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domingo, 14 de julio de 2024

La Casa de la Loma tiene un Fantasma: Capítulo DCCXL.- Irenio Campos, tenía un presentimiento, de que los dos bandoleros muertos eran integrantes de una banda, y que podrían existir represalias; al mismo tiempo, cuando Juan estuvo en el pueblo mencionó, que la hacienda hará una saca de 150 reses, alguien escuchó esa noticia que le despertó codicia y ese era un bandolero...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; hubo un intento de asalto a la casa hacienda por dos bandoleros desconocidos, quienes desde el pueblo siguieron a Juan y los músicos que lo acompañaban; pero, estos fueron descubiertos, gracias a la intuición de Erasmo Huamán, quien le pidió a su amigo Irenio Campos, vigilar la casa hacienda desde el altillo (cerrillo próximo que servía como un mirador natural), justamente allí encontraron a los bandoleros, que fueron matadas como respuesta de los bravos peones, que no permitieron cumplir el asalto; mientras tanto, la fiesta de despedida en honor a Juan, continuaba en todo su esplendor; donde Erasmo Huamán, quien era un gran bailarín, lo compartió con la señorita Irma, quien era hija de los hacendados. ........ sigamos la historia.....................   


Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. 
Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI



Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Continuando con la historia, Erasmo Huamán, demostró una vez más que la intuición y su vasta experiencia como bandolero, eran sus armas protectoras que se anticipó a un asalto a la casa hacienda por dos bandoleros, que esperaban la madrugada, para atacar; pero, el plan de estos fracasó al ser descubiertos; además, el flamante caporal, demostró ser un gran bailarín, que cautivó a la señorita Irma, quienes bailaron al son de las armoniosas notas de la banda de músicos que llegó desde el Pueblo.
Erasmo Huamán e Irma, sorprendieron e impresionaron a los presentes y sobre todo a los músicos por ser unos diestros bailarines, que los interpretes instrumentistas prolongaban las piezas musicales para disfrutar del espectáculo danzarín.
Al mismo tiempo en otro lado de la fiesta, Irenio Campos, quien observando a los dos muertos; él, no podía malograr la fiesta, informando de lo sucedido en el altillo y se puso a conversar con el peón apodado "Lechuza" y le dijo:
--- Lechuza, ¿Qué me aconsejas hacer con estos muertos?, ya que no quiero informar a Erasmo Huamán, para no malograrle la diversión, que está bailando muy bien con la hija del hacendado.
"Lechuza", hizo el intento de toser y le contestó:
--- Muy fácil señor Irenio, simplemente enterremos a los muertos y nadie más que nosotros supo de este ataque que iban hacer y que lo ganamos nosotros, yo me encargo de traer las palanas y barretas; pues, somos 9 hombres, y el trabajo de la sepultura lo haremos en aproximadamente entre 4 o 5 horas.
Irenio Campos, quien le escuchó con tanta atención la respuesta de "Lechuza", y sobre todo la sugerencia, tal como se expresó y le aceptó la recomendación y le ordenó traer las herramientas para cavar los hoyos (sepulturas), él, calculó que no serán suficientes 4 horas, sino más tiempo.
Parece, que la Hacienda "La Pampa Encanada", por su riqueza ganadera; se había convertido en nuevo objetivo para los bandoleros, o tal vez fue pura coincidencia que dos bandoleros siguieron a Juan y sus músicos; pues, para suerte de la hacienda, con la presencia de Erasmo Huamán, como su defensor, era la protección y seguridad que nadie lo derrotaría.
Irenio Campos,  y los 8 peones, cavaron los hoyos (sepulturas) y enterraron a los muertos, ya casi amaneciendo; en la casa hacienda todos descansaban, los músico dormían, el flamante caporal Erasmo Huamán también se fue a descansar.
Siendo las 06:00 horas del nuevo día, los 9 hombres que fueron comisionados como vigilantes, regresaron a la casa hacienda; ellos vieron todo un espectáculo muy divertido, los ronquidos como de puerco de los peones tumbados sobre el suelo puro, otros tendieron sus ponchos estaban acurrucados, todos dormían la tremenda mona, como se dice popularmente se dieron una tranca de los mil diablos.
Pero, si era preocupante para Irenio Campos, que no encontraba a Erasmo Huamán; él, pensó, que seguro se fue a descansar a su cama, por lo que ordenó a los peones ir a sus chozas a tomarse un merecido descanso y ellos se fueron con mucha rapidez.
