Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG.,, ciertamente la Música, es quizás el arte más maravilloso que haya inventado el ser humano, que al escuchar remueve sentimientos, activa emociones y lanza a la conquista de la felicidad aun que sea ficticia, efímera o ínfima al momento de lograrla, pero nadie te puede quitar el sabor que lo disfrutaste.
Justamente, en algunos casos la Música, además de arte; es utilizada para revivir los sentimientos patrióticos como sucede con Giuseppe Fortunino Francesco Verdi , más conocido como: Giuseppe Verdi, quien desde Música, animó los principios de la unificación de Italia y su rechazo a la intervención de Austria.
National Geogaphic.- narra : "Algunas grandes personalidades estampan con su sello el sentir de una época, los sueños de todo un pueblo. Esto es lo que le ocurrió al gran compositor italiano Giuseppe Verdi, cuya obra se convirtió en seña de identidad de la Italia del siglo XIX. Las óperas que compuso a lo largo de su dilatada carrera –como el Nabucco o el Don Carlos– no sólo compartieron escenario con las revoluciones liberales que acontecieron en esas décadas, sino que también se convirtieron en uno de los principales estandartes del proceso de unificación italiana, el Risorgimento..."
National Geogaphic .- agrega ; "Y es que sojuzgados por el poderío extranjero, los italianos estaban ávidos de figuras que fueran capaces de sobreponerse a las calamidades colectivas y a las desgracias propias para liderar con valentía política y tesón revolucionario a sus compatriotas en el camino del resurgimiento patrio. Verdi no fue un Mazzini, que dedicó su vida a la revolución, pero sí consiguió musicar los anhelos de libertad de un pueblo, el italiano, enardeciendo su patriotismo con la fuerza y la emoción de sus composiciones..."
National Geogaphic .- añade : "Aunque el nacionalismo italiano estuvo liderado por Garibaldi, Mazzini o Cavour y fue alimentado por la literatura de Guerrazzi, Grossi o Manzoni, el patrimonio simbólico musical que aportó Verdi fue inestimable para el Risorgimento. Desde el Nabucco, Verdi tomó conciencia de la responsabilidad que esta posición entrañaba, pues los encargos florecieron, pero también la censura y la persecución. Afortunadamente, Verdi contó con la protección de la condesa Maffei y el círculo liberal que ella misma lideraba en Milán..."
Retrato de Giuseppe Verdi por Giovanni Boldini (1886) — Galería Nacional de Arte Moderno de Roma.
https://es.wikipedia.org/wiki/Giuseppe_Verdi#/media/File:Giuseppe_Verdi_by_Giovanni_Boldini.jpgWIKIPEDIA.
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/verdi-nacio-hace-200-anos_7672
Su nombre es un acrónimo que significa Vittorio Emmanuele Re D'Italia, que se utilizó en la época para designar al rey que debía gobernar en una Italia libre y unida
De Parma a Milán entre castillos, villas y ciudades de tradición musical
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/giuseppe-verdi-el-idolodel-risorgimento-italiano_7754
Sus óperas, a la vez que encandilaban a los aficionados a la música, sirvieron para galvanizar el patriotismo de los italianos en los años de lucha contra Austria por la unidad del país
La Traviata, de Verdi
Cubierta de la partitura. Museo del Teatro alla Scala, Milán.
SCALA, FIRENZE
Teatro Verdi de Busseto
Con aforo para 300 personas, fue inaugurado en 1868 con dos obras del propio Verdi.
GIORGIO ALLEGRETTI / AGE FOTOSTOCK
La guerra por la unificación
El rey Víctor Manuel II durante una batalla de la guerra de 1859, que unificaría bajo su corona gran parte del norte de Italia.
A. DE GREGORIO / DEA / AGE FOTOSTOCK
Josep Palau. Doctor en Historia
4 de diciembre de 2013
Giuseppe Verdi, el ídolo del Risorgimento italiano
Algunas grandes personalidades estampan con su sello el sentir de una época, los sueños de todo un pueblo. Esto es lo que le ocurrió al gran compositor italiano Giuseppe Verdi, cuya obra se convirtió en seña de identidad de la Italia del siglo XIX. Las óperas que compuso a lo largo de su dilatada carrera –como el Nabucco o el Don Carlos– no sólo compartieron escenario con las revoluciones liberales que acontecieron en esas décadas, sino que también se convirtieron en uno de los principales estandartes del proceso de unificación italiana, el Risorgimento.
