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viernes, 8 de abril de 2022

Dinosaurios: ¿Por qué el Tyrannosaurus rex tenía los brazos tan cortos?... La curiosa forma de crecer de los Tyrannosaurus rex.

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., los científicos siguen investigando la razón de los Tyrannosaurus rex, de tener los brazos cortos, que se veían ridículos en relación a su poderoso y gigantesco cuerpo, parece según los últimos estudios se baraja la hipótesis: ..."Aquí propongo, en el contexto de las líneas de evidencia filogenética, ontogenética, tafonómica y social, que las extremidades anteriores se acortaron en el contexto de la ecología del comportamiento: el gran cráneo y las mandíbulas proporcionaron todos los mecanismos depredadores necesarios, y durante la alimentación en grupo de los cadáveres, se seleccionó la reducción de extremidades para mantener las extremidades anteriores fuera del camino de las mandíbulas de grandes depredadores conespecíficos, evitando lesiones, pérdida de sangre, amputación, infección y muerte. Una variedad de líneas de evidencia pueden probar esta hipótesis...."  ...siga leyendo.................

Algo llama poderosamente la atención en las proporciones del Tyrannosaurus rex: sus brazos eran ridículos en relación al resto de sus poderosos atributos. Ahora un nuevo estudio baraja diferentes hipótesis sobre esta particularidad.

Ilustración histórica del esqueleto de un tiranosaurio

Foto: Cordon Press

02 de abril de 2022, 12:00 | Actualizado a 


Los paleontólogos han averiguado cuántos T. rex hubo en la Tierra. Han descubierto que habrían vivido unos 20 000 en cualquier momento dado durante un periodo de dos a tres millones de años.

FOTOGRAFÍA DE STOCKTREK IMAGES, NAT GEO IMAGE COLLECTION

https://www.nationalgeographic.es/ciencia/2021/04/un-nuevo-estudio-revela-que-hubo-miles-de-millones-de-t-rex-en-el-mundo


A 65 millones de años de su extinción, la fama del Tiranosaurio Rex es incontestable: su constante aparición en películas, juguetes, playeras y toda clase de mercancía dan cuenta del dinosaurio más conocido de la actualidad; sin embargo, su popularidad es inversamente proporcional a lo que creemos saber de él.


El T Rex fue uno de los últimos dinosaurios en aparecer sobre nuestro planeta. A diferencia de la creencia popular, este carnívoro únicamente vivió durante el final del período Cretácico, hace unos 67 y 65 millones de años, mientras que los primeros dinosaurios de los que se tiene evidencia datan de hace 230 millones de años.


https://www.muyinteresante.com.mx/medio-ambiente/t-rex-como-era-realmente-el-rey-de-los-dinosaurios/


El paleontólogo de la universidad de California en Berkeley, Kevin Padian, lleva impartiendo durante más de dos décadas un seminario para alumnos de primer año llamado "La era de los dinosaurios". Y durante estos 20 años, una pregunta recurrente entre sus estudiantes siempre ha sido: ¿Por qué los brazos del Tyrannosaurus rex son tan ridículamente cortos?

Por lo general, como respuesta a los alumnos, el profesor enumeraba la gran variedad de hipótesis propuestas por los paleontólogos: "para el apareamiento, para sujetar a la presa...". Sin embargo, también por lo general, los estudiantes atendían a la replica con la mismas dudas con la que realizaban la pregunta. La respuesta habitual de Padian era un humilde: "nadie lo sabe". Sin embargo, también sospechaba que los académicos que hasta el momento habían propuesto una solución al enigma habían estado abordando la cuestión desde una perspectiva equivocada.

"En lugar de preguntar: ¿para qué evolucionaron los brazos cortos del T. rex?", cuenta Padian, "la pregunta debería ser: ¿Qué beneficios proporcionaban esos brazos tan pequeños a semejante animal?". Y es por ello que ahora, en nuevo artículo publicado en la revista Acta Palaeontologia Polonica bajo el título Why tyrannosaurid forelimbs were so short: An integrative hypothesisel investigador plantea una nueva hipótesis: los brazos del T. rex se encogieron para evitar la amputación accidental o intencional cuando una manada de T. rex se reunía sobre un cadáver con sus enormes cabezas y dientes trituradores de huesos.

