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domingo, 25 de octubre de 2020

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo DLXXX.- Doña Elvira Yanayaco Morocho "Viuda de los 12 Apóstoles"; inicia un encuentro amoroso con el bandolero Rogelio Campos, quien sin defensa, podría convertirse en el marido 13...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; Elvira Yanayaco Morocho "Viuda de los 12 Apóstoles", quien llevó como acompañante al bandolero Rogelio Campos, en su viaje al potrero grande, llevando 03 acémilas al pasto; ellos llegaron, después de un diálogo soltaron a los animales y ellos se fueron a la choza a tomar un descanso, y como Elvira tenía planes de seducir al bandolero Rogelio y tal vez convertirlo en el marido 13, pero, éste se ratificaba a resistir a la tentación de la carne; hasta que ella aprovechando sus actos provocativos, estando dentro de la choza intentó colgar el bolsico y levantó los brazos mostrando parte de su espalda desnuda, que tentó al macho, quien ya no pudo resistir más y la cogió por la espalda abrazándola llegando sus manos al desnudo ombligo y desde allí le soltó los botones a la falda que cayó al suelo, dejando medio cuerpo completamente desnudo, ella intento ocultar sus genitales tapándolos con sus manos...


Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.


Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

El bandolero Rogelio Campos, quien había resistido a la tentación de la carne, en los múltiples actos de seducción que le tendió Elvira Yanayaco Morocho "Viuda de los 12 Apóstoles", ya que ella preparó adrede y ahora ya estaba abrazada tapando sus genitales con sus manos; el bandolero lleno de testosterona, avanzó su mano derecha hasta los genitales de la hembra con suavidad le retiró las manos y con la suya le acarició la vulva que estaba completamente húmeda; ella estaba a punto de convertir al bandolero Rogelio en su marido 13; que el macho al acariciar la vulva, siguió e introdujo su dedo índice derecho y rozó el clítoris que retorció el cuerpo de la hembra..
Elvira, sabiéndose ganadora, volteó su cuerpo, que desde la cintura para abajo estaba desnudo, ellos con los labios juntos se besaban con mucha pasión, ella pasó sus manos a la cintura del macho, le aflojó el cincho (cinturón) y comenzó a desbotonar la bragueta; el macho totalmente sojuzgado solo la besaba y sus manos acariciaban sus sensuales glúteos tan suaves que no se notaba de una hembra que ya terminada sus década de los 50 años de edad y pasaba completamente su actitud sensual como si recién tuviese unos 40 años de edad.
La inicial resistencia de Rogelio se hizo pedazos, él ya no podía dar marcha atrás, estaba sometido; ella logró desabotonar la bragueta de su macho, presionó para que se baje el pantalón lo logró y cayó al suelo, pero había un largo calzoncillo con mangas que cubría los genitales, cuyo miembro viril erecto, siendo de tamaño muy grande, había levantado la vestimenta que parecía el izamiento de una bandera; la hembra acariciaba esta presa por encima, hasta metió la mano y con los dedos agarró al pene erecto desde la mitad y con la mano izquierda impulsaba la vestimenta hacia abajo hasta que cayó al suelo; ambos quedaron desnudos medio cuerpo y disfrutaban con tanta intensidad pasional con abrazos y besos, pero la cama estaba por tenderse....
Entonces, Elvira controlando la situación a su medida y apasionadamente le dijo:
--- Don Rogelio, permítame tender la cama.... para acostarnos....
Ella se soltó y dio la espalda para ir a la tarima, mostrando sus sensuales glúteos, comenzó a tender las jergas en número de 03 unidades; lo hizo una por una y luego tendió la sábana encima y quedó la alcoba silvestre o mejor dicho la cama campesina, lista para la función erótica.
Elvira, sonría por su nuevo triunfo y que una vez más se cumplián sus destinos de conquistadora, usando sus armas de seducción que era justamente su cuerpo; así lo hizo con sus 12 maridos anteriores, que todos ellos cayeron bajo su poder; ella misma no lo creía que el bandolero estuvo a punto de escapar de su garras; que apeló a todo cuanto ella disponía: su sensual cuerpo que era irresistible a cualquier apetito masculino.
Elvira, como seductora, ella misma se hizo una pregunta mental, mientras tendía la cama: "¿Será este hombre el acariciado 13?" Al mismo tiempo se dio la respuesta: "Elvira, ya llegó a tus manos el número 13, ya es tuyo, aprovéchalo".