Y es que sojuzgados por el poderío extranjero, los italianos estaban ávidos de figuras que fueran capaces de sobreponerse a las calamidades colectivas y a las desgracias propias para liderar con valentía política y tesón revolucionario a sus compatriotas en el camino del resurgimiento patrio. Verdi no fue un Mazzini, que dedicó su vida a la revolución, pero sí consiguió musicar los anhelos de libertad de un pueblo, el italiano, enardeciendo su patriotismo con la fuerza y la emoción de sus composiciones.
Nacido en 1813 en el pequeño ducado de Parma –por entonces bajo dominio napoleónico– y muerto en Milán en 1901 –centro económico de la recién unificada Italia–, pocos artistas han sido tan glorificados en vida por sus compatriotas como lo fue él. Y eso casi desde el principio, pues en 1846, cuando sólo tenía 33 años, su fama y el éxito de sus óperas ya daban para que el escritor Benedetto Bermani buscase sacar algún beneficio publicando una biografía suya: Bosquejos sobre la vida y obras del maestro Giuseppe Verdi.
Y es que sojuzgados por el poderío extranjero, los italianos estaban ávidos de figuras que fueran capaces de sobreponerse a las calamidades colectivas y a las desgracias propias para liderar con valentía política y tesón revolucionario a sus compatriotas en el camino del resurgimiento patrio. Verdi no fue un Mazzini, que dedicó su vida a la revolución, pero sí consiguió musicar los anhelos de libertad de un pueblo, el italiano, enardeciendo su patriotismo con la fuerza y la emoción de sus composiciones.
Nacido en 1813 en el pequeño ducado de Parma –por entonces bajo dominio napoleónico– y muerto en Milán en 1901 –centro económico de la recién unificada Italia–, pocos artistas han sido tan glorificados en vida por sus compatriotas como lo fue él. Y eso casi desde el principio, pues en 1846, cuando sólo tenía 33 años, su fama y el éxito de sus óperas ya daban para que el escritor Benedetto Bermani buscase sacar algún beneficio publicando una biografía suya: Bosquejos sobre la vida y obras del maestro Giuseppe Verdi.
Icono de la reunificación
Curiosamente, seis años antes, en 1840, la situación era diametralmente opuesta. La segunda ópera de Verdi, Un giorno di regno, estrenada en La Scala de Milán a comienzos de año, había sido un fracaso absoluto, aunque comprensible. Su corazón estaba roto por las recientes muertes de su mujer e hijos, arrebatados de su lado en edad temprana por una devastadora meningitis, por lo que Verdi tenía sus facultades diezmadas y su genio estaba ausente.
De este modo, cuando en un día del frío invierno de 1841, el empresario Giovanni Merelli le insistió para que aceptara musicar un libreto del poeta Temistocle Solera, Verdi, al llegar a su frío y vacío apartamento, tiró violentamente y sin ningún tipo de respeto el manuscrito sobre la mesa. Afortunadamente, como él mismo contaría años después, «el libro se abrió en la caída y, sin saber cómo, di un vistazo a la página que yacía abierta tras de mí; tan sólo leí una línea, Va, pensiero, sull’ali dorate, pero desde ese preciso instante no pude alejar el Nabucco de mi cabeza». Verdi leyó tres veces la obra esa noche, «por lo que por la mañana conocía entero el libreto de Solera desde el fondo de mi corazón». El texto de Solera ahondaba en las vicisitudes padecidas por el pueblo judío bajo el poder despótico del tirano Nabucodonosor. Cualquier buen compatriota italiano podía leer entre líneas: el pueblo judío no era otro que el italiano, y Nabucodonosor un símbolo de la tiranía del Imperio austríaco.
Conmovido por el libreto, Verdi, un ferviente patriota y seguidor acérrimo de los ideales liberales que recorrían Europa, no dudó en dejar a un lado su tristeza y exprimir todo su potencial artístico para empezar a romper, ni que fuera espiritualmente, con el yugo opresor. Un año después, el 9 de marzo de 1842, el Nabucco se estrenaba en el teatro La Scala de Milán. Fue un éxito rotundo, llegando a ser representada en su primer año hasta 64 veces. Con el Nabucco, Giuseppe Verdi consiguió enfervorecer el orgullo patrio de los espectadores, especialmente en el tercer acto, con el «coro de los esclavos judíos», cuyos emocionantes versos musicados –Oh mia patria sì bella e perduta– quedaron grabados a fuego en el imaginario colectivo. Y es que pocos coros han sido tan cantados y mitificados en vida de su autor como lo fue este Va, pensiero del Nabucco, que se difundió rápidamente por toda Italia y se convirtió en el himno no oficial de los revolucionarios tricolor.
