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domingo, 15 de noviembre de 2020

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo DLXXXIII.- Elvira Yanayaco Morocho - "Viuda de los 12 Apóstoles"; logra convencer a Rogelio Campos para que él, pernocte la noche en su casa, sin saber que alguien más lo está rastreando...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; Elvira Yanayaco Morocho - "Viuda de los 12 Apóstoles", y el bandolero Rogelio Campos, disfrutaron de un apasionado encuentro amoroso en la choza del potrero grande; el episodio erótico estuvo a punto de frustrarse, por que Elvira quien fue la primera que sintió el orgasmo, luego se durmió agotada, esa pasividad no le gustó a Rogelio, quien interrumpió el coito; pero, ella reaccionó y lo casi obligó a eyacular, después ellos tuvieron la vista del inquilino del trapiche, quien trajo a Elvira las gabelas que cancelaban el alquiler, él pagó con un bolsico lleno de quesos y dulce (chancaca); ahora, no sabemos si Rogelio será el marido 13 o el número 14 tal como ella lo había pensado.

Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.

Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Después que se fue Sixto, el inquilino del trapiche; Elvira que había traído fiambre, se abrazó con su macho y le dijo:
--- Don Rogelio, traje fiambre y vamos a reponer las energías perdidas, voy a encender fuego en el fogón, por favor lleve este balde (recipiente muy usado en Socchabamba) y vaya a la quebrada y traiga agua para cocinar.
Rogelio, quien estaba arrepentido por haber acompañado a Elvira al potrero grande, además de hacerle el amor, él se convertiría en un amante, temía encamotarse con ella, ya que ella ejercía un poder mágico cuyos encantos seducía al hombre que le gustaba y él, estaba en sus planes, obedeció las órdenes y salió con el recipiente a recoger el agua.
Elvira, mientras atizaba el fogón estaba feliz y paraba un tiesto para calentar las tortillas de maíz que lo puso como fiambre, ella había logrado su objetivo de seducir a su macho que siempre lo había deseado y con él, se sentía satisfecha sintiendo ese placer que no lo había logrado con ningunos de los 12 maridos anteriores.
Rogelio, regresó con el balde lleno de agua fresca, en esos momentos Elvira revisaba su tarima con productos que había dejado; pero las ardillas descubrieron esos alimentos y solo dejaron residuos; pues, era previsible que la sabia naturaleza tome lo que dejaban en abandono los humanos.
Entonces, Elvira con una sonrisa agradeció al macho, así:
--- Gracias don Rogelio, vamos a preparar algo de comida, la tarima está vacía, las ardillas nos adelantaron, estoy calentando tortillas y almorzaremos aprovechando el queso fresco que trajo el inquilino, que nos cayó a pelo.
Elvira, preparó el fiambre, le sirvió a Rogelio, ellos comieron, y luego emprendieron el regreso; como  siempre muy gentil Rogelio Campos se ofreció a cargar el bolsico, ella siempre con la iniciativa caminaba adelante y él la seguía, ellos salieron del potrero y como ya no halaban acémilas, tomaron senderos por medio de potreros y acortaron la distancia, hubo mucho diálogo entre ellos y en todo momento Rogelio actuó a la defensiva, hubo instantes de aclarar la situación que ellos tomarían como pareja o simple visita alegre, y ella le dijo:
--- Don Rogelio, le juro que nunca en mi vida he tenido tanto gozo (placer) junto a un hombre, tal como lo hicimos con usted; yo siempre agotaba hombres; pero, ahora fue usted quien me doblegó y pretendió escapar pensando que me había dormido; en la profundidad de mi sueño, sentí que se iba, pero logré atraparlo...jajajajajajajaja...
Rogelio, sintió que las piernas le flaqueaban, aceptando su debilidad al escuchar a Elvira y lo que más le alteró esa sonrisa tétrica y sarcástica  que demostraba que ella triunfó y le replicó:
--- Doña Elvira, debo aceptar que usted tiene un encanto que es muy difícil encontrarlo en otra mujer, usted seduce al hombre y nosotros nos sentimos vencidos y entregados a sus brazos; pero si logré hacerla feliz, le aseguro que nunca pensé en irme, solo que viendo a usted dormida yo ya no quería eyacular debido a que usted ya no sentía nada; pero, como bien lo dice usted, logró despertar desde sus profundidades en sus sueños para que la acompañe hasta el final.
Rogelio, se cuidaba mucho en el diálogo, para no expresar palabras que lo comprometan estando al lado de Elvira, hasta pensó que si llegase a suceder algún peligro para su vida, él para desprenderse tendría que asesinarla; pero, esta última opción chocaba con la conducta del bandolero, quien nunca atacó a una mujer ni con el pétalo de una rosa, menos clavarle una chaveta o puñaleta.
Los viajeros, caminaron lomas, llanos, pampas y pendientes bajadas, hasta que se acercaron a la casa y lo hicieron cuando el El Sol ya se había ocultado, eran aproximadamente las 18:30 horas del día, los recibió Emiliana, quien tenía noticias para Rogelio y le dijo:
