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sábado, 21 de marzo de 2009

HUANCABAMBA........................... UNA BELLA TIERRA CON MUCHOS MITOS. CAPÍTULO XXIV . EL JOVEN QUE AMABA A UNA MUJER


Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., en nuestra sierra huancabambina ( imagen de la izquierda una muestra del dulce amor en pareja, fuente andalucía imagen) hay una riqueza increíble de leyendas sobre sus lagunas que tanta celebridad le han dado mundialmente, y los casos de "encantos" son muy comunes y los hay con historias de jóvenes enamorados que fueron seducidos por los espíritus de las Lagunas, cuya rubia se llama LA CHUNUNA; los invito a leer la siguiente leyenda:
---------------------- EL JOVEN QUE AMABA A UNA MUJER ----------
Neptalí es un hombre que se perdió en las alturas, el que existía en las altas nevadas donde en horas se abría la neblina, y donde él fue encantado. Un día de Semana Santa salió a la Laguna del Toro. Él no conocía bien, solo le gustaba recorrer muchos lugares hermosos como este lugar. Entró como a las diez de la mañana. Al tocar las aguas de esta laguna sintió algo sobre sus hombros; miró asombrado y vio a su amada Ana, a quien le dijo:
---- ¿Cómo viniste hasta acá? ¿Sabías que yo estaba acá?
La mujer respondió todo lo que tenía en mente. La hermosa Chununa le dijo:
---- Quiero estar junto a ti, hoy, mañana y siempre.

