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domingo, 20 de diciembre de 2020

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo DLXXXVIII.- Ubelinda Cunyarache Jiménez y Tiberio; tuvieron la sorpresiva visita en la casa abandonada que ellos ocuparon, por los dueños que resultaron ser sus familiares....

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; Ubelinda Cunyarache Jiménez y su amante Tiberio, llegaron a la casa que ellos creían estaba abandonada y que la habían tomado como su refugio temporal, sin saber que los dueños originales, habían regresado y como estos últimos pensaron que su casa había sido invadida por mañosos (ladrones), se refugiaron en un escondite fuera de la casa y desde allí, esperaron a los invasores, que llegaron, que efectivamente, hubo un diálogo entre Ubelinda y Tiberio que fue escuchado por los dueños, quienes al oír el nombre de Ubelinda, coincidía con el nombre de una prima de la señora, del mismo nombre y que además apellidaba Cunyarache....

Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.


Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Ubelinda y Tiberio, tomaron posición de la vivienda, sin saber que ellos eran observados desde un escondite por los dueños de la casa; quienes conversaban entre ellos, que la mujer era su pariente, con esos pensamientos aguardaron que se aclare el nuevo día.
Ubelinda, se sentó un largo rato sobre un tronco que hacías las veces de poyo, hasta que regresó Tiberio, después de haber dejado los caballos en el pasto y se pusieron a conversar, ella dijo:
--- Tiberio, creo que efectivamente, mi herida no está infectada, desapareció el dolor al retirar las tiras que apretaban el antebrazo, vamos esperar que aclare el día para preparar los alimentos (desayuno).
Tiberio, quien estaba agotado y no quería comer, sino dormir, le contestó:
--- Doña Ubelinda, voy a la sala y me recostaré sobre la tarima, hasta que usted haga el desayuno.
Ubelinda que no era una mujer dócil y menos aceptar que un mequetrefe se vaya a descansar, en vez de ser él, quien prepare los alimentos, por estar ella herida, le replicó:
--- Tiberio, usted es un pedazo de haragán, en este momento vaya a buscar leña para el fogón, es lo mínimo que puede hacer; ya después de comer descansaremos, anda ya rápido a buscar chamizas.
Tiberio tenía que aceptar las órdenes de Ubelinda y además, esperaba que aclare el día, pero si, él tenía un presentimiento, que ellos estaban siendo vigilados, él se acercó a Ubelinda y en voz muy baja, le dijo:
--- Doña Ubelinda, no sé por qué; pero, mi espíritu me avisa que estamos siendo vigilados.
Ubelinda, una mujer de carácter fuerte, creyendo que su amante se estaba acobardando, con voz fuerte le contestó, así:
--- Oye, pedazo de insecto cobarde, te estás meando en los pantalones, pensando en visiones y fantasmas, vaya rápido a buscar la leña, sino fuera por que te necesito, hace rato que te habría abandonado.
Tiberio humillado, tomó la determinación de huir del lado de aquella agresiva mujer esa misma noche, ya no soportaba los insultos de esa mujer, que ni siquiera le había pagado los servicios del rastreo (pero él no se daba cuenta que ella le pagaba con su cuerpo), ya no le contestó y se quedó callado.
Mientras tanto, los auténticos dueños se mantenían en su escondite, hasta que fue Jovial García, tal como se llamaba el propietario de la vivienda, quien dijo:
--- Mujer, ya amaneció, estamos a la par con ellos, tu lo has visto ellos son hombre y mujer, igual que nosotros, parece que ella le manda a ese maricón de hombre; vamos a salir y regresaremos a nuestra casa.
La señora Lindaura Cunyarache, tal como ella se llamaba, estuvo de acuerdo y seguramente siendo las 06:00 horas del nuevo día, ellos se levantaron de su escondite y salieron rumbo a su casa.
Jovial, avanzó a paso firme, seguido de Lindaura, cruzaron el patio y desde el corredor eran observados por Ubelinda y Tiberio, quienes totalmente sorprendidos por la inesperada visita que aún no los veían bien a 100 metros de distancia, que a medida que se acercaban, iba desapareciendo el miedo por la alegría, hasta que llegaron a 10 metros que se los separaban y fue Lindaura, quien exclamó:
--- ¡¡¡ Prima Ubelinda, que haces por aquí, esta es mi casa !!!
Ubelinda, se levantó del asiento y fue al encuentro de su prima y le contestó:
--- Prima Lindaura, que gusto verte, nunca supimos que esta casa era tuya.
