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domingo, 21 de septiembre de 2014

SEÑOR CAUTIVO DE AYABACA: El Milagro de la Sanación de la Silicosis Pulmonar Corrosiva a Don Liborio Liviapoma.....

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la revelación de una recreación en ficción del Milagro de la Sanación de Silicosis Pulmonar Corrosiva; los personajes y los lugares son pura coincidencia; el próximo Distrito de Niebros, en la Calle Loma Rajada s/n., vivía la Familia Liviapoma - Carhuatocto; compuesta por Don Liborio Liviapoma, casado con Doña Imelda Carhuatocto y con dos hijos: Fabián de 6 años de edad y Brumilda de uno año y medio.
Don Liborio trabajó como Maestro Plomero en el horno de la fundición de plomo y Doña Imelda, se desempeñaba como ama de casa, que sin embargo también cultivaba una pequeña chacra sembrando verduras que las comercializaba en el Pueblo de Niebros.

Aquí observamos la imagen del SEÑOR CAUTIVO DE AYABACA, que se celebra su festividad religiosa todos los 13 de octubre. Foto: Archivos del Blog: A vuelo de un quinde.

Aquí en la imagen observamos a Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui, autor del Blog: A vuelo de un Quinde; ferviente devoto del Señor Cautivo de Ayabaca. Foto : Archivos del Blog: A vuelo de un quinde.