Un T. rex de 14 metros de alto de largo, podía tener una cabeza de un metro y medio, pero unos brazos de apenas un metro; el equivalente a que los humanos tuviéramos unos brazos de 15 centímetros

"¿Qué pasaría si varios tiranosaurios adultos se abalanzaran sobre una presa? Tienes un montón de cráneos enormes con mandíbulas y dientes increíblemente poderosos desgarrando y masticando carne y huesos justo a tu lado ¿Y qué pasa si tu congénere piensa que te estás acercando demasiado? Simplemente podrían advertirte de que te alejaras cortándote un brazo", expone el distinguido profesor emérito de biología integrativa en la Universidad de California en Berkeley y comisario del Museo de Paleontología de la institución. "En este sentido, tener los brazos cortos podría ser una ventaja, ya que no los estas usando para la depredación y las heridas graves por mordedura pueden causar infecciones, hemorragias, el shock y finalmente la muerte", añade.

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Padian también señala que los predecesores de los tiranosáuridos poseían brazos más largos que estos, por lo que hubo de existir alguna razón para que se redujeran tanto en tamaño como en movilidad articular. Esto habría afectado no solo al T. rex, que vivió en América del Norte a finales del Cretácico, sino también a los abelisáuridos africanos y sudamericanos del Cretácico Medio o a los carcarodontosáuridos, los cuales se extendieron por Europa y Asia e incluso fueron más grandes que el propio Tyrannosaurus.

"Todas las hipótesis al respecto, o no se han probado, o se han descartado por su inverosimilitud", explica el paleontólogo. "Además, ninguna de ellas explica por qué los brazos disminuyeron de tamaño y en todos los casos las funciones propuestas para los brazos del Tyrannosaurus habrían sido mucho más efectivas si los brazos no lo hubieran sido más largos".

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Los brazos y el T. rex, un enigma de más de un siglo

Cuando el gran cazador de dinosaurios Barnum Brown descubrió los primeros fósiles de T. rex en el año 1900, pensó que los brazos eran demasiado pequeños para formar parte su esqueleto. Su colega, Henry Fairfield Osborn, quien describió y nombró a la criatura, planteó entonces la hipótesis de que estos cortos brazos podrían haber funcionado como "abrazaderas pectorales" destinadas a sostener a las hembras durante la cópula; un análogo a los broches pélvicos de algunos tiburones y rayas, los cuales presentan aletas modificadas. Sin embargo, Osborn no proporcionó pruebas que corroboraran su hipótesis y Padian remarca que los brazos del T. rex son demasiado cortos para rodear a otro T. rex y demasiado débiles para ejercer algún control sobre una pareja.

Durante todos estos años se han sucedido todo tipo explicaciones, algunas de las cuales pasaban por la atracción de parejas, la emisión de señales sociales, servir de ancla para permitir que T. rex se levantara del suelo o sujetar presas. Otros paleontólogos incluso han propuesto que los brazos no contaban con ninguna función, por lo que tan siquiera habría que preocuparse por ellos.

Sin embargo, en esta ocasión Kevin Padian abordó la cuestión desde una perspectiva diferente: es decir, preguntando qué beneficio podrían tener unos brazos más cortos para la supervivencia del animal. La respuesta le llegó después de que otros paleontólogos descubrieran pruebas de que algunos tiranosáuridos cazaban en manadas. “Varios yacimientos descubiertos durante los últimos 20 años conservan tiranosaurios adultos y juveniles juntos, lo que pone sobre la mesa esta posibilidad", explica. “

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En su nuevo artículo, Padian examina las especulaciones de otros paleontólogos y conviene que ninguna de ellas parece haber sido completamente probada. "Los brazos son simplemente demasiado cortos. No pueden tocarse entre sí, no pueden alcanzar la boca y su movilidad es tan limitada que no pueden estirarse mucho, ni hacia adelante, ni hacia arriba".

Por ejemplo, hace veinte años, dos paleontólogos analizaron los brazos del T.rex y plantearon que estos podrían haber sido capaces de levantar hasta 200 kilogramos. Sin embargo, según el investigador, un tyrannosarus no podría haberse acercado a nada lo suficiente como para recogerlo del suelo.

