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domingo, 1 de marzo de 2009

HUANCABAMBA.........................UNA BELLA TIERRA CON MUCHOS MITOS. CAPÍTULO VI . EL HOMBRE ZORRO


Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., al estar en plena lectura de los Mitos y Leyendas de Huancabamba, es muy fascinante la historia de un hombre que se convierte en bestia, como todo pueblo tienen sus leyendas que son difundidas de generación en generación y siempre hay alguien que aumenta su versión como algo de su parecer, y como siempre en la sierra piurana los animales domésticos son víctimas de los depredadores como los felinos: pumas, zorros, etc, (imagen de la izquierda es un zorro andino) y abundan también los humanos que roban carneros, vacas,, cabras, etc., y en el mismo lugar lo sacrifican dejando el cuero, la cabeza y los intestinos, y otros simplemente se llevan todo, lo interesante es atribuir a alguien las pérdidas de tan preciados animales domésticos, los invito a leer la siguiente leyenda:
------------------------ EL HOMBRE ZORRO ------------------
Como todos los días, muy de mañana, don Rosendo y su esposa María, con baldes en mano, se dirigían a su potrero para ordeñar sus ocho vacas. La mitad de la leche la vendían, y con el resto elaboraban exquisito "queso de cuchara".
El día anterior, la "Pancha" ( así llamaban a la vaca por haber nacido el cuatro de octubre) había parido una hermosa ternerita. A medida que que se acercaban al potrero escuchaban el mugido incesante de la res, era como si algo le faltara, como si hubiera perdido a su cría. Doña María caminaba delante de su esposo. Fue ella quien se dio cuenta que era la "Pancha" la que mugía. Con voz entrecortada atinó a decir: Velay, pué, se le ha dao (dado) por gritar fiero a la "Pancha". ¿No será que alguno de nosotros está cerca pa' hacer el viaje a donde está Taita Dios?.
La "Pancha" era la primera vaca que ordeñaban. Para la señora María fue sorpresa grande al no ver a la pequeña cría junto a su madre.
---- Rosendo, Rosendo, ven das, nuay (no hay) la ternerita de la "Pancha" , por eso la pobre gritaba como una condenada llamando a su hija , das, das, busquémosla.
A pocos metros del lugar encontraron a la ternerita, había sido devorada casi en su totalidad. Don Rosendo, con tono irónico, dijo: "por la gran puta, carajo, qué animal será ese que se ha comido a la ternerita; tiene que ser un Zorro o un perro grande, si solamente le ha dejado la cabeza y las patas, los intestinos y el pellejito".
Día tras día, en muchos potreros, sucedía el mismo caso ocurrido en el potrero de don Rosendo. Muchos fueron los criaderos que sufrieron bajas en su ganado a consecuencia de este insólito hecho. La noticia corrió como reguero de pólvora, en toda la comarca se comentaba cómo solamente eran devoradas las crías recién nacidas. En estas bajas, el más afectado fue Don Rosendo por tener mayor cantidad de ganado.
Don Rosendo, conversando con su esposa, por las tardes en su casa, decía: "En lo que va del año ya son cuatro terneras las que se va comiendo ese animal. ¡ Qué carajo ! ¿ Yo voy a estar criando mis animalitos para que otros se los coman?" ¡ Velay, pué, qué lisura tan grande ! ¿No será que el Patrón San Francisco nos esta castigando?; ya no lo festejamos como antes".
Don Rosendo y su familia, todos los años celebraban la fiesta de San Francisco. Los invitados que acudían para "agradar" al santo llevaban cualquier clase de ofrendas.
Durante el desarrollo de la fiesta, don Rosendo y su familia estaban atentos y complacientes con todos los invitados: ya que repartiendo el sabroso estofado de carnero, ya repartiendo la exquisita conserva con queso fresco, ya repartiendo el infaltable "quita penas" (aguardiente).
Después de varias horas de sano esparcimiento, entre trago y trago, y estando los invitados ya shumaditos (tomaditos en licor), poco a poco fue aflorando el caso respecto a la forma como moría el ganado en los potreros. Por un lado, unos comentaban: "Dicen que el que se come a nuestros animalitos es un zorro "SHIRANGO". Otros decían que era un enorme león. "Dicen que lo ven salir de una cueva del potrero del viejo Zacarías".
Don Eusebio, un borrachín del lugar, se atrevió a decir : "¿No creyen ustedes que el viejo Zacarías se esté convirtiendo en zorro?", como el muy perro es un brujazo malero, dejuro que tiene algún secreto pa' convertirse en animal. Yo creyo (creo) que ese animal a todos nos ha jodido (perjudicado); yo les doy la siguiente ideya (idea): Pongámonos a aguaitar (vigilar) descretamente (discretamente) al viejo Zacarías, yo creyo (creo) que ese viejo desgracio (desgraciado) es el que nos está haciendo esta "pendejada"(perjuicio). Desde mañana comencemos a aguaitar (vigilar) al viejo ese".
Todos acordaron formar grupos de vigilancia nocturna para dar caza al posible depredador. Efectivamente , todas las noches cuatro personas vigilaban celosamente el potrero de don Zacarías. La suerte quiso que uno de los muchos turnos que hizo don Rosendo , justo una noche de plenilunio, vieron a don Zacarías entrar a la cueva de su potrero. Rato después, vieron salir un enorme zorro.