Aunque el nacionalismo italiano estuvo liderado por Garibaldi, Mazzini o Cavour y fue alimentado por la literatura de Guerrazzi, Grossi o Manzoni, el patrimonio simbólico musical que aportó Verdi fue inestimable para el Risorgimento. Desde el Nabucco, Verdi tomó conciencia de la responsabilidad que esta posición entrañaba, pues los encargos florecieron, pero también la censura y la persecución. Afortunadamente, Verdi contó con la protección de la condesa Maffei y el círculo liberal que ella misma lideraba en Milán.
Aunque el nacionalismo italiano estuvo liderado por Garibaldi, Mazzini o Cavour y fue alimentado por la literatura de Guerrazzi, Grossi o Manzoni, el patrimonio simbólico musical que aportó Verdi fue inestimable para el Risorgimento. Desde el Nabucco, Verdi tomó conciencia de la responsabilidad que esta posición entrañaba, pues los encargos florecieron, pero también la censura y la persecución. Afortunadamente, Verdi contó con la protección de la condesa Maffei y el círculo liberal que ella misma lideraba en Milán.
"Se dará así o no se dará de ninguna otra manera", dijo Verdi ante la censura a su ópera I Lombardi
Al poco de estrenarse su siguiente ópera, I Lombardi alla prima crocciata (1843), Verdi tuvo el primer encontronazo con la censura austríaca. El cardenal y arzobispo de Milán Gaetano Gaisruk escribió una carta al jefe de policía en la que denunciaba el contenido de la ópera y amenazaba con escribir al emperador, Fernando I. Al día siguiente, la policía imperial comunicaba a la compañía que I Lombardi no podía ser representado en La Scala ni en ningún otro teatro imperial, a menos que se modificaran algunos pasajes. Ante la rotunda negativa del compositor a cambiar ni una nota de lugar –«Se dará así o no se dará de ninguna otra manera», dijo Verdi–, el propio jefe de policía aceptó no tocar ninguna nota de la partitura, pues «no seré yo quien corte las alas a este joven genio».
Desde entonces, Verdi tuvo aún más claro qué libretos quería musicar para sus compatriotas. En Attila (1846), por ejemplo, se nos muestra la llegada a los territorios italianos del temido ejército de los hunos, mientras que en Macbeth (1847), con su Patria oppressa al inicio del último acto, Verdi pone música al sufrimiento de los hombres y mujeres oprimidos por el yugo de los tiranos.
Desde entonces, Verdi tuvo aún más claro qué libretos quería musicar para sus compatriotas. En Attila (1846), por ejemplo, se nos muestra la llegada a los territorios italianos del temido ejército de los hunos, mientras que en Macbeth (1847), con su Patria oppressa al inicio del último acto, Verdi pone música al sufrimiento de los hombres y mujeres oprimidos por el yugo de los tiranos.
Entre la política y la música
Verdi no sólo participó musicalmente en la primavera del pueblo italiano; también intervino políticamente. En 1859 representó a su ciudad natal, Busseto, en la asamblea que decidió la anexión libre del ducado de Parma al poderoso Piamonte. Además, hizo una visita oficial a territorio piamontés, lo que le permitió conocer personalmente «al Prometeo de nuestra nacionalidad», al nuevo «Padre de la Patria», el futuro rey de Italia Víctor Manuel II. Asimismo, a instancias de su ministro Cavour, Verdi aceptó convertirse en diputado del primer parlamento italiano, cargo que ostentó de 1861 a 1865, año en que se retiró para dedicarse de nuevo a su carrera musical.
De estas fechas destaca, por ejemplo, su Don Carlos (1867), con una magnífica escena entre dos tesituras de bajo –uno malo, Felipe II; y otro malísimo, el Gran Inquisidor– que sirve a Verdi para ofrecer una crítica anticlerical furibunda. Verdi presenta a la Iglesia como una cruel máquina de poder y ambición. Cierto es que al término del estreno, que tuvo lugar en la Ópera de París, la emperatriz Eugenia le recriminó a Verdi que ahondara de forma tan tópica en la leyenda negra antiespañola, pero el objetivo de Verdi era otro. El compositor estaba musicando y justificando abiertamente la conquista del último reducto que impedía la plena unificación de Italia: los caducos Estados Pontificios. Tres años después, el 20 de septiembre de 1870, las tropas italianas entraban en Roma y se hacía efectiva la unificación. El nuevo Estado reconoció la contribución del músico a la causa de la unidad, y en 1874 el rey Víctor Manuel II lo designó senador vitalicio.