Del Tyrannosaurus rex al dragón de Komodo

La hipótesis de Padian presenta analogías con algunos animales actuales. Por ejemplo, el dragón de Komodo gigante -Varanus komodoensis- de Indonesia caza en grupos, y cuando atrapa a sus presas, los que son los lagartos más grandes del mundo convergen en el cadáver dejando los restos para los más pequeños. En el proceso se suelen producir conflictos en los que abundan los mordiscos y las magulladuras al igual que ocurre con los cocodrilos, y así pudo haber sucedido lo mismo tanto en el caso de los T. rex como de otros tiranosaurios.

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"Tal vez no sea posible establecer una hipótesis final", declara el paleontólogo, "pero quizá podría encontrarse una correlación si se revisaran los especímenes de museos de todo el mundo en busca de marcas de mordeduras", admite. "Las heridas por mordeduras tanto en el cráneo como en otras partes de su esqueleto están bien documentadas tanto en los tiranosaurios como en otros dinosaurios carnívoros. Si se encontraran menos marcas de mordeduras en base la disminución progresiva de las extremidades de estos animales, estaríamos ante una señal de que la reducción de sus brazos se debió a esta razón".

Sin embargo, Padian no se hace ilusiones de que su idea sea el final de la historia. Un problema para establecer esta hipótesis es que hubo varios grupos de grandes dinosaurios carnívoros que también redujeron sus extremidades de forma independiente, aunque de diferentes maneras. “Los tamaños y proporciones de los huesos de las extremidades en estos grupos son diferentes, pero también lo son otros aspectos de sus esqueletos”, aclara. “No podemos esperar que este proceso se produjera en distintas especies de la misma manera y por las mismas razones. Un ejemplo de ello lo encontramos en las alas reducidas de las grandes aves vivas y no voladoras actuales como el avestruz, el emú, el ñandú o el casuario, que evidentemente tomaron diferentes caminos evolutivos por distintas razones.

En resumidas cuentas, Padian ve un hilo común en las distintas hipótesis que tratan de explicar el enigma de los cortos brazos del tiranosaurio. "Para mí, este estudio es interesante por cómo planteamos hipótesis en ciencia y buscamos explicaciones. Contamos muchas historias como esta sobre las posibles funciones de los brazos del T. rex porque es un problema interesante. Pero, ¿realmente estamos viendo el problema de la manera correcta?". Padian admite que tras 20 años dando clases la pregunta sigue sin responder: las distintas hipótesis están sobre la mesa y quizá sea algunos de sus alumnos, pasados o futuros, quienes ofrezcan una respuesta final al enigma.

La curiosa forma de crecer de los T. rex

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LA CURIOSA FORMA DE CRECER DE LOS T. REX

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La curiosa forma de crecer de los Tyrannosaurus rex :

El estudio de 2 esqueletos juveniles de Tyrannosaurus rex, "Jane" y "Petey", ha permitido a los científicos conocer el particular modo en que crecía este gran depredador del Cretácico

Tyrannosaurus rex

Foto: iStock

02 de enero de 2020, 11:57 | Actualizado a 

"Histórica y sistemáticamente muchos museos han recolectado los fósiles más grandes e impresionantes de cada una de las especies de dinosaurios para su exhibición y estudio, e ignorado los de menor tamaño". Se trata de uno de los principales puntos de partida de estudio realizado por el equipo de liderado por Holly Woodward del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad Estatal de Oklahoma, y que con el título "Growing up Tyrannosaurus rex: Osteohistology refutes the pygmy “Nanotyrannus” and supports ontogenetic niche partitioning in juvenile Tyrannosaurus" se publica esta semana en la revista especializada Science Advances. "El problema es que esos fósiles más pequeños pueden provenir de animales más jóvenes. Por lo tanto, durante mucho tiempo hemos tenido grandes lagunas en nuestra comprensión de cómo crecieron los dinosaurios, y el T. rex no es una excepción" afirma la investigadora.

Durante mucho tiempo hemos tenido grandes lagunas en nuestra comprensión de cómo crecieron los dinosaurios

Desde de la publicación de su descubrimiento en la famosa Formación Hell Creek -HCF- en 1905, el Tyrannosaurus rex ha sido el foco de un intenso interés científico y público que persiste hasta nuestros días. Las numerosas hipótesis sobre la biología y el comportamiento de T. rex con las que contamos hasta el momento son el resultado de décadas de investigación centradas principalmente en la morfología esquelética y la biomecánica de estos temibles animales.