Don Rosendo atinó a decir a sus acompañantes. "¿ Ya ven taitas, cómo teníamos razón? Ese viejo fatal nos ha estao (estado) jodiendo (perjudicando) desde hace tiempo, pero esta noche se cagó con nosotros, cuando guelva (vuelva) le vamos a sacar toda la "pendejada", y allí va a terminar toda esta maldá" (maldad).
Fortunato, uno de los acompañantes, se atrevió a decir: "Yo escuchao (escuchado) decir a mis aguelos (abuelos) que los que se convierten en animales se sacan la ropa y la dejan al revés, y cuando guelven (vuelven) de nuevo la ponen al lado derecho y guelven (vuelven) a ser lo que son".
Don Rosendo, que era el que comandaba el grupo, ordenó: "Vamos, vamos, que allá en la cueva nos esperan muchas sorpresas ; esta noche sabremos quién es el pendejo que desde hace tiempo nos viene jodiendo". Con linternas en mano ingresaron a la cueva. Para don Rosendo y sus amigos, grande fue su sorpresa al encontrar cantidad de osamentas y restos de animales recién muertos. El olor a carne podrida era insoportable. Estando dentro de la cueva buscaron afanosamente la ropa del depredador. Fue don Rosendo quien la encontró; tomándola entre sus manos se dirigió donde su amigo Fortunato, y le dijo. "Hombre, tus aguelos (abuelos) teniyan (tenían) razón al decir que los que se convierten en animales dejan su ropa al revés; pues hoy la ropa de don Zacarías la pondremos al lado derecho para que se joda y no guelva (vuelva) hacer daño a naide (nadie). Salgamos, salgamos pronto, no vaya ser que guelva (vuelva) el viejo ese y nos descubra".
Rato después todos salieron de la cueva, y para observar los movimientos del animal dañino se subieron a un añejo árbol de molle, y desde allí atisbaron . El tiempo avanzó inexorablemente . Faltaba poco para amanecer, cuando a lo lejos divisaron el enorme animal que caminaba despacito. Todos atinaron a decir: "¡Mierda ! , el muy perro viene panzonazo de tanto tragar carne; como no le cuesta nada come a sus anchas, esta noche será la última vez que coma de balde. Esperemos a que llegue".
El fiero animal a paso llento llegó, entro a la cueva y se echó a descansar. Afuera, los amigos comentaban. "esperemos a que se duerma, ahí lo agarramos a punta de palos y le sacamos toda la pendejada"
Rato después, don Rosendo con sus amigos, provistos de enormes garrotes, entraron a la cueva en busca del dañino animal. Lo encontraron profundamente dormido. Dos certeros garrotazos en la elevada panza despertaron al feroz animal.
---- Ya vez viejo cojudo como esta vez se te durmió el diablo, anda rezándole a tu dios porque dentro de poco vas a morir; ni con tu muerte alcanzas a pagar todo el daño que nos has causao (causado), así terminó diciendo Rosendo.
---- No, no no me maten, tengan compasión de mí, soy un poblre viejo que no tiene familia y vive de este mundo , yo no tengo la culpa de convertirme en animal, el culpable de todo esto es el difuntito mi taitita; como él era un brujo malero , y tenya (tenía) mucha envidia a la gente rica , me fregó y me dio un brebaje para hacerme zorro. ¿Por qué me tienen que matar?, yo soy amigo de todos ustedes , les prometo nunca más hacerles daño en sus potreros, me iré lejos, muy lejos de aquí.
Don Rosendo, que era el más afectado, con tono irónico replicó: "Ahora nos pides que tengamos compasión contigo. ¿Acaso tu la tuviste con nostros?. También dices que eres amigo de nosotros; pue (pues) te decimos que nosotros no somos amigos de zorros; qué creyes, que somos cochinos como usté (usted). También dices que te irás lejos de aquí, queremos decirle que usté vaya donde vaya va seguir jodiendo a la gente, así que es mejor de una vez por todas muera, hoy vas a morir como un verdadero zorro..."
El enorme animal recibió una soberana paliza, al final lo despanzurraron y lo dejaron allí para que pueda morir.
Don Fortunato, por última vez intrevino diciendo: "Oiga, don Rosendo, mis aguelos (abuelos) sabían decir también que estas gentes el diablo los protege y ellos como seya (sea) llegan a su casa para morir en paz".
Todos salieron y se apostaron a la entrada de la cueva, para observar si el ya casi muerto animal saldría para ir a morir a su casa.
Efectivamente, rato después, el enorme animal herido de muerte y arrastrándose con los intestinos fuera de su lugar--- y ya sin vida...... llegó a su morada.
Don Rosendo y sus amigos no hicieron comentario alguno sobre lo ocurrido. Seguros de que el zorro dañino era don Zacarías, esperaron a que en los días siguientes haya alguna novedad al respecto.
A los pocos días, la noticia de que don Zacarías había muerto corrió como reguero de pólvora . En toda la comarca solamente se comentaba sobre la muerte del hombre que se transformaba en zorro. Para aparentar que la muerte de Zacarías había sido natural se propagó la noticia de que su caballo lo había tumbado, habiendo muerto ensartado en un puntudo rollo de alcanfor.
Personas piadosas del lugar le dieron cristiana sepultura, terminando así la agitada vida de este malvado ser..
Amigos, que hermosas son estas leyendas , no se pierdan los siguientes capítulos que seguiremos publicando, gracias a la información de mi dilecto amigo huancabambino Don Moisés Gonzalo Cordova Guerrero.
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡¡ Que repugnante bestia ese zorro humano que se devora a las inocentes ovejitas!!!!!!!!