Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., hoy día 13 de abril, Los Estados Unidos de América, junto con Reino Unido y Francia, atacaron con misiles a Siria, con el pretexto del supuesto uso de armas químicas del presidente sirio Bashar al Asad en Douma, con la matanza de mas de 70 civiles.
No estoy muy seguro, que esos argumentos del presidente Donald Trump, para atacar a Siria, el objetivo mayor es sacar a Rusia, Turquía e Irán de la influencia que ellos tienen en Siria, por que es conocido que la política intervencionista norteamericana a favor de Israel, es capaz de argumentar mentiras y supuestas inteligencias para destruir un país, tal como hizo con Iraq, y asesinaron ahorcando al finado presidente Sadam Husein, con supuesto que fabricaba armas químicas de destrucción masiva, ellos invadieron a Iraq y nunca encontraron ni siquiera de un taller de fabricación de supuestas armas químicas.
Siria, es un país soberano, lamentablemente está gobernado por un dictador Bashar al Asad, que por mantenerse en el poder está destruyendo su propio país, pero creo que este conflicto debe resolverse en base a un tratado político de las partes involucradas.
Sigo pensando que el peor enemigo de la paz de Medio Oriente, es Israel, que con su política sionista, invadió Palestina y asesinan a civiles cada vez que les da la gana y nadie los condena.
Ojalá, que estos bombardeos a Siria, no sea el inicio de una III Guerra Mundial, por la excesiva ceguera norteamericana; es desconocer que el único causante de las guerras del Medio Oriente es su aliado Israel.
http://www.bbc.com/mundo/noticias-43764029
http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43763796http://www.bbc.com/mundo/noticias-43764029
http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43735525
http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43759282
http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43745397
http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43753057
http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43750307
http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43745397
El presidente Donald Trump anunció este viernes que ordenó acciones militares de precisión contra el gobierno sirio, en respuesta al supuesto ataque químico en la ciudad de Douma del pasado sábado.
En un mensaje televisado, el mandatario dijo que se trata de "ataques de precisión contra objetivos relacionados con las capacidades de armas químicas del dictador sirio Bashar al Asad".
Los gobiernos de Francia y Reino Unido confirmaron que también secundan los ataques iniciados por Estados Unidos en Siria.
- ¿Qué riesgos corren EE.UU. y sus aliados con una intervención militar en Siria?
- Rusia denuncia un "montaje" en Siria y advierte que "no se puede excluir" la posibilidad de una guerra con Estados Unidos si Trump ataca a su aliado
Trump afirmó que el objetivo las acciones "es establecer un fuerte elemento de disuasión contra la producción, propagación y uso de armas químicas", pues, en opinión del mandatario esto constituye "un interés vital de seguridad nacional para Estados Unidos".
En Damasco se reportaron explosiones y humo en las proximidades, principalmente en el distrito de Barzeh, mientras la televisión estatal siria aseguró que fuerzas del gobierno estaban confrontando el ataque con defensas antiaéreas.
Funcionarios del gobierno de Estados Unidos confirmaron a periodistas que los ataques estuvieron dirigidos a objetivos múltiples e implicaban misiles de crucero Tomahawk.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó que un centro de investigación científica y bases militares en Damasco fueron impactados durante el ataque, entre ellos la Guardia Republicana del Ejército y la Cuarta División, ambas unidades de elite de la fuerza armada de Siria.
El Ministerio de Defensa británico informó, por su parte, que aviones de guerra de la Fuerza Aérea Tornado atacaron una antigua base de misiles cerca de la ciudad de Homs, donde, supuestamente, el gobierno sirio almacenaba armas químicas.
Los motivos
La orden dada por Trump responde al supuesto ataque con armas químicas del sábado pasado en la zona de Douma, a las afueras de Damasco, del que acusan al gobierno de Bashar al Asad y que Rusia considera un montaje.
Cuando Trump había anunciado su intención de atacar Siria esta semana, Rusia respondió que derribaría cualquier misil y atacaría las plataformas desde los que fueran lanzados.
El mandatario señaló que Rusia, estrecho aliado del gobierno de Al Asad, "debe decidir si continúa por un camino oscuro o se une a las naciones civilizadas".
Horas antes, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, aseguró que su país tenía "pruebas irrefutables" de que el presunto ataque con armas químicas al que EE.UU. prometió responder era un montaje de agentes extranjeros.
Un día antes, el embajador ruso ante Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, advirtió que no se podía descartar la posibilidad de un conflicto armado entre su país y Estados Unidos, si Washington decidía lanzar un ataque contra Siria, como el de este viernes.
El presidente Emmanuel Macron, que el jueves había asegurado que tenía pruebas del ataque químico, sostuvo que el objetivo de las acciones era destruir "arsenales clandestinos de armas químicas" del gobierno sirio.
Mientras, la primera ministra británica, Theresa May, indicó que la decisión "no tenía otras alternativas" y que los ataques fueron limitados y no diseñados para intensificar las tensiones en la región.
El secretario de Defensa de EE.UU., Jim Mattis, por su parte, alertó previamente ante el Congreso que una potencial acción contra Damasco podría desencadenar "una escalada fuera de control" por lo que dijo que una de sus mayores preocupaciones es evitar que esto ocurra.
- Cómo Siria puede ser el escenario que intensifique el conflicto entre Estados Unidos, Rusia, Irán e Israel
- ¿Cuáles son las opciones militares y diplomáticas de Trump tras el supuesto ataque químico en Siria?