Entonces, después de tender la cama, Elvira, mirando de reojo a su macho, que estaba distante un par de metros, lo primero que observó fue su miembro viril, y lo vio como una pieza similar a la del burro hechor (expresión usada en Socchabamba para denominar al asno que es el reproductor de las yeguas que las somete a mordiscos en la nuca cuando ellas están en celo); ella muy feliz, le dijo:
--- Don Rogelio, acérquese ya tendí la cama, aquí haremos cositas (sexo) que por más de 20 años no las tenía...
Rogelio, cegado por la testosterona metida en su cerebro, que le había quitado la capacidad de raciocinio; él ya no pensaba, actuaban los instintos de ser un macho solo quería montar a esa yegua (expresión para decir mujer madura) que le ofrecía su cuerpo; él atendió el llamado y fue hasta ella, se abrazaron, se besaron, se acariciaron intensamente, sus manos bajaron hasta los glúteos, los palpó como si fuesen las manos del batán (piedras ovaladas para moler los granos) estaban completamente calientes y suaves como la mejor seda del Oriente; ella también movía sus manos y las dos las dirigió al pene, aquella pieza gigantesca que buscaba un hueco donde penetrar, lo acariciaba y lo cogió y machucaba los testículos.
El macho, cogió de la cintura a la hembra y la levantó en peso, al tenerla sobre sus brazos, le besó con mucha ternura los labios y le tendió su cuerpo suavemente sobre la cama; ella cedía tan dulce y romántica que nada recordaba a la mujer y madre que crió 12 hijos; ahora, de nuevo era la mujer seductora que conquistaba a su próxima víctima; estando sobre la cama ella se estiró como una serpiente envolviendo su cuerpo en un enroscamiento seductor que se ofrecía a ser penetrado.
Rogelio, se retiró la camisa, casi arrancando los botones; él, actuaba no ya como un ser racional, sino como la bestia que estuvo dentro de una jaula y al lograr su libertad y lo primero que encontró fue una pareja y había que cubrirla y para eso estaba allí; él se subió a la cama y se colocó encima de ella, ya cuando la hembra abría sus piernas y le ofrecía su vagina que por fin se rompía su larga cuarentena de abstinencia sexual.
Ellos, se abrazaron, el macho dirigió su miembro viril a la vulva y comenzó a penetrarla muy suave y palpó la vagina que estaba tan caliente como el cono de un volcán a punto de erupción, siguió penetrándola muy lento y sus labios no abandonaban la boca de su hembra.
Elvira, se sentía feliz, estaba siendo poseída por el hombre de sus sueños que tanto lo había deseado, ella recordaba que desde aquella noche que él pasaba, con aguacero intermitente y ella le dio posada, lo hicieron muy rápido y nunca más lo volvió a ver; en cambio ahora, si lo tenía y era suyo, ella abrió en toda su extensión las piernas para facilitar la penetración profunda, el macho seguía pausadamente penetrándola, ella se retorcía y gemía así:
--- Ayyyyy Dios mio, que esto... que pinga (pene) tan grande tiene usted, siga despacito, siga, siga siga... aaaaaaaaaayyyyyyyyyyy...
Los movimientos de intensificaron y el macho usando todas sus fuerzas olvidó la suavidad y la penetró tan profundo que sus testículos rociaron la vulva y ella gritó como una perra en celo, así:
--- Aaaayyyyyyyyyyy.. ya no por amor de Dios.... siento dolor ya llegó hasta mis entrañas.. aayyyy ya no resisto más ... aaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyy....  
Pero, esta vez el macho no entendía reclamos, seguía penetrándola con más fuerza que nunca, era algo irresistible para él, esta vagina  le parecía muy diferente a todas las que él había penetrado antes; él aunque intentaba sacar algo su miembro viril no podía hacerlo la vagina lo había atrapado como un chupón, que no escaparía sin eyacular.Coito,
El macho, se posesionó con las dos manos de los glúteos formando un solo cuerpo con ella, ella cedía y se retorcía y gemía y abría las piernas para ser penetrada a más profundidad y ya comenzó a sentir escozor a su vagina, y que el mundo lo sentía dulce, las imaginarias aves le trinaban a los oídos anunciando la presencia de paraíso terrenal, el placer se intensificaba en todo cuerpo poseído por el macho que la hacía sentir dichosa y disfrutaba ser una hembra posesa y embrujada...........
Continuaremos................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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