Neptalí respondió:
---- Tu eres el encanto que hay aquí
---- ¡No!-- dijo la hermosa.
Neptalí le dijo te amo, y se fueron juntos los dos a caminar. Neptalí caminaba y sintió que estaba en el centro del agua, él caminaba pero no se hundía; entonces se dio cuenta que subía muchas escaleras, tenía que abrir muchas puertas. La Chununa le dijo:
---- Veas lo veas no mientes el nombre de Dios, si no te quedarás y no podrás volverte.
Neptalí le respondió:
---- ¿Qué está pasando, Ana?
---- Nada, respondió ella.
----Entonces, ¿qué es esto? Recuerdo que entramos al agua y yo cominaba dentro de ella.
Dijo entonces La Chununa:
---- No soy Ana, soy la rubia, pero tú me dijiste Ana cuando me encontraste, Neptalí
Entonces Neptalí quiso volverse, pero ya no podía porque estaba en el palacio.
La Chununa le puso otro nombre, porque no le gustaba el que tenía, así que lo llamó DOC. Él, al descubrir esto, lloraba , y no comía las grandes comidas que La Chununa le llevaba; su vivir era llorar y llorar, sus ojos ya no tenían lágrimas. Su familia lo buscaba desesperadamente; tres primos y un hermano lo buscaban. A días comían y a días no; ellos querían saber si estaba vivo o muerto. Juntos decían: "Que triste es esta vida, pero tenemos que encontrarlo". Solo encontraron su collar en la orilla de la laguna; tenían nociones que ahí estaba, decían que quizás se bañó y se olvidó, o cogió rumbo lejano. Su madre lloraba y todos sus hermanos escuchaban que se había perdido el joven Neptalí.
La Chununa lo acariciaba, pero él no se consentía; pero cuando no la apreciaba era más grande su castigo; ver cosas que nunca había visto. Conoció a Lucifer, Caifás y toda la familia de La Chununa.
Vivía triste en un lugar oscuro y sin salida; para él no existía día ni noche, su vida era llorar y llorar. Cuando recordaba a su amada Ana era peor, Era un martirio. Solo Dios lo podía ayudar a salir de ese palacio. Sacaban a mirar las puertas del palacio a las personas que también estaban encantadas; entonces reconoció a una mujer de pelo castaño, esa era su abuela que había sido encantada en la laguna de parvas, y recordaba como la sacaron a ella. También a un hombre llamado Toribio le sacaron un espíritu bendito.
---- ¿Qué pasa?, ¿Qué te sucede??, la preguntó La Chununa.
---- Te amo, dijo Neptalí.
---- ¿De verdad, mi amor?, dijo La Chununa.
Un momento la acariciaba, después ya no era vida para él. No sabía como regresar: llevaba mucho tiempo en ese lugar. Meses más tarde se dio cuenta que él estaba encantado en la misma laguna donde se había bañado en los días de Semana Santa.
Abrió los ojos cuando estaba sentado en una piedra, y vio que las aguas se alejaban de él. Unos pastores lo vieron sentado, y cuando le dijeron. "Neptalí ¿eres tú?", se volvió al palacio y no quería volver a su pueblo. Los pastores dieron a conocer que lo habían visto en ese lugar, y todos los familiares planearon cómo sacarlo. Solo a las seis de la mañana salía a la orilla de la laguna , y cuando veía que alguien se acercaba al lado de él, se volvía al agua.
Su familia lloraba , y todos decían que era el destino de la vida; se preguntaban unos a otros: "¿Ya no volverá Neptalí a la casa?". Mientras que su hermano planeaba cómo lograr el rescate, fueron un día su madre, su hermano y la hermosa Ana. Ana y su madre cayeron en el camino desmayadas de ver que no podían traer a Neptalí. El hermano mayor las cogió y les dijo: "Vamos, tengo otro plan, llegando a la casa les cuento". Mientras caminaban iban pensando como hacían para lograr el rescate de los que se habían encantado en el lugar de las parvas. Recordaron que con una soga de cerda bendita, un fraile llamado Manuel Martinez lograba sacar a hombres y mujeres que se encantaban en diferentes sitios.
Era vísperas de una fiesta que celebraban en Salalá, donde mucha gente llega para conocer dicha fiesta, donde se pasean sus hermosas mujeres y los hermosos caballos de paso, y traían al fraile para que celebre la misa de la fiesta patronal. Aquí pertenecía el joven Neptalí, quien estaba encantado. Su Amada y su familia fueron a hablar con el fraile, y le contaron todas las escenas y todas las tragedias que pasaron sus familiares buscándolo. "Hace dos años que él no está en la casa"; pero el fraile no es creía. El fraile sonriendo les dijo: "Hay un lugar de donde él sale, y debe tener una hora fija para salir". Su hermano respondió, junto con la amada de Neptalí: "Creo que no se puede, porque cuando ve a alguien se mete al agua y nunca mas lo vemos". Dijo el fraile: "Tráiganme agua de las siete iglesias, de los siete espíritus, y búsquense cuatro hombres, los más fuertes de este pueblo, para ir a su rescate, para poder traerlo de nuevo a su pueblo".
Llevaron una soga de cerda bendita y agua de los siete espíritus. Salieron a las diez de la mañana y llegaron a las dos de la tarde. Hasta La Laguna del Toro se llegó a las seis de la tarde. Era la hora en que él salía, y no salió. Durmieron junto a la laguna. Al día siguiente, cuando rayaba la aurora, tiritando los dientes de frío, el fraile y sus acompañantes vieron que salía Neptalí a la orilla.
El fraile tiró la soga y logró lacearlo. Su amada brincó y lo abrazó; su madre por igual. Pero los demás hombres que acompañaban a la familia se asustaron al ver la cara lanuda y el cuerpo lleno de pelos; su pelo lo tenía hasta la cintura. Todo había cambiado. El fraile lo cogió y le hizo una oración.
---- Un momento, dijo su hermano, quiere regresarse.
Salieron porque todo se nublaba y el agua remolineaba. Lo llevaron atado, pero él decía que no lleven a su palacio. A su hermano ya no lo reconocía, y a su hermana y a su madre nunca las desconoció. Los hombres valientes que acompañaban al fraile lo llevaban a cada lado. Lo llevaron a su casa y lo pusieron en una celda bien despejada; le daban comida, pero no quería comer. Lo vistieron con ropa y le pusieron calzado. Pero el dijo algo: "No quiero ver fuego, me ha dicho bien claro una dama que me llevó hasta ese palacio donde ustedes me encontraron"
Algunos parientes y familiares que vinieron a verlo ese día, y que llegaron a su casa, pudieron escuchar lo que hablaba. En la noche, a la una de la madrugada, quedó muerto en los brazos de su amada y de su madre.
Amigos, que hermosa leyenda del amor representada en la laguna, lugar predilecto de todas las leyendas y mitos de Huancabamba, que lo estamos difundiendo gracias a la información de nuestro dilecto amigo Don Moisés Gonzalo Cordova Guerrero.Continuaremos con los mitos que cada vez son mas interesantes, no se pierda el siguiente en este mismo blog.
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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