Un equipo de expertos de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas llegó desde el jueves a Siria para investigar lo sucedido y estaba previsto que comenzarían sus operaciones sobre el terreno el próximo sábado, según informó en un comunicado la agencia con sede en Holanda.
Las armas químicas están prohibidas por las leyes internacionales y en varias ocasiones el gobierno sirio ha sido acusado de utilizarlas en las ciudades tomadas por los rebeldes durante el conflicto interno que lleva más de siete años.
Más información en breve....
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- Siria: ¿qué riesgos corren EE.UU. y sus aliados con una intervención militar?
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- ¿Cuáles son las opciones militares y diplomáticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras el supuesto ataque químico en Siria?
Siria: ¿qué riesgos corren EE.UU. y sus aliados con una intervención militar?
Donald Trump ordenó este viernes un ataque "de precisión" contra Siria.
El presidente de Estados Unidos dijo que Francia y Reino Unido se unieron a su respuesta militar al supuesto ataque con armas químicas ocurrido hace unos días en la localidad de Douma, en Siria.
Pero ¿qué pueden conseguir con una intervención militar?
La posibilidad de actuar por sorpresa, una virtud fundamental en las acciones militares, había desaparecido desde hace tiempo de los planes de ataque que Washington y sus aliados realizan contra las instalaciones sirias.
De hecho, las fuerzas sirias han tenido más varios días para trasladar sus aviones y otros equipos militares a las bases rusas en Latakia, Tartus y Hmeymim, donde estarán bajo la burbuja protectora de los altamente eficaces misiles tierra-aire rusos S-400.
- Cómo Siria puede ser el escenario que intensifique el conflicto entre Estados Unidos, Rusia, Irán e Israel
- ¿Cuáles son las opciones militares y diplomáticas de Trump tras el supuesto ataque químico en Siria?
El gobierno de Bashar al Asad ha vaciado sus bases de infantería y ha dispersado a sus fuerzas armadas tanto como ha podido, anticipándose a la llegada de los misiles occidentales.
No hay duda de que los rusos intentarán proteger sus bases, si son atacadas, por lo que la situación está marcada por el arriesgado juego de las superpotencias y el peligro de un conflicto accidental.
Para los responsables de planificar las acciones militares de Occidente las dos preguntas principales son: ¿qué pueden lograr con una acción armada en este contexto? y ¿qué beneficios puede generar esta desde un punto de vista estratégico?
Dado que las fuerzas sirias ya estaban sobre aviso, dispersadas y bajo protección rusa, los ataques occidentales tendrán que concentrarse en las instalaciones militares sirias que son inamovibles: pistas de aterrizaje, edificios y el equipamiento importante que no haya sido trasladado.
Los ataques de Occidente probablemente buscarán destruir el sistema de mando y control de las fuerzas militares sirias, con el uso de bombas antibunker y misiles de penetración profunda. Es posible que intenten desmantelar la infraestructura militar que Siria ha logrado reconstruir desde 2015.
De forma más ambiciosa, pero también más arriesgada, Estados Unidos podría declarar una política de largo plazo de volver a atacar estos objetivos para mantenerlos fuera de operación y así mantener los aviones de guerra sirios encerrados dentro de las bases rusas, intentando así implantar algo parecido a una zona de exclusión aérea, al menos durante un tiempo.
El año pasado, cuando Estados Unidos bombardeó la base aérea de Al Shayrat, en retaliación por el uso de armas químicas en Khan Sheikhoun, en la provincia de Idlib, la Fuerza Aérea Siria se aseguró de ser vista operando nuevamente apenas un día después.
Esta vez, Washington estará decidido a que esto no vuelva a ocurrir, razón por la cual podemos esperar que haya una campaña aérea más duradera con repetidos ataques sobre lugares clave.
Estrategia política
Pero ¿qué objetivo estratégico puede lograrse con esto?
Ciertamente, esto no significará ninguna diferencia inmediata para la población civil de Siria, que tanto ha sufrido a manos de su propio gobierno y de los numerosos grupos rebeldes, guerrilleros y terroristas, algunos de los cuales los han intimidado tanto como los han representado.
Por otra parte, es improbable que el presidente Al Asad vaya a ceder en su decisión de consolidar su poder sobre el país.
Entonces, ¿para qué correr todos los riesgos de una escalada con Rusia así como de las posibles consecuencias imprevistas que normalmente se derivan de estas acciones?
Por sí solo, el uso de la fuerza militar no tiene sentido. Tiene que ser parte de una estrategia política y, en este caso, la estrategia versa sobre asuntos más grandes que la propia Siria y solo ofrece un atisbo de esperanza para la población de ese país en el largo plazo.
El primer objetivo es hacer retroceder la creciente "normalización" del uso de armas químicas en guerras de cualquier tipo.
El tabú en contra de estas ha sido sorprendentemente fuerte desde finales de la I Guerra Mundial y la Convención contra las Armas Químicas de 1993, de la cual Siria es signataria.
En 2013, el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo que él mantendría ese tabú como una "línea roja" pero, luego, no lo hizo. Y, pese a las firmes negativas del gobierno de Al Asad, hay evidencias abundantes de que las fuerzas sirias -con la connivencia de Rusia- han estado usando armas químicas en contra de sus propios ciudadanos de forma regular desde entonces.
