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domingo, 22 de noviembre de 2020

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo DLXXXIV.- Elvira Yanayaco Morocho - "Viuda de los 12 Apóstoles" y Rogelio Campos; disfrutaron de un encuentro amoroso al aire libre, sobre un colchón natural de grama, la mujer misteriosa se llama: Ubelinda..

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; Elvira Yanayaco Morocho - "Viuda de los 12 Apóstoles", convenció al bandolero Rogelio Campos, que se quedara a pernoctar en su casa, porque según ella; él necesitaba descansar, pero, el bandolero temía encamotarse de ella y convertirse en el marido 13 y que finalmente pueda ser asesinado tal como ella lo hizo con sus 12 maridos anteriores; finalmente aceptó quedarse hasta horas de la madrugada; al mismo tiempo, él no sabe que la mujer que lo está buscando, que en realidad ella es una antigua amante que lo buscó por cielo y tierra para vengarse del robo de un cuantioso tesoro y que él nunca lo hizo, sino el propio hermano de la mujer misteriosa.

Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.


Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Después que Rogelio y Elvira; amontonaran caña al caballo que era el alimento que el animal necesitaba comer, ellos conversaron en aquel lugar, que era una pampa con una picota cubierta de gramas, que se había desarrollado en toda su dimensión y tamaño, ya que ningún animal la comió, y esta vez puede ser un colchón natural para que Elvira y Rogelio se acuesten aprovechando la oscuridad de la noche, así lo pensó Elvira, quien se acercó al bandolero lo abrazó y lo besó. El macho, cedió a la provocación femenina.
Quien le correspondió al abrazo, puso sus manos sobre la espalda de ella y como se intensificaron los besos, él fue bajando sus manos hasta los glúteos, los acarició y con cada mano cogió cada cual y los apegó al cuerpo, ese contacto estimuló a los genitales, que el miembro viril se levantó, cuya erección debajo del pantalón  y por encima del vestido rozó el cuerpo de la hembra.
Elvira, sabiendo que era la última noche que sería su hembra del bandolero, ella bajó sus manos hasta los genitales del macho, quien ya había levantado el pantalón con la erección, por lo que ella comenzó a desabotonar la bragueta, al mismo tiempo le aflojó el cinturón del pantalón, lo logró lo estiró hacia abajo cayendo a los pies del macho, aún había el calzoncillo, lo mismo lo impulsó hacia bajo y lo dejó curucho (desnudo medio cuerpo). Ella le atrapó los testículos y el pene.
El macho también reaccionó y comenzó desabotonando el vestido de la hembra por la espalda, no había sostén, le estiró los brazos y le sacó el vestido manga por manga, luego lo impulsó hacia abajo cayendo al suelo y ella quedó completamente curucha (desnuda).
Elvira, seguía posesionada del pene del macho, y por estímulo de esas delicadas manos comenzó a segregar lubricantes que ella los aprovechó para coger semejante miembro viril, pasándole la mano subiendo y bajando como un anillo desde el glande hasta los testículos, ella lo  rozaba con su vulva; hasta que ambos se tumbaron al suelo, ella abajo y él su encima siguieron besándose, ella se abrió de piernas ofreciéndole su ardiente vagina, el macho comenzó a penetrarla lentamente, no tuvo oposición en la vagina, estaba completamente lubricada, por lo le cogió con ambas manos los glúteos y la penetró con toda su fuerza.
Elvira, al sentir el largo pene en sus entrañas, comenzó a gemir así:
--- Aaaaayyyyyyyy.... ya entró toda su pinga(pene) de burro.. aaaayyyyyyyy... que rica está... aaayyy. siga , siga, siga...... aaaaaayyyyyyyyyyyyy....
