Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., la Anunciación de María para los creyentes y no creyentes es todo un acontecimiento maravilloso, cuando el Ángel Gabriel visita a María de Nazaret, ella una mujer virgen y prometida del carpintero llamado José y le anuncia que será la Madre del Hijo de Dios, a quien llamará Jesús.
María sumamente sorprendida por tal anuncio e incluso replica que como va ser concebida si ella no mantiene relaciones sexuales con ningún hombre; pero, el Ángel le dice que será por obra del Espíritu Santo.
Pero como sucedió todo esto?
Recurrimos al Antiguo Testamento y nos vamos a Isaias 7,14-15..."La virgen será embarazada, y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emanuel. El niño, luego, se alimenta de leche cuajada y miel hasta que sepa rechazar lo malo y elegir lo bueno.."
Ahora, nos guiaremos del Nuevo Testamento y nos vamos a Lucas 1,26-38..."En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una joven virgen que vivía en una Ciudad de Galilea llamada Nazaret, y que era prometida de José, de la familia de David. Y el nombre de la virgen es María....
Entró el Ángel a su presencia y le dijo: "Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo". Estas palabras la impresionaron muchísimo y se preguntaba qué querría decir ese saludo....
Pero el Ángel le dijo: " No temas María, por que has encontrado el favor de Dios. Vas a quedar embarazada y darás a luz a un hijo,al que pondrás el nombre de Jesús...
Será grande, y con razón lo llamarán: Hijo del Altísimo. Dios le dará el trono de David, su antepasado. Gobernará por siempre el pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás"...
María entonces dijo al Ángel: .."Cómo podré ser madre sino que tengo relación de ningún hombre?".
Contestó el Ángel: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el Poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso tu hijo lo llamarán Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu parienta Isabel; en su vejez ha quedado esperando un hijo, y y la que no podía tener familia se encuentra ya en el sexto mes del embarazo; por que para Dios nada es imposible"......
Dijo María: "Yo soy la servidora del Señor; hágase en mí lo que has dicho.... " Después de estas palabras el Ángel se retiró.
La Anunciación por Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla 1617-1682)
San Gabriel ángel (Raphael Mengs, Anunciado la llegada del Mesías)
Imagen de la Anunciación de : Rayito de Colores
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Paolo de Matteis, Anunciación, Museo de Arte de San Luis (Misuri).
En el ámbito cristiano se conoce como Anunciación o Salutación angélica al episodio de la vida de la Virgen María en el que el arcángel Gabriel le anuncia que va a ser madre de Jesús. Este episodio aparece narrado en el Evangelio de Lucas (Lc 1:26-37). También se relata en algunos evangelios apócrifos, como el Protoevangelio de Santiago
(donde se narran no una, sino dos anunciaciones). Primero, María va a
llenar un cántaro de agua a la fuente y escucha una voz saludándola.
Asustada por no entender de dónde viene la voz, regresa a su casa, donde
se pone a hilar. Es entonces cuando el ángel se presenta ante ella y le anuncia su maternidad.
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Bienaventurada Virgen María
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La Bienaventurada Virgen María, o su abreviación de Bienaventurada Virgen,
es el título tradicional específico usado por un gran número de
cristianos (entre ellos los católicos, ortodoxos y otros) para nombrar a
María la madre de Jesús.
El título lleva con él no sólo la creencia en su virginidad sino un
reconocimiento especial del papel de la figura de María en la Iglesia Católica y en la vida de todo católico. Dicho papel fue proclamado solemnemente en el capítulo VIII de la Constitución Dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II que explica la figura de María dentro de la Iglesia Católica.
Otros títulos más populares son el de Santísima Virgen María, Santísima Virgen Madre de Dios o Nuestra Señora.
