http://www.esa.int/esl/ESA_in_your_country/Spain/Viaje_al_pasado_en_busca_de_un_asteroide
Viaje al pasado en busca de un asteroide
10 enero 2017
Gracias a un trabajo de investigación detectivesco, culminado por el estudio de unas imágenes con más una década de antigüedad, el equipo de investigación de asteroides de la ESA ha llegado a la conclusión de que una roca espacial recién descubierta no presenta riesgo de colisionar próximamente con la Tierra.
Cuando se observa por primera vez un asteroide, siempre se plantea la gran cuestión: ¿hay riesgo de que impacte con la Tierra?
Pero, tras su descubrimiento, los analistas normalmente no tienen por dónde seguir. La imagen inicial, tomada desde un observatorio, por un equipo de investigación o por algún astrónomo aficionado desde su casa, suele limitarse a lo básico: ubicación en el firmamento y brillo. Y, en ocasiones, ni siquiera estos datos son demasiado precisos.
Lo fundamental para establecer con cierta fiabilidad si se trata de un objeto cercano a la Tierra (NEO) —y si podría llegar a alcanzarla o no— es su trayectoria. Y para determinarla se necesita una serie de imágenes adquiridas a lo largo de varios días o incluso meses.
“Para poder calcular la trayectoria y el nivel de riesgo necesitamos una secuencia de varias imágenes; y, con todo, el grado de incertidumbre puede ser enorme. En realidad harían falta meses de observaciones para obtener un cálculo de riesgo de impacto correcto y fiable. Entre tanto, habría motivo para estar preocupados”, señala Ettore Perozzi, del Centro de Coordinación de Objetos Cercanos a la Tierra, ubicado en la sede italiana de la ESA.
Y eso es precisamente lo que sucedió el pasado 19 de octubre, cuando el equipo Catalina Sky Survey descubrió el asteroide 2016 WJ1.
Observadores de todo el mundo también capturaron imágenes del asteroide durante las siguientes semanas, incluido un equipo de la ESA desde el observatorio español de Tenerife, pero la incertidumbre sobre su trayectoria no permitía descartar un posible acercamiento en junio de 2065, con una preocupante probabilidad de impacto de 1 entre 8.000.
“Gracias a las imágenes adicionales, pudimos restringir la trayectoria lo suficiente como para empezar a bucear en los archivos astronómicos para ver si alguien había fotografiado anteriormente el asteroide sin haberlo reconocido”, recuerda Marco Micheli, observador del mismo centro.
De encontrar alguna imagen, el equipo podría reconocer su “predescubrimiento”.
La investigación pronto dio frutos: las imágenes tomadas a principios de octubre por el telescopio Pan-STARRS y publicadas online mostraban que podría tratarse de ese mismo asteroide.
Sin considerarlas concluyentes, el equipo asumió que sí eran precisas y decidió usarlas para localizar imágenes adicionales de alta precisión en un sistema de búsqueda de imágenes astronómicas canadiense.
¡Bingo! El equipo dio con dos conjuntos de imágenes de los días 4 y 5 de julio de 2003 tomadas por el Observatorio Canadá–Francia–Hawái (CFHT).
Como relata Detlef Koschny, responsable de objetos cercanos a la Tierra del programa de la ESA para el Conocimiento del Medio Espacial (SSA): “Tras una cuidadosa inspección conseguimos aislar el objeto, y el equipo pudo llevar a cabo cálculos de gran exactitud”.
“Así, logramos excluir todo riesgo de impacto en la Tierra por parte del asteroide 2016 WJ1, tanto en el futuro próximo como en el más lejano”.
La ESA ahora está desarrollando un nuevo conjunto de telescopios de tipo ‘ojo de mosca’, panorámicos y automatizados, que realizarán barridos nocturnos del firmamento para crear en el futuro un completo archivo de imágenes que permitirán confirmar los predescubrimientos con mayor rapidez.
10 January 2017
Careful sleuthing through decade-old images has enabled ESA’s asteroid team to decide that a newly discovered space rock poses little threat of hitting Earth any time soon.
Spotting a previously unknown asteroid for the first time always raises the big question: is there a risk it will impact Earth?
Yet, upon discovery, analysts often have very little to go on. The initial image from the observatory, survey team or individual backyard astronomer who spotted the rock typically gives only basic information – its location in the sky and its brightness – and sometimes these aren’t known terribly accurately.
The most crucial information needed to determine with any degree of confidence whether it is a ‘near-Earth object’ (NEO) – and that it will miss Earth (or not) – is the new object’s path. And determining that requires a series images acquired over a period of days or even months.
“We need multiple follow-on images to compute the trajectory and make a risk estimate, but even then the uncertainty can be very large. It really takes many months of observations to get a good, reliable impact risk estimate, and in the meantime, there can be reason to worry,” says Ettore Perozzi of the NEO Coordination Centre at ESA’s facility in Italy.
Spotted from Arizona
This is precisely what happened on 19 October, when asteroid 2016 WJ1 was discovered by the Catalina Sky Survey.
Additional images were taken by observers worldwide over the next few weeks, including by a team working at ESA’s own observatory on Tenerife in the Canary Islands, but uncertainty of the path meant that a possible close approach in June 2065 – with a worrying impact probability of about 1 in 8000 – could not be excluded.
“The additional images allowed us to refine our knowledge of the trajectory sufficiently to begin searching astronomical archives, to see if anyone had previously imaged this asteroid without having recognised it as such,” says Marco Micheli, observer at the NEO centre.
If any were found, the team would score what astronomers call a ‘precovery’ – short for pre-discovery.
Precovering
The investigation quickly bore fruit: images found online from the Pan-STARRS survey taken earlier in October showed what might be the target asteroid.
While these were inconclusive, the team assumed they were, in fact, accurate and then used these to call up additional, highly accurate images from a Canadian astronomical image search system.
Bingo: two sets of images from 4 and 5 July 2003 with the Canada–France–Hawaii Telescope were found.
“After careful inspection we were able to pinpoint the object, and the team were able to perform some very accurate determinations,” says Detlef Koschny, responsible for the NEO portion of ESA’s Space Situational Awareness programme.
“The result was that we could preclude any risk of Earth impact from asteroid 2016 WJ1 anytime soon or well into the future.”
ESA is now developing a new set of automated, wide-field-of-view ‘Fly-Eye’ telescopes that will conduct nightly sky surveys, creating a large future archive of images that will make critical precovery confirmations more efficient in future.
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ESA
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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