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domingo, 22 de diciembre de 2019

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo DXXXVI.- Baldomero y Gastulo; recuperan los caballos y emprenden el regreso a Socchabamba, desde Samaco....

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; Gresmildo y sus compinches, fueron engatusados por Damián y sus huestes satánicos, para impedir que asalten a la adinerada Familia Sánchez Calderón y Mulatillo de Socchabamba, ellos perdieron sus caballos, que fueron asustados por jinetes diabólicos llevándolos hasta el Llano de Aragoto y los animales desviaron hasta Samaco; los animales sin control llegaron a una casa, cuyo dueño los desensilló y los llevó a un potrero; en vista que no llegaron los jinetes dueños de las acémilas, el generoso morador decidió ir al Llano de Aragoto para ubicar a los dueños, y después de un larga espera; llegaron los dos primeros jinetes, pero el morador ahora convertido en un transeúnte, en tono de broma, les dijo no saber nada de las acémilas, pero fue detectado por Gastulo, que él mentía, quien lo retó a decir la verdad sobre el paradero de los cuadrúpedos..................

Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.

Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Los rastreadores Baldomero y Gastulo; llegaron acertadamente al Llano de Aragoto, siguiendo los rastros de sus caballos, se encontraron con un transeúnte que los esperaba sentado(sin que ellos lo supieran) justo a la altura del ramal del camino que iba hacia la izquierda cuesta abajo a Samaco; el ahora transeúnte muy feliz que llegaron los dueños (pero no lo demostraba delante de ellos) de los caballos que él los tenía en su poder, se jugó una broma con ellos, pero fue detectado por Gastulo, quien lo instó a decir la verdad sobre la existencia de los caballos.
El transeúnte, soltó una carcajada y mirando a Gastulo le contestó: 
--- ¡¡¡ Caramba !!! Celebro haber conocido a un brujo, por que usted acertó, es cierto los caballos llegaron ayer por la madrugada al patio de mi casa, solo con aperos y las sillas vacías; al principio no les hice caso, pensando que por allí estarían los dueños y vendrían por sus caballos, pasó el tiempo y nadie llegó, y los animales estaban inquietos relinchando, los desensillé y llevé a los animales al pasto, amaneció y nadie llegó; ahora en el Llano de Aragoto llegaron ustedes y que dicen ser los dueños de los caballos, pero no les será tan fácil recuperarlos.... 
El transeúnte hizo una pausa y agregó:
--- Exigo pruebas y las tendrán que pronunciar describiendo: a sus caballos, tales como el color del pelo, y de las patas y alguna otra característica que exhiba su acémila.
Baldomero y Gastulo, se miraron entre ellos e inteligentemente aceptaron la posición del ahora dueño y fue Baldomero quien empezó así:
--- Señor mi caballo es alto, casi mide dos metros de altura, es de color bayo oscuro y tiene una particularidad su pata delantera con manchas blancas que se parecen como si fueses una pulsera de reloj.
El transeúnte y por ahora dueño de los caballos, luego de escuchar a Baldomero, fijó su mirada en Gastulo y le dijo:
--- Señor usted describa como es su caballo....
Gastulo, contestó muy contento sabiendo que ya se encontraron los caballos, aunque aún no les tenían en su poder y dijo:
--- Mi caballo es de color negro tinto y detrás de la pata izquierda, tiene una mancha blanca a la altura del empeine.
El transeúnte, ya más feliz que efectivamente ellos eran los dueños de los caballos, les preguntó sus características más en un tono de broma y les dijo:
--- Muy bien, muchachos vamos a mi  potrero a comprobar si efectivamente coinciden las muestras de sus caballos con las descrito por ustedes.
El transeúnte se paró y añadió:
--- Ahora, síganme cuesta abajo.
El transeúnte adelante y los rastreadores a su tras se fueron hacia el potrero donde estaban los caballos.
Después de caminar unos 20 minutos llegaron a un patio grande junto a una casa muy espaciosa con techo de tejas y a dos aguas.
El ahora dueño de casa, les invitó a sentarse sobre el poyo en el corredor de la casa y se puso a conversar así:
