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domingo, 11 de octubre de 2020

La Historia del Amor Cruel : Capítulo CDLXIX.- El detective privado; después de recibir un puñetazo a los genitales por la empresa Zoraida Fuentes Plata, declaró que fue contratado por Mañuco...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con La Historia del Amor Cruel, entre Iarma  y Olzagon, y como informamos en el capítulo anterior; el vendedor libre Mañuco, quien aún trabajaba para la empresa Import & Export S.A., él tenía una animadversión contra el joven Olzagon su compañero de trabajo por laborar en la misma empresa, en aquellos momentos Mañuco tenía como único objetivo encontrar por lo menos una evidencia que Olzagon y la empresaria Zoraida Fuentes Plata mantenían una relación sentimental; pero todas sus argucias fracasaron y como era muy obstinado contrató los servicios de un detective privado; quien captaba imágenes desde el mismo interior de la empresa "Comercial Tapal", y fue descubierto por agentes de seguridad que le decomisaron la cámara fotográfica y lo aprehendieron llevándolo a la oficina de seguridad....

Aquí en la imagen observamos una típica representación de la terrible situación que muchos hogares atraviesan en el transcurso de existencia por que siempre hay la existencia de un tercer elemento (amante tanto para él como para ella) que como una tentación tenebrosa carcomen las consistencias del matrimonio, y más si los esposos viven solamente la apariencia y no la triste realidad de que no son felices. Fuente: Archivos del blog. Obra Literaria reconocida con Derechos de Autor, según Partida Registral No. 00855-2012, Asiento: 01; con fecha: 10 de Agosto de 2012, por : INDECOPI.


Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Los agentes de seguridad llegaron a la oficina de seguridad con el sospechoso, que el mismo jefe participó en la captura; él tomó asiento y con el aprehendido detective de pie y frente a él sostenido por los brazos por dos agentes, le preguntó:
--- ¿Quién es usted y por qué captaba fotografías en la Oficina de Recepción de Mercaderías; oh usted es un infiltrado de una organización criminal que pretende asaltar a la empresa?
El detective privado, quien si tenía formación policial, por que fue parte de ese cuerpo, pero fue expulsado por conducta errática que afectaba a la institución, asumió la decisión de no declarar y permaneció mudo.
Pasaron los minutos y el aprehendido no decía ni jota; ya estaba colmando la paciencia de los agentes de seguridad, por lo que el Jefe, optó por amenazarlo y le dijo:
--- Usted no quiere declarar, una decisión errada que le perjudica, por que lo entregaremos a la policía por sospecha de robo y captación de imágenes para delinquir, lo conmino a declarar por lo menos las generales de ley; lo demás lo hará en el cuartel de la policía.
Pero, el detective privado se mantenía mudo, él sabía que los cargos no eran tan graves, que si lo remitían a la Delegación Policial, allí lo liberarían, por que tenía amigos que le debían favores y ellos rápidamente lo soltarían, por lo que no contestó nada.
Ante la negativa de no declarar del sospechoso, el jefe de seguridad, optó por llamar a la dueña señorita Zoraida Fuentes Plata, él se comunicó por el telefóno directo de la gerencia, felizmente ella misma le contestó así:
--- Aló ¿Qué desea señor agente?
El jefe de seguridad saludó de nuevo a la empresaria Zoraida y le contestó:
--- Señorita Zoraida, mis agentes con mi presencia capturamos a un sospechoso, que captaba imágenes desde la puerta de la entrada de la Oficina de Recepción de Mercaderías; no sabemos si era la primera vez, aquí lo tenemos, pero se niega a contestar el interrogatorio.
La empresaria Zoraida, fue sorprendida con esa información, ella había quedado afligida y decepcionada por la apropiación de dinero de la cajera de ventas minoristas, Elena Mercate quien fue su amiga de confianza y la traicionó y ahora un individuo tomando fotografías, era demasiado en un sólo día y ella decidió tomar el toro por las astas y le contestó:
--- Señor Agente, espéreme un momento, que despacharé unos asuntos y voy yo misma para interrogar a ese intruso.
El jefe colgó el auricular y dirigiendo la mirada al aprehendido, decidió amenazarlo y le dijo:
--- Señor, tiene su última oportunidad, declare lo que le hemos preguntado o se atiene a las consecuencias, por que viene la dueña y ella utiliza la fuerza a capa y espada.
Pero, el detective privado había sellado la boca, él sabía que nadie puede torturarlo, por que ganaría ante la justicia por maltratos ilícitos;  y se mantuvo callado.
La empresaria Zoraida Fuentes Plata, tenía amigos a altos jefes de la policía, como para pedirles el favor de presionar al sospechoso, pero si se negaba declarar ellos no podían hacer nada más, y ellos lo enviarían al poder judicial y allí terminaría todo; pero, recordó que una vez asistió a un curso de defensa personal y aprendió que a un hombre agresivo se le domina machucándole los testículos o golpeando directamente a la bolsa escrotal  y que no había macho que pueda resistir semejante tortura y esa prueba no dejaba huellas exteriores de maltratos, con esas ideas en la cabeza salió de la gerencia, que tal vez ella nunca las pondría en marcha y se fue a la oficina de seguridad.
Zoraida, llegó a la oficina de seguridad y vio al sospechoso, que era un individuo muy bien vestido, descartando la posibilidad de ser un delincuente común, ella pensó: "Dios mío dadme la inteligencia necesaria para interrogar a este individuo..." y al acercarse al jefe de seguridad, quien tenía la cámara fotográfica en sus manos, le informó:
--- Señorita Zoraida, este individuo captaba imágenes en la oficina de recepción de mercaderías, pero la cámara la dirigió cuando usted conversaba con el joven Olzagon, él no quiere declarar, la cámara fotográfica es está, pero las fotografías hay que desarrollarlas(en aquellos tiempos las fotografías tenían un proceso de revelado).
Entonces, Zoraida estudiando las características exteriores del individuo, ella presumió que era un agente contratado para captar imágenes comprometedoras por algún enemigo suyo para hacer daño, y le preguntó:
--- Señor, voy a presumir que usted no es un delincuente que vino por su cuenta, sino que alguien lo contrató para tomar fotografías, le pido que colabore dándonos la información de quien se trata, por que usted ya perdió el trabajo, y le aseguro que de aquí no sale con vida, si persiste en negar su cooperación, le aseguro que nosotros seremos crueles si insiste encubrir al supuesto jefe que lo trajo aquí.
Pero, el detective privado consideró que la gigante mujer, solo trataba de intimidarlo y se mantuvo callado, sin decir palabra alguna.
Por lo que, Zoraida Fuentes Plata, reconsideró lo que había planeado antes de llegar a la oficina de seguridad y lo iba a poner en marcha, no tenía otra opción, ordenó a los agentes que sostenían los brazos del sospechoso que los levanten hacia arriba para buscar la tensión de los músculos, cerró la muñeca de la mano derecha, ante la sorpresa del jefe de seguridad que nunca había vista a su jefa en esa actitud. Él si dijo así mismo: "La jefa está muy brava"...
Zoraida Fuentes Plata, por primera vez en su vida iba a sacar cara por su honor, hizo un puñete con el ademán de darle al pecho del individuo y hábilmente lo bajó y dio un puñetazo cerrado con toda su fuerza corporal a los genitales, que provocó un gemido fúnebre del individuo que retorciéndose de dolor casi en peso de sus propios brazos sostenidos por los agentes, que le brotaron lágrimas de los ojos por que el dolor era insoportable.
Y cuando la empresaria se preparaba para el segundo golpe, el infeliz declaró:
--- ¡¡¡ No, por favor !!! ¡¡¡ Fue Mañuco, quien me contrató !!!
La empresaria que estaba turbada y ciega de ira, le replicó:
--- ¿Qué Mañuco?
El detective privado completamente derrotado con los ojos rojos como su hubiese llorado toda una noche de duelo familiar, dio más argumentos y dijo:
--- Mañuco, el vendedor que usted conoce, él quiere pruebas de algún romance suyo con el agente vendedor recién llegado de la Capital, si no me equivoco se llama Olzagon.
Zoraida de su estado de embravecida, pasó a la vergüenza y escandalizada que todos los agentes de seguridad hayan escuchado esa declaración del individuo (todo era verdad), ella se dijo así misma: "¿Pero, que tiene que ver Mañuco con todo esto?" y de inmediato se dio la respuesta: "Ahora entiendo son celos de trabajo contra el joven Olzagon"...y se agregó: "Yo tengo la culpa de haberme seducido al jovencito..." pero ella controlando sus emociones mantuvo la calma y siguió preguntando, así:
--- Creo, que usted está hablando estupideces ¿Cómo cree que hubiese romances entre los vendedores y sus clientes? Es la peor mentira que usted pronunció y que siendo calumnias le puede costar su libertad e ir a la cárcel, creo que necesita otra dosis para que nos diga toda la verdad.
El detective privado, conociendo lo pesada de esa mano hacia sus testículos y que no podría resistir más, casi gritando le dijo: 
--- ¡¡¡¡ No más golpes a mis testículos si estoy diciendo la verdad !!!! Conozco un laboratorio fotográfico muy cerca a este lugar que puede desarrollar las fotografías en una hora, donde aparecen usted y el ese joven Olzagon y usted lo comprobará y conocerá toda la verdad.
Entonces, Zoraida sabía que no podía seguir torturando al individuo por que era ilegal (Además lo de ella y el amor de Olzagon todo era verdad) y se dirigió al jefe de seguridad y le dijo:
--- Anote la dirección de ese laboratorio fotográfico y lleve la cámara fotográfica y que se desarrollen todas las imágenes captadas, por el momento ponga grilletes (esposas) a este individuo y enciérrelo en el calabozo y que según veamos esas fotografías decidiremos si lo entregamos a la policía.
Zoraida, intentaba golpearse el pecho, lamentando no haber pensado bien con la visita de Mañuco y justo ella lo envió a la Oficina de Recepción de mercaderías donde inocentemente trabajaba Olzagon.
Los agentes encerraron esposado al sospechoso y el jefe de seguridad salió rumbo al laboratorio fotográfico................. 
Continuaremos.................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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