Comenzaron los movimientos eróticos, ellos se acariciaban, besándose y se entregaron a disfrutar de su dichoso coito; que ambos se deseaban, era un amor que florecía por que ellos eran afines; ella una mujer de casi 60 años de edad y madre de 12 hijos, y aún conservaba sus encantos con un cuerpo provocativo, con piel suave y tersa como si fuese una hembra fértil de unos 40 años.
Esta pareja apasionada se entregó en cuerpo y alma a gozar del coito sobre un medio natural, la grama alta y con crecimiento denso y tupido formó un colchón natural, ella se movía y abría sus piernas, quien a pesar de ser ardiente, si sentía hasta sus entrañas la tremenda pieza del macho, felizmente la vagina segregaba los líquidos lubricantes que facilitaba el gozo del coito.
Una vez más, la hembra gozaba de  esa sensación tan dulce que el mundo se le venía encima con música y cánticos de aves silvestres a sus eróticos oídos; se vagina se calentaba y absorbía el paso del pene, todo era una percepción intensa de placer, que ella no podía controlar y gimiendo gritaba:
--- Aaayyyyyyyyyy... que rica es su pinga, me hace caricias a mi cosita (vagina)... aayyyyyyyyyy.. siga y métala, mi cosita (vagina) lo está gozando... aaayyyyyyyyyyyy... que ricura está....... ayyy....
El macho en su encima, quien se había posesionado con las dos manos de los glúteos, la penetraba con toda su fuerza, el sentía que la vagina le atrapaba el pene haciendo una oposición de apretar el paso, éso era más placentero, penetrándola aún con la abundancia de los líquidos vaginales.
Elvira, ya no podía controlar su cuerpo, sentía una impresión de tanta dulzura y tenía que aprovechar este coito que tal vez era el último, por lo que se entregó a gozar, ella estiró sus piernas y gritó:
--- Aaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyy.. que rico estaaaaaa.... aaaaaaayyyyyyyyy.. no puedo controlar mi cuerpo. ayyyyyyyyyyy......
Elvira, soltó su orgasmo, que viendo al Cielo, apreció que las estrellas brillaban con más luz, aprobando el placer que acababa de disfrutar; pero esta vez ella le cogió la cintura a su macho atrayéndolo hacia ella y seguía moviéndose con el cuerpo adormecido por el orgasmo que sintió.
Rogelio, quien seguía penetrándola, aceleró sus movimientos para aprovechar la vagina activa, y así fue hasta que sintió los estímulos de eyacular y lo hizo con toda su fuerza, que el pene expulsó el semen a lo más profundo de las entrañas de la hembra.
Ambos personajes llenos de lascivia sensualidad y totalmente agotados, siguieron abrazados sin romper el coito, se tomaron un descanso; después el macho se levantó cogió su pantalón y calzoncillo y se vistió y le alcanzó la bata a la hembra y ella rápidamente se la colocó, y salieron de la huerta como si nada hubiese ocurrido entre ellos, la noche estaba muy oscura.
Al llegar a la casa, el bandolero se sentó sobre el poyo del corredor y Elvira ingresó a la sala por un mechón de luz, allí encontró a su hermana Emiliana, quien le dijo:
--- Creo que cortar caña en la noche, demora mucho tiempo, por que la oscuridad dificulta la visión.. jajajajajaja....
Elvira, con las expresiones irónicas de su hermana le produjeron una carcajada, quien siguiéndole la corriente, le contestó:
--- Tienes razón hermanita, las cañas estuvieron ocultas y se tuvo que buscarlas una por una y vaya que si las encontramos...... jajajajajajaja
En seguida, Elvira desocupó la tarima(catre de carrizo parado sobre cuatro horquetas) de la sala, que será la cama, le tendió tres jergas una sobre otra, que ocultaron las varas de los carrizos, luego le agregó una sábana y de su dormitorio trajo mantas y una almohada; quedó una cama agradable y placentera, ella salió al corredor e invitó a Rogelio entrar a la sala y le ofreció la cama.