De igual manera Jovial, reconoció a su primo Tiberio, quien ya sabía que la mujer lo doblegaba, y saludándolo con una frase irónica, le exclamó:
--- ¡¡ Primo Tiberio, tu siempre con el pesado costal a cuestas ¿Pero, qué hacen por aquí?!!
Ambas parejas se abrazaron, ellos eran familias por pareja (algo poco usual) y después de los abrazos iniciales se soltaron y abrazaron a las mujeres (Jovial lo hizo con cierto empacho, por la indigestión estomacal que le producía verla a Ubelinda), pues, eran las 06:00 hora y minutos más, todo indicaba que será un encuentro festivo para estas familias, y fue doña Lindaura, quien viendo herida su prima Ubelinda del brazo izquierdo, le preguntó:
--- Pero mujer, tienes un corte en el brazo ¿Qué te pasó?
Ubelinda, le narró todo lo que había sucedido y terminó así:
--- Prima Lindaura, Tiberio y yo, estuvimos buscando al bandolero Rogelio Campos y casi lo teníamos al alcance de nuestras manos, pero él huyó; él me robó mi tesoro, por esa razón lo he buscado por Cielo y Tierra, pero siempre se escapaba.
La señora Lindaura como dueña de casa, le contestó:
--- Ubelinda, gracias por cuidar mi casa, hay que curar tu herida del brazo, voy a la hoyada por unas hojas de matico, es un remedio efectivo, que te evitará la infección y te cicatrizará muy rápido.
Lindaura, quien vio a su esposo y Tiberio que conversaban alegremente no los interrumpió y se alejó a la hoyada a buscar las hojas del matico que estaba a unos pocos metros de la casa, allí habían muchas  plantas, cogió un manojo de hojas frescas y regresó, fue directo a la cocina, que la encontró limpia, ya que Ubelinda, mientras se refugiaba también cocinaba; ella hizo hervir las hojas, en esos instantes llegó Ubelinda, que efectivamente sentía fastidio en su herida, que podría infectarse sino se aplicaba algún remedio y como eran familias, fue Ubelinda, quien dijo:
--- Prima Lindaura, te pido disculpas por haber tomado tu casa sin tu autorización, antes de ingresar le dimos vueltas por 08 días y viendo que nadie venía, rompimos el candado y la tomamos con nuestro refugio temporal.
Lindaura, quien estaba más preocupada por curar la herida de su prima, le contestó:
--- Mujer, vamos a desinfectar tu brazo, sube la manga del vestido, que con esta agua caliente que puedas soportar te voy a lavar la herida, se ve roja e hinchada.
Lindaura, vació todo el contenido de la hierba hervida sobre una batea, ambas se sentaron y a soplos le echando agua a la herida, al principio sintió más dolor, pero a medida que la herida era lavada se adormeció la piel y desapareció el dolor; el agua caliente limpio los residuos de sangre, el tajo de la herida se veía carne viva, pero ya no sangraba.
Después de la limpieza, la señora Lindaura, trajo desde su dormitorio un trapo limpio, le dio vuelta al brazo como una venda y le aseguró con una tira amarrada encima.
Por otro lado, Jovial y Tiberio, se habían ido al bosque por leña, que cortaron troncos secos que abundaban en el potrero, cargó cada uno un ato de leña al hombro, llegaron y pasaron a la cocina y fue Jovial, quien dijo:
--- Lindaura, hemos leña para que cocinen.
Las mujeres agradecidas sonrieron, quienes estaban en plenos preparativos del desayuno; Jovial y Tiberio regresaron al corredor de la parte delantera de la vivienda y siguieron conversando; seguramente después de unos 50 minutos ellas sirvieron el desayuno en mates que los sacaron al corredor donde se encontraban sus parejas, todos comieron.
Después del suculento desayuno, hubo una larga conversación entre ellos, y por allí Lindaura le narró a Ubelinda, que tiempos atrás (coincidía con el pérdida del tesoro) vio  a su hermano Rafael muy gastador en el Pueblo y acompañado de prostitutas, que le llamó la atención el despilfarro de dinero, sabiendo que él era vicioso y nunca tenía dinero a raudales y esa vez lo gastaba sin control.
Recién entendió Ubelinda, que Elvira su atacante tenía razón, que el ladrón que le robó su tesoro fue su propio hermano; ella decidió regresar a su casa y nunca más perseguir al bandolero Rogelio Campos, por que él, era completamente inocente, quien probablemente nunca supo que lo perseguían.
Ese mismo día, Ubelinda y Tiberio abandonaron el lugar, dejando a los legítimos dueños disfrutar de su propiedad.............
Continuaremos..................................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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