Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG.,la Revista National Geographic, nos alcanza un reportaje de un equipo de científicos, que han reconstruido la prehistoria de la Península Ibérica, a través del análisis del genoma de sus pobladores durante 8,000 años. Sus conclusiones apunta a una mayor diversidad genética de la esperada y a una influencia decisiva de poblaciones venidos de Europa del Este, hace unos 4,000 años.
National Geographic.- narra : "En un nuevo artículo en la revista Science, un grupo de 111 genetistas y arqueólogos registraron los cambios genéticos producidos en la población de la península Ibérica a lo largo de 8,000 años. El equipo científico, codirigido por Iñigo Olalde y David Reich, de la Facultad de Medicina de la Universidad Harvard, y Carles Lalueza Fox, del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC/ Universidad Pompeu Fabra) de Barcelona, analizaron los genomas de 271 individuos procedentes de la península Ibérica, combinándola con información procedente de otros 132 pobladores de la época. Sus conclusiones apuntan a que esta región presentaba una mayor diversidad genética de la que esperaban, con un único cambio abrupto, una misteriosa migración llegada del este hace unos 4.500 años que sacudió por completo el ADN de las antiguas poblaciones ibéricas....."
https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/actualidad/hallan-restos-los-primeros-pobladores-neoliticos-peninsula-iberica_11475
La Cova Bonica, en la provincia de Barcelona, contenía los restos de al menos seis individuos de unos 7.500 años de antigüedad, los primeros agricultores de la península Ibérica
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/migracion-humana-hace-4000-anos-modifico-adn-peninsula-iberica_14026Un equipo científico reconstruye la prehistoria de la península Ibérica a través del análisis del genoma de sus pobladores durante 8.000 años. Sus conclusiones apuntan a una mayor diversidad genética de la esperada y a una influencia decisiva de poblaciones venidas de Europa del Este hace unos 4.000 años.
Esqueleto de dos hermanos
Esqueletos montados de los restos de
dos hermanos encontrados en el yacimiento de La Brana, en León. Son los
restos de hermanos más antiguos de los que se dispone evidencia
genética.
Foto: Julio Manuel Vidal Encinas
Yacimiento de Castillejo de Bonete, Ciudad Real
Un hombre y una mujer enterrados lado
a lado en el yacimiento de la Edad del Bronce de Castillejo de Bonete.
Ambos presentaban distintos ancestros genéticos.
Foto: Luis Benítez de Lugo Enrich/ José Luis Fuentes Sánchez (Oppida)
Inhumación individual de época andalusí
Cuerpos enterrados en Sagunto, hallados de costado, mirando hacia el sur (donde creían que estaba la Meca)
Foto: Guillermo Pascual Berlanga
Mandibula ancestral
Esta mandíbula, datada genéticamente
de entre el año 8000 y el 5500 a. C., es el resto humano con datos
genéticos de toda la península encontrado más al sur.
Foto: Archivo fotográfico del Museo Arqueológico de Granada
Redacción
La migración humana de hace 4.000 años modificó el ADN en la península Ibérica
Se sabe que la península Ibérica ha sido desde antaño un punto de
encuentro de pobladores venidos del Mediterráneo y el norte de África.
Sin embargo, en los últimos tiempos los últimos estudios genéticos
parecen desvelar que esta región atesora un linaje genético mucho más variado de lo que se pensaba, con una mezcla de poblaciones autóctonas y otras procedentes no solo del sur, sino también del este.
En un nuevo artículo en la revista Science,
un grupo de 111 genetistas y arqueólogos registraron los cambios
genéticos producidos en la población de la península Ibérica a lo largo
de 8,000 años. El equipo científico, codirigido por Iñigo Olalde y David
Reich, de la Facultad de Medicina de la Universidad Harvard, y Carles
Lalueza Fox, del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC/ Universidad Pompeu Fabra) de
Barcelona, analizaron los genomas de 271 individuos procedentes de la
península Ibérica, combinándola con información procedente de otros 132
pobladores de la época. Sus conclusiones apuntan a que esta región
presentaba una mayor diversidad genética de la que esperaban, con un
único cambio abrupto, una misteriosa migración llegada del este hace
unos 4.500 años que sacudió por completo el ADN de las antiguas
poblaciones ibéricas.
Linaje venido del este
Descubrieron que a partir de la Edad del Bronce, la composición genética de la región cambió drásticamente. Los investigadores encontraron marcadores genéticos vinculados a poblaciones de las estepas de Europa del Este que provocaron un acusado reemplazo en el linaje de las poblaciones de la península Ibérica.
“Este contacto [entre los pobladores de la Península y los procedentes
del este] es sostenido durante 400 años, entre el 2.400 y el 2000 a.C.),
lo cual terminaría provocando un cambio en cerca del 40% de la
ancestralidad de las poblaciones ibéricas anteriores y un reemplazo de
los linajes paternos (los transmitidos por el cromosoma Y)”, sostiene
Carles Lalueza Fox a National Geographic España. Una característica, que, asegura, todavía es mayoritaria en la península Ibérica a día a de hoy.
