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lunes, 12 de enero de 2009

FLORENCIO DE LA SIERRA................CAPÍTULO II . ORIGEN DE LA PALABRA: AYAVACA

Hola amigos y paisanos del blog: Asociación Departamental Piurana de Lambayeque el blog., el Diccionario Enciclopédico del Perú, en su pagina 12 del II Tomo así describe a Florentino Gálvez Saavedra. : GÁLVEZ SAAVEDRA, FLORENTINO.- (Ayabaca 1,903-Lima 1,964).- Escritor.- Al concluir sus estudios primarios hubo de luchar por el sustento: en labores agrícolas, como aprendiz de talabartería (1,923), carpintería (1,924), comerciante (1,924-1,933).-- Iniciado en el periodismo, trasladase a Lima (1,936); fundó la Revista Folclore (1,942-1,953).- Funcionario de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación.- Ha publicado: Canto a mi tierra: Ayavaca (1,944); Aullan los Perros(1,951); Capullos de Rocío (1,959); La Danza de las Serpientes (1,963).-Poemas-

Mi tío Florentino luchó mucho por que Ayabaca se escribe siempre "AYAVACA", lamentablemente no logró su objetivo, sin embargo aquí describo la sustentación , porque se debería escribir : AYAVACA.---

---------------------FLORENCIO DE LA SIERRA ---------------
Firmaba todos sus poemas con el seudónimo de Florencio de la Sierra, pero en realidad era el profesor FLORENTINO GALVEZ SAAVEDRA, nacido el 14-03-1903, Publicó entre otros libros de poesía: “Aúllan los perros” (1951) con portada del artista plástico Essquerriloff, “Capullos de Rocío” (1959) con portada de César Calvo de Araujo, y “Danza de serpientes” (1963) con portada de Raúl Vizcarra. murió en Lima en 1964. Su existencia real fue después de 61 años vividos en su tierra natal, Lima, Piura, Bolivia y Chile. Foto: Cedida por Rosa Hortencia Morocho Sánchez.
 
-------------BREVE INTERPRETACIÓN SOBRE LA PALABRA AYAVACA -------

Tratar sobre el estudio etimológico de la palabra Ayavaca, (1) (2)(3) (4)es materia de recurrir a investigadores en el área arqueológica de esta Provincia, sensiblemente olvidada por estos estudios científicos. Toda vez que no tenemos noticias de si en épocas remotas existió escritura alguna, tal como la de los “quipus” que en parte describe la civilización de los Incas. Salvo, en los jeroglíficos de las piedras labradas que dicen existir en las haciendas de San Pablo y Samanga, y muy especialmente en las ruinas de Aypate. El Granadillo y otros. Sin embargo estos documentos de incalculable valor histórico, sermonean al amparo de la bondad del tiempo, en donde la mano crasa de la ignorancia va destruyéndolos. Y todo esto acontece por incuria de las autoridades provinciales que carecen de los más elementales principios de responsabilidad, para la conservación de estos documentos que, cuando la ciencia las estudie, habremos de saber si el testimonio indeleble de estas huellas que nos dejó la gentilidad, fueron los medio de comunicación de que se valieron aquellas civilizaciones remotas. Y también es congruente ampliar estos estudios en las llamadas “viviendas de los gentiles”, en donde también existen ceramios que demuestran una perfecta organización social, no solamente por su morfología, color y motivos impresos y otros de uso doméstico, sino porque tienen influencia directa con las culturas Yunga, Mochica, Tallán. Y cuando se lleve a cabo estos estudios en esta zona arqueológica, habrá de salir a luz, una clara información científica relacionada con las etapas culturales que determinaron la supervivencia étnica del habitante de esta región en cada época. Y como resultado eficiente de esta investigación desde el punto de vista de la lingüística tan variada en la riqueza de sus giros, cuyos orígenes vienen del Yunga, Mochica, Taillán, Sec, entre los ochenta o noventa dialectos que se hablaban en el valle del Chira y en la entonces Villa de Truxillo, muy posible estas influencias llegaron hasta las serranías del departamento de Piura; cuyos datos nos proporciona “Les Langues De L’Diocese De Trujillo” del sabio Paul Rivet; el Quechua, Aymara y otros dialectos que por la fonética se diferenciaron de las lengua citadas; cuya génesis nos está demostrando la antigüedad del hombre ayavaquino que habitó aquellas tierras desde épocas primitivas con usos y costumbres humanas. Y estos hechos nos confirma el Inca Garcilaso de la Vega en “Comentarios Reales” de que cuando la conquista del Inca Túpac Yupanqui a estas tierras, encontró en las diversas naciones, no solamente fortalezas sino una bien organizada política con sistemas de Gobierno propio en cada territorio, y que sí, se reunían sus habitantes en épocas de paz, era para tratar asuntos de bienestar colectivos o cuando sus fronteras estaban en peligro de guerra.
(….)
Cabe también manifestar que en esta ocasión que las fuentes de cultura que nos dejaron los Incas en los años de su dominio teocrático, son relativamente pocos, porque en este lapso no les fue posible implantar su cultura tal como lo afirma el sabio Federico Villarreal en su famosa obra “ La lengua Yunga o Mochica”. Razones por las cuales desde hace años en las páginas de la revista “Folklore” hemos dado a la estampa noticias de que en las provincias de Ayavaca y Huancabamba no se habla Quechua, Aymara, menos se chaccha coca. Ahora sin desconocer la importancia de la lengua Quechua de la cual encontramos toponimias y entre las costumbres agrícolas “la minga” que también muy posible existió con otro nombre, toda vez que en estas tierras prevalecía un espíritu de confederación que hasta hoy en las comunidades indígenas practican “la minga” como acercamientos colectivos de producción agropecuaria, con la cual nos dan una muestra de que existe la unidad social en la familia comunitaria de esta Provincia.
Atendiendo al origen de la palabra “Aya-Huaca”, deriva del idioma Quechua, y muy posible date desde la invasión del Inca Túpac Yupanqui a estas tierras, porque El Inca Garcilaso de la Vega afirma en “Comentarios Reales” que los Incas perdieron en primera batalla más de 8,000 hombres; quizá por este hecho histórico de rebeldía de los ayavaquinos- que al fin fueron conquistados- le pusieron el nombre de Aya-Huaca, el que está formado por dos voces quechuas: Aya muerto y Huaca entre otras acepciones: adoratorio de cadáveres o lugar de cadáveres.
Ahora, los mejores tratadistas en lengua aborígenes al hablar del Quechua o Runa-Simi sostiene científicamente que al tratar de castellanizar las palabras: Huiracocha, huicuña, huilco, huiscacha, etc.: su escritura debe ser con la v de vida, virtud, victoria, vigoroso y no con b de bastidos, badulaque, bandolero, burro, etc.; porque si en las lenguas Yunga, Mochica, Taillán, los tratadistas desconocen la letra b, menos es reconocida en el Quechua y Aymara.
Atendiéndonos a estas reglas, los documentos o manuscritos que hemos revisado sobre la escritura de la palabra que nos ocupa, la encontramos que han usado la v y no la b que acostumbran los imitadores de lo foráneo que inconscientemente están desfigurando las raíces etimológicas de los nombres de pueblos, cuyo origen deviene de culturas remotas. Entre ellos el Quechua o Runa-Simi, idioma por ser el Idioma nacional, para por medio de él, redescubrir las huellas que nos han dejado aquellas edades florecientes de nuestro pasado histórico. Tal como en otros países, el Paraguay da preferencia al Guaraní, sin subestimar el idioma Castellano y otras como el Inglés, cuya misión exclusiva es de marcada trascendencia comercial, más no científica en nuestro Continente Americano.
La riqueza del idioma Quechua por la originalidad telúrica de sus giros es admirada entre otros hombres de ciencia por el sabio Paul Rivet, quien cerca de 40 años lo ha estudiado entre otras lengua aborígenes de nuestro Hemisferio, y hemos esperado de él, para que se conozca su valor científico en Europa y en nuestras Américas.
Y esto acontece, porque sensiblemente hemos olvidado o nos han enseñado desde las escuelas primarias que los Amautas y Haravicus fueron grandes filósofos en la era floreciente de la civilización de los Incas y con la dialéctica de su poesía interpretaron los secretos cósmicos y panteístas de la Naturaleza; cantaron a la fecundidad de la Madre Tierra; a sus urpis y así por éste orden, llevaron su mensaje estético y ecuménico por todos los ámbitos del Tahuantinsuyo.
(….)
Lima, 31 de Mayo de 1957-
 