De estas fechas destaca, por ejemplo, su Don Carlos (1867), con una magnífica escena entre dos tesituras de bajo –uno malo, Felipe II; y otro malísimo, el Gran Inquisidor– que sirve a Verdi para ofrecer una crítica anticlerical furibunda. Verdi presenta a la Iglesia como una cruel máquina de poder y ambición. Cierto es que al término del estreno, que tuvo lugar en la Ópera de París, la emperatriz Eugenia le recriminó a Verdi que ahondara de forma tan tópica en la leyenda negra antiespañola, pero el objetivo de Verdi era otro. El compositor estaba musicando y justificando abiertamente la conquista del último reducto que impedía la plena unificación de Italia: los caducos Estados Pontificios. Tres años después, el 20 de septiembre de 1870, las tropas italianas entraban en Roma y se hacía efectiva la unificación. El nuevo Estado reconoció la contribución del músico a la causa de la unidad, y en 1874 el rey Víctor Manuel II lo designó senador vitalicio.
Se reconoció la contribución del músico a la causa de la unidad, y en 1874 el rey Víctor Manuel II lo designó senador vitalicio
Pero Verdi, decepcionado ante las injusticias y las desigualdades sociales de la nueva nación, prefirió recluirse en su ciudad natal, Busseto, en una villa –hoy museo– donde aún guardan los billetes de tren hacia el Senado, en Roma, que el compositor nunca llegó a utilizar. Le bastaba el afecto espontáneo de sus vecinos, los mismos que el día de su muerte, en 1901, se reunieron frente a su villa para entonar por última vez su gran himno, Va pensiero.
Para saber más
Giuseppe Verdi. Ángeles Caso. Temas de Hoy, Madrid, 2013.
Verdi y Wagner. Fernando Fraga y E. Pérez Adrián. Alianza, Madrid, 2013.
NATIONAL GEOGRAPHICVerdi y Wagner. Fernando Fraga y E. Pérez Adrián. Alianza, Madrid, 2013.
Giuseppe Verdi | ||
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Senador del Reino de Italia | ||
15 de noviembre de 1874-27 de enero de 1901 | ||
Diputado del Reino de Italia por Borgo San Donnino | ||
18 de febrero de 1861-7 de septiembre de 1865 | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Giuseppe Fortunino Francesco Verdi | |
Nacimiento | 10 de octubre de 1813 Le Roncole, Francia | |
Fallecimiento | 27 de enero de 1901 (87 años) Milán, Reino de Italia | |
Causa de la muerte | Accidente cerebrovascular | |
Nacionalidad | Italiana | |
Familia | ||
Padres | Carlo Giuseppe Verdi y Luigia Uttini | |
Cónyuge | Margherita Barezzi (1836-1840) Giuseppina Strepponi (1859-1897) | |
Hijos | Virginia Maria e Icilio Romano | |
Educación | ||
Alumno de | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Compositor, director de orquesta | |
Años activo | desde 1830 | |
Movimiento | Romanticismo | |
Géneros | Música clásica, ópera y Réquiem | |
Instrumento | Piano | |
Obras notables | ||
Miembro de | ||
Distinciones |
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Firma | ||
Web | ||
Sitio web | ||
Giuseppe Fortunino Francesco Verdi (Le Roncole, Busseto, 10 de octubre de 1813-Milán, 27 de enero de 1901) fue un compositor romántico italiano de ópera del siglo XIX, el más notable e influyente compositor de ópera italiana y puente entre el belcanto de Rossini, Donizetti y Bellini y la corriente del verismo y Puccini. Fue autor de algunos de los títulos más populares del repertorio lírico, como los que componen su trilogía popular o romántica: Rigoletto, La Traviata e Il Trovatore y las obras maestras de la madurez como Aida, Don Carlo, Otello y Falstaff.
https://es.wikipedia.org/wiki/Giuseppe_VerdiWikipedia.