--- Don Rogelio, luego que ustedes se fueron, llegó una mujer blanca, quien montaba un brioso caballo alazán, me preguntó si conocía a un bandolero Rogelio Campos, le dije que no, que nunca lo había visto, ante mi respuesta la mujer se rascó la cabeza  muy mal humorada, picó la panza de su caballo y se fue...a todo trote...
Para, Rogelio le llegó del cielo esa visita, que realmente no sabía quien habría sido esa mujer, y con astucia dirigiéndose a Elvira, le dijo:
--- Doña Elvira, voy a ensillar mi caballo, aquella mujer me está persiguiendo y no lo hace sola, seguro que son varios quienes quieren mi vida.
Elvira, que justo había pensado compartir toda la noche en compañía del macho, le contestó:
--- Don Rogelio, desde cuando usted se acobarda ante los enemigos; tengo entendido que contrincante que se enfrentaba a usted estaba adelantando su muerte; quédese en mi humilde choza y se va mañana por la tarde, le hace muy bien descansar.
Rogelio, sabía que si aceptaba quedarse, él estaba firmando su sentencia de muerte y le replicó:
--- Gracias doña Elvira, pero tengo que irme, por que voy a poner en peligro su casa, ellos regresarán al ver mi caballo en el patio, y la mujer ya les comunicó que estoy aquí, ella no le creyó a doña Emiliana por que no supo mentir, mi caballo les dio la prueba que buscaban.
Elvira, reaccionó sabiendo que se le escapaba el bandolero, pero lo que él suponía era verdad, por lo menos le pidió:
--- Don Rogelio, aunque quisiera no puedo detenerlo, por lo menos acepte la merienda que ha preparado Emiliana.
Rogelio, comprendió que era lo menos que podía hacer, aceptar comer junto a la mujer que lo fascinaba y que al mismo tiempo le temía por ser una asesina de hombres, y le contestó:
--- Gracias doña Elvira, comeré junto a usted.
Elvira, sirvió la cena que la compartió con su huésped de honor:  Rogelio Campos; ella sabía que era una despedida sin retorno, por que así se lo informaba su intuición y mediante el diálogo, le dijo:
--- Don Rogelio, usted siendo un peleador poderoso, me teme, tal vez piensa que lo voy a matar si sé convierte en mi marido de asiento; pero no, si lo pensó así es falso, yo nunca maté a nadie mis maridos murieron por que no pudieron soportar mi fortaleza; ahora, soy yo la que no tengo fortaleza, si usted algún día acepta, tendrá a una mujer sumisa y a una compañera leal para toda la vida.
Elvira, hizo una pausa y agregó:
--- No lo sé: ¿Quién es esa misteriosa mujer que lo estuvo buscando? Acepto, me lo quitó; pero le vuelvo a repetir quédese una noche aquí, su cuerpo necesita descanso, así cansado puede ser presa fácil para sus enemigos, se nota en su semblante que no son buenos sus cinco sentidos, hágame caso.
Rogelio, por primera vez en su vida, sentía en su ego personal que una mujer haya reconocido sus debilidades corporales y ella tenía razón; él estaba completamente agotado trayendo al hombro un bolsico lleno de quesos y parece que el esfuerzo que puso en la choza haciéndole el amor, ella le absorbió toda su fortaleza masculina y era necesario descansar y tomó la decisión y le contestó:
--- Doña Elvira, usted al detenerme está exponiendo su vivienda a un posible ataque, aún así, le voy  hacer caso, me quedaré hasta la madrugada, pero para desviar la atención mi caballo tendré que llevarlo del patio a otro lugar, cuando fui a cortar caña, observé una pequeña pampa libre, puedo llevarlo allí y le cortaré caña, aún se puede ver algo, antes que la noche se vuelva muy oscura.
Elvira, se sonrió, ella había conseguido retenerlo por lo menos unas horas más que le permitiría seguir siendo suya y le contestó:
--- Con el mayor gusto don Rogelio, lo acompaño vamos a la chacra y le señalaré las cañas maduras, pero antes le echaremos agua al caballo, debe tener sed, por que solo ha comido caña y es dulce, tengo unos calabazos llenos de agua.
Ambos personajes fueron al patio cargando los calabazos y echaron su contenido en una batea, que el caballo sintió como un sabroso líquido de su vida, bajó la cabeza y se bebió todo el contenido de la batea.
Luego, Rogelio haló de la soga a su caballo y lo llevaron a la chacra, allí Elvira le señaló los matorrales para el corte, que lo hicieron y  lo amontonaron junto al caballo que el animal comenzó a comer.
Pero, en ese lugar no todo era calma, la misteriosa mujer que buscó a Rogelio, era un realidad una antigua amante que lo había buscado por mucho tiempo, ella tenía una deuda por cobrar, era un tesoro que le dejó su madre y que según ella, Rogelio se lo robó; pero, la verdad era otra, el robo lo hizo el hermano de ella, quien para descargar su culpa, señaló a Rogelio como el que se llevó.....
Continuaremos.................................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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