NOTA.- Florencio de la Sierra es el seudónimo literario de Florentino Gálvez Saavedra, director y fundador de la revista “Folclore”, a través de cuyas páginas difundió y alentó la defensa de las más sentidas reivindicaciones de las comunidades campesinas de Ayabaca junto a otros intelectuales como Hildebrando Castro Pozo, Manuel Vegas Castillo, Eduardo Cornejo Ubillús, Manuel Quevedo, Juan Luis Velásquez, Juan Merino Vigil, Encarnación Saavedra Zegarra. Recientemente la publicación del “Ensayo Monográfico de Ayavaca” del profesor José Ignacio Paucar Pozo consigna una semblanza. Desde esta referencia saludamos ese aporte. (A.A.)
(De: “Folklore”, revista N-37, Septiembre 1957)
Estimados paisanos, ya empezamos a describir la obra literaria de Florencio de la Sierra, con el apoyo de ustedes tenemos que resarcir a este gran poeta ayabaquino, olvidado los grandes literatos peruanos, ruego a ustedes apoyar con sus comentarios para enriquecer este gran objetivo de sacar a la luz esta maravillosa obra literaria.
(1) Lea: Ley de la creación de la Provincia de Huancabamba y la Provincia de Ayavaca, publicado en este mismo blog el Miércoles 16 de enero de 2,008.
(2) Lea: Leyes elevando la Parroquia de Huancabamba a Distrito, Villa y La Capital de la Provincia de Ayavaca, publicado en este mismo blog el Sábado 12 de Enero de 2,008
(3) Lea: Ayabaca: Recordando la tierra de mis amores, publicado en este blog el Domingo 21 de setiembre de 2,008
(4) Lea: La Minga: Una costumbre ancestral de ayuda y cooperación entre agricultores, publicado en este blog el sábado 5 de abril de 2,008
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

1 comentario:

Florencio Paúcar Quispe dijo...

Cuando estudiaba la primaria, mi profesora escribía Ayabaca con la v Chica, como decíamos antes la ve (uve). Pero me place conocer por que nunca prosperó escribir AYAVACA,tal vez no interese mucho cualquieras de las "b o v" lo importante es no olvidar al tierra que tanto queremos, y sigue olvidada como el mismo poeta Florencio de la Sierra, si no tuviésemos al "Señor Cautivo", nadie sabría que existe Ayabaca