Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., gracias a la Revista National Geographic, hemos encontrado, las siete monumentales estatuas, que realizó en Florencia, Miguel Ángel Buonarroti, quien plasmó el ideal de la humanidad en su tiempo de una manera magistral, que todavía sigue maravillando por su fuerza y realismo.
National Geographic.- narra : " En este sentido quizá sea, en términos generales en la escultura de la época, y abordando la obra Miguel Ángel
en particular, donde encontremos la máxima expresión artística del
ideal humanista. La escultura del Renacimiento hundiría sus cimientos en
la Antigüedad Clásica así como en su mitología. Se caracterizó por la
representación del cuerpo humano desnudo a través de una técnica muy
perfeccionada. Para los escultores renacentistas, la expresión
matemática de la naturaleza se vería encarnada en la figura humana,
donde quedaba representado el ideal absoluto de belleza durante el
Renacimiento...."
En sus estatuas monumentales, realizadas para Florencia o para los sucesivos papas, Miguel Ángel plasmó el ideal de humanidad de su tiempo de una manera magistral que todavía hoy sigue maravillando por su fuerza y realismo.
La Piedad del Vaticano
Poco después de llegar a Roma, en 1498, Miguel Ángel
recibió un encargo que despertó todo su genio creador. Se trataba de
una estatua funeraria para el cardenal francés Jean de Billheres, un
miembro de la corte papal de Alejandro VI, el papa Borgia. El tema era
el de la Piedad, recurrente en la época, pero Miguel Ángel lo planteó de
forma original. Frente al patetismo de las piedades nórdicas, el
florentino plasmó la idea de redención sin ahondar en el sufrimiento de
Jesucristo y su madre. Las figuras encarnan una belleza inmaculada e
inalterable, expresión de la salvación de la humanidad propiciada por el
sacrificio de Cristo.
Foto: AP / Gtres
El David de Florencia
Una cofradía ligada a la catedral de Florencia, formada principalmente por miembros del influyente gremio de la lana, encargó a Miguel Ángel,
en 1501, una estatua que representara a David derrotando a Goliat.
Buonarroti rompió con la iconografía habitual en la que el héroe aparece
como vencedor con la cabeza de Goliat. Prefirió representar el momento
previo a la acción, cuando el joven se prepara para el desigual combate.
Destaca la desproporción de las manos y la cabeza respecto al cuerpo,
expresión quizá de la idea de República: la cabeza simbolizaría el
ideal, y las manos, el instrumento para el cambio de régimen.
Foto: AP / Gtres
La tumba de los Médicis
Durante su larga etapa de residencia en Florencia (1519-1534), Miguel Ángel
recibió el encargo de realizar las dos tumbas de los Médicis en la
sacristía nueva de San Lorenzo. La tumba de Lorenzo de Médicis está
presidida por una figura central, que lo representa en actitud
contemplativa, instrospectiva. Como atributos lleva una piel de león, un
cofre con monedas (símbolo del tributo a pagar para entrar en el reino
de los cielos) y un pañuelo. El personaje viste una armadura de tipo
clásico. No hay emblemas familiares, ni ningún epitafio alude a sus
hazañas, lo que indica una intención idealizante más que conmemorativa.
Foto: AP / Gtres
El sepulcro del papa Julio II
Cuando el Papa Julio II encargó a Miguel Ángel,
en 1505, la realización de su monumento funerario, poco podía imaginar
el artista que sólo podría dar conclusión a su obra cuatro décadas más
tarde cuando el Papa ya había fallecido. Fue éste uno de los proyectos
más ambiciosos del genio florentino, concebido por él mismo como su gran
obra. Sin embargo, tras numerosos contratiempos, incluido el despido y
posterior readmisión del artista por parte del Papa, la obra nunca llegó
a convertirse en el proyecto inicial. La imagen muestra la parte baja
de toda la estructura –compuesta por dos niveles–, cuyo centro lo ocupa
una estatua Moisés. El conjunto del sepulcro fue instalado en San Pietro in Vincoli, Roma.
