Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., la agencia de noticias BBC Mundo Noticias, ha elaborado un reportaje sobre como tener una buena memoria, para recordar cosas, lugares e impresiones que captan el cerebro y almacena, pero que si entrenamos a la memoria, olvidaremos muchas cosas y tal vez nunca más la recordaremos.
BBC Mundo Noticias: dice: "Algunos expertos establecieron el periodo de aprendizaje más productivo en las primeras 20 horas de contacto con una materia, y tiene que ver con la capacidad de respuesta y el interés que muestra nuestro cerebro ante nuevos estímulos..."
https://medlineplus.gov/spanish/memory.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Memoria_(proceso)
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/12/141212_vert_fut_trucos_mejorar_memoria_lp
http://www.bbc.com/mundo/noticias-39224981
http://www.bbc.com/mundo/vert-fut-43127240
http://www.bbc.com/mundo/noticias-40924103
http://www.bbc.com/mundo/noticias-44153908
¿Ruso, árabe, chino? ¿Violín, guitarra? ¿Física cuántica? Nuestro cerebro está preparado para aprender cualquier cosa, por difícil que sea, y además lo hace de forma rápida. Al menos, al principio.
Algunos expertos establecieron el periodo de aprendizaje más productivo en las primeras 20 horas de contacto con una materia, y tiene que ver con la capacidad de respuesta y el interés que muestra nuestro cerebro ante nuevos estímulos.
- Cómo nuestro cerebro es capaz de aprender nueva información mientras estamos durmiendo
- ¿Cuántas veces debe estar expuesto el cerebro a una palabra para aprenderla?
El filósofo y psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus diseñó a finales del siglo XIX lo que llamó la curva del aprendizaje. Consiste en dos variables, en el que el eje vertical representa la materia o conocimientos a adquirir y el eje horizontal las horas a invertir.
De esta manera, podemos calcular el tiempo que necesitamos para aprender algo. Se usa a día de hoy para evaluar la productividad en una empresa o para saber si una tarea es o no difícil, en función del tiempo que demoremos en realizarla.
Con su diagrama, Ebbinghaus quería ilustrar que la primera vez que entramos en contacto con una materia la mayoría de los conocimientos se adquieren en el periodo inicial.
Después de cierto tiempo, el aprendizaje se ralentiza y entramos en un periodo de perfeccionamiento que es menos productivo, porque tardamos más tiempo en conseguir objetivos.
Esto tiene que ver con un proceso del cerebro llamado habituación, la fase más primitiva del aprendizaje.
Ante un estímulo nuevo, la respuesta sensitiva y receptiva del cerebro es muy intensa. A medida que ese estímulo se repite, la respuesta del cerebro es menos potente.
- "El cerebro nunca deja de cambiar, por lo tanto nunca dejamos de aprender y transformarnos": el neurocientífico Mariano Sigman responde a los lectores
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Por eso el aprendizaje de algo nuevo, por difícil que sea, va en rápido ascenso, ya que partimos de cero. Después, se ralentiza.
"La regla de las 5 horas"
Ese periodo de escalada en el aprendizaje son las primeras 20 horas de contacto con una materia, según Josh Kauffman, escritor y experto en procesos didácticos y de productividad.
Uno de los padres fundadores de Estados Unidos, Benjamin Franklin,usaba un método por horas para aprender cosas nuevas. Lo llamaba "aprendizaje deliberado", o como se conoce más popularmente, "la regla de las cinco horas".
Cada día de lunes a viernes, Franklin dedicaba al menos una hora a aprender algo de lo que no tuviese conocimiento antes. Al cabo de un tiempo, cuando sentía que ya había adquirido un buen nivel, pasaba a otra materia. Y así constantemente.
Si aplicásemos la regla de las cinco horas, cada cuatro semanas aprenderíamos algo nuevo con suficiente destreza, asegura Kauffman en su libro "Las primeras 20 horas. Cómo aprender cualquier cosa rápidamente".
Este sistema, con algunas variables, lo utilizan hoy en día empresarios de éxito como Elon Musk, Warren Buffett, Mark Zuckerberg u Oprah Winfrey, según han reconocido abiertamente cuando se les ha preguntado por el éxito de sus carreras.
La clave, por tanto, parece residir en dos factores: en nosotros mismos y en nuestra fuerza de voluntad para hacer tiempo y aprender algo "deliberadamente", como diría Benjamin Franklin.
