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domingo, 29 de noviembre de 2020

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo DLXXXV.- Rogelio Campos; gracias a una pesadilla previno el ataque de Elvira Yanayaco Morocho - "Viuda de los 12 Apóstoles" y sin saberlo también esquivó a Ubelinda que lo buscaba por una ajuste de cuentas....

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; Elvira Yanayaco Morocho - "Viuda de los 12 Apóstoles" y el bandolero Rogelio Campos disfrutaron de un apasionado encuentro amoroso sobre la grama de la huerta, luego regresaron a la casa; ella le tendió cama, el huésped se acostó y rápidamente se durmió profundamente, luego lo hicieron Elvira y su hermana Emiliana; todos en aquella casa dormían plácidamente; pero en otro lugar en cambio Ubelinda, la mujer misteriosa que había buscado a Rogelio, preparaba un asalto a la vivienda para vengarse del supuesto robo que le hizo el bandolero; que no fue él, sino su propio hermano de ella que se llamó Rafael; ahora ella si saber la verdad está acompañada de su nuevo amante con quien piensan hacer el ajuste de cuentas................

Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.



Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Ubelinda Cunyarache Jiménez, acompañada de su rastreador, quien también era su amante, planearon dar el golpe a la casa de Elvira durante la media noche, calculando que todos duermen, ellos estaban en un lugar lejano, para no presentar sospechas al bandolero Rogelio Campos, quien dormía plácidamente en la sala de la casa de Elvira.
Ubelinda, calculando que eran aproximadamente las 20:00 horas de la noche, ensilló su brioso caballo, lo mismo hizo el rastreador, la noche estaba oscura, tal vez muy propicia para sus planes; ellos montaron y partieron, tal vez habían recorrido un tramo sobre una larga loma y fueron azotados por una bandada de aves nocturnas entre búhos y lechuzas, el ulular era tan fuerte que resonaban en los oídos; con el poncho y pañalón las espantaban, que a vuelo rasante se acercaban a ellos, tal como lo hace el depredador a su presa.
Ubelinda, muy nerviosa por el repentino y raro ataque de aves nocturnas dijo a su rastreador:
--- Don Tiberio, creo que los demonios protegen al bandolero Rogelio Campos y nos quieren atacar.....
Ubelinda, no había terminado de hablar y pasó sobre su cabeza una lechuza y le arrojó excremento con tanta puntería que le cayó sobre el sombrero que protegía su cabeza y el caballo que era muy brioso, casi empieza a corcovear espantado por el acoso del ave nocturna a su ama.
Entonces, Tiberio, quien era un gran rastreador compartió el temor de su amante y le dijo:
--- Doña Ubelinda, creo que debemos picar con las espuelas las pansas de los caballos para salir de esta ladera y ocultarnos en la próxima hoyada, por que estas aves mal agüeras han sido enviadas por los demonios de los infernos.
Al mismo tiempo también hubo un "regalo" de excremento para el rastreador, quien mirando a su compañera no vio que una lechuza se le venía encima y cuando él reaccionó era demasiado tarde, por que el ave eclosionó el ano saliendo disparado el excremento y le cayó de lleno en el rostro "bañándole" desde la nariz para abajo y el caballo que no estaba controlado desde la rienda (brida), levantó las patas traseras al aire, que casi tira por encima de la cabeza al jinete, que afortunadamente se había cogido de la cabeza del lomillo.
Ambos jinetes, con sus caballos muy agitados y nerviosos trotaron hasta llegar a una hoyada a fin de encontrar sosiego y vayan que lo lograron por que las aves nocturnas desaparecieron y ellos se limpiaron los residuos de las deposiciones.
Ellos, cruzaron la hoyada y al salir al frente de nuevo había una larga ladera que esta conducía a la casa de Elvira, pero ya no habían las aves nocturnas, ellos se apearon de sus caballos, bajaron la soga y con ellas en las manos se sentaron sobre el suelo para esperar un poco más tarde y asaltar la casa donde ellos creían descansaba el bandolero Rogelio Campos.
El tiempo sigue su curso, seguramente ya eran las 24:00 horas del noche, de nuevo los jinetes montaron y tenían que trotar un largo trecho para llegar a la casa de Elvira, hubo diálogo entre ellos y Tiberio le dijo:
--- Doña Ubelinda, ya estamos cerca del bandolero, no conozco la casa, ya que según usted es la que se aprecia muy próxima; pero dígame:¿Cómo atacaremos al bandolero? Tal vez hayan perros que nos sentirán y con sus ladridos nos descubrirán, yo francamente no quiero atacar, usted pretende matarlo por que le robó, creo que será mejor que converse con él...........
Pero, Ubelinda quien era una mujer de carácter fuerte, ella estaba decidida ajustar cuentas contra el bandolero Rogelio y no escuchaba razones en contra de sus propósitos y casi interrumpiéndole le replicó:
--- Don Tiberio, creo que a usted le faltan cojones (valentía), ya se acobardó sin empezar la pelea, nosotros atacaremos por sorpresa y venceremos al bandolero.