--- Observen hacia la esquina de la casa, allí están colgados los aperos.
Baldomero y Gastulo, obedecieron al anfitrión y desviando su mirada hacia la mencionada esquina, y efectivamente allí estaban colgados los aperos y las sillas de los cuatro caballos, y fue Baldomero, quien muy agradecido, le dijo:
--- Muchas gracias, Señor por haber controlado a los fugitivos caballos, por favor ¿Cuánto le debemos por el control y pasto a nuestras acémilas?
El anfitrión, se sonrió y en tono de broma, les contestó:
--- Amigos, no tienen que pagar nada, pero si les ruego me acompañen a levantar un cerco para protección de la casa, no es mucho trabajo solo les pido una mano para avanzar, ya que la próxima semana, viene el albañil, quien tiene a cargo la construcción de la pirca. Baldomero se levantó de su asiento, lo mismo hizo Gastulo, quien dijo:
--- Señor, nosotros con el mayor gusto trabajaremos gratis y si es posible todo el día, en agradecimiento por controlar a nuestros caballos.
Pero, el anfitrión no quería construir nada, la pirca la va a lenvantar el albañil; él les pidió ayuda a los forasteros para comprobar su generosidad o rechazo a su labor y vaya que lo superaron con creces.
Entonces, el anfitrión, dijo:
--- Muchachos, no se diga más, vamos al potrero para traer a los caballos y ustedes puedan regresar los antes posible a Socchabamba, no les invito comida por que no llegado la china cocinera para lo que lo prepare y sirva...
Los tres hombres se encaminaron rumbo al potrero y al cabo de unos cinco minutos llegaron, allí estaban los caballos pastando tranquilamente, justo el caballo negro al sentir con el olfato el olor de su dueño Gastulo, mirándolo hizo un suave relincho en señal de saludo a su amo. 
Era más que suficiente la prueba de la propiedad de los caballos.
El anfitrión, muy feliz de su labor que hizo en bien de los forasteros, se rió a carcajadas y le dijo al dueño Gastulo, así:
--- Oiga usted, tiene amaestrado a su caballo que hasta lo saludó cuando lo vio.
Los tres hombres soltaron la risa al mismo tiempo, y los dueños se dirigieron a recoger las sogas que controlaban a cada caballo, los jalaron(halaron) hasta la puerta, los animales se les veía muy bien comidos, ahora necesitaban beber agua, que lo notó Gastulo, quien preguntó:
--- Por favor: ¿Hay algún bebedero para caballos?
El anfitrión, les contestó:
--- Si hay, pero está un poco retirado desde aquí, creo que más les conviene ensillar sus caballos y trotar rápidamente hasta los límites con Socchabamba, allí la familia Nuñez, tiene acequias al ras del camino.
Efectivamente, el anfitrión sugirió muy bien, que los jinetes se apuren jalando sus caballos hasta la casa del anfitrión, al llegar rápidamente los ensillaron y después de intentar dar algunas monedas que eran lo único que tenían en sus bolsillos los forasteros, pero el anfitrión se negó a recibir ninguna recompensa, más bien les contestó que todo era un favor prestado y que algún día. él también puede tener la misma necesidad; se dieron fuertes abrazos ya como amigos y se despidieron, cada jinete montó su caballo y jaló a uno, y partieron de regreso subiendo la cuesta hasta el Llano de Aragoto.
Mientras tanto, en Socchabamba Gresmildo y Fermín, se habían ido hasta un trapiche que recién estaba horneando guarapo para convertirlo en miel, ellos llegaron allí por el aroma que expandía por los aires el cocimiento, ellos fueron atendidos por los dueños, quienes les brindaron un jarro de miel, suave que aún le faltaba para estar a punto para secar en los moldes para producir el dulce (chancaca).
En seguida, llegaron las esposas con el fiambre para los trabajadores del trapiche, y lo compartieron con los transeúntes (Gresmildo y Fermín), luego bebieron abundante agua y entablaron conversación entre ellos, nadie sospechaba que los forasteros eran unos temibles bandoleros, que esta vez perdieron engatusados por los espíritus de el más allá....
Continuaremos..................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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