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Cómo nuestro cerebro es capaz de aprender nueva información mientras estamos durmiendo
Para unos es un placer inmenso, para otros, una pérdida de tiempo.
Independientemente de si nos gusta o no, el sueño ha demostrado ser según diversos estudios una actividad fundamental que nos ayuda a recomponernos y a sentirnos plenos al día siguiente.
¿Pero puede servirnos también para incorporar información nueva a nuestro cerebro?
De acuerdo a un nuevo estudio publicado esta semana en la revista Nature Communications, el cerebro es capaz de aprender nueva información, pero sólo durante la fase de movimientos oculares rápidos (conocida como MOR o también REM, por sus siglas en inglés).
Proceso automático
Para evaluar esta habilidad, Thomas Andrillon, investigador de la Universidad de Investigación PSL en París, Francia, monitoreó el sueño de un grupo de 20 individuos, a quienes hizo escuchar una serie de patrones de sonido mezclados con ruido blanco cuando estaban despiertos y luego cuando dormían.
A la mañana siguiente, Andrillon y su equipo les pidieron identificar estos patrones de sonido. Los que recordaron mejor fueron los patrones de sonido que escucharon durante la fase REM.
"Lo que hicimos fue usar una forma peculiar de aprendizaje llamada aprendizaje de sonido acústico. Es una forma de aprender bastante compleja porque el material que aprendes es ruido blanco acústico, que es completamente aleatorio", le explicó Andrillon a la BBC.
"Diferenciar entre uno y otro por lo general es muy difícil. Pero, para nuestra sorpresa, es el tipo de aprendizaje que la corteza auditiva puede hacer de forma casi automática ", añade el investigador.
"Cuando presentamos un fragmento de sonido blanco de forma repetida, el cerebro empieza automáticamente a aprenderlo y a individualizarlo".
Teoría inclusiva
Los resultados del estudio, dice Andrillon, reconcilia las dos teorías prevalentes sobre el papel del sueño en la memoria.
Mientras que un grupo de científicos propone que el sueño ayuda a consolidar la memoria, reactivando los caminos neuronales involucrados en los procesos de aprendizaje mientras estamos despiertos, otros sostienen que al dormir, el cerebro se deshace de las conexiones neuronales más débiles para permitir fijar las asociaciones más fuertes.
Esta nueva teoría aúna estas dos visiones opuestas porque plantea que, mientras dormimos, el cerebro hace las dos cosas, cada una de ellas en una fase diferente del sueño.
Andrillon aclara que aunque el estudio aporta evidencia sobre la capacidad de nuestro cerebro de adquirir información nueva mientras dormimos, esto no quiere decir que seamos capaces de procesar información compleja como puede ser el aprender un nuevo idioma o recordar un texto académico.
Lo más promisorio de aprender durante el sueño, dice, "es usar la naturaleza implícita de este tipo de aprendizaje".
"Durante el sueño, se podría usar esta forma implícita de aprendizaje para reprogramar algunos recuerdos. Por ejemplo se podrían borrar fobias o recuerdos traumáticas del cerebro".
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El método para mejorar la memoria que no requiere ningún esfuerzo
Cuando tratas de memorizar algo nuevo es normal asumir que, cuanto más empeño pones en ello, mejor te irá.
Sin embargo, puede que lo que necesites sea justamente una pausa en la que no hagas nada. Literalmente.
Apaga la luz, relájate y disfruta de 10 o 15 minutos de tranquilidad y verás que recordarás mucho mejor lo que acabas de aprender que si hubieses tratado de usar ese tiempo de manera más productiva.
Si bien se sabe que no debemos acelerarnos cuando estudiamos, nuevas investigaciones indican que debemos apuntar a una "interferencia mínima"durante estas pausas, evitando deliberadamente cualquier actividad que pueda afectar a la delicada tarea de formar memorias.
Así que nada de mirar el celular, los correos electrónicos o navegar por internet. Tienes que darle a tu cerebro la oportunidad de recargar baterías sin distracciones.
Este descubrimiento resulta alentador para las personas con amnesia o algunas formas de demencia, ya que presenta una forma de liberar una capacidad de aprender latente, previamente desconocida.
Experimentos
Los beneficios del descanso para mejorar la memoria fueron documentados por primera vez en 1900 por el psicólogo alemán Georg Elias Müller y su estudiante Alfons Pilzecker.
