Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de la Casa de la Loma tiene un Fantasma y como informamos en el capítulo anterior; Don Elmer quien era el hacendado y el grupo de los guardianes de la propiedad ubicad en las ricas faldas y lomas cerca a Cariamanga; tuvieron una tremenda jarana celebrando el cumpleaños de Gabriel; ellos empezaron el día jueves desde las 10:00 p,m, (22 horas) y continuaron hasta el día siguiente terminando a las 6:00 a.m.; asimismo durante el mismo lapso de tiempo el jinete Gamaniel que actuaba como guía del grupo de bandoleros que justamente asaltarán esta hacienda este mismo día; el facineroso se introdujo en la hacienda y llegó a la misma casa hacienda sin tropiezos.
Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú;
es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas,
sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás,
seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al
misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra
literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA"
, esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en
creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de
derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con
fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI. Fuente de imagen: Archivos del blog .
Gamaniel, se mantenía escondido a pocos pasos de la Casa Hacienda y desde luego el tiempo sigue su curso y estamos llegando a las 11:00 a.m. del día (viernes); Don Elmer continuaba durmiendo afectado por la ingesta de mucho licor bebido durante la jarana del cumpleaños y en la misma choza de Gabriel, estaban los guardianes tirados sobre el piso durmiendo roncando haciendo un desagradable concierto de sonidos casi espantosos generados por al tremenda borrachera; y todo lo demás caminaba con normalidad, ya que cada sector tenía como jefe a un caporal y quien era el que distribuía las tareas diarias a los peones.
El Sol alumbraba con más energía y producía mucho calor y Gamaniel que estaba debajo de árboles que lo ocultaban, pero era vulnerable y se estaba exponiendo demasiado, ni siquiera podía salir de su escondite por que corría el riesgo de ser descubierto; había incumplido las instrucciones de Aurelio, quien le indicó observar los linderos de la hacienda si había vigilancia y hacer un reconocimiento del terreno en ese sector; pero el muy temerario penetró demasiado y estaba en grave peligro, por que el sector donde se escondía será ocupado como sombra de un lote de ganado (reses) que serán cambiadas a otro potrero y era la orden del Patrón Elmer llevarlo hasta la casa hacienda para ojear en que condiciones se encontraban.
Ya estamos llegando a las 12:00 m. del día; Gamaniel seguía metido en su escondite, se encontraba nervioso y no atinaba a ninguna iniciativa como salir del allí, ni siquiera decir a alguien que se había perdido del camino, ya que el Camino Real pasaba a mucha distancia de la Casa Hacienda, pensaba y repensaba que hacer, en eso se sintió un tropel y ese era el rebaño de las reses que estaban llegando a la Casa Hacienda.
Al mismo tiempo recién se despertaba Don Elmer, ya había dormido cuatro horas, se levantó y se dio cuenta que estaba con la ropa puesta, por último no recordaba como había llegado, fue al corral grande al interior de la casa, allí estaban sus tres perros que hacían las veces de celosos guardianes de la Casa Hacienda, los soltó para que salgan al campo a hacer sus necesidades y uno de ellos tenía el olfato muy desarrollado, rápidamente identificó un olor a humano desconocido en dirección a los chopes (matorrales) donde justamente se escondía Gamaniel.
Uno de los perros se llamaba "negro" el que detectó aires raros, miró a sus compañeros como dándoles una señal de que se sentía algo raro y emprendió la arremetida introduciéndose en los chopes (matorral), seguido por los otros dos, estos lo hubiesen despedazado a Gamaniel si éste no se sube a un árbol, y como la "presa" estaba encaramada, los perros comenzaron ladrar alrededor del tronco del árbol; los ladridos de los canes despertaron la curiosidad de Imelda, quien al ver a su patrón don Elmer con un semblante aún con los efectos de los tragos bebidos, le dijo:
--- Don Elmer, creo que Gabriel ha acumulado odres de licor, por que usted llegó totalmente mamado (borracho) y con toda la ropa se tiró a su cama, su hermano ha viajado a Cuenca; por favor cámbiese de ropa para lavar la sucia; y me disculpa por que voy a ver que han encontrado los perros, tal vez sea el zorro mañoso que mató a mi pava y esta vez no se me escapa.
Don Elmer, aún estaba soñoliento y con una desesperante sed por el flato de la borrachera , no contestó lo dicho por Imelda y se fue directo a la cocina en busca de agua limpia para remojar su garganta seca.