Muchos políticos occidentales sienten que -con todas las áreas grises que hay en esta situación desde el punto de vista moral- ellos no pueden obviar este asunto nuevamente. Se ha convertido en un caso que pone a prueba en la escena internacional el estado de derecho, el cual se encuentra bajo fuertes presiones en muchos frentes.
Más allá, algunos señalan que una acción militar efectiva representaría que las potencias occidentales han logrado volver a entrar en el juego político en Medio Oriente en un momento en el que la región está colapsando.
La campaña contra el autodenominado Estado Islámico (EI) siempre fue un asunto secundario desde el punto de vista geopolítico y la influencia occidental sobre lo que ocurre en la región, desde Líbano hasta Yemen, ha venido en franco declive.
Evidentemente para los líderes occidentales, resulta tentador y comprensible, querer dejar las cosas como están. Pero mientras ellos se concentraban en combatir a EI, el futuro de la región estaba siendo decidido por Irán, Rusia y en parte también por Turquía.
Lo que deben estimar es si los intereses de largo plazo de Occidente estarán mejor protegidos por su implicación más que por la indiferencia ante una constelación de potencias que se está saliendo de control.
Para la población siria la esperanza reside en la posibilidad de que una campaña militar efectiva logre empujar al presidente Asad de vuelta a la mesa de negociaciones para que la guerra pueda terminar con un resultado más humano que una victoria despiadada.
Usar la fuerza militar nunca es fácil pero puede solo puede ser eficaz si forma parte de una estrategia política coherente y realista.
*Michael Clarke es investigador principal en el Instituto de Servicios Unido Reales de Estudios de Defensa y Seguridad (RUSI, por sus siglas en inglés) y director asociado del Instituto de Estudios Estratégicos.
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Los 13 países que han bombardeado Siria durante la guerra civil en la nación árabe
Por algo algunos la llaman "una mini guerra mundial".
Incluyendo Siria, 20 naciones están o han estado, involucradas en la guerra civil de ese país que se prolonga desde hace 7 años.
Tras el supuesto ataque químico de las fuerzas del gobierno sirio de hace unos días contra posiciones rebeldes en la localidad de Douma, el mundo está pendiente de cuándo Estados Unidos y sus aliados, Francia y Reino Unido, lanzarán su respuesta punitiva.
Pero no son las únicas naciones que han bombardeado Siria en los últimos años.
Esta es una lista de los países que han lanzado ataques en el territorio del país árabe:
1. Rusia
El apoyo de Moscú a Siria se remonta a los tiempos de la Unión Soviética. Como único punto de influencia en la región, el gobierno de Vladimir Putin se ha comprometido a defender a capa y espada a Bashar al Asad, con armamento y apoyo logístico.
A partir de septiembre de 2015, su participación ha sido total, con ataques aéreos y bombardeos que le han dado un giro a la guerra a favor de al Asad.
Según Moscú, los objetivos de sus bombardeos no sólo han sido las fuerzas rebeldes sino también las del autodenominado Estado Islámico.
Pero, según una comisión de investigación de la ONU, los bombardeos han matado a un gran número de civiles.
2. Estados Unidos
Desde el comienzo de la guerra civil, Washington se comprometió a ayudar a los grupos rebeldes.
No obstante, bajo el gobierno del expresidente Barack Obama, EE.UU. se abstuvo de lanzar un bombardeo punitivo contra el gobierno de Siria por el ataque químico de 2013.
Desde 2014, en colaboración con una coalición de aliados de Occidente y regionales, ha realizado más de 11.000 ataques aéreos contra posiciones de Estado Islámico.
En 2017, el presidente Donald Trump ordenó el primer lanzamiento de misiles estadounidenses desde el comienzo de la guerra civil contra una base aérea de Siria, en respuesta a un ataque con armas químicas contra civiles.
En abril de 2018, Trump prometió un nuevo ataque con "excelentes, nuevos e inteligentes" misiles en respuesta al recién supuesto ataque químico en Douma.
3. Reino Unido
Desde 2015, aviones de combate británicos han bombardeado posiciones de Estado Islámico en Siria, incluyendo los pozos petroleros que estaban bajo su control.
En 2013 consideró bombardear la infraestructura militar de al Asad, por un ataque químico en el este de Damasco, pero la intervención fue rechazada tras un voto en el Parlamento.
Tras las nuevas acusaciones de otro ataque con armas químicas, el gobierno de Theresa May declaró hace unos días que este "no puede quedar impune".
Según la editora de política de la BBC, Laura Kuenssberg, Reino Unido estaría planeando una participación en una acción militar con EE.UU. y Francia.
4. Francia
Ha estado armando a los rebeldes desde 2013 y participando en ataques aéreos contra Estado Islámico en Siria desde 2015.
Francia tiene vínculos históricos con Siria y un interés en el resultado de la guerra civil desde su inicio que no incluya a Bashar al Asad.
El gobierno francés fue uno de los que abogó con mayor fuerza a favor de bombardear las instalaciones militares sirias en 2013.
El nuevo presidente Emmanuel Macron continúa siendo uno de los mandatarios más partidarios de una nueva intervención contra Asad.
5. Canadá
Canadá formó parte de la coalición liderada por EE.UU. para bombardear posiciones de Estado Islámico en Irak y luego en Siria.
Pero esas misiones fueron suspendidas por el entrante primer ministro Justin Trudeau en 2016.