¿Qué ocurrió para que ese linaje ibérico desapareciese? Según Lalueza
Fox, es difícil saberlo, pues el estudio realizado es meramente
genético, sin incluir los procesos sociales subyacentes. Sin embargo,
una de las hipótesis barajadas apunta a la posible existencia de una fuerte jerarquización social en
aquel período, con la creación de élites hereditarias que tuvieran más
posibilidades de dejar descendencia y que esta sobreviviera.
Sin embargo, más que una diferenciación de linaje, lo que parecen indicar los resultados del estudio es más bien una extensa cohabitación entre poblaciones de distintas zonas geográficas, tanto de Europa del Este como del norte de África. En este sentido, los investigadores han encontrado contactos esporádicos entre Iberia y el norte de África antes de lo esperado,
entre los que destaca el hallazgo de un individuo con ADN africano que
fue enterrado hace más de 4.000 años en el actual yacimiento
arqueológico de Caminos de las Yeseras, en Madrid, y otro ejemplar con
un 25% de ADN norteafricano inhumado lo que hoy es Cádiz. Estos
descubrimientos concuerdan con el hallazgo de objetos exóticos, como el
marfil, que no existían en la península Ibérica de la época, aunque,
según los investigadores, responden a casos esporádicos. “Detectamos un aumento de la ancestralidad norteafricana y del este del Mediterráneo,
especialmente en el sudeste de la Península, a partir de la época
romana -afirma Lalueza-. Aunque probablemente es debido a los púnicos,
de los cuales estamos analizando las muestras actualmente”.
Mayor diversidad genética
El estudio presenta una imagen compleja de la historia genética de la península Ibérica, reforzando las conclusiones de otros estudios en esta dirección, como el publicado recientemente en la revista Current Biology,
en el que investigadores españoles y alemanes concluyeron que los
cazadores-recolectores de las poblaciones que habitaban la península
eran más genéticamente diversas de lo esperado. “La península Ibérica
cuenta con una historia más compleja que otras regiones de Europa, especialmente debido a los contactos de las poblaciones africanas”, sostiene Lalueza.
La historia de la península Ibérica es más compleja que la de otras regiones de Europa, sobre todo por el contacto entre poblaciones europeas y africanas
La particularidad vasca
Por otro lado, una de las peculiaridades de la investigación es la constatación de que la población que habitaba la región vasca ha cambiado poco en 3.000 años.
“La región vasca tiene la misma ancestralidad procedente de las espetas
[de Europa del Este] que el resto de la población ibérica (de hecho,
son los que tienen una mayor incidencia del linaje R1b, procedente de
las poblaciones venidas de las estepas). Sin embargo, no tienen las
influencias posteriores de púnicos, griegos, romanos y musulmanes que
arribaron a la península a lo largo de los últimos 3.000 años”, apunta
Lalueza.
Hallan restos de los primeros pobladores neolíticos de la península Ibérica
La Cova Bonica, en la provincia de Barcelona, contenía los restos de al menos seis individuos de unos 7.500 años de antigüedad, los primeros agricultores de la península Ibérica
Restos arqueológicos
Los arqueólogos han excavado restos
de cerámica cardial, punzones de hueso, útiles de piedra y conchas
marinas perforadas de la especie Columbella rustica.
Foto: Oms, Daura, Sanz, Mendiela, Pedro y Martínez
Cova Bonica
Entrada de la Cova Bonica, en la provincia de Barcelona.
Foto: Oms, Daura, Sanz, Mendiela, Pedro y Martínez
Excavaciones arqueológicas
Los restos humanos, pertenecientes a
un mínimo de seis individuos, desde los tres hasta los 35 años de edad,
se encontraban desarticulados, sueltos, y en un espacio inferior a los
dos metros cuadrados.
Foto: Oms, Daura, Sanz, Mendiela, Pedro y Martínez
Piel clara, ojos marrones y pelo oscuro
Un estudio previo de ADN, del diente
de una de las mujeres, indicó que "eran intolerantes a la lactosa,
tenían la piel clara, los ojos marrones y el pelo oscuro", según
Montserrat Sanz.
Foto: Oms, Daura, Sanz, Mendiela, Pedro y Martínez
Cova Bonica
La Cova Bonica es un yacimiento arqueológico ubicado en Vallirana, en la provincia de Barcelona.