Imelda, fue en búsqueda de un vara larga o tallo de carrizo para "puyar"(picar con la punta el cuerpo de un animal encaramado para que se precipite al suelo) y los perros lo cacen dándole la muerte, la empleado encontró un tallo muy largo de carrizo y con el en mano se metió al matorral, pero no vio a ningún zorro; en cambio había un hombre muy asustado, quien al ver a Imelda, haciéndose como un humilde viajero y casi implorando, le dijo:
--- Señorita, estoy perdido del camino y cuando estaba llegando a esta casa, sentí la presencia de los perros y me subí a este árbol para protegerme del ataque.
Imelda, completamente sorprendida al ver la presencia de un extraño, no reaccionó de inmediato, sólo dio la vuelta y se fue en busca del Patrón y como no lo encontraba, empezó a llamarlo y el jefe no contestaba, es que él, de nuevo regresó a la cama quedándose profundamente dormido, por lo que Imelda no sabía donde se encontraba y tanto dar vueltas a la casa, escuchó que un perro gimió de dolor y los otros seguían ladrando pero en menor intensidad, ella sola tenía miedo regresar al chope.y los perros dejaron de ladrar.
Al huir Imelda viendo al extraño, Gamaniel reaccionó haciendo una jugada de su vida o la muerte, al ausentarse la mujer dejó tirado sobre el piso el tallo del carrizo(una vara muy larga) y decidió bajarse del árbol, e imitando a un felino, se tiró al piso asustando ligeramente a los perros, tiempo precioso que aprovechó para asir con fuerza, la vara del carrizo cogiéndolo por la mitad y comenzó a defenderse del ataque de los perros y más bien fue él, quien púo a los perros y comenzó por el mas bravo y ese fue "negro" y con un puyazo que le afectó las costillas sintiendo el animal tremendo dolor, bajando su bravura y los otros solo ladraban pero no atacaban que era justamente lo que esperaba Gamaniel y emprendió la retirada saliendo a toda prisa por el sendero ya conocido por él, los perros al ver que el extraño se fue dejaron de labrar y regresaron a la casa.
En esos momento llegaba Julián quien ya había superado los efectos de la embriaguez y se encuentra con la asustada Imelda, quien le dijo:
--- Julián, que alivio verte llegar, hace un rato los perros encaramaron a un desconocido en el árbol grande de los chopes del frente y cuando lo vi, no supe que hacer, él dijo que se había perdido del camino y no le creí y retrocedí a buscar al Patrón, pero no lo encontré, en ese lapso el hombre se bajó del árbol, atacando a los perros huyó, el "negro" ha regresado herido en las costillas.
Julián interrumpió a Imelda, entendiendo que era un ladrón, tan avezado que llegó en día claro a la Casa Hacienda y le preguntó:
--- Dime Imelda, por que estás tan tranquila con alguien que puede ser un asaltante, revisa todos los cuartos por encima y por abajo y trata de ubicar al ladrón, si en vez de huir, se metió al interior de la casa.
Imelda, que seguía muy asustada, reaccionó ante el cuestinamiento y replicó:
--- Oye Julián, yo soy mujer pero no cojuda (fuerte expresión usada en Socchabamba para decir tonta), el desconocido nunca pudo entrar a la casa, se fue no sé a donde, pero acá no está.
Julián, un poco aturdido por la "visita" del desconocido se había ofuscado y temiendo que sería el mismo que desarmó a Sixto y sus hombres y lo peor ese extraño ya perdió el miedo y tratando de ordenar sus pensamientos, mirando a la inocente Imelda, le contestó:
--- Imelda, estamos en peligro, por que es la segunda vez que un desconocido está rondando la hacienda, lástima que no llegué antes y se pudo capturar a ese individuo, voy a despertar a los guardianes para que almuercen y empiecen a rondar toda la hacienda.
Al mismo tiempo al otro lado de la hacienda, el huidizo Gamaniel llegaba a los límites o linderos de la hacieda de donde nunca debió salir, muy agotado por la veloz carrera que emprendió para librarse de ser perseguido por los perros, y lo logró, pero con su desatino rompió el elemento sorpresa para el éxito de la incursión que se vendrá más tarde.
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
ayabaca@hotmail.com
ayabaca@yahoo.com
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Uno de los perros se llamaba "negro" el que detectó aires raros, miró a sus compañeros como dándoles una señal de que se sentía algo raro y emprendió la arremetida introduciéndose en los chopes (matorral), seguido por los otros dos, estos lo hubiesen despedazado a Gamaniel si éste no se sube a un árbol, y como la "presa" estaba encaramada, los perros comenzaron ladrar alrededor del tronco del árbol; los ladridos de los canes despertaron la curiosidad de Imelda, quien al ver a su patrón don Elmer con un semblante aún con los efectos de los tragos bebidos, le dijo:
--- Don Elmer, creo que Gabriel ha acumulado odres de licor, por que usted llegó totalmente mamado (borracho) y con toda la ropa se tiró a su cama, su hermano ha viajado a Cuenca; por favor cámbiese de ropa para lavar la sucia; y me disculpa por que voy a ver que han encontrado los perros, tal vez sea el zorro mañoso que mató a mi pava y esta vez no se me escapa.