Irenio Campos, resistiendo gracias a su poderosa fortaleza corporal, observó los caballos que fueron de los bandoleros, estaban amarrados, él pensó ¿qué hacer con esos acémilas?, ya estaban sin aperos, se le ocurrió soltarlos por su experiencia sabía que podrían regresar a su lugar origen,
Irenio Campos, se acercó hasta los equinos, los soltó y los arreó en dirección al camino real, los caballos al sentirse libres, levantaron las patas traseras simulando patear al aire y se fugaron corriendo y relinchando; los aperos los cargó hasta el almacén de la hacienda y allí los guardó.
Irenio Campos, aún con este trajín, se encontraba inquieto por un presentimiento que le perseguía su mente, que los dos bandolero muertos no actuaron solos; él, creía que seguramente eran parte de una banda más numerosa de bandoleros y que había que prepararse para un probable asalto de venganza (represalias) en la siguiente noche.
Irenio Campos, regresó al altillo, quien era un excelente rastreador, estando allí observó las pisadas de los caballos y se dio cuenta que todos venían desde la dirección del Pueblo; él, recién pudo comprobar que Juan y los músicos fueron seguidos, él pensó interrogándose: ¿Dónde está el resto de la banda?
Cuanta razón tenía o suponía Irenio Campos, ya que lo que pensaba así por experiencia propia, por que él mismo fue integrante de una numerosa banda de facinerosos que después se desintegraron por muerte muchos de ellos; pues, los recientes muertos fueron parte de una banda de 18 miembros, que cuando asaltaban una hacienda, arrasaban con todo contra la propiedad levantándose y hurtando todo cuanto encontraban sin respetar las vidas humanas matando a quien se resistía o se cruzaba en sus caminos.
Esta temible banda terminó por desintegrarse por desavenencias internas en el reparto de los botines, que originaron rivalidades en el mando, matándose entre ellos.
Para consuelo de Irenio Campos, los dos bandoleros muertos eran sólo ellos y nadie juzgaría su muerte; pero, eso no quiere decir que otros si estén interesados por los caudales de la Hacienda "La Pampa Encantada".
Justamente en los días, que Juan estuvo en el pueblo, por la noche compartió una despedida con amigos, avisándoles que viajaría al Ecuador y entre conversación y respuesta se comentó de las riquezas acumuladas de la Hacienda "La Pampa Encantada", como levantaron la voz,  alguien que pasó por allí, puso el oído fino y escuchó que se aproximaba la venta anual de ganado vacuno, donde los perneadores (compradores de  reses peruanos y ecuatorianos) se disputarían un lote de 150 reses.
No se pueda acusar a Juan de ser un traidor o infidente de los secretos de la familia, sólo fue una simple conversación hecha en el lugar equivocado, por más que haya sido entre amigos por haber bebido unos tragos, que muchas veces se habla más de lo debido.
Pero, lo que Juan no comentó, que la hacienda ya estaba siendo protegida por un caporal, quien también fue un asaltante, que al convertirse en un hombre honrado y honorable, le tocó la responsabilidad de ser un caporal, que son justamente los objetivos a derrotar de todo bandolero, para quitárselo del camino y poder así cometer sus asaltos.
El personaje que escuchó esa conversación de Juan con sus amigos embriagados, era integrante de una banda de asaltantes que asolaban haciendas; pero, ellos lo hacían en el sector opuesto de la ubicación de la Hacienda "La Pampa Encantada", ellos nunca estuvieron por esa comarca; sin embargo, él comunicará a su jefe, y se podrían poner de acuerdo para "visitarla" en algún momento.
El oyente misterioso, salió de la cantina y se fue a su casa, él iba pensando en el lote de 150 reses, que la venta sería una suma muy elevada de dinero; tanto se concentró en sus pensamientos de codicia, que no se dio cuenta que alguien avanzaba en sentido contrario y se chocaron por pura casualidad, el primero le reclamó:
--- Oiga: ¿Por qué no ve donde camina?
El otro de inmediato le contestó:
--- ¡¡¡ ¿Cómo estas amigo Silverio, tanto tiempo si verte? !!!
El aparente ofendido, reaccionó con mucha alegría y le contestó:
--- Agapito, que bueno reconocerte amigo del alma han pasado tantos años, que te había desconocido, cuéntame. ¿A qué te dedicas?
Silverio, que era el bandolero que iba a su casa, le contestó con una mentira piadosa:
--- Amigo yo estoy trabajando en el campo y lo hago en mi chacra y también tengo mis animales y tu: ¿Qué haces?....................
Continuaremos.............
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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