Imagen: Oms, Daura, Sanz, Mendiela, Pedro y Martínez
Alec Forssmann
Hallan restos de los primeros pobladores neolíticos de la península Ibérica
Un total de 98 restos humanos ha sido excavado en la Cova Bonica, un
yacimiento arqueológico ubicado en Vallirana, en la provincia de
Barcelona. Los restos humanos, pertenecientes a un mínimo de seis individuos,
desde los tres hasta los 35 años de edad, se encontraban
desarticulados, sueltos, y en un espacio inferior a los dos metros
cuadrados. Los arqueólogos también han descubierto restos de animales,
cabras y ovejas principalmente, fragmentos de cerámica, herramientas de
piedra y caracolas perforadas que sirvieron de ornamento. Los restos
tienen una antigüedad de unos 7.500 años y, por tanto, serían de los primeros pobladores del Neolítico en la península Ibérica,
aquellos individuos procedentes de Oriente Próximo que se asentaron en
Europa, donde introdujeron la agricultura y la ganadería. Un estudio
previo de ADN, del diente de una de las mujeres, indicó que "eran intolerantes a la lactosa, tenían la piel clara, los ojos marrones y el pelo oscuro", según Montserrat Sanz, de la Universidad Complutense de Madrid. En el estudio, publicado en Journal of Field Archaeology, también han participado Xavier Oms, Joan Daura, Susana Mendiela, Mireia Pedro y Pablo Martínez, de diferentes universidades.
La primera evidencia de inhumaciones colectivas
Los huesos, casi un centenar, corresponden al menos a dos adultos, un adolescente y tres niños.
Hay restos craneales, dientes, costillas, cinturas pélvicas y huesos de
manos y pies. Los útiles de piedra son de sílex y de cristal de roca y
los fragmentos de cerámica, "entre los más antiguos documentados en la península Ibérica",
pertenecen a la cerámica cardial, característica de las primeras fases
del Neolítico en la cuenca mediterránea. Este hallazgo arroja luz sobre
los ritos de enterramiento de los cadáveres y, como señala la
Universidad Complutense de Madrid, se trata de la primera evidencia de inhumaciones colectivas.
"Observamos que las prácticas funerarias son muy heterogéneas, aunque
parece que lo frecuente es encontrar los restos no articulados junto a
sus objetos domésticos, por lo que quizá depositaron los cuerpos sin
enterrar en cavidades o los enterramientos fueron removidos", sugiere
Sanz. "Del Neolítico hay numerosos yacimientos en la península Ibérica,
pero son muy escasos los que corresponden al momento más antiguo, como este", concluye la investigadora.
Hallan restos de los primeros pobladores neolíticos de la península Ibérica
Un total de 98 restos humanos ha sido excavado en la Cova Bonica, un
yacimiento arqueológico ubicado en Vallirana, en la provincia de
Barcelona. Los restos humanos, pertenecientes a un mínimo de seis individuos,
desde los tres hasta los 35 años de edad, se encontraban
desarticulados, sueltos, y en un espacio inferior a los dos metros
cuadrados. Los arqueólogos también han descubierto restos de animales,
cabras y ovejas principalmente, fragmentos de cerámica, herramientas de
piedra y caracolas perforadas que sirvieron de ornamento. Los restos
tienen una antigüedad de unos 7.500 años y, por tanto, serían de los primeros pobladores del Neolítico en la península Ibérica,
aquellos individuos procedentes de Oriente Próximo que se asentaron en
Europa, donde introdujeron la agricultura y la ganadería. Un estudio
previo de ADN, del diente de una de las mujeres, indicó que "eran intolerantes a la lactosa, tenían la piel clara, los ojos marrones y el pelo oscuro", según Montserrat Sanz, de la Universidad Complutense de Madrid. En el estudio, publicado en Journal of Field Archaeology, también han participado Xavier Oms, Joan Daura, Susana Mendiela, Mireia Pedro y Pablo Martínez, de diferentes universidades.
La primera evidencia de inhumaciones colectivas
Los huesos, casi un centenar, corresponden al menos a dos adultos, un adolescente y tres niños.
Hay restos craneales, dientes, costillas, cinturas pélvicas y huesos de
manos y pies. Los útiles de piedra son de sílex y de cristal de roca y
los fragmentos de cerámica, "entre los más antiguos documentados en la península Ibérica",
pertenecen a la cerámica cardial, característica de las primeras fases
del Neolítico en la cuenca mediterránea. Este hallazgo arroja luz sobre
los ritos de enterramiento de los cadáveres y, como señala la
Universidad Complutense de Madrid, se trata de la primera evidencia de inhumaciones colectivas.
"Observamos que las prácticas funerarias son muy heterogéneas, aunque
parece que lo frecuente es encontrar los restos no articulados junto a
sus objetos domésticos, por lo que quizá depositaron los cuerpos sin
enterrar en cavidades o los enterramientos fueron removidos", sugiere
Sanz. "Del Neolítico hay numerosos yacimientos en la península Ibérica,
pero son muy escasos los que corresponden al momento más antiguo, como este", concluye la investigadora.
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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