Don Elmer, aún estaba soñoliento y con una desesperante sed por el flato de la borrachera , no contestó lo dicho por Imelda y se fue directo a la cocina en busca de agua limpia para remojar su garganta seca.
Imelda, fue en búsqueda de un vara larga o tallo de carrizo para "puyar"(picar con la punta el cuerpo de un animal encaramado para que se precipite al suelo) y los perros lo cacen dándole la muerte, la empleado encontró un tallo muy largo de carrizo y con el en mano se metió al matorral, pero no vio a ningún zorro; en cambio había un hombre muy asustado, quien al ver a Imelda, haciéndose como un humilde viajero y casi implorando, le dijo:
--- Señorita, estoy perdido del camino y cuando estaba llegando a esta casa, sentí la presencia de los perros y me subí a este árbol para protegerme del ataque.
Imelda, completamente sorprendida al ver la presencia de un extraño, no reaccionó de inmediato, sólo dio la vuelta y se fue en busca del Patrón y como no lo encontraba, empezó a llamarlo y el jefe no contestaba, es que él, de nuevo regresó a la cama quedándose profundamente dormido, por lo que Imelda no sabía donde se encontraba y tanto dar vueltas a la casa, escuchó que un perro gimió de dolor y los otros seguían ladrando pero en menor intensidad, ella sola tenía miedo regresar al chope.y los perros dejaron de ladrar.
Al huir Imelda viendo al extraño, Gamaniel reaccionó haciendo una jugada de su vida o la muerte, al ausentarse la mujer dejó tirado sobre el piso el tallo del carrizo(una vara muy larga) y decidió bajarse del árbol, e imitando a un felino, se tiró al piso asustando ligeramente a los perros, tiempo precioso que aprovechó para asir con fuerza, la vara del carrizo cogiéndolo por la mitad y comenzó a defenderse del ataque de los perros y más bien fue él, quien púo a los perros y comenzó por el mas bravo y ese fue "negro" y con un puyazo que le afectó las costillas sintiendo el animal tremendo dolor, bajando su bravura y los otros solo ladraban pero no atacaban que era justamente lo que esperaba Gamaniel y emprendió la retirada saliendo a toda prisa por el sendero ya conocido por él, los perros al ver que el extraño se fue dejaron de labrar y regresaron a la casa.
En esos momento llegaba Julián quien ya había superado los efectos de la embriaguez y se encuentra con la asustada Imelda, quien le dijo:
--- Julián, que alivio verte llegar, hace un rato los perros encaramaron a un desconocido en el árbol grande de los chopes del frente y cuando lo vi, no supe que hacer, él dijo que se había perdido del camino y no le creí y retrocedí a buscar al Patrón, pero no lo encontré, en ese lapso el hombre se bajó del árbol, atacando a los perros huyó, el "negro" ha regresado herido en las costillas.
Julián interrumpió a Imelda, entendiendo que era un ladrón, tan avezado que llegó en día claro a la Casa Hacienda y le preguntó:
--- Dime Imelda, por que estás tan tranquila con alguien que puede ser un asaltante, revisa todos los cuartos por encima y por abajo y trata de ubicar al ladrón, si en vez de huir, se metió al interior de la casa.
Imelda, que seguía muy asustada, reaccionó ante el cuestinamiento y replicó:
--- Oye Julián, yo soy mujer pero no cojuda (fuerte expresión usada en Socchabamba para decir tonta), el desconocido nunca pudo entrar a la casa, se fue no sé a donde, pero acá no está.
Julián, un poco aturdido por la "visita" del desconocido se había ofuscado y temiendo que sería el mismo que desarmó a Sixto y sus hombres y lo peor ese extraño ya perdió el miedo y tratando de ordenar sus pensamientos, mirando a la inocente Imelda, le contestó:
--- Imelda, estamos en peligro, por que es la segunda vez que un desconocido está rondando la hacienda, lástima que no llegué antes y se pudo capturar a ese individuo, voy a despertar a los guardianes para que almuercen y empiecen a rondar toda la hacienda.
Al mismo tiempo al otro lado de la hacienda, el huidizo Gamaniel llegaba a los límites o linderos de la hacieda de donde nunca debió salir, muy agotado por la veloz carrera que emprendió para librarse de ser perseguido por los perros, y lo logró, pero con su desatino rompió el elemento sorpresa para el éxito de la incursión que se vendrá más tarde.
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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