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Estudio de Peter Paul Rubens. La asunción de la Virgen. H. 1625 (?).Asunción de María
El dogma católico de la Asunción de María, definido como tal en 1950,
señala que María, en toda su persona: cuerpo y alma (sin ser dualista) y
en toda su integridad goza de la glorificacion a la cual están llamados
todos los seres humanos porque la forma dogmática no incluye el término
"privilegio". María es modelo y paradigma de esperanza en la vida
después de la vida.
Por tanto, después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces e invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para acrecentar la gloria de esta misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y por la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.
Constitución Apostólica Munificentissimus Deus, Pío XII
Este dogma no encuentra relatos bíblicos que lo sustenten, sino que se basa en la tradición. Entre los Padres de la Iglesia, los primeros en referirse a la asunción son san Efrén y san Epifanio. A partir del siglo V se componen numerosos relatos apócrifos denominados Transitus Mariae u Obsequia Virginis, que narran la muerte de María y su posterior resurrección o asunción (según la tradición que sigan). A partir del siglo VI se celebra tanto en Oriente como en Occidente una fiesta mariana el 15 de agosto que bajo diversos nombres (Dormitio, Assumptio, Transitus, Pausatio, Dies natalis) celebra la muerte de María o su asunción. Del siglo VII al siglo X,
los autores eclesiásticos se dividen. Unos aceptan la asunción de
María; otros la muerte normal de María que espera la resurrección o
consideran que no se sabe cuál fue el destino final de la Virgen. A
partir del siglo X
se asume la convicción piadosa de que María fue asunta al cielo tanto
en Oriente como en Occidente. El hecho de que en el ámbito protestante
se negara la asunción de María muestra que era considerada una doctrina
cierta, a pesar de no haber sido definida dogmáticamente. La primera
petición a Roma pidiendo la definición fue presentada por Cesáreo
Shguanin en el siglo XVIII. A esta siguieron otras muchas, entre ellas la de Isabel II de España. En 1946, Pío XII envió la encíclica Deiparae Virginis
a todos los obispos católicos, consultando si deseaban y veían posible
esta definición. Dada la respuesta afirmativa mayoritaria definió el
dogma el 1 de noviembre de 1950 en la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus,
citada más arriba. Al hacerlo, evitó pronunciarse sobre la cuestión de
si la Virgen murió y fue inmediatamente resucitada, o si fue asunta al
cielo sin pasar por la muerte, eligiendo cuidadosamente las palabras
"terminado el curso de su vida terrena".
Es el Papa Juan Pablo II quien nos precisa que “el cuerpo de María
fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás
hombres la resurrección de los cuerpos tendrán lugar al fin del mundo,
para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular
privilegio” (Audiencia general del 2 de noviembre de 1998, nº 1).
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La Visitación
Según Lucas 1:36, el ángel Gabriel le dijo a María en el momento de
la Anunciación, "Isabel, tu parienta, también ha concebido un hijo en su
vejez, y éste es ya el mes sexto de la que era estéril". Sin poner en
duda la verdad de las palabras del ángel, María decidió enseguida
contribuir a la alegría de su piadosa pariente. (50) Por ello, continúa
el evangelista (1:39):" En aquellos días se puso María en camino y con
presteza fue a la montaña, a una ciudad de Judá, y entró en casa de
Zacarías y saludó a Isabel". Aunque María debe haberle comunicado a José
su propósito de realizar esa visita, es difícil determinar si él la
acompañó; si dio la casualidad de que el momento de la visita coincidía
con alguna de las temporadas de fiestas en que los israelitas tenían que
acudir al Templo, habría pocas dificultades acerca de la compañía.
La casa de Isabel ha sido localizada en varios emplazamientos
según los diferentes escritores: ha sido situada en Machaerus, unas diez
millas al este del Mar Muerto, o en Hebrón, o de nuevo en la antigua
ciudad sacerdotal de Jutta, unas siete millas al sur de Hebrón, o
finalmente en Ain-Karim, la tradicional S. Juan-en-la-Montaña, unas
cuatro millas al oeste de Jerusalén. (51) Sin embargo, los tres primeros
sitios no poseen ningún monumento conmemorativo del nacimiento o de la
vida de S. Juan; además, Machaerus no estaba situada en las montañas de
Judá; Hebrón y Jutta pertenecían a Idumea, después de la cautividad
babilónica, en tanto que Ain-Karim está situada en las "montañas"
mencionadas en el texto inspirado de S. Lucas.
