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domingo, 16 de octubre de 2022

La Casa de la Loma tiene un Fantasma: Capítulo DCLXXXI.- Jacinto Pérez Maza y Melania Valverde Torres; que hicieron una jarana después del almuerzo, él tuvo que viajar con los pastores macheteros, y ella se quedó dormida sobre la mesa, Juana la llevó al dormitorio, al día siguiente hubo diálogo con ella, quien le narró todo lo hizo estando ebria...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; Melania Valverde Torres, hija del hacendado Miguel Valverde Torres, quien estaba medicinándose en Amaluza, Ecuador, tratando de curarse dolencias reumáticas; Melania como responsable en ausencia de su padre, decidió ofrecer un almuerzo al caporal Jacinto Pérez Maza, que lo empezaron disfrutando con tragos, el caporal quien era un excelente guitarrista y que también cantaba, le iba ofrecer una canción de declaración de amor; era justamente la duda de Melania, quien pretendía saber si lo que sentía por Jacinto era amor o solamente aprecio; que como iban los acontecimientos, ellos ya se amaban... sigamos la historia.............


Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. 
Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.

Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.


El almuerzo que ofreció Melania Valverde Torres al caporal Jacinto Pérez Maza; se prolongó convirtiéndose, en una jarana amorosa a todo dar, como él, era un guitarrista, quien ella le descubrió otra habilidad de su persona que tocaba guitarra y cantaba muy bien; el ahora "galán" (aún no declarado) le ofreció muchas canciones, Melania escuchaba con atención, ya estando bastante ebria, ella permanecía sentada por los efectos alcohólicos que no se podía poner de pie.
Pero, nadie controlaba la euforia, ella seguía sirviendo tragos, ya ellos se terminaron la segunda botella, el guitarrista en cada canción mencionaba el nombre de Melania declarándole su amor; parece que ella si captaba esas notas musicales "compuestas" por Jacinto; pero, aún así, ella si controlaba su cuerpo, por lo menos hasta que lo podría hacer; tal vez podrían pasar a otras cosas más íntimas, si es que ella lo quería que sucedan, por que según dicen que la mujer nunca pierde la razón ni los sentidos de supervivencia o cuando que si sucedan ellas aparentan somnolencia.
Al terminar de beber la segunda botella del licor, con alto contenido alcohólico, Melania pidió otra botella, pero, Juana la fiel cocinera, quien era ojos y oídos de don Miguel Valverde Torres, ella considerando que la señorita Melania ya estaba muy borracha (ebria) y podrían suceder cosas, que ella tal vez no las impediría evitar, además informar a don Miguel; por ese juramento que le hizo, de narrarle todo cuanto suceda cuando él no estaba presente.
Juana, quien también sentía amor platónico por Jacinto; ya para ella todo se terminó observando a su patrona Melania, que ella misma se declaraba enamorada de Jacinto, y él aprovechando de las canciones que le entonaba, también se declaraba enamorado.
Pero, Juana si razonaba que estando ambos borrachos, que no se sabía si pasando los efectos alcohólicos pensarían lo  mismo, y que ya era un escándalo para ella; que un peón haya faltado el respeto a la señorita Melania aprovechándose que ella estaba borracha; sin embargo, Juana no se dio cuenta que su patrona Melania fue quien organizó la jarana.
Jacinto Pérez Maza, si estaba ebrio, pero no lo suficiente como para no saber lo que estaba haciendo, que cada canción que le entonaba a Melania, cambiaba las letras de la canción con notas mencionando su nombre y declarándole su amor, que ella sólo reía aceptando todo por fruto de la borrachera.
En aquellos momentos de euforia, que fueron creados por decisión de Melania, que salió de sus dudas y probó que si estaba enamorada de Jacinto Pérez Maza; y cuando la jarana llegaba a su apogeo, que probablemente finalizará en abrazos y caricias amorosas entregándose la pareja a disfrutar su amor.
Pero, en aquellos instantes llegaron los jinetes macheteros buscando al caporal Jacinto Pérez Maza, quienes tenían información desde el sector de la Loma Vieja; el caporal al verlos muy preocupados, actuó con ese instinto de supervivencia muy propio de él y reaccionó como se le hubiese evaporado todo el alcohol del cerebro y escuchó lo que le narraron los jinetes, que un pastor vio a un grupo de jinetes cruzando los terrenos de Loma Vieja.
