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domingo, 8 de noviembre de 2015

La Historia del Amor Cruel: Capítulo CCXIX .- Federich invita a Pamela a su departamento de ensueño y ella cede con dulzura y pasión....

Hola amigos: A VUELO DE QUUINDE EL BLOG., continuando con La Historia del Amor Cruel entre Iarma y Olzagon, y como informamos en el capítulo anterior; Pamela aprovechó su don de seducción para pasearse como en su casa la Fábrica de Productos Plásticos de Federich Comté; ella actuando como una verdadera espía a su favor, pudo detectar la última tecnología de las maquinas y los secretos de la fabricación en serie, principio fundamental para bajar costos de producción, y por su puesto lo iba a premiar haciéndole un pedido y dormir una noche en su departamento con él...........


Aquí en la imagen observamos una típica representación de la terrible situación que muchos hogares atraviesan en el transcurso de existencia por que siempre hay la existencia de un tercer elemento (amante tanto para él como para ella) que como una tentación tenebrosa carcomen la consistencia del matrimonio, y más si los esposos viven solamente la apariencia y no la triste realidad de que no son felices. Fuente: Archivos del blog. Obra Literaria reconocida con Derecho de Autor, según Partida Registral No. 00855-2012, Asiento: 01; con fecha: 10 de Agosto de 2012, por : INDECOPI.
 
Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

En el horizonte  de la búsqueda del placer sin existencia del amor; es posible gracias a la actuación mutua de los intervinientes que justamente sucedía entre Pamela y Federich; que se atraían como un imán de deseos y pasión....
Ellos, eran dos personajes que apenas se conocían; sin embargo, ya compartían muchas cosas como si fuesen viejos amigos, y no lo eran, solo obedecían al imán de la pasión que los envolvía a unirlos en un solo cuerpo disfrutando de los afrodisiacos deseos pasionales.
Federich, era el empeñoso en levantar la hembra; llamó a su personal de confianza para preparar una Proforma de Pedidos a nombre de Pamela Carboleni, indicando los mejores precios, bonificaciones, tiempos de embarque y la probable fecha de llegada a puerto de destino; luego de impartir las ordenes, Federich mirando fijamente a su hembra que la tenía al alcance de sus garras, le dijo:
--- Pamela, conozco un restaurante donde se come bien, te suplico me acompañes para que lo disfrutemos, y por su puesto lo acompañaremos con algunos tragos como un aperitivo.
Pamela, que deseaba a toda costa tener todo el cuerpo de Federich en sus entrañas, dio su aprobación y le contestó:
--- Federich, soy tu huésped, iré donde tu vayas y como tengo el apetito despierto, creo que salimos y tus empleados se encargarán de preparar mi pedido.
Ambos personajes, se cogieron de la mano derecha e izquierda y salieron rumbo a la cochera de la Fábrica, subieron al auto y partieron al centro de la Ciudad de París, luego tomaron una vía de circunvalación  a nivel del cauce del Río Sena y al final hicieron un desvío a la izquierda y se observó un viejo castillo medioeval, al menos así se veía por afuera, llegaron a un pórtico, el que se abrió e ingresaron a un lugar de ensueño.
En efecto, era un antiguo palacio que fue transformado en su interior en un lujoso restaurante; con particularidad que las mesas eran solamente para dos personas y totalmente aisladas, por que estaban cubiertas  con cortinas grandes y con música clásica de fondo; todo era  lujo, se notaba una hielera al centro de  la mesa con una botella de champaña y dos copas.
Federich y Pamela, escogieron una mesa que se ubicaba al lado izquierdo de la pared lateral del salón; al sentarse de inmediato apreció un mesero quien pronunciando un elegante francés, atendió el pedido de los clientes que por cierto fue muy ligero, les sugirió beber la champaña helada y con consentimiento mientras llegaba su pedido, el mismo mesero abrió la botella y sirvió las copas, se retiró con el pedido, prometiendo regresar luego preparen lo solicitado.
Como ellos estaban con la testosterona  en movimiento de 360° grados, brindaron su champaña y esperaron el pedido Gourmet, que mas lo hicieron para engañar las tripas de sus estómagos y  eso sucedió, precisamente en pocos instantes, llegó el mesero con los alimentos, ellos rápidamente le metieron diente, lo asentaron con otra copa de champaña, pidieron la cuenta y salieron, no hubo tiempo para apreciar los encantos que tenía para  la diversión aquel restaurante engendrado dentro de un viejo palacio.
Federich y Pamela, salieron casi fugando, rumbo al departamento que se ubicaba en una colina frente a una ensenada que daba una impresionante vista panorámica hacia el Río Sena, llegaron a la puerta, se observaba una impresionante armella que sostenía un candado con cuya cerradura tenía un hoyuelo al centro para introducir la llave y abrirlo.
El anfitrión se bajó del auto, al ingresar, Federich, accionó un mecanismo para mover la puerta en manera corrediza, al hacerlo quedó al descubierto un paradisiaco jardín cultivado con rosas, girasoles y crisantemos japoneses; al centro había una pequeña fuente de agua cristalina en movimiento como si fuese una caída (cascada en miniatura), a los costados habían claveles de muchos colores que servían como cerco del jardín; el anfitrión regresó al auto, le hizo una sonrisa a Pamela, e introdujo el auto, se bajó y accionó de nuevo el mecanismo y cerró la puerta.
En seguida, fue al auto abrió la puerta e invitó a su hembra a bajar, y como era natural se unieron en un apasionado abrazo y un prolongado beso;  se soltaron y el anfitrión invitó  a ingresar a la casa a Pamela, ella ya estaba impresionada por la elegancia exterior, al abrir la puerta se apreciaba  una sala de recibo muy simple, con una alfombra persa sobre el piso, adornada con un juego de muebles con acabados nórdicos ya que fueron hechos en Suecia; habían espejos y equipos de sonido y televisión.
A un costado, había una puerta enchapada de cedro, que al abrirla se apreciaba un dormitorio de ensueño, con una cama de tres plazas cubierta con frazadas alemanas y recubierta por encima toda la cama con cortinas rojas tejidas a crochet que le daban privacidad romántica y cubre cama había un edredón relleno con plumas de ganso que era toda una espuma que al recostarse el cuerpo se perdía en medio de la cama.
Sobre el piso, había una alfombra igualmente espumosa que al pisar se hundían los pies y por su puesto, desde un lugar oculto había un rociador de ambiente, que expandía aromas afrodisiacos.
Entonces, Federich levantó el cuerpo de su presa que aun estaba en la puerta y la condujo a su cama de ensueño...................
Continuaremos................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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