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sábado, 5 de febrero de 2022

La Historia del Agente Justiciero Genochi: Capítulo XIII.- El vecino sospechoso, declaró a la policía que los asesinos de la Familia Soto, fueron "Mano Siniestra" y su hijo Bonifacio "Oreja Mocha"...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con La Historia del Agente Justiciero Genochi; los asesinos de la Familia Soto: "Mano Siniestra" y su hijo Bonifacio "Oreja Mocha", en el colmo de la audacia, se paseaban por la Ciudad de Chilcapampa, aparentando que ellos no sabían nada; el Comisario Popular fue a buscar al Juez de Paz, para el levantamiento de los cadáveres; un vecino si observó a los vecinos, quien al verlos pasar a su costado pasando a la puerta de los Soto y quien tenía un policía que lo consideraba como un sospechoso, éste se desmayó..................... sigamos la historia........................

Aquí en la imagen Observamos al Agente Justiciero Genochi, quien como agente anónimo bregará para capturar a los culpables del asesinato de sus padres en Chilcapampa.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.


Aquí en la imagen observamos al delincuente Bonifacio "Oreja Mocha"; quien como líder de una banda juvenil, asaltaron a la morada de Eucebio Nonajulca Rivera, residente en el Barrio Alto de Chilcapmpa, a quien asesinó por que no le entregó el dinero de una venta de ganado vacuno.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.