En uno de sus varios experimentos, Müller y Pilzecker les pidieron a los participantes que aprendiesen una lista de sílabas sin significado.
A una mitad del grupo le solicitó que aprendiese inmediatamente el contenido de una segunda lista, mientras que la otra pudo descansar seis minutos antes de comenzar con la tarea.
Cuando se examinó a ambos grupos una hora y media más tarde, los dos mostraron diferencias notables.
Los que hicieron el paréntesis recordaron cerca del 50% de la lista, mientras que los otros solo un 28%.
Esto indica que nuestra memoria de información recién aprendida es especialmente frágilapenas ha sido codificada, con lo cual es susceptible de sufrir interferencias si recibimos nueva información.
Beneficios del descanso
Las implicaciones más amplias de este hallazgo se hicieron evidentes recién a principios de la década del 2000, gracias a un estudio de Sergio Della Sala, investigador de la Universidad de Edimburgo, en Reino Unido, y Nelson Cowan de la Universidad de Misuri, en Estados Unidos.
El equipo quería descubrir si reducir la interferencia podía servir para mejorar la memoria de los pacientes que habían sufrido un daño neurológico.
Usando una técnica similar a la de Müller y Pilzecker, les ofrecieron a los participantes una lista de 15 palabras y los pusieron a prueba 10 minutos más tarde.
A algunos sujetos los mantuvieron ocupados con pruebas cognitivas y a otros los dejaron descansar en una sala oscura.
Y el impacto de una intervención leve fue mucho más profundo de lo que esperaban.
Los que descansaron triplicaron el número de palabras que recordaron —de 14% a 49%—, obteniendo un resultado similar al de la gente sin daño neurológico.
Della Sala y una estudiante de Cowan, Michaela Dewar, de la Universidad de Heriot-Wattt, repitieron estos estudios en contextos muy diferentes.
Descubrieron que en pacientes sanos, los períodos de descanso cortos también pueden mejorar la memoria espacial.
Por ejemplo, el descanso los ayudó a recordar el sitio de diversos puntos geográficos en un ambiente de realidad virtual.
El recuerdo, además, se mantuvo por una semana después de haberlo aprendido.
El beneficio resultó ser igual tanto para jóvenes como para personas mayores.
En todos los casos, los investigadores simplemente les pidieron a los participantes que se sentaran en una habitación con luz tenue, sin celulares ni distracciones similares.
La mayoría se dedicó a descansar y a dejar vagar su mente.
Formación de las memorias
El mecanismo exacto por el cual el descanso parece ser beneficioso no se conoce.
Pero algunas de sus claves residen en cómo se forman las memorias.
Se sabe que inicialmente, cuando se codifican, pasan por un período de consolidación, y se guardan en un sitio por un largo plazo.
Antes se creía que esto ocurría principalmente durante el sueño, cuando se intensificaba la comunicación entre el hipocampo —el sitio en donde las memorias se forman por primera vez— y la corteza cerebral, un proceso que podría fortalecer las nuevas conexiones neuronales que se necesitan más tarde para llamar a esos recuerdos.
Esta intensificación de la actividad nocturna puede explicar por qué generalmente aprendemos mejor antes de irnos a dormir.
Pero un estudio de 2010 de Lila Davachi, investigadora de la Universidad de Nueva York, EE.UU., descubrió que esto no se limitaba al sueño sino que ocurría también cuando estábamos despiertos, descansando.
Puede que el cerebro aproveche los momentos de descanso para consolidar lo que aprendió recientemente, y reducir la estimulación en estos momentos ayuda.
Y es posible que el daño neurológico haga que el cerebro sea particularmente vulnerable a las interferencias después de aprender algo nuevo, y por ello hacer un descanso demostró ser particularmente importante para los sobrevivientes de un derrame cerebral o para personas con Alzheimer.
Pero más allá de los beneficios clínicos para esta clase de pacientes, los expertos concuerdan en que programar períodos de descanso regulares y sin distracciones puede ayudarnos a todos a recordar material nuevo más firmemente.
En la era del exceso de información, es bueno recordar que nuestros teléfonos inteligentes, no son la única cosa que necesita recargarse a intervalos regulares.
Nuestra mente, claramente, también lo necesita.
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Un científico y un prodigio de la memorización te aconsejan cómo mejorar tu memoria
No necesitas haber nacido como un prodigio para tener la memoria de uno de los campeones mundiales de competencias de memorización y el método para conseguirlo es más fácil de lo que crees.