Después de un viaje de unas treinta horas, María "entró en casa
de Zacarías y saludó a Isabel" (Lucas 1:40). Según la tradición, en la
época de la visitación Isabel no vivía en su casa de la ciudad sino en
su villa, a unos diez minutos de la ciudad; antiguamente este lugar
estaba señalado por una iglesia superior y otra inferior. En 1861 se
erigió sobre los antiguos cimientos la pequeña iglesia actual de la
Visitación.
"Así que oyó Isabel el saludo de María, exultó el niño en su
seno". Fue en este momento cuando Dios cumplió la promesa hecha por el
ángel a Zacarías (Lucas 1:15), "desde el seno de su madre será lleno del
Espíritu Santo"; en otras palabras, el niño que Isabel llevaba en su
seno fue purificado de la mancha del pecado original. Se desbordó la
plenitud del Espíritu Santo en el alma de su madre, "e Isabel se llenó
del Espíritu Santo" (Lucas 1:41). Así, tanto la madre como el hijo
fueron santificados por la presencia de María y del Verbo Encarnado
(53); llena como estaba del Espíritu Santo, Isabel "clamó con fuerte
voz: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿De
dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque así que sonó la
voz de tu salutación en mis oídos, exultó de gozo el niño en mi seno.
Dichosa la que ha creído que se cumplirá lo que se le ha dicho de parte
del Señor" (Lucas 1:42-45). Dejemos a los comentaristas la explicación
completa del pasaje precedente, y centremos nuestra atención sólo en dos
puntos:
Isabel comienza su saludo con las mismas palabras con las que el ángel
había terminado su salutación, mostrando de esta manera que ambos
hablaban por inspiración del Espíritu Santo.
Isabel es la primera en llamar a María por su título más honorable
"Madre de Dios".
La respuesta de María es el cántico de alabanza denominado comunmente
Magnificat, por la primera palabra de su texto en latín; el "Magnificat"
ha sido tratado en un artículo separado.
El evangelista termina su relato de la Visitación con las
palabras: "María permaneció con ella como unos tres meses y se volvió a
su casa" (Lucas 1:56). Muchos ven en esta breve frase del tercer
evangelio una sugerencia implícita de que María permaneció en casa de
Zacarías hasta el nacimiento de Juan el Bautista, mientras que otros
niegan tal implicación. Dado que la Festividad de la Visitación fue
emplazada el 2 de julio por el cuadragésimo tercer canon del Concilio de
Basilea (1441 d. de J.C.), el día siguiente a la octava de la
Festividad de S. Juan Bautista, se ha deducido que posiblemente María
permaneciera con Isabel hasta después de la circuncisión del niño; pero
no hay más pruebas que corroboren esta suposición. Aunque la Visitación
es descrita con tanta precisión en el tercer evangelio, su festividad no
parece haberse celebrado hasta el siglo XIII, cuando fue introducida a
través de la influencia de los franciscanos; fue instituida oficialmente
en 1389 por Urbano VI.
El embarazo de María llega a conocimiento de José
Después del regreso de casa de Isabel, "se halló haber concebido
María del Espíritu Santo" (Mateo 1:18). Dado que entre los judíos los
esponsales constituían un verdadero matrimonio, el uso del matrimonio
después del tiempo de los esponsales no era nada extraño entre ellos.
Por ello, el embarazo de María no podía sorprender a nadie mas que al
mismo S. José. La situación debió haber sido extremadamente dolorosa
tanto para él como para María, ya que él no conocía el misterio de la
Encarnación. El evangelista dice: "José, su esposo, siendo justo, no
quiso denunciarla y resolvió repudiarla en secreto" (S. Mateo 1:19).