Jacinto Pérez Maza, ya ecuánime, temiendo que hayan muertos los pastores de este sector (Loma Vieja) asesinados por los desconocidos jinetes, que ya cruzaron los terrenos y se venían a la casa - hacienda; él salió de la sala sin decir nada a Melania, estando afuera habló fuerte con los pastores y les dijo:
--- Muchachos, he compartido un almuerzo con la patrona Melania y bebimos unos tragos, pero si estoy en condiciones para ir con ustedes y como ya ensillaron los caballos, nos vamos para averiguar quien o quienes nos están visitando.
Mientras tanto en el interior; Melania que nunca se levantó de su asiento, había bajado la cabeza sobre la mesa y se durmió roncando un placentero sueño por tanto licor que bebió, después de todo, mientras Jacinto; él era el responsable de la defensa como caporal de la hacienda.
Juana, elevó las manos al Cielo, viendo que su patrona dormía y el caporal había salido a cumplir sus actividades con los pastores; ella sin quererlo estaba sintiendo celos, pero a la vez se reprimía por que sólo era una cocinera, que jamás se interpondría ante su patrona, eran tiempos de jurisdicción como jueces donde los hacendados disponían de tanto poder que hasta la vida de sus peones estaba en sus manos.
La noble cocinera, esperó un tiempo que descanse la patrona, y cuando creyó que ya durmió lo suficiente la cargó casi en peso y la llevó a su dormitorio, que Melania fácilmente cedió y se dejó llevar sobre el hombro, tal vea pensando que era Jacinto quien la conducía al dormitorio.
Mientras tanto, Jacinto Pérez Maza ya totalmente libre del alcohol, iba conduciendo muy bien adelante de sus jinetes en dirección a Loma Vieja; pero, se dio cuenta que pronto anochecería y que serían presas fáciles de los desconocidos jinetes que venían a su encuentro, él frenó su caballo, lo mismo hicieron los tres jinetes que lo acompañaban y les dijo:
--- Muchachos, si los desconocidos jinetes vienen por nosotros; pues, quizás ya estamos a punto de encontrarnos, vamos apearnos, salimos del camino, amarramos los caballos y nosotros avanzamos agachados hasta la loma, que nos permita observar a los lejanos terrenos de Loma Vieja; pero, si estoy pensando que ellos son un grupo de pasajeros, que les tocó cruzar esos terrenos en su ruta.
Pero, intervino "Macetudo", quien dijo:
--- Señor caporal, creo que usted aún tiene los efectos del alcohol en su cabeza, por que yo pienso que esos jinetes vienen por nosotros y tal vea ya dieron muerte a los pastores de ese sector.
Para, Jacinto era incómodo que un subordinado le llame la atención y no era la primera vez que lo hacía "Macetudo", y como efectivamente él había bebido licor; tal vez el pastor tenía razón, y él no percibía con claridad la realidad de las cosas, pero le replicó:
--- "Macetudo", yo no estoy borracho y si veo lo que sucede; pero, no acepto que me menciones que sigo borracho, vamos a seguir nuestro plan, saldremos de la duda, cuando hayamos encontrado a esos jinetes y estaremos preparados para enfrentarlos si es necesario.
Los cuatro hombres, avanzaron subiendo a la loma, que les serviría como un mirador, quienes al llegaron se tumbaron al suelo y serpenteando se ubicaron y observaron a los lejanos terrenos, aprovechando los últimos rayos del Sol, que se ocultaban en el Oeste, pero desde allí no observaron nada; si habían hoyadas pequeñas que podrían ocultar una docena de jinetes, pero no por mucho tiempo por que los caballos saldrían mordisqueando pasto.
Entonces, Jacinto observando que llegaba la noche oscura, ya el Sol se ocultó, seguramente eran las 18:00 horas (hora de la oración), decidido, les dijo:
--- Muchachos, no podemos avanzar, por que si lo hacemos seremos presas fáciles de los desconocidos jinetes, vamos a regresar al camino y allí los esperaremos; pero, nuestros caballos no nos favorecerán, por lo que tu "Cabeza chica" los llevarás a la casa - hacienda y nosotros nos quedamos aquí, por que los jinetes tendrán que trotar por este único camino.
