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domingo, 21 de agosto de 2016

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo CCCLXVIII.- Cipriano descubre desde una loma que gallinazos revoletean en los aires de la hoyada profunda, donde enterraron los muertos....

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior, Cipriano Culquicondor, mas conocido como "El asesino que no mira atrás", en compañía de Olinda y dos jinetes fueron a la casa de Olinda, en que ella, vivía cuando estaba casada con Eulalio (ahora finado); por que ella quería sacar a tres jinetes desconocidos que se alojaron allí, ella fue con la determinación de expulsarlos, ya estamos en las primeras horas del nuevo día....
 
Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA" , esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDICOPI.
Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Cipriano, siempre previsor cerca a la casa de Olinda,   ordenó apearse  de los caballos y caminar a pie para no hacer ruido, y poder así sorprender a los desconocidos jinetes que se alojaron en la casa del que en vida fue Eulalio, ex marido de Olinda; pero Cipriano, no solo quería sorprender, sino que inmovilizarlos, para lo que ordenó a un jinete soltar a los caballos de los jinetes que pastaban unidos a una soga con estaca.
Entonces, Cipriano y Olinda llegaron a la casa,  sin hacer ningún ruido; se acercaron a la puerta y pudieron escuchar un "concierto de ronquidos" que impulsaban descansando los pulmones de los tres hermanos de Isidoro,  cansados y muy agotados por el largo viaje, que hicieron para llegar a esa casa.
Era el momento de actuar de Cipriano; quien con toda la fuerza descomunal de que había sido dotado, empujó la puerta hacia adentro y se abrió de par en par y agitando los brazos gritó:
--- ¡¡¡¡ ¿Quiénes son ustedes que han usurpado casa ajena? !!!!
Los sorprendidos dormilones, se despertaron asustados y con la guardia baja, sin opción para defenderse, solo se sentaron y como estaba completamente oscuro, nadie veía a nadie, y como Eustaquio era el líder, se atrevió a responder:
--- Nosotros somos hermanos de Isidoro y primos de Eulalio el dueño de esta casa, como al llegar no encontramos a nadie, pernoctamos hasta el día de mañana.
Tal como lo había supuesto Cipriano,  los extraños no eran tales, sino familiares de Eulalio; al mismo tiempo Olinda que si había escuchado de ellos, se calmaron los ánimos, Cipriano sin perder  el control de la situación, les contestó:
--- Muy bien, si ustedes dicen que son familiares del dueño de casa, él nunca los mencionó, y tuvieron mala suerte por que el señor Eulalio, hace algunos días se fue a Cariamanga y aun no ha regresado y nos recomendó a nosotros cuidar su casa y no admitir ningún extraño, por esa razón estamos aquí, por lo que les sugiero que ensillen sus acémilas y se vayan ahora mismo, y como no tengo pruebas que ustedes son familiares del señor Eulalio. Pueden irse en este momento....
Felizmente los caballos que los soltaron no se fueron, permanecían allí pastando; Cipriano ordenó a su mismo jinete traer esos caballos de los hermanos para que de inmediato se vayan.
Olinda, permaneció callada y todo el trabajo lo hizo Cipriano; luego que los hermanos ensillaron sus caballos, los montaron y partieron rumbo a Cariamanga, en este trayecto era su paso obligado por la hoyada profunda.
Cipriano, Olinda y los dos jinetes que los acompañaban, enrumbaron hacia la casa hacienda, ahora cuesta arriba, les demorará un poco mas de tres horas su viaje, ellos no hablaban absolutamente nada, todo era silencio, para no ser sorprendidos. Así funciona su estrategia de todo trabajo peligroso, se hace sigilosamente, como el mismo dice: "Silencio absoluto, se sorprende, se ataca, se gana con victoria total"
Por otro lado, tiempo atrás aproximadamente a la 1:30 de la mañana, retornó a su casa Antenor Flores Nieto; quien recorrió toda la hacienda completamente solo, en su ruta no conversó con nadie, así conoce en directo como funcionan los trabajos de la hacienda, y al día siguiente conversa con los caporales con información privilegiada y siempre los sorprende por que él sabe mas que ellos mismos.