Trudeau declaró que su país no participará en los anunciados ataques de EE.UU., Reino Unido y Francia.
6. Australia
Al igual que Canadá, Australia se unió a la coalición que bombardeó Estado Islámico en Irak y luego en Siria.
Uno de esos ataques en los que participó, terminó matando por error a casi 90 soldados sirios que fueron confundidos con milicias de EI.
El primer ministro Malcolm Turnbull pidió excusas por la pérdida de vidas.
7. Holanda
En septiembre de 2014, Holanda decidió involucrarse en la campaña militar contra Estado Islámico.
Hasta 2015, el país europeo había ejecutado centenares de ataques aéreos con aviones F-16 en Irak contra las bases de EI.
También había contribuido con presencia militar y logística en Siria, pero en 2016 decidió intensificar su participación en ese país con bombardeos a las rutas de abastecimiento de EI entre Siria e Irak.
8. Irán
La República Islámica es chiita y tiene especial interés en que Siria no quede bajo dominio sunita de Arabia Saudita.
Su mayor contribución para apoyar al gobierno de al Asad ha sido con tropas en tierra y miles de millones en asistencia técnica y financiera.
Pero también ha lanzado misiles desde Irán contra bases rebeldes en Siria.
9. Turquía
El gobierno de Ankara ha concentrado su intervención en el norte de Siria.
A pesar de que favorece a los grupos rebeles y se opone a al Asad y Estado Islámico, no tiene interés en el fortalecimiento de los kurdos al sur de su frontera.
Ha combatido activamente contra la organización kurda YPG en Afrín y también ha bombardeado la región norte de Siria.
10. Arabia Saudita
Los sauditas se oponen férreamente a la influencia de Irán en la región.
Riad ha enviado una gran cantidad de armamento a los grupos rebeldes en Siria, facilitándoles apoyo e inteligencia estratégica.
Pero, en 2014, participó en ocho ataques aéreos contra Estado Islámico, en coordinación con EE.UU.
Arabia Saudita ha estado en conversaciones con EE.UU. y Francia en torno a nuevos bombardeos contra el gobierno de Siria en represalia por el supuesto ataque químico.
11. Israel
En el transcurso de la guerra civil, aviones de combate israelíes han incursionado en territorio sirio.
Aunque técnicamente neutral, Israel se opone a la influencia de Irán en Siria, que pueda fortalecer a Hezbolá, su principal enemigo en Líbano.
Ha bombardeado convoyes afiliados con Irán o Hezbolá unas 100 veces.
Después de que uno de sus aviones de combate cayera derribado por lo que se cree fueron las defensas antiaéreas sirias el pasado febrero, Israel lanzó un ataque aéreo de "gran escala" contra 12 objetivos en Siria.
12 y 13. Bahréin y Jordania
Son los otros dos países en Medio Oriente que se han vinculado a los bombardeos.
Jordania se unió a los ataques aéreos después de que EI abiertamente amenazara con el derrocamiento del rey Abdalá.
Los yihadistas empezaron a lanzar cohetes contra el territorio jordano y, a finales de 2014, lograron derribar un avión militar, capturando a su piloto, al que quemaron vivo como parte de su violenta propaganda.
Por su parte, el pequeño Estado de Bahréin se unió a los bombardeos contra EI en Siria, en 2015.
Además de los arriba mencionados por su participación en los bombardeos hay otros países europeos y regionales que han estado involucrados en la guerra civil de Siria.
Alemania desplazó 1.200 tropas en Siria, su mayor contingente militar en cualquier parte del mundo.
Noruega, por su parte, forma parte de la operación liderada por EE.UU. para entrenar y apoyar a los rebeldes.
Libia, después de la caída de Gadafi, envió efectivos y armas en apoyo de las fuerzas rebeldes en 2011, hasta que ese país empezó también a desintegrarse.
Irak tiene el mismo problema con Estado Islámico en su territorio que Siria. Sin embargo, contrario a los deseos de EE.UU., ha abierto su espacio aéreo para el paso de aviones iraníes en apoyo de Bashar al Asad.
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Donald Trump ordenó este viernes un ataque "de precisión" contra Siria.
El presidente de Estados Unidos dijo que Francia y Reino Unido se unieron a su respuesta militar al supuesto ataque con armas químicas ocurrido hace unos días en la localidad de Douma, en Siria.
Pero ¿qué pueden conseguir con una intervención militar?
La posibilidad de actuar por sorpresa, una virtud fundamental en las acciones militares, había desaparecido desde hace tiempo de los planes de ataque que Washington y sus aliados realizan contra las instalaciones sirias.
De hecho, las fuerzas sirias han tenido más varios días para trasladar sus aviones y otros equipos militares a las bases rusas en Latakia, Tartus y Hmeymim, donde estarán bajo la burbuja protectora de los altamente eficaces misiles tierra-aire rusos S-400.
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El gobierno de Bashar al Asad ha vaciado sus bases de infantería y ha dispersado a sus fuerzas armadas tanto como ha podido, anticipándose a la llegada de los misiles occidentales.
No hay duda de que los rusos intentarán proteger sus bases, si son atacadas, por lo que la situación está marcada por el arriesgado juego de las superpotencias y el peligro de un conflicto accidental.
Para los responsables de planificar las acciones militares de Occidente las dos preguntas principales son: ¿qué pueden lograr con una acción armada en este contexto? y ¿qué beneficios puede generar esta desde un punto de vista estratégico?
