Los hitos espaciales de ESAC en 2016 a vuelo
1 enero 2017
El año 2016 ha sido muy intenso en cuanto a actividades espaciales se refiere para la Agencia Espacial Europea y para ESAC. La exploración de Marte y el estudio detallado de un cometa pueden haber sido dos de los asuntos que más han llamado la atención en estos doce meses, pero ha habido muchas más historias espaciales que merece la pena recordar.
Desde el primer paso en la búsqueda de ondas gravitatorias en el espacio a la profundización en las observaciones de la Vía Láctea o nuevas misiones en la Estación Espacial Internacional, 2016 ha dejado para la posteridad estos hitos.
El Espacio Unido de Europa
La reunión ministerial que ha cerrado el año dejó la puesta en marcha de Space 4.0, una nueva era para construir un Espacio Unido de Europa. La ESA tendrá el cometido de conceptualizar y liderar los cambios en el sector en el continente y, al mismo tiempo, de ser un centro para la cooperación internacional desde la exploración del espacio hasta la investigación del cambio climático. Se aprobaron también 10.300 millones de euros para el presupuesto de la ESA y la puesta en marcha del programa ESA Grand Challenge, que pretende fomentar proyectos de investigación y desarrollo referidos a la investigación espacial, la tecnología y las aplicaciones.
El final de Rosetta a vuelo
A finales de septiembre, la sonda Rosetta daba por terminada su misión en el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko estrellándose contra su superficie y, por el camino, obteniendo las imágenes más cercanas del núcleo de uno de estos objetos. Rosetta fue la primera nave en acompañar a un cometa en su máximo acercamiento al Sol y, después, en el inicio de su camino hacia su máximo alejamiento, estudiando todos los cambios que se producían en su superficie. Las observaciones de su composición, de la presencia de hielo de agua y dióxido de carbono, y las mediciones que logró realizar el aterrizador Philae han permitido ampliar nuestros conocimientos sobre los cometas.
Gaia mira la Vía Láctea
El satélite Gaia llevaba unos dos años observando al detalle la Vía Láctea cuando se hicieron públicos sus primeros datos y, especialmente, su primer mapa en 3D de la galaxia, que contiene 1.000 millones de estrellas. De muchas de esas estrellas no sólo se conoce su luminosidad, sino que Gaia ha sido capaz de obtener, con gran precisión, su posición en el cielo y, de unos dos millones de ellas, también sus movimientos y distancias. Esa primera publicación de datos sólo es un vistazo del nivel de detalle que el satélite puede conseguir.
El estreno de ExoMars
La ESA tiene unos nuevos ojos observando Marte desde su órbita. La sonda TGO se encuentra lista para iniciar su fase de operaciones científicas tras su llegada en octubre al planeta rojo. Aunque el módulo de demostración de tecnología de descenso Schiaparelli que llevaba con ella no tuvo éxito en su misión, TGO tiene por delante sus propias tareas, que consisten en estudiar la presencia de gases traza como el metano en la atmósfera marciana. El orbitador estrena, además, el programa ExoMars, cuyo siguiente paso es el envío a la superficie de un rover.
El cielo de ESASky
Los datos científicos de todas las misiones de la ESA se archivan en el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC), y ahora pueden consultarse de una manera muy visual y sencilla gracias a ESASky, una aplicación web que nos permite pasear por el cielo observando diferentes objetos en distintas longitudes de onda. Está pensada tanto para investigadores como para aficionados a la astronomía, y facilita la elección entre las observaciones de misiones como XMM-Newton, Hubble o Herschel.
Sentinel, los vigías de la Tierra
En 2016 se han sumado dos nuevos integrantes a la familia de satélites Sentinel de observación de la Tierra. El primero en lanzarse fue Sentinel-1B, una misión de radar capaz de observar los océanos y la superficie bajo cualquier condición meteorlógica y de luminosidad, seguido después por Sentinel-3A, cuyo objetivo es la topografía de la superficie marina, la medición de temperaturas oceánicas y terrestres y, en general, ofrecer más datos para la vigilancia del clima y los sistemas de predicción meteorológica. Con estos dos añadidos, ya son cuatro los satélites Sentinel en órbita, y el año que viene se sumará Sentinel-2B, dedicado a la monitorización del uso de la tierra.
La recta final de James Webb
El telescopio espacial James Webb está llamado a ser el sucesor del Hubble, aunque se dedicará a observar el cielo sólo en el infrarrojo, y no en luz visible. ESAC albergó uno de los workshops para los científicos que están trabajando en esta misión, resultado de la colaboración entre ESA y NASA y cuyo lanzamiento está previsto para 2018. JWST tendrá el espejo primario más grande llevado al espacio, de 6,5 metros de diámetro, y se dedicará a estudiar el origen de las galaxias, las regiones de formación estelar y los planetas extrasolares, entre otros objetivos.
La precisión de LISA Pathfinder
Uno de los grandes retos que aborda la física en los próximos años es la confirmación en el espacio de la existencia de las ondas gravitacionales. Antes de lanzar una misión dedicada a ella, la ESA puso en órbita LISA Pathfinder, que debe demostrar que la tecnología que va a utilizarse para dicha misión funciona. Y los datos enviados por el satélite han sido mucho más que satisfactorios, alcanzando una precisión cinco veces mayor de lo establecido. Sus dos masas de prueba se mantienen prácticamente inmóviles en relación una con otra, con una aceleración inferior a una diez millonésima de mil millonésima de la gravedad terrestre. De esta forma, se podría detectar cualquier mínima alteración que las ondas gravitacionales pudieran generar en ellas.
Principia y Proxima, las misiones en la ISS
Los astronautas Tim Peake y Thomas Pesquet han sido en 2016 los dos representantes de la ESA en la Estación Espacial Internacional, cada uno desarrollando diferentes programas de experimentos. Peake llevó a cabo la misión Principia en el primer semestre del año, en la que se sometió a diversos estudios de sus patrones de sueño y del rendimiento de sus pulmones para comprobar cómo se adapta el cuerpo humana a una estancia prolongada en condiciones de microgravedad. La misión de Pesquet, por su parte, era Proxima, y en ella también realizó varios experimentos sobre la respuesta fisiológica a la ingravidez, además de probar nuevos métodos para estudiar la contaminación del agua o las propiedades antibacterianas de algunos materiales expuestos al espacio. En 2017 será el astronauta Paolo Nespoli quien viaje a la ISS, dentro de la misión Vita.
¿Qué otros momentos especiales, y espaciales, traerá el año que viene? Los programas de observación de la Tierra tendrán nuevos ojos desde la órbita con la misión ADM-Aeolus, y también se dará un nuevo paso adelante en las comunicaciones por satélite con SmallGeo. El año 2017, además, será en el que la sonda TGO empiece a estudiar a fondo la atmósfera de Marte, por ejemplo, así que puede haber descubrimientos importantes en el horizonte.
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