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domingo, 20 de septiembre de 2020

La Casa de la Loma tiene un Fantasma: Capítulo DLXXV.- Rogelio Campos; llega a la casa de Elvira Yanayaco Morocho, conocida como la: "Viuda de los 12 apóstoles", por que sus 12 maridos murieron en su casa....

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; el bandolero Rogelio Campos, en el trayecto que iba a la casa del adinerado agricultor Eriberto López Mija, él tuvo que atravesar una profunda hoyada, y por poco es atacado por el mismo Satanás, disfrazado como el fantasma del "Muerto Gacho", que ocasional sale de las profundidades con el fin de acechar y capturar a un transeúnte humano para succionar la sangre de sus venas, y seguir como un fantasma errante; gracias a las invocaciones que hizo el bandolero  a Dios y a su ángel de la guarda, lo salvó de una muerte segura, ya que el espíritu diabólico estaba casi en su encima; pero él se mantuvo en pie debido a su coraje...


Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.



Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Rogelio Campos, seguía avanzando su rumbo hacia la casa del ganadero Eriberto López Mija, ya superó grandes distancias y se acercaba después del tremendo susto que sufrió al cruzar la hoyada del "Muerto Gacho"; siguió ya libre de ataque de fantasmas, el tiempo sigue su curso y estamos llegando a las 05:00 horas de la madrugada, el viajero se acerca a una casa, que la recordó cuando estuvo por aquí hacía por lo menos unos 10 años atrás, fue hospedado justo cuando un aguacero no amainaba y tuvo que pedir posada.
La dueña de la casa era la viuda Elvira Yanayaco Morocho, ella tuvo 12 hijos de un padre diferente y se le llamaba como: la "Viuda de los 12 apóstoles"; según habían conjeturas que la muerte misteriosa de cada marido fue que ella los mataba y el moribundo aún vivo le abría el pecho y le sacaba el corazón y lo cocinaba para después devorarlo como si fuese una loba hambrienta (aullaba tal como ese carnívoro); pero llegó Rogelio Campos sin saber esos antecedentes, ella lo atendió de lo mejor y terminó acostándose con ella, pero él salió a las primeras horas de la madrugada, tal vez por ese motivo de tan corto tiempo Elvira no lo mató a él también...
Esta vez, Rogelio recordando a la viuda, que según todos cuentan mató a los 12 maridos fue cuando aún podía concebir hijos, él calculó que debe estar muy vieja y que si podía prepararle un desayuno y algo de pasto (forraje) para su caballo picó con las espuelas a su noble compañero y trotó rápidamente la ladera que los separaba, hasta que llegó a la vivienda de Elvira, eran aproximadamente las 06:00 horas del día; aún había cierta oscuridad, él sobre paró en un gran patio, le salieron al encuentro una jauría de perros bravos que acosaban al caballo y él montado con el chicote de las riendas trataba de azotar a los perros.
Repentinamente desde el interior de la casa salió una anciana muy envejecida, quien regañó a los perros para que cesen de acosar al recién llegado, Rogelio Campos, la saludó así:
--- Buenos días doña Elvira, quisiera una posada por este día y que me prepare alimentos, estoy de viaje largo y tal vez algo de pasto para mi caballo.
La anfitriona, soltó una carcajada mostrando solo encías en su boca, ya que había perdido toda su dentadura y le contestó:
--- Baja bandolero de judas; ya me confundiste no soy Elvira, pero si su hermana mayor Emiliana; ella salió de viaje y tal vez regrese hoy, y si hay pasto para tu caballo.
Rogelio, recordó que hace 10 años, conoció de salida a Emiliana, justo en la madrugada, en esa entonces aún estaba carnudita y no como ahora una vieja flaca y cadavérica, él se apeó de su caballo y se acercó a ella, le dio la mano, pero se asustó al ver esa mano morada y totalmente fría como si fuese de un muerto, los perros misteriosamente se calmaron y desaparecieron como arte de magia.
La anfitriona, era consciente de su aspecto, seguramente le vio el rostro a Rogelio al darle la mano y le dijo:
--- Bandolero, parece que te asustó mi semblante, y tienes razón, te contaré tengo casi 90 años de edad, y la vida en el campo es dura y difícil, estoy envejecida; pero no te preocupes, siempre la olla tiene comida para un viajero.
Rogelio, algo avergonzado y calmado, le contestó:
--- Doña Emiliana, le ofrezco mis disculpas, pero le aseguro que no tuve ninguna impresión fuerte por su semblante, sino que la confundí con doña Elvira y me parecía que ella era aún más joven....
Emiliana, casi interrumpiéndole, le replicó:
--- Si me narró Elvira, que tuvo una noche  contigo y que le hiciste ver estrellas con tu verga gigante (pene) jajajajajajaja...
Rogelio , nuevamente muy avergonzado por los múltiples problemas que tiene por ser muy aventajado (pene grande) sólo le contestó:
--- Yo no tengo la culpa del tamaño de mi pichula (pene) pues, así Dios me lo puso jajajajaja..
Después de los saludos, Rogelio comenzó a desensillar su cansado caballo y colocó los aperos en un costado del poyo y le preguntó:
--- Doña Emiliana, podría indicarme el potrero, para llevar mi caballo.
La vieja anfitriona que caminaba renga, le contestó:
--- Aquí cerca no hay potrero, tendrás que amarrarlo en la picota y vas a la vega (huerta) y cortas unas varas de caña de azúcar que le servirá de alimento al corcel.
Rogelio, que había calculado pasar gran parte del día en esa casa, se desilusionó un poco, pero aceptó las condiciones y le contestó:
--- Gracias doña Emiliana, creo que la vega (cultivo o huerto) que está al pie y está llena de caña madura, por favor me presta un machete.
La vieja coja, entró temblorosa a la sala y rápidamente salió con un machete y le dijo:
--- Si tienes razón hay mucha caña madura, corta una buena carga para que recupere las fuerzas el equino, seguro que te irás por la noche.
Rogelio, recibió el machete, fue hasta su caballo, le soltó la soga que estaba atada a la silla (lomillo)  y lo llevó hasta la picota, allí había una especie de tinaja  llena de agua, era un bebedero, el animal con mucha sed, acercó la cabeza y bebió, luego lo amarró en la picota (parante grueso de un tronco de madera usado para amarrar animales) y él se fue al huerto a cortar la caña.
Mientras tanto, Elvira Yanayaco Morocho, quien había viajado a Cariamanga (Ecuador), desde hacía 04 días y efectivamente estaba de regreso, ella fue por la compra de comestibles y otras cosas, tal como un puñal corto que con vaina llegaba los 25 centímetros de largo, la hoja estaba provista de dos filos, era un arma peligrosa para quien la usaba.
Elvira Yanayaco Morocho, aún tenía la esperanza de conocer al 13 marido, aún siendo un número del mal agüero (hay gente que le teme al número 13), pero ella no temía, por que si lo consigue después de acostarse con el, lo mataría antes que amanezca el siguiente día, ella no sabía que justo había llegado a su casa el bandolero Rogelio Campos, que según ella se le escapó de las manos, al salir de madrugada de su casa y por su puesto ella era aún una mujer atractiva y deseada de unos 58 años de edad; solo unos años más que Rogelio, que ella aplicando sus artes de seducción conquistaría el número 13...
Rogelio, cortó buena cantidad de cañas de azúcar, le retiró la hojas secas, dejando las más tiernas, cargó el forraje y lo trajo hasta el patio, su caballo relinchó al ver a su amo con alimento para él, soltó la carga y el equino comenzó a meter muela, aún así Rogelio comenzó a cortar la caña en trozos más pequeños y los partió por la mitad para ayudar a comer más rápido a su caballo.
Mientras tanto, Emiliana apuraba en el fogón de la cocina echando leña, calentando un tiesto, porque había preparado masa de maíz molido para hacer tortillas, que estaba condimentando con zurrapa de manteca de chancho, al mismo tiempo paraba la olleta para pasar café molido; se avecinaba un suculento desayuno.
Rogelio Campos, después de trozar todas las varas de las cañas, hizo un montón para felicidad  del caballo; después se fue al campo a hacer sus necesidades fisiológicas y desde allí observó el techo de la casa en la cumbrera (techo de dos aguas), notó que algo le llamó la atención sobre la cumbre había colgado 12 sombreros de hombre, que por efectos del deterioro del tiempo se veían como hilachas, que el viento los flameaba acelerando su desintegración.
Rogelio Campos, hoy si estaba nervioso (tenía una debilidad les temía a las mujeres), se puso a pensar en esos sombreros que coincidía con los 12 maridos de Elvira, y se preguntó: "¿Por qué se colgaron 12 sombreros de hombre? Tal vez nadie podía darle respuestas, y volvió a recordar que a ella le llamaban la "Viuda de los 12 apóstoles" y se dio una carcajada, como quien esa viuda esté pensando que él era el número 13, pero si se dio la respuesta: "No le daré ese gusto"....
Rogelio Campos, regresó a la vivienda y se sentó sobre el poyo, ya flotaba sobre el ambiente el cocimiento agradable y sabroso de las tortillas, era un buen indicio que el desayuno estaba en preparación.
Doña Emiliana, a pesar de su avanzado estado de ancianidad, ella seguía siendo una excelente cocinera, ya había tostado suficientes tortillas como para tres personas, tal vez pensando en su hermana Elvira que pronto retornaría a casa.
Entonces, la cocinera llenó un par de mates con tortillas y desde la tarima encima del fogón sacó un queso seco y lo partió en 04 partes y colocó una parte de ellos en cada mate.......
Continuaremos......................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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