Dado que las fuerzas sirias ya estaban sobre aviso, dispersadas y bajo protección rusa, los ataques occidentales tendrán que concentrarse en las instalaciones militares sirias que son inamovibles: pistas de aterrizaje, edificios y el equipamiento importante que no haya sido trasladado.
Los ataques de Occidente probablemente buscarán destruir el sistema de mando y control de las fuerzas militares sirias, con el uso de bombas antibunker y misiles de penetración profunda. Es posible que intenten desmantelar la infraestructura militar que Siria ha logrado reconstruir desde 2015.
De forma más ambiciosa, pero también más arriesgada, Estados Unidos podría declarar una política de largo plazo de volver a atacar estos objetivos para mantenerlos fuera de operación y así mantener los aviones de guerra sirios encerrados dentro de las bases rusas, intentando así implantar algo parecido a una zona de exclusión aérea, al menos durante un tiempo.
El año pasado, cuando Estados Unidos bombardeó la base aérea de Al Shayrat, en relación por el uso de armas químicas en Khan Sheikhoun, en la provincia de Idlib, la Fuerza Aérea Siria se aseguró de ser vista operando nuevamente apenas un día después.
Esta vez, Washington estará decidido a que esto no vuelva a ocurrir, razón por la cual podemos esperar que haya una campaña aérea más duradera con repetidos ataques sobre lugares clave.
Estrategia política
Pero ¿qué objetivo estratégico puede lograrse con esto?
Ciertamente, esto no significará ninguna diferencia inmediata para la población civil de Siria, que tanto ha sufrido a manos de su propio gobierno y de los numerosos grupos rebeldes, guerrilleros y terroristas, algunos de los cuales los han intimidado tanto como los han representado.
Por otra parte, es improbable que el presidente Al Asad vaya a ceder en su decisión de consolidar su poder sobre el país.
Entonces, ¿para qué correr todos los riesgos de una escalada con Rusia así como de las posibles consecuencias imprevistas que normalmente se derivan de estas acciones?
Por sí solo, el uso de la fuerza militar no tiene sentido. Tiene que ser parte de una estrategia política y, en este caso, la estrategia versa sobre asuntos más grandes que la propia Siria y solo ofrece un atisbo de esperanza para la población de ese país en el largo plazo.
El primer objetivo es hacer retroceder la creciente "normalización" del uso de armas químicas en guerras de cualquier tipo.
El tabú en contra de estas ha sido sorprendentemente fuerte desde finales de la I Guerra Mundial y la Convención contra las Armas Químicas de 1993, de la cual Siria es signataria.
En 2013, el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo que él mantendría ese tabú como una "línea roja" pero, luego, no lo hizo. Y, pese a las firmes negativas del gobierno de Al Asad, hay evidencias abundantes de que las fuerzas sirias -con la connivencia de Rusia- han estado usando armas químicas en contra de sus propios ciudadanos de forma regular desde entonces.
Muchos políticos occidentales sienten que -con todas las áreas grises que hay en esta situación desde el punto de vista moral- ellos no pueden obviar este asunto nuevamente. Se ha convertido en un caso que pone a prueba en la escena internacional el estado de derecho, el cual se encuentra bajo fuertes presiones en muchos frentes.
Más allá, algunos señalan que una acción militar efectiva representaría que las potencias occidentales han logrado volver a entrar en el juego político en Medio Oriente en un momento en el que la región está colapsando.
La campaña contra el autodenominado Estado Islámico (EI) siempre fue un asunto secundario desde el punto de vista geopolítico y la influencia occidental sobre lo que ocurre en la región, desde Líbano hasta Yemen, ha venido en franco declive.
Evidentemente para los líderes occidentales, resulta tentador y comprensible, querer dejar las cosas como están. Pero mientras ellos se concentraban en combatir a EI, el futuro de la región estaba siendo decidido por Irán, Rusia y en parte también por Turquía.
Lo que deben estimar es si los intereses de largo plazo de Occidente estarán mejor protegidos por su implicación más que por la indiferencia ante una constelación de potencias que se está saliendo de control.
Para la población siria la esperanza reside en la posibilidad de que una campaña militar efectiva logre empujar al presidente Asad de vuelta a la mesa de negociaciones para que la guerra pueda terminar con un resultado más humano que una victoria despiadada.
Usar la fuerza militar nunca es fácil pero puede solo puede ser eficaz si forma parte de una estrategia política coherente y realista.
*Michael Clarke es investigador principal en el Instituto de Servicios Unido Reales de Estudios de Defensa y Seguridad (RUSI, por sus siglas en inglés) y director asociado del Instituto de Estudios Estratégicos.
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"La Guerra Fría ha vuelto": el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advierte del peligro de las tensiones en Siria.
"La Guerra Fría ha vuelto".
Así de contundente se expresó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, durante la reunión del Consejo de Seguridad que, a petición de Rusia, se celebró este viernes para tratar las tensiones en torno al conflicto sirio.
Guterres consideró que la disputa entre los países involucrados en el conflicto es el mayor peligro actual para la seguridad y paz internacionales.
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Estados Unidos y sus aliados están considerando una respuesta militar contra el gobierno de Siria después del supuesto ataque químico ocurrido el pasado fin de semana en Douma.
Rusia, que apoya al gobierno de Bashar al Asad, advirtió que no se puede descartar la posibilidad de un conflicto armado entre EE.UU. y su país si Washington lleva a cabo esta acción.
