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sábado, 2 de junio de 2018

ITALIA : HISTORIA .- NATIONAL GEOGRAPHIC .- El aceite de oliva más antiguo de Italia ha sido hallado en esta vasija................ El aceite, artículo multiusos de los romanos

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., , la Revista National Geographic, nos informa del hallazgo de una vasija muy grande de forma ovoidal, conocida con el nombre de Pithos, que contenía aceite de oliva, que corresponde a la Edad del Bronce; que una vez restaurada presentaba los siguientes elementos: varias asas en la parte superior y una decoración peculiar formada por unas bandas a modo de cuerdas. En el mismo sitio arqueológico se encontraron dos cuencos fragmentados con una división interna para mantener múltiples sustancias juntas pero separadas, además de un plato grande de terracota para cocinar.
En 1997 finalizaron varias campañas de excavación dirigidas por Giuseppe Voza en un asentamiento prehistórico de comienzos de la Edad del Bronce en Castelluccio di Noto, en la provincia de Siracusa, en el sureste de Sicilia. La denominada Cabaña 8, abandonada a mediados del IV milenio a.C., debió de tener una función importante en el pasado. En el centro de la cabaña se encontraron más de 400 fragmentos de una vasija grande de forma ovoidal.

http://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/aceite-oliva-mas-antiguo-italia-ha-sido-hallado-esta-vasija_12770
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/aceite-articulo-multiusos-romanos_11568/1
Los análisis químicos realizados en tres recipientes de comienzos de la Edad del Bronce demuestran que el aceite de oliva se usó en Italia 700 años antes de lo que se creía

Vasija prehistórica
Vasija grande de forma ovoidal, conocida como pithos, que antiguamente contenía aceite de oliva. Fue hallada muy fragmentada y, una vez restaurada, presentaba los siguientes elementos: varias asas en la parte superior y una decoración peculiar formada por unas bandas a modo de cuerdas.
Foto: Regione Sicilia-Polo Regionale di Siracusa per i siti e musei archeologici Museo Paolo Orsi

Cabaña 8
La denominada Cabaña 8, abandonada a mediados del IV milenio a.C., debió de tener una función importante en el pasado. Fue excavada en un asentamiento prehistórico de comienzos de la Edad del Bronce en Castelluccio di Noto, en la provincia de Siracusa, en el sureste de Sicilia.
Imagen: USF
Alec Forssmann
31 de mayo de 2018

El aceite de oliva más antiguo de Italia ha sido hallado en esta vasija
 En 1997 finalizaron varias campañas de excavación dirigidas por Giuseppe Voza en un asentamiento prehistórico de comienzos de la Edad del Bronce en Castelluccio di Noto, en la provincia de Siracusa, en el sureste de Sicilia. La denominada Cabaña 8, abandonada a mediados del IV milenio a.C., debió de tener una función importante en el pasado. En el centro de la cabaña se encontraron más de 400 fragmentos de una vasija grande de forma ovoidal, conocida como pithos, que una vez restaurada presentaba los siguientes elementos: varias asas en la parte superior y una decoración peculiar formada por unas bandas a modo de cuerdas. En el mismo sitio arqueológico se encontraron dos cuencos fragmentados con una división interna para mantener múltiples sustancias juntas pero separadas, además de un plato grande de terracota para cocinar.


"Estos recipientes eran típicos de la vajilla siciliana de finales del III milenio y comienzos del II milenio a.C., a comienzos de la Edad del Bronce. Queríamos saber cómo fueron utilizados, así que realizamos análisis químicos de los residuos orgánicos hallados en el interior", explica Davide Tanasi, de la Universidad del Sur de Florida, quien ha dirigido los análisis químicos, cuyos resultados han sido publicados en Analytical Methods. Los tres objetos han sido analizados con técnicas usadas tradicionalmente y con éxito en la arqueología cerámica: la cromatografía de gases, la espectrometría de masas y la resonancia magnética nuclear.


Las tres muestras contenían ácido oleico y ácido linoleico, característicos del aceite de oliva
El equipo de investigadores descubrió que los residuos orgánicos de las tres muestras contenían ácido oleico y ácido linoleico, ambos característicos del aceite de oliva. "Los resultados obtenidos en las tres muestras de Castelluccio son las primeras evidencias químicas del aceite de oliva más antiguo de la prehistoria italiana, por lo que la producción sistemática de aceite de oliva retrocede, al menos, 700 años", afirma Tanasi.