En aquellos tiempos las fundiciones de metales trabajaban con equipos rudimentarios; que no ofrecían condiciones laborales favorables a los operarios y como había mucha demanda de esos productos; los industriales reclutaban trabajadores pagándoles salarios muy bajos y sin ninguna protección contra la contaminación por la alta toxicidad que iba directamente a los pulmones y el hígado del operario, por la inhalación de partículas de plomo al momento de trabajo.
Doña Imelda, acostumbraba ir a escuchar la Santa Misa; todos los domingos en la Iglesia y ahí siempre oraba, junto a la  imagen del Señor Cautivo de Ayabaca; era un momento de entrega a Dios, agradeciendo los favores recibidos y de paso le pedía otros como por ejemplo:  curar la tos persistente que tenía su esposo y muchas veces tosía  toda la noche; ella tenía un cuadro con la Imagen del Señor Cautivo de Ayabaca, colgada en la pared encima de la cama de su dormitorio, donde ella oraba todas las noches.
Cierto día, Don Liborio tuvo un ataque de tos que le impedía respirar y se agravó con ahojo y dificultad en la respiración y le conducía a la asfixia pulmonar, en estado de salud muy grave; fue conducido al tópico, que más era una fachada cuyo recinto estaba sin médico y lo que es peor; sin ningún medicamento, ni siquiera para los primeros auxilios.
Pero, ese día había llegado un enfermero del Ministerio de Relaciones Laborales, organismo del Gobierno y justo su presencia coincidió con el enfermo que no tuvo mejor idea viendo la gravedad, llevándolo al Hospital más próximo, allí le brindaron los primeros auxilios y el médico tratante le diagnosticó: "Silicosis Pulmonar Corrosiva", un nombre muy raro y hasta exótico, por que en aquellos tiempos no se conocían las "enfermedades del trabajo".
Entonces, como le avisaron a Doña Imelda de la gravedad de la salud de su esposo; ella al llegar preguntó al Galeno, que si tenía cura esa enfermedad, y el médico contestó:
--- Señora, su esposo tiene bloqueados ambos pulmones por partículas de plomo; inhaladas durante años que se acumularon en las paredes de los pulmones y como nadie se preocupó por la salud del operario, las sustancias se han impregnado formando una capa,  bloqueando la entrada de aire y por desgracia es incurable.
Doña Imelda, ante tan alarmante y aterradora noticia; soltó el llanto y se quebró en su estado de ánimo como única reacción por la desesperación; el médico trató de calmarla y agregó:
--- Su esposo tiene que reposar por un largo tiempo, sin volver nunca más al horno de fundición.
Doña Imelda, peor si afligió, por lo que les esperaba en el futuro incierto, sin que nadie podría ayudarlos.
Sin embargo;  después del primer impacto catastrófico; ella, reaccionó, y se fue a la pequeña capilla al interior del nosocomio, se arrodilló, cerró sus ojos y rezó:
--- "Señor Cautivo de Ayabaca, tu eres mi salvador, a mi esposo le han diagnosticado una enfermedad incurable; si él, no trabaja nos quedaremos en la miseria y tu Señor; sabes que tengo dos niños en etapa de crianza; y me pequeña chacra no será suficiente; dame tu apoyo Señor; tu nunca me haz fallado, esta vez es más grave mi situación familiar; Señor Cautivo de Ayabaca, tu eres y serás mi Salvador"
Doña Imelda, en seguida rezó tres padre nuestros y lo hizo con tanta fe y devoción, que sintió calma después de la angustia sufrida; era una sensación misteriosa y benévola.
Luego de rezar, regresó a la sala donde estaba su esposo, habían muchas camas, todas ocupadas por enfermos en recuperación unos y otros esperando el día, para abandonar este mundo; a Don Liborio lo habían colocado junto a la ventana para que no le falte el aire.
Don Liborio, reaccionó en su estado crítico y viendo a su esposa, le dijo:
--- Querida esposa, quiero que vayas a la Fábrica y converses con el dueño; informándole mi estado de salud;  siempre he sido un buen obrero y que nos ayude para poder sobrevivir en mi largo reposo de rehabilitación, y como llevo trabajando  durante 15 años; seguramente, tengo acumulada alguna indemnización por tiempo de servicios; que te pague a ti, por que yo no puedo ni pararme.
Doña Imelda, fue de inmediato hasta la empresa fabril, al llegar pidió hablar con el Gerente, pero un vigilante le atendió y le indicó que la única persona que se entrevistaría con ella, será el Jefe de Personal.
Al llegar a esa oficina, encontró a un hombre malhumorado y de trato despótico, sin hacerla sentar, estando parada ella humildemente le hizo saber la situación de su esposo y de cobrar el dinero que le correspondía.
El Jefe, con el ceño fruncido, le contestó:
--- Señora, por culpa de su esposo, la Fábrica ha sido multada, justamente el enfermero que le atendió era del Ministerio de Relaciones  Laborales y como no teníamos ningún médico, la Fábrica ha contratado a uno, ocasionando salida de dinero, no previsto en el presupuesto. Y por esa razón no le corresponde ninguna compensación, por que él es un "desconocido", solamente se le pagará la semana completa y nada más.
Doña Imelda, replicó:
--- Pero, Señor no entiendo su explicación por que  mi esposo ha trabajado en esta fundición por 15 años; y usted dice que es un "desconocido", le repito no entiendo su actitud de abuso y prepotencia contra los débiles; nosotros de que vamos a vivir, tengo hijos chicos.....
El despótico jefe, le interrumpió y le dijo:
--- Señora no me conmueve sus súplicas; todos dicen lo mismo; nuestra Fábrica no es una beneficencia para nadie, su esposo nunca estuvo en planilla, todo lo que trabajaba, se lo pagábamos semanalmente; si no ha ahorrado no es nuestro problema y por favor firme estos papeles, por que él, está despedido, ya no tiene ningún vinculo laboral con la Fábrica; luego que firme irá a Caja a cobrar el último pago semanal que tuvo derecho el obrero.
Ante semejante barrera impenetrable de abuso y prepotencia, no le quedó otro remedio que firmar los documentos sin leer el contenido y cobró unos míseros centavos; pero ella tenía un Salvador y ese era el Señor Cautivo de Ayabaca; antes de regresar a su casa fue a un templo que encontró a su paso a orar.
Al ingresar al Templo observó al fondo  una luz brillante a la altura del Altar Mayor y al llegar habían tres monjes con sotanas moradas, ajustadas con un cordón amarillo a la cintura de cada uno de ellos que conversaban animadamente y la miraron a ella con una sonrisa venturosa.
Ella ensimismada sin poder entender, lo que sus ojos veían unos monjes alegres y sus pensamientos dirigidos hacia el Señor Cautivo de Ayabaca; se arrodilló a orar, cerró sus ojos y pidió al Señor Cautivo de Ayabaca, diciendo:
----"Creo en tu Poder Divino, nosotros nos encontramos en la miseria total, mi esposo está gravemente enfermo y lo han despedido del trabajo, te suplico Señor Cautivo de Ayabaca, nos ayudes; solamente tú puedes salvarlo, te lo estoy pidiendo y te ruego que salves a m esposo".
Doña Imelda, tan concentrada estuvo pidiendo a Dios su ayuda, cuando sintió un mano que rozó el hombre derecho, diciéndole en voz baja:
--- Señora, nosotros somos enfermeros del Hospital de Enfermedades Pulmonares "Santo Poder Divino", que fuimos convocados por un sacerdote vestido con sotana morada, para que asistiéramos a esta Capilla religiosa y ofrecerle  nuestros servicios y aquí la hemos estada esperando por mucho tiempo....
El enfermero que hacía de interlocutor, agregó:
--- Nosotros somos condiscípulos con el Enfermero Jefe del Ministerio de Asuntos Laborales; él, nos informó de la enfermedad de su esposo y en ese momento se apareció el Sacerdote que nos rogó nuestro apoyo y será completamente gratis para la familia y como sabemos que usted cultiva su chacrita, a partir de ahora le compraremos toda su producción; además, usted tendrá un turno de trabajo por las tardes para que ayude a su familia en su sostén diario y por último no nos agradezca nada a nosotros; todo cuanto estamos haciendo y haremos por ustedes está pagado por la bondad y generosidad de ese sacerdote de sotana morada.
Doña Imelda, no sabia si estaba despierta o estaba soñando, pero los enfermeros regresarían al día siguiente y sacarán del Hostal Estatal a su esposo y esa noche aprovechó ella para quedarse  y hacer la guardia a su esposo, después de verlo que estaba durmiendo, ella se recostó sobre la cama de visitas y se durmió profundamente, y en los sueños se le apareció el Señor Cautivo de Ayabaca y le dijo:
--- "Imelda, tu fe en Dios te ha recompensado, tu esposo sanará después de una larga etapa de rehabilitación y como tu puedes trabajar tendrás lo suficiente para mantener y educar a tu familia".
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
ayabaca@hotmail.com
ayabaca@yahoo.com
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5 comentarios:

Richard Juan Silva Guerrero dijo...

hola Guillermo, como estas espero que bien , siempre con el señor CAU TIVO DE AYABACA, AMIGO QUISIERA HACERTE UNA CONSULTA , DONDE SE ENCUENTRA TU HERMANO QUE NO SE NADA DE EL BO LO VEO DESDE EL 1985 Y QUIERO COMUNICARME CON EL HABER SI ME DAS LA MANO EN ESO, NOS COMUNICAMOS

Javier Adberto Carrasco Zapata dijo...

Si soy poco explicito les puedo decir que el el Señor Cautivo, cautiva el alma, el corazón de sus fieles, cada vez que visito mi cálida Piura, me doy un tiempo para visitarlo, debemos de sentirnos protegidos de su misericordia.....¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Lupita Otero Lopez dijo...

mi lindo CAUTIVO dame la suerte de poder ir a verte asi sea en carro xk de peregrina esta año no puedo TE AMO negrito lindo!

Frede Santur dijo...

Gracias Señor Cautivo por haberte quedado en Ayabaca por ser nuestro y por cuidarnos aun que estemos lejos te añoro tierra bendita y generosa que cobijas al peregrino con amor

Carmen Santur Abad dijo...

Ayabaca ,con su plaza su cielo azul ,cuantos recuerdos de mi querida tierra octubre mes de la festividad de cautivito Moreno que siempre nos derrame sus bendiciones