La policía que estaba realizando las primeras pesquisas, llevaron al vecino sospechoso al puesto policial, cuya curiosidad lo metió en problemas, pero ellos creían que algo más sabia este vecino, lo estaban presionando, que si él no los asesinó, que declare quien lo hizo, pero este hombre se mantenía callado por temor a las represalias si delataba a "Mano Siniestra".
Mientras tanto, el Comisario Popular, buscó al Juez de Paz, quien de inmediato se hizo presente en la casa de los Soto, realizó el reconocimiento de los fallecidos: Aurelio Soto Rivera y su esposa, e inició los trámites en compañía del sargento de la policía, quien había llegado en ronda nocturna por el lugar y se hizo cargo de las diligencias pertinentes.
El Juez de Paz, ordenó el levantamiento de los cadáveres, y como los finados no tenían familia cercana; el Comisario Popular se hizo cargo para los trámites de investigaciones policiales y actos del sepelio; él fue al carpintero y pidió dos cajones y el velorio se hará en la sala de la casa.
Por otro lado, el sargento llamó a los tres efectivos que estaban afuera, que entren y revisen todos los rincones de la casa buscando pruebas y saber o conocer el motivo del asesinato.
Los policías, comenzaron a buscar levantando y hurgando todos los rincones y utensilios caseros como ollas, bancos, sillones, hatos de ropa, alforjas, aperos y sudaderos en las tres habitaciones que tenía la casa, pero no había nada que sea de importancia policial, hasta que un policía levantó en peso un cántaro de arcilla quemada, que estaba en la sala, más lo hizo por lograr espacio para los preparativos del velorio.
El policía, levantó el cántaro a vista de todos los presentes y hubo un ruido de metales, colocó el cántaro en una parte visible y con el apoyo de un mechero metió la mano y sacó un fajo grande de billetes amarrados, otra vez metió la mano y sacó una pesada talega de monedas metálicas.
Todos comentaron que rara costumbre de los finados guardar una cuantiosa suma de dinero en un cántaro que se exhibía en la sala, que sería fácilmente descubierto por asaltantes, o tal vez esa táctica les salvó de los asaltos. Por que los delincuentes nunca creerían que el dinero estaba al alcance de sus manos y en la misma sala.
Con la  presencia del juez de Paz, el sargento y sus tres efectivos, empezaron a contar el dinero encontrado,  y como en esos momentos llegó el Comisario Popular, todos contabilizaron el monto que fue cuantioso, se acordó que parte se destine a los gastos del sepelio y el resto se guardado por el Juez de Paz, quien sabía que los finados tenían hijos estudiando en la Costa y remitirlo a su tutor.
Los asesinos "Mano Siniestra" y su hijo Bonifacio "Oreja Mocha", seguían paseando, ellos observaron que el Comisario Popular salió con el Juez de Paz no le temieron, entraron a la Plaza de Armas y pasaron por el corredor del Puesto Policial, ya el día avanzaba, la muerte del Barrio Bajo, repercutió en el Barrio Medio, algunos vecinos se levantaron de sus domicilios al escuchar la bulla de la gente que transitaba apresurada, todos iban en dirección al Barrio Bajo, en aquel lugar de los hechos ya era una aglomeración, cuya multitud se paraba en las inmediaciones de la casa de los Soto.
La policía, quienes apresaron al vecino sospechoso, quien como recordaremos que se desmayó al ver pasar a los asesinos; él seguía callado, incluso ingresó a la sala, ya lo habían esposado para que haga una recreación como los asesinó, el sargento con su amplia experiencia, si notó que ese sospechoso no era el asesino, pero si ocultaba algo y había que presionarlo para sacarle la información. No se realizó ningún acto de participación del vecino sospechoso con los finados.
Después de los arreglos, el Comisario Popular, entró con compañía del carpintero cargando los dos cajones, hicieron el espacio suficiente en la sala  encima de una tarima se armó el velorio, colocando a los cadáveres dentro de los cajones  y los cirios ardientes a los cuatro costados.
El sargento, ordenó que se quede un efectivo para mantener el orden y ellos en compañía del sospechoso se fueron a la jefatura policial; el vecino acusado injustamente por un policía abusivo, quien se negó a colaborar y se mantenía callado, lo que estaba perjudicándolo, de todas maneras el sargento como era lo único que tenía lo consultará con el teniente Rafael López Orozco, para iniciar las pesquisas y ubicar a los culpables.
Los asesinos "Mano Siniestra" y su hijo Bonifacio "Oreja Mocha", seguían fuera de su casa, se fueron a buscar a sus compinches, y al encontrarlos conversaron largo y parejo planeado de como iba a salir de este embrollo, hubo reclamos de parte de ellos en la errada decisión de "Mano Siniestra" en actuar por su cuenta, sin participación de ellos, hubo sugerencias que ellos salgan de la ciudad por un tiempo hasta que se apacigüen las cosas y así evitar el acoso policial.
Pero, "Mano Siniestra", se opuso a salir, aduciendo que al escapar daría más evidencias a la policía; hubo muchos puntos opuestos  y acalorados entre ellos y no lograron un acuerdo, pero si quedó claro que ellos no lo apoyarían por haberlos ignorado en el frustrado asalto.
La policía, detuvo formalmente al vecino sospechoso y lo metieron al calabozo; al día siguiente, el Teniente López que quería sentar presencia, se le presentó la oportunidad y fue al calabozo y le habló persuadiendo al sospechoso equivocado, él aplicó las enseñanzas recibidas y su experiencia para sacar información y comenzó así:
--- Señor, lo hemos detenido, por que usted actuó en forma sospechosa al acercarse a la casa del crimen, el efectivo lo detectó, claro que eso no es evidencia que sea el culpable, pero sus actitudes lo sindican como un sospechoso;  por esa razón le voy a dar una salida y es su oportunidad de salvarse, si nos indica, ¿Por qué se desmayó?, al ver pasar a los delincuentes "Mano Siniestra"  y su hijo Bonifacio "Oreja Mocha"; esa actitud suya demostró temor a ellos ¿Por qué lo hizo?
El vecino sospechoso, le contestó:
--- Señor Policía, soy vecino de los finados Soto, fui uno de sus amigos y compartimos mucho, a pesar que el finado Aurelio tenía fama de ser un miserable (tacaño), conmigo todo fue bien, por esa razón nunca los iba asesinar; al contrario yo miraba su casa cuando ellos viajaban a la Costa a ver a sus hijos.
El teniente López, observó que el detenido si iba a colaborar, en insistió en lo mismo y le dijo:
--- Señor, usted dice que tenía buena amistad con los Soto, debido a ello, está en la obligación de cooperar con la policía en señalar a los culpables, para que ese crimen no sea olvidado, no tema si los conoce, por que nuestras pesquisas muestran que fueron dos los criminales y le aseguro que tarde o temprano los atraparemos, por lo que no nos haga perder tiempo y díganos ¿Quiénes son?, por que ellos huirán, si es que ya lo hicieron, le prometo que jamás saldrá a la calle la información de usted; seremos celosos guardianes en su protección.
El vecino sospechoso, lo pensó y dijo:
--- Señor policía, si ustedes me ofrecen protección, si digo quienes son, me estará entregando a las manos de los criminales, por que nadie tiene fe en la labor de la policía; mantendré mi boca cerrada y busquen ustedes por su cuenta a los criminales.
Pero, la policía no tenía una denuncia formal sobre el asesinato de los Soto, nadie de los vecinos hizo una acusación de algún sospechoso; parece que nadie quería cooperar con la muerte de los Soto, por lo que el teniente López, cambió de táctica y le dijo:
--- Muy bien señor lamento habernos equivocado con usted, se va ir a su casa, pero después del medio día, porque hay por allí cabos sueltos que tengo a la mano, que usted no fue el criminal, pero si los vio, y le advierto que ocultar información lo hace tal culpable como los criminales.
El vecino supuestamente sospechoso, sopesó las palabras amenazadoras del teniente López y decidió hablar y dijo:
--- Señor Policía, yo vi a los criminales escapar por el corral trasero de la casa, después del crimen, había salido a miccionar a mi corral que es vecino con el de los Soto, en esos momentos ellos casi corriendo se fueron por la chacra y fueron "Mano Siniestra" y su hijo Bonifacio "Oreja Mocha", a pesar que estaba oscuro por la noche, yo si conocí sus bultos; seguro que ellos quisieron robar el dinero y el finado no les dio el botín y para no dejar testigos los mataron a los dos.
El teniente López, al escuchar la declaración formal de un testigo que tenía que proteger, le preguntó:
--- Señor, está completamente seguro que fueron ellos, por que como dice estaba oscuro, podrían haber sido otros los asesinos.
El Vecino, el contestó:
--- Si señor policía, fueron ellos, por que antes los vi entrar, pero jamás pensé que iban a robar a un vecino y me fui a dormir, y al volver a despertarme salí a mi corral a miccionar, fueron los mismos que huían, salieron por la misma puerta que entraron a la chacra, no hay ninguna duda.
El teniente López, casi salta al cielo al escuchar la confesión del vecino; pero, ahora venía la parte más difícil ¿Cómo probar que fueron ellos, sino había una acusación formal? La delación del vecino ahora protegido, era informal sin presencia de un juez, que por ahora se tomará como diligencia preliminar hasta establecer evidencias.
El teniente López, ya lo conocía de vista a los criminales, si los tenía en la mira, y recordó la recomendación del comandante Alipio Huamán Quispe, quien le aseguró que la policía puede actuar de oficio indagando los indicios que conduzcan a la captura del  criminal.......................
Continuaremos...................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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