El aceite, artículo multiusos de los romanos

En la antigua Roma, el aceite de oliva se utilizaba para aliñar los platos, iluminar las casas o cuidarse la piel en las termas



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Una factoría aceitera romana
El método de extracción del aceite de oliva era totalmente manual e implicaba un enorme esfuerzo físico. En este dibujo se muestran los diversos sistemas de molienda de la aceituna para la obtención del aceite, en los que participaba mano de obra esclava, en algunos casos ayudada por animales de carga. 
Ilustración: Inklink Musei - Sovrintendenza Archeologica di Firenze

Factoría de producción de aceite de oliva en el norte de África
En el espacio central, o "torcularium", se encuentran las prensas para elaborarlo. La provincia de la Bética, la actual Andalucía, se convirtió durante el Alto Imperio en el centro más importante de producción de aceite. Según Plinio, sólo el procedente de Histria (actual Croacia) y el aceite licinio, originario de la Campania italiana, superaban en calidad al aceite andaluz. Desde las ciudades béticas se exportaba a todo el Imperio, tanto para abastecer al ejército como a la propia Roma. A partir de Augusto, el emperador pasó a controlar la producción del aceite bético, marcando asimismo el precio de mercado. Era un comercio que iba de la mano de las salazones de pescado,  que también contaban en la zona andaluza con un importante foco de producción. Durante el Bajo Imperio, África se erigió como otro importante centro de producción de aceite, compitiendo directamente con la Bética.
Foto: Acuarela de Jean-Claude Golvin. Musée départemental Arles antique. © éditions errance
Recogida de la aceituna. Museo Arqueológico, Córdoba.
Dieta de olivas
Las aceitunas eran un alimento muy difundido en Roma. En su tratado sobre las labores agrícolas, Catón el Viejo recomendaba a los terratenientes conservar las olivas que caían espontáneamente del árbol y usarlas como alimento de los esclavos.
Foto: Prisma / Album

Ánforas especiales
Para comercializar y transportar el aceite se usaban ánforas. En el caso de la Bética, se empleaba un tipo de ánfora olearia llamada Dressel 20 (como la de la imagen), caracterizada por su forma globular y cuello corto, menos estilizada que las usadas para el vino o las salazones de pescado. Se han localizado cerca de un centenar de alfares a orillas del Genil y Guadalquivir.
Foto: Prisma archivo

Mosaico del siglo III
Dos esclavos manejan una  prensa para machacar las aceitunas. Museo de Saint-Romain-en-Laye.
Foto: Dea / Scala, Firenze

Bronce del siglo I
Lucerna en forma de máscara de comedia. Las lucernas eran huecas y se llenaban con aceite de mala calidad que empapaba una mecha. Museo de Rabat.
Foto: Dea / Album
María José Noain
14 de mayo de 2018

El aceite, artículo multiusos de los romanos
"Hay dos líquidos que son especialmente agradables para el cuerpo humano: el vino por dentro y el aceite por fuera. Ambos son los productos más excelentes de los árboles, pero el aceite es una necesidad absoluta, y no ha errado el hombre en dedicar sus esfuerzos a obtenerlo". No erraba Plinio el Viejo al expresarse de este modo en su Historia natural: el aceite de oliva fue un producto indispensable para la vida diaria de los antiguos romanos, que no sólo lo usaban como ingrediente en la cocina, sino también como combustible para la iluminación y como un higiénico ungüento en las termas. No es extraño que en torno a él se desarrollara toda una industria de producción, comercialización y transporte.
La elaboración de aceite en la antigua Roma vino de la mano de fenicios y griegos, aunque fueron los romanos quienes lo produjeron a gran escala y lo convirtieron en algo consumido habitualmente por todas las clases sociales. El aceite se obtenía en las villas, explotaciones agrícolas de carácter rural que también solían cultivar cereal y elaborar vino. Imperio Romano


Producción y categorías

Tras su recolección, la aceituna se almacenaba en el tabulatum, una estancia con un suelo impermeabilizado y ligeramente inclinado sobre el que se depositaba la aceituna para que soltara el alpechín. Este líquido oscuro y maloliente, según nos narra el mismo Plinio, podía ser empleado como insecticida, herbicida y fungicida.


Tras este paso, se procedía a la molienda. Los distintos mecanismos que se empleaban molían las aceitunas sin romper el hueso, puesto que se consideraba que éste daba mal sabor al aceite. El sistema de molienda más común era el trapetum. Este gran molino se componía de una zona fija denominada mortarium y de dos piedras semiesféricas llamadas orbis, que dos hombres hacían girar sobre el mortarium empujando un eje horizontal. Así se obtenía una pasta de aceitunas que se sometía al prensado en una habitación conocida como torcularium. En este espacio se encontraba la prensa (llamada también, por extensión, torcularium), un complejo mecanismo capaz de someter la pasta a una gran presión. El aceite así obtenido se decantaba en grandes vasijas globulares de cerámica llamadas dolia, que solían estar semienterradas, y luego se almacenaba en ánforas en la llamada cella olearia.
El oleum omphacium, el de mejor calidad, se extraía de las aceitunas aún verdes y se elaboraba en septiembre
Según su calidad, el aceite se dividía en tres tipos. El oleum omphacium, el de mejor calidad, se extraía de las aceitunas aún verdes y se elaboraba en septiembre. Se destinaba principalmente a las ofrendas religiosas y la fabricación de perfumes que, siglos antes de la incorporación del alcohol, utilizaban el aceite como base. En palabras de Plinio, "el mejor [aceite] de todos lo da la aceituna verde y que aún no ha empezado a madurar; éste es de un sabor excelente. Cuanto más madura es la aceituna tanto más grasiento y menos agradable es el jugo". El oleum viride se elaboraba en diciembre, con aceitunas que variaban entre el verde y el negro. Era un aceite más suave y afrutado. Por último, el oleum acerbum se fabricaba con las aceitunas que habían caído al suelo y por este motivo era de inferior calidad.