Sin embargo, hasta hace muy poco tiempo, apenas los últimos 15 años, no se habían aplicado otras técnicas como la histología ósea para investigar algunos aspectos inaccesibles a partir de exámenes generales y hasta el momento desconocidos de la vida del T. rex. Algunos de estos aspectos abordan cuestiones que abarcan desde el desarrollo embrionario, pasando por la tasa de crecimiento o la madurez esquelética, hasta la madurez sexual.

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No obstante ahora, una mirada más en profundidad a los huesos de dos T. rex inmaduros de tamaño mediano ha permitido a los científicos aprender sobre los terribles adolescentes del rey tirano. Hallados a principios de la década de los 2000 por el Museo Burpee de Historia Natural de Rockford, Illinois, y apodados Jane y Petey, estos dos especímenes habrían sido un poco más altos y el doble de largos que un caballo de tiro.

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Es precisamente el pequeño tamaño de Jane y Petey lo que los hace tan increíblemente importantes. Ahora los científicos no solo pueden estudiar cómo cambiaron los huesos y las proporciones del T. rex a medida que maduró, sino que también pueden utilizar la paleohistología, es decir, el estudio de la microestructura de los huesos fósiles, para aprender sobre sus tasas de crecimiento juvenil y edades. Así, Woodward y su equipo sacaron finas rodajas de los huesos de las piernas de Jane y Petey y las examinaron al microscopio para evaluar la dinámica de crecimiento de T. rex. Sus resultados sugieren que T. rex tuvo una tasa de crecimiento acelerado en comparación con otros tiranosaurios y alcanzaron el tamaño adulto en aproximadamente dos décadas.

"Siempre es sorprendente descubrir que como un enorme hueso de dinosaurio fosilizado, también fosiliza a nivel microscópico", comenta Woodward. "Al comparar estas microestructuras fosilizadas con las características similares que encontramos en los huesos modernos, podemos obtener numerosas pistas sobre el metabolismo, la tasa de crecimiento y la edad de Jane y Petey".



De este modo el equipo determinó que los pequeños T. rex crecieron tan rápido como los animales coetáneos de sangre caliente, tales como los mamíferos y las aves. Woodward y sus colegas también descubrieron que contando los anillos anuales dentro del hueso, del modo en que se contabilizan los anillos de los árboles, Jane y Petey eran adolescentes cuando murieron; tenían 13 y 15 años respectivamente.

Al principio los investigadores especularon con la posibilidad de que estos dos pequeños esqueletos no fueran de T. rex en absoluto, sino un pariente pigmeo mucho más pequeño conocido como Nanotyrannus. Sin embargo, el estudio histológico de los huesos llevó a los investigadores a la conclusión de que los esqueletos eran juveniles de T. rex y no una nueva especie de tiranosaurio pigmeo.

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No obstante, según señala Woodward, "ya que a T. rex por regla general le llevaba hasta una media de veinte años alcanzar el tamaño adulto, nuestros resultados parecen indicar que muchos tiranosaurios probablemente experimentaron cambios drásticos a medida que maduraban", explica la autora del estudio. "Además sabemos que los juveniles como Jane y Petey eran rápidos, ágiles y tenían dientes en forma de cuchillo para cortar, mientras que los adultos se convertían en auténticos trituradores de huesos" añade.

Pero el estudio va un paso más allá, y del mismo modo, el equipo de Woodward descubrió que al crecer, los T. rex podían valerse de una estrategia evolutiva excepcional: podían ajustar su crecimiento a la disponibilidad de recursos. Si su fuente de alimento era escasa durante un año en particular, simplemente no crecía tanto. Si la comida era abundante, crecía mucho.

Los T.rex podían ajustar su crecimiento a la disponibilidad de recursos

"El espacio entre los anillos de crecimiento anuales registra cuanto crece un individuo de un año al siguiente. El espacio entre los anillos de los huesos de Jane, Petey e incluso otros especímenes adultos estudiados es inconsistente: algunos años el espacio entre anillos es muy cercano; otros sin embargo se separan sobremanera, dando a entender que se produjo un crecimiento muy acusado en un espacio de tiempo muy breve", afirma la investigadora.

La investigación de Woodward y su equipo escribe un nuevo capítulo en los primeros años del dinosaurio más famoso del mundo, proporcionando un nueva evidencia de que ya asumió la corona del rey tirano mucho antes de alcanzar la edad y talla adulta.

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NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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