Justo, a la misma hora, el bandolero Rogelio Campos, tuvo una pesadilla que él, era atacado por una mujer, se despertó muy asustado, creyendo que Elvira lo iba a matar, él se sentó y escuchó los ronquidos fuertes de las mujeres en su dormitorio; el bandolero consideró que ya había dormido lo suficiente y se levantó a tientas y llegó a la puerta de salida, la abrió y salió al corredor, afuera el ambiente todo era calma, pero se percibía que algo no estaba bien....
Entonces, el bandolero fue al huerto en busca de su caballo, el equino estaba muy descansado y bien comido, le soltó la soga de la picota y lo haló, en ese corto trayecto el cuadrúpedo con movimiento de su cabeza y las orejas fijas que la acercó a la espalda del bandolero intentó morderlo y con la reacción del amo le preguntó así:
--- "Amigo ¿Qué te pasó, intentas morderme?"
El equino, que nunca lo hubiese mordido, sino que trataba de comunicarse, le contestó con un suave relincho y levantó la pata delantera.
Rogelio, entendió perfectamente la levantada de la pata delantera que significaba un ataque enemigo; él caminó más rápido, llegaron al patio y lo amarró en la picota; aún había un poco de agua que había sobrado en la batea y la bebió el caballo.
Rogelio fue hasta el poyo y cogió los aperos y regresó hasta su caballo, lo ensilló, ajustó las cinchas y regresó al corredor por su bolsico y poncho, cuando él cargaba las cosas, salió desde la sala alguien como una sombra negra, era Elvira, quien con un machete largo que parecía una espada blandiéndola con la mano derecha para atacar al bandolero; quien apelando a su "sexto sentido", esquivó el ataque  de la sombra negra y corriendo fue hasta su caballo, lo soltó, pisó el estribo montó y picó trotando a toda marcha la ladera para intentar escapar, que justamente se iba a encontrar con otra enemiga.
Se desconoce los motivos de su cambio repentino de Elvira, quien pretendió atacar a Rogelio, si ella había disfrutado dos encuentros íntimos y que los gozó; pero, si se comprobó que ella era una asesina, con esa idea viajaba Rogelio Campos y agradecía a su pesadilla que como una premonición le anticipó,  que la gentileza con que le ofreció su casa; Elvira Yanayaco Morocho - "Viuda de los 12 Apóstoles", ya ella había planeado asesinarlo, él estuvo a punto de ser el número 13.
En cambio Elvira, lamentaba haber perdido la oportunidad de matar al número 13, con esa frustración ella ingresó a la sala y se recostó sobre la cama donde había dormido Rogelio, con su nariz comenzó a oler las mantas y allí había quedado el humor y aroma del cuerpo del bandolero y se dijo: "Rogelio, fuiste muy precavido y te salvaste, había planeado matarte en las primeras de las madrugada, pero me adelantaste y adivinaste mis pensamientos". Ella se recostó y se volvió a dormir sobre la cama de quien no logró convertirlo en su víctima 13.
Rogelio Campos, trotaba con sus pensamientos y sentimientos encontrados; recordando a Elvira que por poco lo asesina y su caballo que siempre detectaba los peligros, se paró en seco, el jinete le aplicó los espuelas a la pansa, pero ni aún así se movía y le preguntó:
--- "Amigo; ¿Qué te pasa, vamos rápido tenemos que avanzar?"
El caballo con un relincho muy suave y con movimiento de sus orejas hacia adelante y sacando hacia adelante la pata delantera derecha, le indicó que hay peligro.
Rogelio Campos, aceptando el aviso de su caballo, se apeó, lo haló fuera del camino y sobre un montículo se sentó, los separaban unos 20 metros del camino, allí el bandolero se puso a pensar:¿Qué podría ser lo que le anticipaba su caballo? Tan concentrado estaba en sus pensamientos que no había detectado que se acercaban en sentido contrario dos jinetes; pero, si el caballo que movió la cabeza y las orejas como halando al amo ir más lejos del camino; él, reaccionó y obedeció a su caballo se retiraron más lejos y cuando lo hicieron pasaron dos jinetes a todo trote sin que los hayan visto a ellos.
Recién, recordó Rogelio, sobre la misteriosa mujer que lo había buscado, por la oscuridad y estar lejos del camino, él no pudo determinar si fue ella en compañía de alguien más; se le vino a la cabeza Elvira que estaba en grave peligro, pero reaccionó y se dijo: "Que se defienda sola, ella me quiso matar".
Ubelinda y Tiberio, llegaron muy cerca de la vivienda de Elvira, se apearon de sus caballos, soltaron la soga y los halaron, estando cerca al patio, vieron que la picota estaba vacía, ya no había el caballo que estuvo amarrado allí.
Entonces, Ubelinda se acercó a Tiberio y en voz baja le dijo al oído:
--- Don Tiberio, creo que el bandolero se nos escapó.
Tiberio, al escucharla sintió un alivio, le contestó:
--- Doña Ubelinda, es mejor para nosotros saber que no tendremos que matar a nadie.
Ubelinda, mal humorada y llena de ira, le replicó:
--- Eres un cobarde, no me sirves para compañero........
Continuaremos....................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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