Moscú aseguró que tiene "pruebas irrefutables" de que el presunto ataque con armas químicas fue un montaje de agentes extranjeros.
Escalada militar
Guterres lanzó su mensaje de alarma durante su discurso de apertura en la reunión del Consejo de Seguridad.
"Las crecientes tensiones y la incapacidad de alcanzar compromisos para establecer un mecanismo de rendición de cuentas (sobre el uso de armas químicas en Siria) amenazan con llevar a una total escalada militar", dijo Guterres.
El secretario general consideró que esta nueva Guerra Fría presenta además el peligro de que las fórmulas que existían hace décadas para gestionar riesgos ya no están presentes.
Guterres pidió a todos los países que "actúen de manera responsable en estas peligrosas circunstancias".
Durante el tenso encuentro, el embajador ruso ante la ONU, Vassily Nebenzia, acusó a Estados Unidos de estar utilizando el supuesto ataque químico comopretexto para tumbar al gobierno sirio y "contener" a Rusia.
Por su parte, Washington acusó al presidente Al Asad de usar armas químicas en al menos 50 ocasiones en siete años de guerra.
"Buenos, nuevos e inteligentes"
El supuesto ataque químico ocurrió el pasado sábado 7 de abril en la localidad de Douma, tomada por los rebeldes.
Activistas, rescatistas y médicos en Siria afirman que más de 40 personas murieron durante el ataque en esa ciudad, la última bajo control de los opositores al presidente.
El presidente estadounidense, Donald Trump, consideró que Rusia debe asumir su responsabilidad en el asunto por su apoyo al gobierno sirio y el miércoles activó todas las alarmas con un comentario en Twitter.
"Rusia promete derribar cualquier misil que lancemos hacia Siria. Prepárate Rusia, porque serán buenos, nuevos e inteligentes. ¡No deberían aliarse con un animal asesino que mata a su propia gente y que lo disfruta!", escribió Trump.
Las armas químicas están prohibidas por las leyes internacionales y en varias ocasiones el gobierno sirio ha sido acusado de utilizarlas durante el conflicto por el que atraviesa el país.
Damasco y Moscú niegan el uso de estas armas y atribuyen esas acusaciones a campañas de Occidente para justificar una eventual intervención en el país del Oriente Próximo.
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La tensión entre Estados Unidos y Rusia crece por la posibilidad de un ataque en Siria.
El embajador ruso ante Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, advirtió el miércoles que no se podía descartar la posibilidad de un conflicto armado entre su país y Estados Unidos, si Washington decide lanzar un ataque contra Siria.
"No podemos excluir ninguna posibilidad, lamentablemente, porque hemos visto mensajes bélicos salir desde Washington", afirmó el diplomático ante periodistas en la sede de la ONU.
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El jueves el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, aseguró que su país tenía "pruebas irrefutables" de que el presunto ataque con armas químicas al que EE.UU. prometió responder era un montaje de agentes extranjeros.
"Los servicios secretos de cierto estado que está a la cabeza de una campaña rusofóbica estuvieron involucrados en el montaje de este evento", aseguró Lavrov, sin dar nombres ni detalles sobre las supuestas pruebas.
El viernes, el ministerio de Defensa ruso fue todavía más lejos y dijo que Reino Unido orquestó el ataque con armas químicas con la ayuda de la ONG White Helmets.
Un grupo de investigadores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas se dirige a la zona de Guta Oriental para buscar evidencia sobre el supuesto ataque y se espera que lleguen el sábado.
Rusia también convocó a una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas este viernes y allí el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió que la situación actual puede llevar a una escalada militar.
"La Guerra Fría ha vuelto", manifestó Guterres, y pìdió que todos los países actúen con responsabilidad.
El jueves, el embajador Nebenzia dijo que "la prioridad inmediata es evitar el riesgo de guerra".
También aseguró que se debería negociar y buscar una solución acordada, pero ratificó que su país respondería por la fuerza ante una eventual intervención de Estados Unidos en el conflicto de Siria.
El Kremlin, por su parte, anunció que estableció un enlace de comunicaciones de crisis con la Casa Blanca para evitar "un choque accidental" entre los dos países, mientras agencias rusas informaron que el Ministerio de Defensa movió varios buques de guerra de puertos sirios ante la posibilidad de bombardeos.
Pero ¿cuál es el origen de la preocupación por una eventual guerra entre las dos potencias?
Las trompetas de la guerra
La preocupación por un posible enfrentamiento entre Rusia y Estados Unidos revivió desde el miércoles, cuando el presidente Donald Trump dijo que Moscú debía "prepararse" porque los misiles que caerían sobre Siria serían "bonitos, nuevos e inteligentes".
Desde hace días, Washington valora una respuesta militar contra el gobierno de Bashar al Asad, luego del supuesto ataque con armas químicas contra la población civil de Duma que tuvo lugar el pasado 7 de abril.
Las armas químicas están prohibidas por las leyes internacionales y en varias ocasiones el gobierno sirio ha sido acusado de utilizarlas en las ciudades tomadas por los rebeldes durante el conflicto interno que lleva más de siete años.
Damasco y Moscú niegan el uso de estas armas y la atribuyen a campañas de Occidente para justificar una eventual intervención en el país del Oriente Próximo.