Así lo demuestra una investigación del Centro Médico de la Universidad Radboud, en Holanda, en la que se analizó una serie de escáneres cerebrales.
Las imágenes revelaron que aunque los cerebros de los prodigios de la memoria no tienen nada de especial en lo que respecta a su anatomía, sí muestran variaciones en lo que se refiere a sus conexiones.
Incluso los neurocientíficos que llevaron a cabo el estudio fueron capaces de entrenar a las personas con técnicas de memorización para que pudieran emular a los maestros en la materia.
Los aprendices pudieron recordar listas de nombres de una sola vez y mostraron patrones de conexiones cerebrales similares a las de los campeones.
"Tener una buena memoria es algo que podrías aprender y para lo cual podrías entrenarte", indicó el doctor Martin Dresler.
El experto dirigió una investigación en la que escaneó los cerebros de 23 campeones mundiales de concursos de memoria y los resultados de la misma se publicaron en la revista especializada Neuron.
La estrategia mnemónica
De acuerdo con el experto, si usas estrategias de entrenamiento mnemónicas, "realmente podrás mejorar considerablemente tu memoria, incluso si, de entrada, la tienes muy mala".
Las técnicas incluyen el método loci o palacio de memoria, una fórmula antigua con la que construyes un viaje imaginario a través de un lugar que conoces bien, como por ejemplo el edificio en el que vives o tu casa y usas cada sitio como un indicador visual para almacenar información.
Los neurocientíficos estudiaron los cerebros de los campeones de memoria, quienes son prodigios a la hora de no olvidar grandes cantidades de información, desde naipes hasta nombres y rostros.
Escanearon sus cerebros usando resonancias magnéticas, las cuales midieron la actividad cerebral al detectar los cambios de los flujos sanguíneos.
Hicieron lo mismo con un grupo de voluntarios de la misma edad y con coeficientes intelectuales similares a los campeones.
Los científicos compararon las imágenes de los cerebros de los prodigios de la memorización con las imágenes de los cerebros de los otros participantes en el estudio.
Los investigadores encontraron diferencias sutiles en los patrones de conectividad en un gran número de regiones del cerebro. Sin embargo, ninguna región se destacó en particular.
"Aprendimos que las diferencias neurobiológicas entre los campeones mundiales de memorización y las otras personas parecían ser bastante extendidas, distribuidas y sutiles", explicó Dresler.
Sí se puede
Los científicos entrenaron a los otros participantes del estudio, que tenían destrezas para memorizar promedio para ver si podían mejorar sus habilidades.
A algunos de ellos se les entrenó con las técnicas usadas por los atletas de la memoria; a otros se les enseñaron otras estrategias que no incluían métodos mnemónicos y al resto no se les dio ningún tipo de entrenamiento.
Después de seis semanas de entrenamiento diario de 30 minutos, todos los participantes fueron sometidos a nuevos escáneres cerebrales.
Los investigadores vieron un aumento notable en las capacidades de memorización en las personas entrenadas con las técnicas de la memoria de los prodigios.
"En cierta forma, ellos realmente desarrollaron patrones cerebrales que nos recordaron a los patrones que vimos en los atletas (campeones de memoria)", señaló Dresler.
"Este específico patrón en la conectividad del cerebro parece ser la base neurobiológica de un desenvolvimiento potenciado y superior de la memoria".
Técnica antigua
El neurocientífico Boris Nikolai Konrad hizo que le escanearan su cerebro para la investigación y entrenó a los principiantes.
Konrad tiene dos récords mundiales por memorizar cientos de palabras, nombres y rostros, en periodos cortos de tiempo.
También es parte del Libro Guinness de los Récords Mundiales.
Pese a ese notable perfil, dice que no nació con habilidades excepcionales para memorizar.
"En la escuela casi me reprueban porque no podía recordar el vocabulario de inglés", le dice a la BBC.
"Me tomó un tiempo darme cuenta de lo que me ayuda a la hora de memorizar y particularmente de conocer estas técnicas para memorizar".
"Realmente me encanta compartir esta idea sobre cómo mejorar la memoria. Todavía no entiendo por qué no se las enseñamos más a los niños, a los adultos. En mi opinión es realmente útil".
El profesor Michael Anderson, del departamento de Neurociencia de la Universidad de Cambridge, quien no está vinculado con la investigación, le dijo a la BBC que desde el tiempo de los antiguos griegos, se han conocido estos métodos para potenciar la memoria.