Pero no todo es fácil; él, pasó cerca de las casas de las aun mozas(amantes) y no se acercó a visitarlas, pasó de largo, ya no las necesita, ya tiene en casa a una joven que llena todas sus expectativas; además, ya comenzó con su propósito de enmienda: "No traicionar a Olinda".
Creemos que don Antenor, hacía muy bien en no sacarle la vuelta a Olinda, por que él, aun no conocía el "otro yo" de ella; que si ya lo conoció Cipriano, ella es de carácter fuerte y con determinación certera en lo que quiere y lo hace sin titubeos.
Aproximadamente, siendo las 06:00 horas de la mañana, llegaron a la casa hacienda: Cipriano, Olinda y los dos jinetes, todos muy agotados, pero tranquilos por que desalojaron a los hermanos de Isidoro sin derramar una gota de sangre; Don Antenor aun dormía, ya que llegó a la casa hacienda en la madrugada.
Los hermanos de Isidoro, tuvieron miedo entrar a la hoyada profunda, y acordaron descansar en la orilla hasta que amanezca para cruzarla y continuar su viaje hacia Cariamanga; ya repuestos del tremendo susto, conversaron en voz baja, de repente llegó una brisa de viento desde la hoyada profunda, con un aroma pestilente de carne podrida, pero como pasó el viento, no le dieron importancia, en seguida escucharon los aullidos de unos zorros salvajes que peleaban entre ellos por la presa de algún animal que cazaron...
Pero, la presa no era de un animal cualquiera, sino el cuerpo en estado de descomposición de Isidoro, que fue parcialmente desenterrado por los zorros.
Se presume, que los zorros siendo animales de presa, pasaron por allí, y con el olfato detectaron la sangre seca en el camino y husmearon si había carne enterrada ya que ellos también entierran a sus presas cuando cazan y si  tienen sobras.
Seguramente los zorros siguieron el aroma; comenzaron a raspar la tierra, que estaba completamente blanda por la humedad y lo hicieron hasta el fondo, incentivados por el olor del cuerpo en estado de putrefacción, hasta que llegaron hasta el pecho, con tanta certeza, abrieron el esternón y se comieron el corazón que es un órgano blando y carnoso y parece que eran dos los zorros, se peleaban para seguir devorando el cadáver.
Los hermanos de Isidoro, no se atrevieron a investigar  el origen del aroma putrefacto, siguieron esperando que amanezca; pero Eustaquio calculando que eran las 05:00 horas del día, decidió cruzar la hoyada profunda, entraron montados y el ambiente era insoportable, al llegar hasta la corriente de agua, los zorros desaparecieron asustados por la presencia de humanos; los viajeros apurados por la hediondez del ambiente, apuraron a sus caballos sin interesarles que era lo que apestaba, ellos cruzaron la corriente de agua y llegaron al otro lado, no pudieron ver nada, por que todo estaba oscuro. Los viajeros sintieron alivio, por que respiraban aire puro y continuaron su viaje hacia Cariamanga.
Al amanecer en la casa hacienda, con la presencia de Cipriano, Olinda y los dos jinetes, ellos optaron por no descansar, e iniciaron las tareas propias de la hacienda. Cipriano quería conocer, desensilló su caballo, lo llevó al pasto y decidió trepar un pequeño cerro próximo, para desde allí, obtener un panorama de gran parte de la hacienda, y poder preparar un plan de defensa, si alguien decide atacarlos.
Siendo las 08:30 horas del día, El Sol alumbraba todos los campos de la hacienda, y el observador se le ocurrió mirar la lejana hoyada profunda, y cuando lo hizo sobre el cielo, vio que revoleteaban gallinazos; se alarmó y se preguntó:
"¿Por qué esos gallinazos revoletean la hoyada profunda?"
Se contestó:
"Tal vez los perro o los zorros han raspado con sus patas, los huecos donde enterramos los muertos"...
Continuaremos................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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