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domingo, 20 de febrero de 2022

La Historia del Agente Justiciero Genochi: Capítulo XL.- Servelio Smith López, recibió su parte del botín, que su banda atracó a la camioneta de caudales de la Hacienda "Mal Abrigo"; él se impresionó por la cantidad de dinero; pero, su interés era llegar hasta el asesino que mató a su padre adoptivo "Gato Salvaje".....

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con La Historia del Agente Justiciero Genochi; "El Machetero del Río", era el alias de Servelio Smith López, quien ingresó al mundo del hampa obligado por que asesinaron a su padre adoptivo "Gato Salvaje"; él se integró a una banda que lo sometieron a prueba, tuvo que asesinar a un soplón (informante de la policía), lo hizo con un machetazo al cuello que lo degolló; esta banda planeó un asalto a la camioneta de caudales de la Hacienda "Mal Abrigo", que fue espectacular y exitoso, quienes hicieron el atraco sin causar heridos o muertos, se levantaron el botín y las armas de fuego que pertenecieron a los guardias; Servelio fue el encargado de cargar el botín, que lo hizo sin novedades, ya estuvo esperándolos a sus compinches en el reducto secreto que la banda tenía en Castilla,.... ..sigamos la historia.............


Aquí en la imagen Observamos al Agente Justiciero Genochi, quien como agente anónimo bregará para capturar a los culpables del asesinato de sus padres en Chilcapampa.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.


Aquí en la imagen observamos al delincuente Bonifacio "Oreja Mocha"; quien como líder de una banda juvenil, asaltaron a la morada de Eucebio Nonajulca Rivera, residente en el Barrio Alto de Chilcapmpa, a quien asesinó por que no le entregó el dinero de una venta de ganado vacuno.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.