"Dresler y Konrad no solo ilustraron elegantemente cómo esta técnica de memorización puede ser enseñada y entrenada, pero también dieron un paso importante para identificar los cambios en el cerebro que la acompañan cuando se implementa", señaló.
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Un truco simple para mejorar tu memoria
¿Buscas una manera de mejorar tu memoria? Este artículo te da algunas pistas.
Si te pidiese que te sentases un momento y te aprendieses una lista de números telefónicos de memoria, ¿cómo lo harías?
Por mucho que lo intentes, hay altas probabilidades de que lo hagas mal.
Una de las cosas interesantes de la mente es que aunque todos tengamos una, no conocemos la mejor manera de aprovecharla al máximo.
Esto es en parte causa de las dificultades que tenemos para reflexionar sobre nuestra forma de pensar, algo que se denomina metacognición.
El estudio de nuestros procesos mentales revela que la mente humana tiene puntos ciegos.
Y un área en la que estos puntos están particularmente presentes es la del aprendizaje.
Somos especialmente malos a la hora de reflexionar sobre la mejor manera de aprender.
La mejor manera de aprender
Los investigadores Jeffrey Karpicke y Henry Roediger III se propusieron estudiar un aspecto en particular sobre nuestra forma de aprender: cómo las pruebas pueden consolidar nuestra memoria de los hechos.
En su experimento pidieron a estudiantes que memorizasen pares de palabras en inglés y swahili.
Por ejemplo, tendrían que aprender que si se les daba la palabra en swahili mashua, su correspondencia en inglés era boat (barco).
Podrían haber usado el tipo de preguntas que se emplean en un examen normal de secundaria, pero el uso del swahili implicaba que no podían apoyarse en el conocimiento ya adquirido.
Tras aprenderse todas las parejas de palabras, el examen se planeó para la semana siguiente.
La importancia de probarse
Si algunos de nosotros tuviésemos que aprendernos esta lista lo que haríamos sería estudiarla, ponernos a prueba y después no pensar en los términos que pudimos memorizar.
Esto acelera el estudio y hace que nos podamos enfocar en lo que todavía no aprendimos.
Es un plan que parece perfectamente lógico, pero es desastroso si lo que queremos es aprender de manera correcta.
Karpicke y Roediger pidieron a los estudiantes que se preparasen para los exámenes de distintas maneras y compararon los resultados obtenidos.
Por ejemplo, a un grupo se le pidió que continuara poniéndose a prueba sin dejar a un lado las respuestas que eran correctas, mientras que al otro, se le dijo que podían dejar a un lado lo que ya sabían.
En el examen final las diferencias entre ambos grupos fueron enormes.
Mientras que dejar de estudiar los términos aprendidos no tuvo mucho efecto, a aquellos que no siguieron comprobando si los recordaban les fue mucho peor que a los que sí lo hicieron.
Los que dejaron de ponerse a prueba solo recordaron un 35% de los términos, mientras que los que siguieron haciéndolo consiguieron recordar un 80% de las palabras.
Parecería que la mejor manera de recordar es practicar y recuperar los datos de la memoria, y no tratar de mantenerlos aislados para continuar con el estudio.
Además, olvidarse totalmente de las partes ya revisadas, como recomiendan algunos manuales de estudio, es totalmente incorrecto.
Puedes dejar de estudiarlas si ya te las aprendiste, pero debes seguir probando si las recuerdas si quieres acordarte de ellas cuando llegue el momento del temido examen final.
Guiarse por la evidencia
Por último, los investigadores preguntaron a los participantes cuánto recordarían de lo aprendido.
Los dos grupos consideraron que aprenderían un 50% de los términos.
Esto fue mucho más de lo que esperaban los que no lo hicieron tan bien y bastante menos de lo que consiguieron los que mejor memorizaron.
La conclusión podría ser que tenemos una especie de punto ciego metacognitivo para el cual las estrategias de recuperación de la memoria podrían funcionar muy bien.
Estamos ante un escenario en el que por lo tanto tenemos que guiarnos más por las pruebas que por nuestro instinto.
Pero la evidencia esconde también una moraleja para los profesores: las pruebas no solo sirven para ver si los alumnos saben algo, también les puede ayudar a recordar.
Lea la nota original en inglés en BBC Future
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Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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1 comentario:
Muy interesante ay que checarlo con calma gracias ☺️ por seguir compartiendo saludos
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