no lo podían creer que fueron desarmados con sus propias armas y por un solo hombre, montaron sus caballos e intentaron seguir los rastros del fugitivo, pero el que hacía de jefe, les dijo:
---  No sean estúpidos al seguir a un hombre armado, seguro nos está esperando muy bien encaramado en un escondite alto y fuera del camino y desde allí disparará matando uno a uno de nosotros; ya perdimos y mis sospechas eran ciertas, ese hombre es un bandolero por lo bien que demostró al atacar sin dar opción al rival, debo reconocer que me desarmó con mucha bravura y defendió su vida con mucha garra.
La advertencia, era una decisión inteligente, ya nada se podía hacer contra un hombre armado y con la ventaja que podría estar esperándolos y los derrotados guardianes retornaron a la Casa Hacienda a informar de su mala suerte en aquel día.
En cambio, Cristóbal cabalgaba muy feliz, se había apropiado de cuatro escopetas sin proponérselo, que les daba las armas que ellos no disponían; las municiones las podían comprar en la pulpería de su futuro suegro Don Melesio.
Los derrotados guardianes, todos ellos desarmados llegaron a la Casa Hacienda y fue justamente Don Elmer, uno de los Valladares Ontaneda que los recibió un poco asustado por que no vio las escopetas en el hombro y antes que ellos hable, les dijo:
--- Hombres de Dios, pero cuando van a entender, que ustedes son guardianes de la Hacienda y nunca deben dejar las armas escondidas, sino más bien tienen que llevarlas consigo a cada instante de su trabajo.
Entonces, Sixto un poco tartamudo y humillado por lo que había sucedido, contestó:
--- Señor Elmer, si teníamos nuestras carabinas y nosotros estuvimos al final de los límites de la Hacienda en el camino que va hacia el Río Calvas y encontramos a un fulano con apariencia de ser adinerado y nos engañó que venía buscando trabajo, ya lo habíamos bajado de su caballo y en plena interrogación me descuidé y en ese estado se fue encima, me tumbó al suelo y me quitó la escopeta y con esa misma arma, apuntó a los demás obligándolos a tirarse al piso y se apropió de todas las armas; luego nos resondró, montó su caballo y se fue en dirección a Cerro Usaime.
Don Elmer una persona de raza blanca, estaba colorado y encendida su cabeza, por la ira que sentía por lo inútiles que son sus hombres, pero trató de serenarse, para controlar este mal momento....continuaremos.....
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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