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domingo, 26 de enero de 2014

La Casa de la Loma tiene un Fantasma: Capítulo CCXLV.- Pascual después de abandonar la herrería, desaparece misteriosamente en una cueva de Huara

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma y como informamos en el capítulo anterior; el forajido Pascual en su afán de proveerse de armas blancas, viajó al Llano de Aragoto y las encontró en casa de un herrero, como no tenía dinero pretendió tomarlas por la fuerza, aprovechando la debilidad de un niño de 12 años de edad, quien se oponía por ser el hijo del herrero; pero al interior descansaba un estibador llamado Liborio; quien al sentir que su sobrino estaba en peligro y aprovechando la gran celada que el niño hábilmente tendió y llevó al agresor justo donde estaba el estibador tapado con un frazada encima de la cama; el asaltante creyó que las armas estaban allí, abrió la cama y  recibió un fortísimo puñetazo que le hizo perder el conocimiento y cayó al piso "soñado".

Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA" , esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDICOPI.

Don Liborio,  un curtido estibador que trabajaba en el Puerto de Guayaquil (Ecuador), estaba tomando sus vacaciones en Aragoto; él, fue una persona sencilla, muy jovial en su comportamiento y estaba dotado de una fuerza descomunal que le llamaban "El Sansón de Aragoto"; nunca se metía en líos, e incluso era poco parrandero, apesar que vivía en un puerto lleno de diversiones, nunca se había casado y frecuentaba las "casas de cita"; él, decía:
"Para que me voy a casar si me atienden muy bien las niñas(prostitutas) y no me piden el diario todos los días al amanecer".
Estar de vacaciones en Aragoto, significa eliminar todas las toxinas acumuladas en el cuerpo por el pesado trajín diario del trabajo rudo; Don Liborio,  se sentía feliz haber llegado a la casa de su hermana Olinda, quien junto con su esposo estaban de viaje en Cariamanga(Ecuador) comprando materiales para el taller de la herrería.
Después del encuentro muy feroz entre el forajido Pascual y don Liborio, éste último junto con el sobrino, se pusieron a conversar y al final acordaron echar una lapa(vasija de mate) llena de agua fría a la cara del "soñado" Pascual, para "despertarlo" y así lo hizo Don Liborio; el remedio de la resucitación fue instantáneo, ya que el forajido Pascual en estado sonámbulo, reaccionó sentándose y mirando con los ojos desorientados y aún no estaba cuerdo como para distinguir que estaba en graves apuros; con la mano derecha tocó su nariz y parte del rostro que estaban manchados de sangre.
Ahora, derrotado el infeliz agresor, seguía ordenando a su cerebro y aún no atinaba a pararse, entonces Don Liborio intentó orientarlo, diciéndole:
--- Levanta Imberbe, quisiste abusar atacando a un niño, que no podía defenderse y pretendiste robar los machetes, que son el fruto del trabajo de esta herrería; y lo que nunca calculaste que alguien te lo impediría y como no soy un asesino; pues monta tu caballo y desaparece tan pronto como puedas, por que corres el riesgo de que me desamine de ser un bueno y me transforme en demonio y te corte el cuello con uno de los puñales que pretendiste robar.
Pascual, sumamente afectado y humillado, hizo un esfuerzo sobrehumano para ponerse de pie, no pronunció palabra alguna y se dirigió hasta su caballo; lo montó y se alejó.
Don Liborio y su sobrino se miraron entre ellos, sin pronunciar ni agregar otra expresión a los hechos que sucedieron.
Pascual, que ya se había despejado la mente, habiendo recobrado el funcionamento de todos sus sentidos; comenzó a balbucear incoherencias contra el rival, que lo envió al demonio,  no podía culpar a nadie; él, si era un cobarde, por que nunca hacía frente al rival; sólo aprovechaba la ventaja que el contrario le daba la espalda y allí atacaba, descartó regresar a la herrería y lo que más grave era que no tenía las armas.
Pascual, no sabía como llegar al escondite donde lo esperaban sus compinches ecuatorianos; él, no podía llegar sin nada, por que perdería el liderazgo y lo más probable que ellos regresarán a Cariamanga sin nada;  y por su puesto la presencia de Pascual en esa comarca peligraba por ser un fracasado.
Tan concentrado estaba en sus pensamientos pusilánimes  que no pudo darse cuenta que se había desviado del camino, por que en vez de bajar a la Quebrada Grande cuenta abajo, su caballo sin control en la rienda se dirigió a Huara  y lo hacía al galope por ser un terreno parejo y empezó a anochecer  y recién como un haz de luz que iluminó su cara y reaccionó que se iba por ruta equivocada.
Algunas veces los azares de la vida te encumbran a la cúspide del triunfo o te llevan al centro de la pelea convirtiéndote en el blanco con desastrosas consecuencias que en casi en todos los casos te llevan a perder la vida o quedar mal herido que deseas la muerte antes que seguir sufriendo la penosa agonía.
Pues, Pascual, quiso retornar y regresar a Aragoto y enrumbar cuesta abajo hasta la Quebrada Grande, pero escuchó en  la loma del frente el son de guitarras y eso significaba fiesta y él, necesitaba diversión para disipar sus penas; por ese momento se olvidó de sus compinches y dirigió su caballo al lugar de la música, pero el equino muy remolón caminaba muy lento como negándose seguir hacia adelante.
La noche seguía avanzando y el paisaje oscurecía cada vez más, la visibilidad del camino sólo era posible ver un metro hacia adelante; el noble equino seguía lentamente donde su amo quería llegar, pero no se encontraba ninguna casa; y eso despertó la curiosidad a Pascual en deseos de llegar a como de lugar; en la mente de aquel jinete no había otra idea que llegar y beber un trago de licor y escuchar música.
Caramba se decía asimismo el forajido:
"Creo que esa música se esconde en la cueva"
Pero era consciente que en aquel lugar no existía cueva alguna y parece que los espíritus malvados escuchasen el nombre de la cueva y en efecto volteando un atajo se observaba una cueva iluminada con luces de luciérnagas que revoloteaban a su alrededor y por su puesto la música que se escuchaba con más intensidad venía desde el interior de la cueva.
El curioso personaje, ya no pensaba, sabiendo que en aquel lugar no había un recinto que se internaba al interior de la tierra; entonces la curiosidad era más seductora que la serena prudencia, apuró a su caballo picándole la panza con sus espuelas para que ingresara a aquel lugar, pero el animal se negó a seguir, por lo que el jinete perdió la paciencia y aplicó con fuerza descomunal sus talones contra la panza de su noble compañero, las espuelas hirieron y aún así el caballo no avanzó, más bien empezó a corcovear y encorvando el lomo y arrojó el cuerpo del jinete al piso, Pascual cayó pesadamente tumbado al suelo como un pesado fardo golpeándose cuya cabeza rozó contra una roca grande, haciéndole perder el conocimiento una vez más.
Momento preciso por que salieron desde el supuesto interior de la cueva cuatro individuos y se llevaron en peso  el cuerpo inerte de Pascual a ultratumba y desde esa fecha nunca más se supo que le pasó a Pascual, ni que hicieron los ecuatorianos que le aguardaban su retorno desde el Llano de Aragoto.
Mientras tanto en Jurupe; los hermanos Manchay estaban preparándose para hacer frente a cualquier intento de asaltarlos o al mismo tiempo esperaban que eso podría suceder, de parte de cualquier forajido que se haya sentido afectado por la defensa que ellos haciendo respetar su honor; por el que se enfrentaron y salieron victoriosos... continuaremos....
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
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