Toda la noche, se quedaron tumbados a los costados del camino, Jacinto y sus acompañantes; pero, nadie pasó, ni tampoco algún pastor de Loma Vieja; ya amaneció, por lo que los tres hombres optaron por regresar a la casa - hacienda.
Esa misma mañana; se despertó en su dormitorio Melania Valverde Torres, ella había dormido 19 horas, quien al verse vestida con la ropa que almorzó con el caporal, se hizo la pregunta:
"Dios mío: ¿Qué pasó conmigo?
En esos precisos instantes apareció la noble cocinera Juana, con un plato de sopa caliente, era un caldo de gallina, que se conoce como: "levanta muertos", quien al ver sentada a la patrona, le dijo:
--- Buenos días señorita Melania, usted durmió toda la tarde ayer y toda la noche, ha disfrutado de un largo sueño.
Melania, aún sonámbula y con dolor de cabeza, le preguntó:
--- Juana: ¿Qué me pasó, no recuerdo nada?
La cocinera, le contestó:
--- Señorita Melania, ¿Qué raro que no recuerda nada?, creo que se le pasó la mano, por que ayer se bebió dos botellas de licor con Jacinto; él tuvo que salir, por que los macheteros lo necesitaban y aún no han retornado, sólo vino uno de los jinetes con los caballos.
Melania, que sufría la resaca de la borrachera, le pidió:
--- Juana, por favor prepárame un jarro de limonada.
La cocinera, ya lo tenía preparado, fue a la cocina y lo llevó al dormitorio y le dijo:
--- Usted ayer le declaró su amor a Jacinto.
Melania, al recibir semejante expresión a boca de jarro, se escandalizó y le replicó:  
--- ¿Qué dices, que me declaré a Jacinto?, Dios mío: ¿Qué cosas he hecho?
Juana, sonriendo le recordó:  
--- Señorita Melania, si debe recordar que usted sirvió los tragos y el primer vaso fue surtido arriba de la mitad.
Melania, muy melancólica por su comportamiento, le contestó:
--- Si, Juana, yo fui la que sirvió los tragos, pero no recuerdo lo que sucedió después; dime: ¿Qué dijo Jacinto, ante mi declaración?
Juana, también estaba como enamorada platónica de Jacinto, le contestó:
--- Señorita Melania, el caporal también sabe tocar guitarra y canta muy bonito, le dedicó muchas canciones a usted y modificando las letras, él le contestaba que también estaba enamorado de usted; yo vi que a usted le gustó lo que él le entonaba, usted se reía y gozaba escuchándolo, pero nunca se levantó siempre estuvo sentada y disfrutaba de las canciones.
Melania, recién estaba recordando algo de las canciones y no podía levantarse por que estaba borracha (ebria) y le dijo:
--- Juana, realmente yo nunca he bebido tanto, sólo una vez en el Ecuador, pero jamás perdí el conocimiento, que vergüenza siento, tengo que levantarme y pedir disculpas a Jacinto por mi pésimo comportamiento.
Juana, quien fue testigo de todo lo pasó, y tal vez buscando una posibilidad con Jacinto, se sonrió y le dijo:
--- Señorita Melania, no tiene que pedir disculpas a nadie, ni menos a Jacinto, por que usted no hizo ningún desarreglo, todo lo contrario, más bien creo que el caporal si le debe explicaciones, por que aprovechándose que usted estaba ebria, él mediante canciones le faltó el respeto; creo que don Miguel jamás admitiría que se única hija se haya fijado en un peón de la hacienda.
Semejantes palabras despreciativas y hasta discriminatorias; que fueron expresadas por una sirvienta de la cocina, remeció los sentimientos de Melania, que ella sentía que su corazón ya le pertenecía a Jacinto y le contestó:
--- Juana: ¿Cómo te expresas así de la personas?, Jacinto no es un peón, sino el caporal de la hacienda y mi padre no manda en mi corazón.................
Continuaremos....................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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