Giuseppe Verdi: un símbolo de la unidad italiana
Su nombre es un acrónimo que significa Vittorio Emmanuele Re D'Italia, que se utilizó en la época para designar al rey que debía gobernar en una Italia libre y unida
Giuseppe Verdi
Redacción
9 de octubre de 2018
El compositor italiano Giuseppe Verdi, uno de los más geniales de todos los tiempos, nació el 10 de octubre de 1813 en Roncole, en el ducado de Parma, casi cinco meses después del nacimiento de Richard Wagner.
Verdi vivió la época del Risorgimento y fue un símbolo de la unidad italiana. Su nombre es un acrónimo que significa Vittorio Emmanuele Re D'Italia, que se utilizó en la época para designar al rey que debía gobernar en una Italia libre y unida. En su tercera ópera, Nabucco -que lo llevó a la fama en 1842-, el público italiano asoció la historia del pueblo judío en Babilonia con la situación de opresión y cautiverio que vivía el país transalpino bajo el dominio austríaco. El Rigoletto (1851), Il trovatore (1853), La traviata (1853), Don Carlos (1867), Aida (1871) y las óperas perfectamente acabadas como Otello (1887) y Falstaff (1893) figuran entre los dramas musicales más apreciados de todo el mundo.
Giuseppe Verdi nació y se crió en la modesta posada que regentaba su padre -que también era tendero y campesino- en Roncole, una aldea cercana a la ciudad de Busseto, en la provincia de Parma, que a la sazón pertenecía a Francia, tras la anexión del norte de Italia por parte de Napoleón. De hecho, fue ciudadano francés -inscrito en el registro civil como Joseph Fortunin François- hasta que los ejércitos aliados de Austria y Rusia expulsaron a los franceses de Italia. Su casa natal, en Roncole Verdi -llamada así en honor del compositor- ha permanecido intacta hasta hoy y está abierta al público.
Pietro Baistrocchi, el organista de la parroquia, pronto advirtió su talento musical, por lo que a los ocho años de edad su padre le compró una
miserableespineta -como él mismo la definió posteriormente-, que actualmente se exhibe en la Casa Verdi, en Milán. Baistrocchi murió alrededor de 1823 y Verdi le sucedió como organista de la iglesia. Posteriormente se trasladó a Milán y, aunque no fue admitido en el conservatorio por haber superado el límite de edad, logró llamar la atención de Bartolomeo Merelli, empresario de la Scala, quien le encargó sus primeras óperas. La fulgurante carrera musical de Verdi sólo se detuvo con su muerte, a los 87 años de edad, ya convertido en un héroe nacional.
Ruta de Verdi, por los escenarios del compositor
De Parma a Milán entre castillos, villas y ciudades de tradición musical
Teatro Verdi de Busseto
Fue inaugurado en 1868 con las óperas Rigoletto y Un baile de máscaras.
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Roncole
En esta casa aldeana nació Verdi. Hoy acoge un museo.
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Plaza de Verdi de Busseto
En Busseto, la preside un monumento dedicado al compositor.
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Rocca de Busseto
De la antigua fortaleza medieval prevalece en pie la torre central. Hoy aloja el Ayuntamiento y el Teatro de Verdi.
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Estudio de Verdi, en el Palacio Orlandi
FOTOTECA 9 X 12
Villa Verdi
En Sant’Agata Villanova sull’Ardas se puede visitar la casa de campo en la que un Verdi ya maduro pasó largas temporadas y donde tuvo su época más prolífica.
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La plaza del Duomo de Milán, con la imponente fachada de mármol de la catedral
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Cuatro etapas básicas de la Ruta de Verdi
1 Roncole. Su notoriedad como ciudad natal del compositor hizo que cambiase su nombre por el de Roncole Verdi.
2 Busseto. La adolescencia y juventud de Verdi discurrieron en este pueblo, hoy lleno de rincones dedicados a su memoria.
3 Sant’Agata di Villanova sull’Ardas. Esta localidad situada 5 kilómetros al noroeste de Busseto aloja la Villa Verdi, principal refugio del compositor.
4 Milán. La ruta verdiana se detiene en el Duomo, el teatro de La Scala, la Galleria Vittorio Emanuele II y el Grand Hotel.