Los grandes atracos o asaltos que ejecutan los malandrines del mundo del hampa, son siempre espectaculares, que terminan en éxitos, cuyo elaborado trabajo, obedece a un plan minuciosamente preparado demorando días, semanas o largos meses, que el hampa realiza comenzando por reglajes de las probables víctimas, ya señaladas por ellos, hasta una simulación del mismo, nada se improvisa y se preparan : Plan "A" y el infaltable Plan "B", todo se estudia al detalle; por que los delincuentes saben que si fallan terminan atrapados por la policía o lo que es peor: muertos como perros, en el lugar de los hechos; dado que las cargas de los tesoros tienen custodia de guardias con orden de matar, si son asaltados.
Justamente, el asalto a la camioneta, que transportaba los caudales a la Hacienda "Mal Abrigo", fue planeado con rigurosa disciplina por el jefe de la banda, cuidándose en guardar completo silencio, no dejar ningún cabo suelto, él era consciente que si fallaba, sería la única repuesta: la muerte, ya que los guardias tenían la autorización de matar si son asaltados.
El arma decisiva del jefe de la banda, era la sorpresa para el asalto, justo ellos sorprendieron con tanta eficacia, que no hubo tiempo para la reacción de los guardias quienes estaban armados con revólveres, no les alcanzó el tiempo de usar esas armas, al ser asaltados fueron desarmados, quienes estando sin sus armas ya robadas nada pudieron hacer, los asaltantes no eran criminales asesinos, ya que no hubo víctimas en ninguno de los bandos; los únicos perjudicados fueron los trabajadores de la hacienda que se quedaron sin pago.
El jefe de la banda al controlar la situación, subió  a la camioneta, levantó las tres bolsas de los caudales y las entregó a Servelio Smith López, quien corrió aprovechando su fortaleza juvenil con el botín al hombro y llegó sin novedades al reducto secreto que tenía la banda fuera del casco urbano de Castilla, allí los estuvo esperando; el atraco fue tan exitoso que los maniatados guardias demoraron mucho tiempo en desatarse.
La banda huyó por el lecho del Río Piura, se tomaron su tiempo, para despistar si alguien los estaba siguiendo, todos se dispersaron en distintas direcciones; les tomó 2 horas reunirse en el lugar secreto, ellos iban llegando uno por uno, para evitar tumulto y haya sospechas de algún curioso.
Estando reunidos, el jefe muy sonriente abrazó a cada integrante de la banda, hubo un abrazo especial para Servelio, quien siendo el más joven, estaba mostrando coraje y decisión dándole el vigor y fortaleza a la banda.
Entonces, observando los cuatro revólveres con sus cacerinas llenas, constituían el agregado más al valioso botín, que ellos habían efectuado en sus actos delincuenciales, el jefe les dijo:
--- Muchachos, tuvimos éxito total, debido a que lo planeé con minuciosa paciencia e inteligencia, no descuidé ningún detalle y la suerte que nos apoyó se logró el golpe más fuerte que alguna vez se haya dado en la zona, seguro despertaremos la envidia de los rivales, que por cierto nadie de ustedes abra el hocico, el silencio siempre será nuestro aliado, y no cometan el error de gastar su botín en porquerías, que daremos motivos a la policía nos siga los pasos.
El jefe de la banda, hizo una pausa y mirando a Servelio agregó:
--- Servelio, te admiro que tuviste una audacia increíble en desarmar a los dos guardias, te corresponderá una parte importante del botín, tu trabajo fue decisivo y primordial, por que los guardias de abajo, perdieron respaldo de los de la cabina, te felicito, sigue así muchacho y llegarás muy lejos, te lo aseguro.
Luego, el jefe se dirigió a cada uno de los integrantes, mencionado su trabajo y lo hacía en detalle, que esta vez todos los hicieron de manera eficiente.
Al mismo tiempo, el jefe ordenó a dos compinches salir y observar desde la puerta y incluso salir uno de ellos y otear en todas las direcciones para detectar si alguien estaba tras ellos; los compinches verificaron que nadie había por allí.
En seguida se dispuso contar y sumar el botín, sobre la mesa se vaciaron las bolsas de los caudales, se hizo por separado, por coincidencia el valor era similar para las tres, era una suma cuantiosa, que el jefe ordenó reembolsarlas de nuevo; luego el jefe dispuso que dos bolsas serán para él; por ser "El cerebro del atraco" y de la bolsa restante, él metió la mano y sacó un fago de billetes y le entregó a Servelio, y el saldo para los demás; no hubo reparos de nadie, era la orden del jefe y se respetaba sin murmuraciones aún estando en desacuerdo, así funciona la disciplina en el mundo del hampa.
Servelio, observó su parte que la recibió directamente del jefe y le pareció que era mucho dinero que nunca lo había tenido antes; con excepción de las bolsas de monedas, que encontró en el dormitorio de su padre adoptivo, él sacó del bolsillo una talega y guardó sus billetes.
Después del reparto del botín, el jefe ordenó el regreso a sus domicilios, tal como llegaron, fueron saliendo uno por uno, de acuerdo al orden establecido por el jefe, todos salieron, quienes ahora además del botín llevaba un arma de fuego; su revólver con cacerina llena de balas y reabastecida con balas sueltas; pero, si había una atingencia, ninguno de los integrantes de la banda usó armas de fuego antes.
Al final se quedaron el jefe y Servelio, y éste le dijo:
--- Jovencito, lo que ha visto ahora, es que así funciona nuestro grupo, el que hace más trabajo se lleva la mayor parte del botín y no existe protestas ni reparos, a ti te tocó un monto más que los demás, merecido por tu gran trabajo y así será siempre en nuestro grupo.
Servelio, que no estuvo de acuerdo con esa decisión del jefe, pero no protestó se quedó callado, aceptando lo ordenado por el jefe, tampoco lo objetaron los demás.
Entonces, el jefe, sacó de un rincón un costalillo y allí vació las dos bolsas de los caudales que le correspondió por decisión propia, luego juntó las tres bolsas vacías, les echó aceite y les prendió fuego, hasta que se incineraron totalmente, que demoró algunos minutos, cuando todo era ceniza mirando a Servelio, le dijo:
--- Jovencito, esta es otra enseñanza, nunca dejes indicios o residuos que te serán fatales si los encuentra la policía, recuerda nunca dejes pistas ni rastro y nadie te podrá acusar de nada.
En seguida con el costalillo lleno de billetes, el jefe lo cargó al hombro colgándolo a ambos lados, era invierno se puso encima un manto como poncho que le cubrió todo el cuerpo y se despidió así:
--- Jovencito, tu saldrás como el último, no olvides tu llave de la puerta, siempre guárdala en la relojera de tu pantalón (pequeño bolsillo oculto en el pantalón), esa llave puede ser decisiva cuando te encuentres en fuga, ya que siempre será tu salvación o también tu desgracia aplica tu inteligencia en su uso, así es el juego en este "negocio".
El jefe salió, tomando todas las precauciones, miró en todas las direcciones y lugares sospechosos, estando seguro que no había nadie, se encaminó hacia el oeste y desapareció.
Servelio Smith López, su talega la amarró sobre la cintura, con la camisa larga afuera, sacó la llave y salió, observando en todo lugar, echó llave y él se fue de la casa secreta, directo a su domicilio, tomó las precauciones, primero se subió al techo de la casa abandonada y desde allí observó si alguien lo esperaba, todos pasaban de largo, él se bajó y regresó a su casa.
Servelio, se sentía feliz de todos sus éxitos en la banda; pero, al mismo tiempo recordaba que la razón de estar allí, era para encontrar a los asesinos de su padre adoptivo.
Él, sacó la talega y la vació sobre la mesa, le había tocado puros billetes de alto valor y era una suma cuantiosa, una vez más comprobó que el jefe tuvo razón en decirle, que le tocó más y él se dijo: "Ya no tocaré las talegas de monedas del "Gato Salvaje"....
Servelio, se preparó sus alimentos y encendió su vieja radio "Telefunke", que le servía para escuchar música y de repente interrumpió para difundir noticias que habían muchas, siendo la principal el atraco a la camioneta de caudales de la Hacienda "Mal Abrigo", así la narraron:
"Hoy por la mañana, pasadas las 09:00 horas, hubo un asalto a la camioneta de caudales de la Hacienda "Mal Abrigo", que estaba llegando a la casa hacienda, en una curva fue emboscada por una banda de asaltantes muy bien organizada; los atracadores se levantaron una cuantiosa fortuna que sumaba los montos de los jornales de los trabajadores y dinero para inversiones que había planeado la hacienda, no se especificó el monto de lo robado, pero se comenta que ha sido el golpe más audaz y cuantioso, que los malandrines hayan ejecutado en la zona, felizmente no hubo heridos ni muertes que lamentar, los asaltantes huyeron por el lecho del Río Piura; se investiga a los guardias que no reaccionaron con rapidez, seguiremos informando sobre este sonado atraco..."
La radio, continúo con la música, Servelio sabiendo que era una buena noticia y que fue un éxito el atraco corroborado por la información radial, se recostó sobre la cama y se durmió profundamente, así lo hizo hasta el anochecer, que se despertó pasadas las 18:00 horas, tenía hambre, él fue a la cocina y rascó las ollas y comió algo más, se preparó una taza de café, la bebió y se acostó hasta el día siguiente.
Servelio, después de desayunar, salió a la calle a dar una vuelta, como para cerciorarse de alguna novedad, fue hasta un puesto de periódicos, allí leyó los titulares del atraco, sin ningún dato de los asaltantes, se compró un ejemplar  con el regresó a la casa.
Por la tarde fue a la casa del jefe y entabló conversación y le mencionó que había detectado un nuevo objetivo, blanco que lo estaba estudiando; pero, Servelio no quería seguir con los atracos, sino conocer a las bandas de los delincuentes para encontrar a los asesinos de su padre adoptivo, le hizo varias preguntas, pero el jefe no soltó prenda, no le dio ningún dato; tal vez pensando que Servelio, quisiera emigrar a otra banda, pero tampoco le podía decir a él, la razón de su presencia.
Hasta que, Servelio decidió ir por su cuenta y averiguar quien fue el asesino, y el mejor lugar son los chicheríos y picanterías, por que allí llegan los delincuentes a celebrar sus éxitos o fracasos; él ya había visto el letrero de la Picantería " El sabor para levantar el vigor", que paraba llena de comensales y bebedores, él entró y oteo todos los sitios y detectó a un grupo quienes se habían sentado en el centro, ellos eran 8 individuos; pero, por coincidencia sobraba una silla vacía, de frente él, se sentó sin invitación..........
Continuaremos...................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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