El bandolero, quien estaba completamente agotado, agradeció la gentileza, se retiró las polainas y se acostó con ropa y todo (en aquellos tiempos no se usaba ropa de dormir - pijama); una sola muda servía para trabajar y dormir; tal vez pasaron unos tres minutos que el bandolero se quedó profundamente dormido, roncando tan fuerte que hasta Emiliana lo escuchaba a pesar de su naciente sordera.
Las mujeres se retiraron a su dormitorio y se acostaron, tal como era previsible, fue Elvira quen completamente exhausta y fatigada concilió con el sueño y lo hizo tan profundamente que comenzó a roncar formando un concierto con los ronquidos que desde la sala los propalaba el bandolero.
La misteriosa mujer, que había buscado a Rogelio, era en realidad Ubelinda Cunyarache Jiménez, ella pertenecía a una familia adinerada, conoció a Rogelio Campos en una fiesta patronal en un lejano pueblo, se hicieron amigos por que se entendieron en el baile, lo hicieron tan bien, que terminaron como amantes, ella lo invitó a su casa, y él pernoctó allí por varios días; en el transcurso de ese tiempo, ella le enseñó un tesoro (ella no sabía que él era un bandolero) que heredó de su abuela.
Esta herencia fue solo para Ubelinda, por que así lo escogió la abuela, y el único hermano llamado Rafael no le dieron nada, por ser un "dañado" (expresión por ser parrandero, mujeriego y borracho) quien siempre sufría por falta de dinero para mantener sus vicios; y cierto día por casualidad él buscaba una veta (soga trenzada de cuero) en un rincón oculto encontró un cántaro forrado en tela, que al destaparlo estaba lleno de libras esterlinas en oro, esclavas, cadenas,  aretes y sortijas de oro, lo volvió dejar en su sitio pensando que eran de su hermana Ubelinda.
Pero, Rafael, no guardó el tesoro como algo que era ajeno y no lo tocaría; pues, nada de esas cavilaciones, él pensó en robarlo y llevarlo hasta un joyero de la próxima Ciudad y venderlo; pero, antes tenía que pensar: ¿Cómo hacerlo? Sin que él sea descubierto y acusado del robo.
Rápidamente, pensó en echarle la culpa al bandolero Rogelio Campos, a quien no lo quería como su cuñado; pues, así lo hizo aprovechando que Ubelinda y Rogelio salieron al campo; él sacó el tesoro y se lo llevó a la Ciudad, allí lo mal barateó, obteniendo dinero que le sirvió para quedarse y compartir con otros borrachos y convivir con mujeres prostitutas hasta que agotó el último centavo.
Cuando, Rafael retornó a la casa, ya no estaba Rogelio Campos y encontró a su hermana Ubelinda muy triste y llorosa, tenía los ojos hinchados (por su puesto él ya sabía la razón de esa tristeza) y le preguntó por que estaba así:
--- Hermanita estás muy triste ¿Qué te sucedió?
Ella llorando por la pérdida de su tesoro, le contestó:
--- Hermano he perdido todo el tesoro que me dio la abuela, había planeado compartirlo contigo, lo había guardado en un rincón que solo yo sabía; después que se fue Rogelio en la madrugada, fui a ver el tesoro pero ya no lo encontré.
Era la salvación que él había pensado, pero si sintió remordimiento, pero igual mintió, así:
--- Hermanita, como yo tampoco sabía de tu tesoro, vi al individuo ese (Rogelio Campos) rebuscando todos los rincones de la casa, observé que algo encontró pero no lo sacó, seguro lo guardó para llevarlo en la madrugada y te dejó sin nada.
Rafael, sabía mentir, que Ubelinda encontraba relación con la versión y todo coincidía, (ya que ella si le señaló el lugar del tesoro a Rogelio) con lo que dijo su hermano y le creyó todo y ella juró vengar ese robo persiguiendo a Rogelio..........
Continuaremos...................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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