Aunque en un inicio Trump anunció que tomaría medidas ante el supuesto ataque a más tardar en 48 horas, el mandatario y sus asesores de seguridad nacional se reunieron nuevamente este jueves para discutir la eventual respuesta, aunque no se tomó una decisión final, según anunció la Casa Blanca.
"Seguimos evaluando opciones de inteligencia y estamos involucrados en conversaciones con nuestros socios y aliados", indicó el comunicado.
De hecho, según informó en un comunicado la oficina del número 10 de Downing Street, la primera ministra británica, Theresa May, se comunicó este jueves por teléfono con su par estadounidense y ambos coincidieron "en la necesidad de disuadir el uso posterior de armas químicas por parte del régimen de Assad".
Francia, por su parte, aseguró que tenía evidencias de que el gobierno sirio llevó a cabo el ataque cerca de Damasco y anunció que también valorará acciones cuando terminen las investigaciones.
"Tenemos pruebas de que la semana pasada (...) se usaron armas químicas, al menos con cloro, y que fueron utilizadas por el régimen de Bashar al Assad", aseguró el presidente Emmanuel Macron, sin ofrecer detalles de ninguna evidencia.
El secretario de Defensa de EE.UU., Jim Mattis, por su parte, alertó ante el Congreso que una potencial acción contra Damasco podría desencadenar "una escalada fuera de control" por lo que dijo que una de sus mayores preocupaciones es evitar que esto ocurra.
Más temprano, en Twitter, Trump suavizó también sus declaraciones sobre una eventual acción militar.
"Nunca se dijo cuándo se produciría un ataque a Siria. ¡Podría ser muy pronto o no tan pronto!", escribió.
El origen de las tensiones
Las tensiones crecieron luego de que diversas fuentes reportaran el pasado sábado un ataque con armas químicas en la ciudad de Douma.
Según Estados Unidos y sus aliados, fue el propio gobierno de Al Asad quien utilizó los gases para recuperar la ciudad de los rebeldes.
Mientras, Rusia, Irán y el gobierno de Damasco lo atribuyen a los rebeldes y a maniobras de Washington para intervenir en ese país del Oriente Próximo.
Un equipo de expertos de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas llegó este jueves a Siria para investigar lo sucedido y comenzará sus operaciones sobre el terreno el próximo sábado, según informó en un comunicado la agencia con sede en Holanda.
Se desconoce si Estados Unidos y sus aliados esperarían los resultados de la investigación antes de tomar una decisión sobre un posible ataque.
Mientras, Rusia anunció que desplegó un equipo de su policía militar en Douma como "garantes de la ley y el orden en la ciudad" tras la toma de la ciudad que estaba en posesión de los rebeldes.
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Lo que se sabe de los "objetivos precisos" que atacaron Estados Unidos, Francia y Reino Unido en Siria
Aviones y misiles de Estados Unidos, Francia y Reino Unido volaron otra vez sobre el suelo de Siria al amanecer de este sábado.
La amenaza de Donald Trump de responder a los supuestos ataques con armas químicas del gobierno de Bashar al Asad contra la población civil tardaron una semana, pero se hicieron realidad.
Testigos e imágenes en las redes sociales confirmaron las explosiones en varios puntos de Damasco y la ciudad de Homs, donde supuestamente, el ejército sirio almacenaba o fabricaba este tipo de armas prohibidas por las leyes internacionales.
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El secretario de Defensa de EE.UU., Jim Mattis, aseguró que los ataques se realizaron contra "objetivos precisos", que se trató de una operación de una sola noche y que no estaban previstas nuevas acciones.
Sin embargo, el gobierno sirio aseguró a través de su televisora estatal que los sitios bombardeados habían sido evacuados desde hace días gracias a una advertencia de Rusia.
Moscú, que había alertado de una guerra con Estados Unidos si el ataque ocurría, respondió a través de su embajador Washington que "tales acciones no se quedarán sin consecuencias" y atribuyó cualquier responsabilidad de lo que pueda suceder después sobre Washington, Londres y París.
En un mensaje televisado en el que anunció el inicio de los ataques, Trump indicó que el objetivo de las acciones fue "establecer un fuerte elemento de disuasión contra la producción, propagación y uso de armas químicas".
De ahí que, dijo, se realizaron ataques de precisión.
El presidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Joseph Dunford, explicó que los ataques estuvieron dirigidos a tres objetivos fundamentales: un centro de estudios, un supuesto almacén de armas químicas y otro enclave donde se guardaban equipos para su producción.
Pero ¿qué se sabe de esos "objetivos" y por qué fueron bombardeados por las tres potencias?
El centro de estudios
Fue el primer lugar del que aparecieron informaciones que lo señalaban como uno de los posibles objetivos del bombardeo.
Poco después del anuncio de Trump, varios testigos reportaron explosiones en el este de Damasco, donde se encuentra el Centro de Estudios Científicos e Investigación.
El Pentágono confirmó después el ataque a este enclave, que, según dijeron, es uno de los lugares principales donde el gobierno de Bashar al Asad realiza estudios de armas químicas y biológicas.
Un estudio del Jane's Information Group Intelligence Services considera que este centro tiene una capacidad tecnológica mayor que todas las universidades de Siria y que allí también se realizan investigaciones sobre armas nucleares y de misiles.
Sin embargo, según el gobierno sirio, se trata de un centro para la investigación para fomentar el desarrollo económico y social del país, especialmente la informatización de agencias gubernamentales.
