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domingo, 30 de junio de 2024

La Casa de la Loma tiene un Fantasma: Capítulo DCCXXXIX.- Dos bandoleros desconocidos, quienes siguieron a Juan y los músicos, que salieron del pueblo: estos fueron descubiertos gracias a la intuición de Erasmo Huamán, que pidió a Irenio Campos, para vigilar la casa hacienda desde el altillo; los atacantes murieron bajo la defensa feroz de los bravos peones...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; el flamante caporal Erasmo Huamán, que a exigencias de la señora Catalina y su hija Irma, tuvo que romper su juramento que hizo junto a su amigo Irenio Campos para no beber tragos en tierras extrañas y desconocidas para ellos y con mayor razón en el lugar del trabajo; pues, tuvo que aceptar compartir tragos con la familia del hacendado; tal vez, él nunca pensó en ser un caporal, que cuando era bandolero estos personajes eran su primer objetivo vencerlos para los asaltos de las haciendas; además, se estaba celebrando la despedida de Juan; quien fue el caporal que creyó en él como nuevo caporal. Erasmo Huamán ya bebió dos jarros de macerados, y quien observaba con alegría era Juan, muy dichoso al contemplar el acercamiento de Erasmo Huamán con la familia de la hacienda.......... sigamos la historia..


Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. 
Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI


Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

El flamante caporal Erasmo Huamán, era un duro bebedor que nunca se embriagaba y que con dos jarros no lo iban embriagar; pero, si le despertaron el apetito, que aún así, él se mantenía fiel a su juramento hasta donde le sea posible, por que era otra situación, ahora él era un caporal.
Sin embargo, Erasmo Huamán, era muy responsable y pensaba en doble: como ex bandolero y ahora como un caporal, en apariencia era cosas contradictorias que le brindaba la vida, y se dio cuenta que la casa hacienda estaba vulnerable y podrán ser víctimas de un ataque, aprovechando que no había vigilancia por que todos los peones estaban ebrios; él bailaba y pensaba, ya que no podía enamorar a la hija del hacendado y que ella daba la impresión que si estaba interesada en él.
Al finalizar la pieza musical que Erasmo Huamán bailó con Irma, haciéndole una venia de respeto se alejó de ella y se fue donde estaba su amigo Irenio Campos, quien había celebrado verlo bailar con la hija del hacendado y le dijo:
--- Irenio, escoge a unos hombres, aún no borrachos (ebrios) y llévalos al altillo y desde allí observen, si hay o no luces algo extrañas en el horizonte, por que hemos descuidado la vigilancia y estamos expuestos a un asalto; tu sabes muy bien, estas fiestas son propicias para estos menesteres (asaltos), no podemos confiarnos; yo no puedo acompañarte, por que estoy en la mesa de los hacendados (Patrones) a invitación de ellos.
Pues, Irenio Campos, compartía los mismo temores, quien se fajó su machete y buscó a un grupo de peones, quienes casi no bebían licor y los invitó para la vigilancia y armó un grupo de 8 hombres.
Cuanto razón tuvo Erasmo Huamán,  por que justamente dos bandoleros que estuvieron en el pueblo, observaron los movimientos de Juan, a quien lo identificaron como personaje importante de una hacienda; sin que él, se de cuenta y los haya notado, ya era vigilado en todos sus pasos.
Pues, era notorio para cualquier asaltante, observar que 8 músicos montados a caballo sigan a un personaje montado en un brioso equino con aperos de finos y de lujo y dos caballos cargados con cosas y dos peones a pie encabezan el grupo de jinetes; semejante grupo de viajeros al ser descubiertos por los bandoleros, estos los siguieron; pero, no se atrevieron asaltarlos en lugares inhóspitos que cabalgaron, solamente a prudente distancia seguían sus pasos.
Cuando los viajeros llegaron a la casa hacienda, los dos bandoleros los observaron desde el altillo que como un mirador natural les daba amplia ventaja de observación, si les llamó la atención que este lugar no contaba con vigilantes, ellos se sobaron las manos que algo bueno se les venía; pero, ellos cambiaron de opinión, por que la casa hacienda estaba llena de gente bailando al son de la música, que tocaban justamente los músicos que ellos siguieron desde el pueblo.
Por lo que optaron hacer el asalto en la madrugada, donde todos estarán borrachos y serán fáciles presas para dominarlos y someterlos, para ellos ese plan será perfecto por la sorpresa como actuarían.
Pero, estos bandoleros, no sabían que la hacienda era defendida y protegida por un caporal que fue bandolero como ellos y que pensaba exactamente como ellos, y que ya se dio cuenta del peligro de eminente asalto y ordenó tomar precauciones.
Justamente, donde se instalaron los bandoleros para esperar el tiempo que pretendían asaltar, a ese lugar iba Irenio Campos con un grupo de 8 peones armados con machetes desenvainados y que si avanzaban a tientas, por que la noche estaba oscura y como hicieron bulla, los bandoleros los escucharon y no tuvieron tiempo para montar sus caballos que estaban parados y amarrados por sus sogas en los árboles de los chopes.
Irenio Campos, quien fue un viejo bandolero, ahora era un peón decente, tuvo un presentimiento que alguien los estaba esperando en los alrededores del altillo, por lo que hizo callar a sus compañeros y en voz baja se acercó a uno de ellos y le dijo:
--- Amigo, diles a los muchachos, que presiento que nos están esperando en el altillo, que todos tengan sus machetes listos para pelear y defenderse de un sorpresivo ataque.
El peón, obedeció las órdenes de Irenio Campos y fue avisando en el oído a los siete peones que se preparen para defenderse de un posible ataque, que aprovechando la oscuridad los podría sorprender.
Los nueve hombres, caminando con dificultad por la oscuridad avanzaron a paso lento y en completo silencio con sus machetes listos; que al llegar al altillo pudieron identificar que habían dos caballos ensillados, ellos se acercaron a los equinos y comprobaron que tenían aperos ligeros con bolsicos vacíos, dato que eran montados por jinetes bandoleros.
Irenio Campos, con los peones listos para repeler algún ataque sorpresivo, les ordenó dispersarse en diferente direcciones para enfrentar al posible ataque, ya que no se podía ver a nadie por la oscuridad de la noche, se especuló que podrían ser muchos bandoleros, que estaban esperando escondidos para atacarlos.
Entonces, Irenio Campos, actuó con serenidad y manteniendo la calma; ordenó a dos peones, subir las sogas de los caballos, montarlos y regresar cerca de la casa hacienda, desensillarlos y amarrarlos del tronco de un árbol y retornar para hacer frente a un posible ataque.
Mientras tanto, los dos bandoleros, que estaban escondidos tumbados sobre el suelo, que favorecidos por la oscuridad, aún no fueron descubiertos, tanta suerte tuvieron que el mismo Irenio Campos, casi les pisa el poncho a uno de ellos, que los abrigaba del frío nocturno; pues, ellos ya estaban despistados, por que ya perdieron sus caballos, que al ser descubiertos no podrían huir, ya que a la espalda existía un montículo de pared parada (bordo) natural, de tierra muy elevado, que era muy difícil cruzarlo.
Entonces, Irenio Campos y los 8 peones, se volvieron a juntar, por que no encontraron a nadie por donde ellos buscaron; fue cuando uno de los peones, que lo llamaban de mal nombre: "Lechuza", por que según comentaban sus compañeros, él tenía poderes para observar y distinguir personas en la oscuridad, el jefe del grupo lo hizo llamar y le dijo al oído:
--- "Lechuza", descubre donde se esconden dos jinetes, ya que no hubo más que dos caballos que fue que encontramos en este altillo(cerrillo).
"Lechuza", se sonrió cuando le pidieron que descubra a los facinerosos que se ocultaban en algún sitio que no les ubicaban por la oscuridad; él, levantó sus ojos al firmamento y todo indica que atraía la luz de las estrellas o de una en particular, por que fijó su mirada en una estrella y cuando lo logró con su poder, él, fue inclinando su cabeza hacia adelante sin perder la luz estelar y la proyectó al suelo, que llegando al nivel, dio con el pequeño chope de arbustos, que ocultaban un espacio en la parte trasera, que todos ellos no se habían dado cuenta de este detalle.
Irenio Campos, que siguió todos los movimientos del rostro "Lechuza", pudo identificar aún con la oscuridad, que el lugar señalado algo escondía y nadie fue por ese sitio; como todos estaban juntos, les habló al oído:
--- Muchachos, los asaltantes se esconden detrás de esos chopes, lo señalado por "Lechuza", tiene sentido; así que vamos por ellos, formaremos tres grupos de tres hombres cada uno, uno irá por arriba, otro por el centro y el otro por abajo, saquen sus machetes, iremos muy despacio para que no nos sorprendan los facinerosos.
Los hombres distribuidos de acuerdo a las órdenes de Irenio Campos, se aproximaron al escondite, y fue "Lechuza", quien iba en el grupo de arriba, que observó bultos tendidos en el suelo, quien aproximándose y con voz muy fuerte, les ordenó:
--- ¡¡¡ Ladrones, ya los descubrimos, levanten su cuerpo que los tenemos rodeados !!!
Pero, los bandoleros no eran mansas palomas, ambos se levantaron de un salto e intentaron atacar a "Lechuza", quien precavido y preparado evitó el primer ataque, y que si escuchó el aire del machetazo que pasó zumbándole la oreja derecha, que al producirse el ruido del ataque, todos atacaron al mismo tiempo a los dos asaltantes, quienes dando alaridos de muerte no pudieron defenderse, muriendo con sus cuerpos destrozados y cercenados, por que uno de los infelices perdió sus dos brazos,
Irenio Campos, no intervino en esta pelea, se mantuvo a prudente distancia, en precaución que hayan más atacantes ocultos en la oscuridad y que los defensores al terminar con la vida de los facinerosos cantaron su victoria.
Al mismo tiempo, en la casa hacienda la celebración de la despedida a Juan continuaba con todo ese calor festivo...........
Continuaremos.....................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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