María dejó la solución a esta dificultad en manos de Dios, y Dios
informó en su momento al asombrado esposo de la verdadera condición de
María. Mientras José "reflexionaba sobre esto, he aquí que se le
apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: José, hijo de David, no
temas recibir en casa a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es
obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre
Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados" (Mateo 1:20-21).
No mucho después de esta revelación, José concluyó el ritual del
contrato de matrimonio con María. El Evangelio dice sencillamente: "Al
despertar José de su sueño hizo como el ángel del Señor le había
mandado, recibiendo en casa a su esposa" (Mateo 1:24). Si bien es cierto
que deben haber pasado al menos tres meses entre los esponsales y el
matrimonio, durante los cuales María permaneció con Isabel, es imposible
determinar con exactitud el lapso de tiempo transcurrido entre las dos
ceremonias. No sabemos cuánto tiempo después de los esponsales le
anunció el ángel a María el misterio de la Encarnación, y tampoco
sabemos cuánto duró la duda de S. José antes de que fuera iluminado por
la visita del ángel. Teniendo en cuenta la edad a la que las doncellas
judías se convertían en casaderas, es posible que María diera a luz a su
Hijo cuando contaba alrededor de trece o catorce años de edad. Ningún
documento histórico nos dice qué edad tenía en realidad en el momento de
la Natividad.
El viaje a Belén
Lucas (2:1-5) explica cómo José y María viajaron desde Nazaret hasta
Belén obedeciendo un decreto de César Augusto que ordenaba un
empadronamiento general. Las cuestiones relacionadas con este decreto
han sido tratadas en el artículo CRONOLOGÍA BÍBLICA. Se dan varias
razones por las que María debe haber acompañado a José en este viaje: es
posible que ella no deseara perder la protección de José durante este
periodo crítico de su embarazo, o puede que haya seguido una inspiración
divina especial que la impulsaba a marchar para que se cumplieran las
profecías referentes a su divino Hijo, o también puede que fuera
obligada a ir debido a la ley civil, ya fuera como heredera o para
satisfacer el impuesto personal que había que pagar por las mujeres
mayores de doce años. (54)
Dado que el empadronamiento había atraído a multitud de extranjeros a
Belén, María y José no encontraron sitio en la posada de la caravana y
tuvieron que alojarse en una gruta que servía de refugio para los
animales. (55)
María da a luz a Nuestro Señor
"Estando allí, se cumplieron los días de su parto" (Lucas 2:6); este
lenguaje no deja claro si el nacimiento de Nuestro Señor ocurrió
inmediatamente después de que José y María se hubieran alojado en la
gruta, o varios días después. Lo que se narra acerca de los pastores
"estaban velando las vigilias de la noche sobre su rebaño" (Lucas 2:8)
muestra que Cristo nació durante la noche.
Después de dar a luz a su Hijo, María "le envolvió en pañales y
le acostó en un pesebre" (Lucas 2:7), señal de que no sufrió dolores ni
debilidades en el parto. Esta deducción coincide con las enseñanzas de
algunos de los principales Padres y teólogos: S. Ambrosio (56), S.
Gregorio de Nyssa (57), S. Juan Damasceno (58), el autor de Christus
patiens (59), Sto. Tomás (60), etc. No era adecuado que la madre de Dios
estuviera sujeta al castigo pronunciado en Génesis 3:16 contra Eva y
sus hijas pecadoras.
Poco después del nacimiento del niño los pastores, obedientes a
la invitación del ángel, llegaron a la gruta "y encontraron a María, a
José y al Niño acostado en un pesebre" (Lucas 2:16). Podemos suponer que
los pastores divulgaron las felices nuevas que habían recibido durante
la noche entre sus amigos en Belén, y que la Sagrada Familia fue
recibida por alguno de sus habitantes piadosos en un alojamiento más
adecuado.
Información de la Enciclopedia Católica.
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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