La categoría intermedia, es decir, el oleum viride, que era el más empleado en gastronomía, podía dividirse a su vez en tres variedades según su calidad: el oleum flos era el aceite virgen obtenido con la primera presión, que podríamos equiparar a nuestro aceite virgen extra; el oleum sequens era un aceite de calidad inferior, ya que se obtenía con una segunda presión, más intensa, y por último, el oleum cibarium, el más ordinario de los tres, provenía de las siguientes prensadas.

Aceite en todos los platos

Como ocurre hoy en día en la denominada "dieta mediterránea", el aceite era un elemento fundamental de la alimentación romana. Apicio, en su célebre recetario De re coquinaria, nombra el aceite en más de trescientas recetas. Podía usarse tanto para aliñar como para condimentar, cocinar y freír. Además era un ingrediente básico en la preparación de salsas; aunque éstas variaban según el tipo de alimento al que acompañaban, todas tenían en común el aceite. Por ejemplo, para la carne hervida Apicio recomienda una salsa blanca compuesta de "pimienta, garum, vino, ruda, cebolla, piñones, vino aromático, un poco de pan macerado para espesar y aceite". Además, antes de servir un plato en la mesa, fuera a base de pescado, carnes, verduras o legumbres, era frecuente rociarlo con unas gotas de aceite. Éste tenía igualmente cabida en la repostería. Apicio nos da la fórmula de un "plato que puede usarse como dulce": "Tostar piñones, nueces peladas; mezclar con miel, pimienta, garum, leche, huevos, un poco de vino puro y aceite".
Una receta dulce de Apicio decía: "Tostar piñones, nueces peladas; mezclar con miel, pimienta, garum, leche, huevos, un poco de vino puro y aceite"
Un indicativo de la importancia del aceite en la dieta romana es que Julio César lo incorporó a la annona, abastecimiento gratuito de grano que se entregaba al ejército para su manutención. A partir de entonces, la demanda de aceite se incrementó en gran manera. La presencia de este producto entre los soldados acantonados en la frontera norte del Imperio indica que los pueblos del centro y norte de Europa lo fueron incorporando a su dieta.

Ungüentos y perfumes

El aceite tenía otras utilidades fundamentales en la vida cotidiana de los romanos. Por un lado, se empleaba como combustible para la iluminación. Los romanos utilizaban lucernas fabricadas a molde y huecas que se llenaban con el aceite de oliva de peor calidad. Éste empapaba una mecha de fibras vegetales, como lino hilado o papiro, que de este modo podía mantenerse largo tiempo encendida.
El aceite se utilizaba también como ungüento; de ahí justamente la frase de Plinio "el vino por dentro y el aceite por fuera". Los que practicaban ejercicio físico en las termas se ungían el cuerpo con aceite antes de entrenarse en la palestra o gimansio. De esta forma protegían su piel del sol y la hidrataban. Tras el entrenamiento se limpiaban el cuerpo con un estrígilo, una herramienta curvada de bronce que les permitía quitarse la capa de aceite, polvo y sudor acumulada. Aunque cueste creerlo, esta mezcla era muy cotizada y los directores de los gimnasios la vendían para usos medicinales. Como explicaba Plinio, "es conocido que los magistrados que estaban a su cargo [de la palestra] llegaron a vender las raspaduras del aceite a ochenta mil sestercios". El equipo del deportista incluía, por tanto, uno o varios estrígilos y un pequeño frasco, también de bronce o vidrio, donde guardar el aceite.


No sólo los deportistas lo utilizaban; el aceite también se aplicaba como un hidratante corporal y como ungüento para curar heridas. En medicina podía usarse solo o como excipiente, y se prescribía para tratar úlceras, calmar los cólicos o bajar la fiebre. Los unguenta, modalidad de aceite perfumado asociado con la cosmética y la perfumería, se extendieron entre la sociedad romana a partir del siglo II a.C. No sólo tenían como base el aceite de oliva, sino que también podían emplear otras modalidades como el aceite de almendra, de laurel, de nueces o de rosas. A los difuntos también se los ungía con estos aceites perfumados, de ahí que los pequeños ungüentarios de vidrio fueran un objeto habitual en los ajuares funerarios.


NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
ayabaca@hotmail.com
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