Se creó en el año 1971 y está ubicado en el distrito de Barzeh.
Según Sana, la agencia estatal Siria, los misiles "destruyeron un edificio que incluía laboratorios científicos y un centro de capacitación".
El supuesto almacén de armas químicas
El Ministerio de Defensa británico informó que aviones de la Fuerza Aérea Tornado atacaron una instalación militar, donde, supuestamente, el gobierno sirio almacenaba armas químicas.
Se trata de una antigua base de misiles, que se encuentra a unos 24 kilómetros en el oeste de la ciudad de Homs.
De acuerdo con el comunicado británico, el ataque se diseñó para reducir el riesgo de escape de los químicos almacenados en dichas instalaciones.
Según el Pentágono, en este lugar, el gobierno de Al Asad almacenaba sus principales reservas de gas sarín, una de las sustancias utilizadas en los presuntos ataques químicos.
El gobierno sirio confirmó el ataque en esta unidad militar en las afueras de Homs, aunque aseguró que la defensa antiaérea había derribado la mayoría de los misiles.
El enclave de equipos y el comando militar
Según el Pentágono, otros de los objetivos del ataque fueron un almacén de supuestos equipos de armas químicas y un importante puesto de mando militar.
Se encuentran cerca del segundo objetivo, en el oeste de la ciudad de Homs.
Sin embargo, medios de comunicación estatales sirios aunque reconocieron los daños al centro de investigación científica de Damasco, negaron que se hubieran afectado las instalaciones militares bombardeadas en la otra.
"Los misiles de dispararon contra instalaciones militares en Homs fueron frustrados, desviados de su trayectoria e hirieron a tres civiles", informó la agencia de noticias estatales SANA.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó que otras instalaciones militares en Damasco fueron impactadas también durante el ataque, entre ellos la Guardia Republicana del Ejército y la Cuarta División, ambas unidades de elite de la fuerza armada de Al Asad.
Fuentes militares sirias reconocieron que se registraron otros bombardeos en la base aérea de Al Shirai, en el oeste de Damasco, cerca de la frontera con Líbano.
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Cómo son los misiles Tomahawk, el arma de precisión mortal que EE.UU. utiliza desde hace más de 20 años
El momento en que EE.UU. lanza sus misiles Tomahawk hacia una base aérea siria en 2017.
Estados Unidos volvió a lanzar un ataque en Siria y, de nuevo, se valió de misiles Tomahawk.
Los Tomahawk son un tipo de arma que Washington utiliza desde hace más de 20 años cuando quiere atacar de forma precisa desde una distancia prudencial.
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Estados Unidos ya había llevado a cabo ataques aéreos contra grupos yihadistas en Siria, pero en 2017 fue la primera vez que lo hizo directamente contra intereses del gobierno sirio desde que comenzó la guerra en 2011.
Pero, ¿qué son los misiles Tomahawk y por qué EE.UU. recurre a ellos?
Alta precisión y largo alcance
Los misiles Tomahawk son de alta precisión. Cada uno de estos misiles de crucero de largo alcance mide más de seis metros de longitud y pesa más de 1.500 kilos.
Suelen llevar ojivas (cargas explosivas) de hasta 454 kilos, están diseñados para volar a bajas altitudes, llegando hasta los 885 km/h y son capaces de alcanzar objetivos de hasta 1.600 kilómetros de distancia.
Según Chris Harmer, analista de defensa y exoficial naval que trabaja en el Instituto de la Guerra, consultado por The Washington Post, la potencia explosiva de los Tomahawks es menor que la de otras bombas lanzadas desde aviones tripulados, pero eso no importa a la hora de bombardear aviones sobre tierra y destruirlos o dejarlos incapacitados.
Estos misiles funcionan gracias a tecnología GPS. Por supuesto, pueden fallar, pero su margen de error estimado es de tan sólo 10 metros.
Según Raytheon, el gigante estadounidense armamentístico detrás de su fabricación, "es el misil de crucero más avanzado del mundo", y fue usado "más de 2.000 veces en combate y sometido a pruebas en vuelo más de 500 veces".
Y, ciertamente, estos misiles tienen historia.
Desde la Guerra del Golfo
Los Tomahawk son un arma importante para Estados Unidos desde la Guerra del Golfo Pérsico en los 90, cuando la coalición liderada por EE.UU. llevó a cabo en Irak la operación militar conocida como "Tormenta del Desierto".
También fueron clave en Libia durante las operaciones militares de la OTAN contra el gobierno de Muamar Gadafi en 2011.
Estos misiles igualmente fueron utilizados en septiembre de 2014, cuando Estados Unidos bombardeó al autodenominado Estado Islámico en Siria.
En ese momento, el Pentágono dijo que lanzó 47 Tomahawk desde dos buques desde el Golfo Pérsico y el Mar Rojo.
Y fueron usados por el Pentágono en octubre de 2016 en un ataque desde el Mar Rojo en el que bombardeó tres instalaciones de radares en Yemen.
Así como en 2017, cuando 59 misiles Tomahawk fueron arrojados desde dos buques estadounidenses en el Mediterráneo oriental contra una base aérea siria, en respuesta, según el presidente Donald Trump, al supuesto uso de armas químicas por parte del gobierno de Bashar al Asad.
Este video de la televisión rusa dice mostrar la destrucción provocada por los misiles lanzados por Estados Unidos contra Siria en 2017.
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Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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