Foto: CC
El Moisés
La estatua de Moisés que ocupa la
parte central del sepulcro del Papa Julio II es una de las más célebres
del genio italiano. En ella se ha visto un retrato idealizado del propio
Papa Julio II, aunque también contiene rasgos del artista. Se le
representa en un momento de quietud previo a la acción, con el pie
retrasado, el brazo que señala las tablas de la Ley, el movimiento
ondulante de las barbas y la profundidad de la mirada. Se trata de una
obra plenamente renacentista que también muestra algunos rasgos de la terribilitá
con la que Miguel Ángel solía dotar a algunas de sus figuras: el gesto
concentrado y el ceño fruncido y la tensión de los músculos con las
venas hinchadas, anticipando un estallido dramático.
Foto: AP / Gtres
Baco
También conocido como el Baco ebrio,
Miguel Ángel creó esta escultura justo antes de su famosa Piedad, en
1498. El artista todavía era joven, pero el Baco se considera como su
primera gran obra en la que ya anticipa ciertos rasgos que desarrollará
plenamente durante su madurez artística como los referentes de la
Antigüedad y la postura del contraposto, algo muy común en la
época que también puede verse en su David. Esta obra es uno de los
resultados del primer viaje a Roma de Miguel Ángel, donde el cardenal
Riario le hizo un encargo que luego rechazó.
Foto: CC
Madonna de Brujas
Justo después de terminar la Piedad y antes de comenzar el David, Miguel Ángel
realizó esta escultura que se encuentra en la iglesia de Nuestra Señora
de Brujas, en Bélgica. Perteneciente al periodo clasicista del artista,
la Madonna de Brujas exhibe la contención típica de este estilo. Su
belleza reside precisamente ahí, en la armonía entre las partes que la
forman y en una expresión equilibrada que no perturba los rasgos de los
protagonistas. La escultura fue terminada en 1504, antes de que las
esculturas de Miguel Ángel experimentaran el cambio evidente que se
aprecia en el David o el Moisés.
Foto: Istock
Héctor Rodríguez
Las mejores esculturas de Miguel Ángel Buonarroti
Renacimiento se desarrolló en el marco de una nueva corriente de pensamiento: el Humanismo.
El germen del Humanismo tuvo su origen en la Italia de finales del
siglo XIV, y se desarrollaría durante los siglos posteriores acabando
con una concepción del mundo que en Europa, se dilataría por más de mil años, durante toda la Edad Media.
El arte en el
Es este el momento en el que, entre las grietas de una noción eminentemente teocéntrica del mundo y de la existencia humana, arte
y ciencia comienzan a abrir paso al antropocentrismo: donde el hombre y
la naturaleza empiezan a ocupar el eje central del pensamiento, la
filosofía y la cultura. A su vez, el Humanismo sembraría la simiente
para el florecimiento, siglos después, de la Ilustración y el estallido de la Revolución Francesa.
Así, con un renovado interés por la civilización greco-romana y un
ávido afán de conocimiento, en su traducción artística, este nuevo
movimiento ideológico trató de interpretar la naturaleza para plasmarla
con total libertad en todas sus disciplinas, bien a trazo de pincel, a
punta de pluma o a golpe de cincel.
En este sentido quizá sea, en términos generales en la escultura de la época, y abordando la obra Miguel Ángel
en particular, donde encontremos la máxima expresión artística del
ideal humanista. La escultura del Renacimiento hundiría sus cimientos en
la Antigüedad Clásica así como en su mitología. Se caracterizó por la
representación del cuerpo humano desnudo a través de una técnica muy
perfeccionada. Para los escultores renacentistas, la expresión
matemática de la naturaleza se vería encarnada en la figura humana,
donde quedaba representado el ideal absoluto de belleza durante el
Renacimiento.
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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