Mapa: BLAUSET
Francesco Luti
27 de septiembre de 2013
Ruta de Verdi, por los escenarios del compositor
En pleno corazón de Italia, en la provincia de Parma, comienza la ruta dedicada a Giuseppe Verdi, el genial músico italiano. El itinerario se inicia en Roncole, una aldea del municipio de Busseto situada a 35 kilómetros de Parma. Verdi nació el 10 de octubre de 1813 en la humilde casa de campo que sus padres regentaban como hostería y que ahora es un pequeño museo. Dentro del pueblo, la iglesia de San Michele Arcangelo (siglo XVI) conserva el órgano en el que el pequeño Giuseppe tomó sus primeras lecciones de música.
El camino de Roncole a Busseto, a escasos minutos en coche, puede también recorrerse en bicicleta por un terreno llano y de paisaje agradable. Busseto vivió cierto esplendor entre los siglos XVII y XVIII. Su centro está en la plaza Giuseppe Verdi, enmarcada por la antigua Rocca (castillo), con la que antiguamente estaba comunicada por un puente levadizo. Aquí se erigen el Ayuntamiento y el Teatro Verdi (1868), el primer escenario que pisó el músico y donde siguen representándose las óperas verdianas.
El joven Giuseppe se trasladó a Busseto con apenas doce años a trabajar para Antonio Barezzi, un comerciante amigo de su padre que también sufragó los inicios de su carrera musical. Vivían en el céntrico palacio familiar, que hoy es otro museo lleno de recuerdos del compositor. Años más tarde, Verdi se casó con la hija de Barezzi, Margarita, que fallecería joven.
El palacio Orlandi
Antes de abandonar Busseto conviene recorrer los alrededores y visitar el palacio Orlandi, un edificio neoclásico adquirido por Verdi en 1845 para vivir con su segunda esposa, y el más reciente homenaje al músico: el Museo Nazionale Giuseppe Verdi, instalado en la Villa Pallavicino (siglo XVI); consta de 21 salas que repasan su vida y sus 27 óperas con gran detalle ambiental.
El viaje sigue por la carretera SP11 diez kilómetros hacia el sudeste hasta el pueblo de Soragna, donde vale la pena desplazarse para visitar la Rocca Meli Lupi, antes una fortaleza y ahora un palacio residencial. Aprovechando la parada es recomendable recorrer los jardines y brindar en alguno de los cafés que rodean la Rocca con una copa de fortana, un vino blanco espumoso de pocos grados, o de nocino, un licor de nueces típico como aperitivo.
Otro desvío aconsejable es Fontanellato, distante solo seis kilómetros. Su espléndida Rocca se sitúa en medio del pueblo, rodeada por un foso de agua que obliga a acceder a través de un puente levadizo. Durante el día y los fines de semana es agradable curiosear por los mercadillos de antigüedades que se instalan a su alrededor.
Dejamos Fontanellato para continuar hasta Sant’Agata di Villanova sull’Arda, a media hora en coche. En esta zona famosa por la producción de cerezas se halla Villa Verdi, la casa de campo donde el maestro compuso entre 1848 y 1901 sus óperas más célebres. Aunque por su éxito viajaba gran parte del año, el músico se refugiaba a menudo en esta villa. Recorrer sus estancias permite descubrir que aquel genio de la música era un hombre sencillo en la intimidad.
Milán fue la ciudad que consagró a Verdi y el último escenario de su vida. El compositor estrenó muchas de sus obras en el teatro de La Scala, meca para melómanos, inaugurado en 1778 y renovado en 2004. Se sitúa cerca de la plaza del Duomo, que preside la magnífica catedral gótica, con su fachada de mármol y sus múltiples pináculos.
Entre el Duomo y La Scala se impone un paseo por la Galleria Vittorio Emanuele II, un pasaje abovedado lleno de joyerías, bombonerías, librerías y cafés donde tomar un refrescante Campari. Epicentro de la actual moda italiana, en tiempos de Verdi era un lugar de encuentro al que acudían los artistas en busca de encargos.
Hacia el final de su vida, Verdi vivió en el Grand Hotel. La habitación donde murió está intacta y una placa recuerda «Esta casa guarda la memoria de Giuseppe Verdi, prestigioso huésped, que falleció aquí el 27 de enero de 1901». Su tumba se halla en la Casa del Retiro para Músicos que él mismo impulsó.
PARA SABER MÁS
Las ciudades de Parma y Milán, inicio y final de este recorrido y distantes entre sí 124 km, reciben vuelos desde España.Turismo de Parma
Turismo de Busseto
Turismo de Milán
Ruta de Verdi
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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