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Martin Fackler / New York Times News Service
Mitsunobu Okada aspira a ser más que un recolector de basura común: quiere crear la primera empresa de recolección de basura espacial (a la que llamó Space Sweepers -Barrenderos espaciales-) dedicada a recoger las etapas de cohetes desechadas, los satélites inertes y otros escombros acumulados sobre la Tierra.
La empresa Astroscale nació hace tres años porque Okada creía que el problema podía ser abordado más rápidamente por una compañía privada motivada por las utilidades.
En el último medio siglo, la órbita terrestre baja se llenó de tantos escombros que existe un creciente peligro de colisiones con satélites y las naves espaciales tripuladas.
La Fuerza Aérea de Estados Unidos sigue unas 23,000 piezas de basura espacial lo suficientemente grandes para ser detectarse desde la Tierra. Los científicos dicen que puede haber decenas de millones de partículas más pequeñas que no pueden distinguirse, que se mueven a velocidades lo suficientemente rápidas para que se conviertan en proyectiles.
Cada vez más poblada
En los últimos años se han ideado planes para hacer a la órbita baja aún más concurrida, y más esencial para las comunicaciones en la Tierra, con la creación de enormes redes nuevas de miles de satélites para ofrecer globalmente conectividad de internet y cobertura de telefonía celular.
El crecimiento del tráfico incrementa el riesgo de colisiones que pudieran alterar las comunicaciones, y cada choque crea una nube de esquirlas desencadenando potencialmente una reacción en cadena de colisiones que pueden volver inutilizable la órbita baja. Aquí es donde entra Okada, quien dijo que creó un plan de dos pasos para ganar dinero con la remoción de escombros.
Primero, Astroscale planea lanzar un satélite de 23 kilos el año próximo a bordo de un cohete ruso que compilará los primeros mapas detallados de la densidad de los escombros, los cuales pueden ser entonces vendidos a los operadores de satélites y las agencias espaciales. Añadió que ya ha recaudado US$ 43 millones de inversionistas.
El paso más ambicioso tendrá lugar en 2018, cuando Astroscale lance una nave que rastreará e interceptará los desechos. Esta compañía ha trabajado con una empresa química japonesa para crear un adhesivo que cubra una superficie plana del tamaño de un plato extendido. La nave se toparía con una pieza de basura espacial, que se pegaría a la nave y sería retirada de la órbita. Tanto la nave como los escombros se quemarían al reingresar a la atmósfera.
La clave para reducir un precio de decenas, o incluso cientos de millones de dólares, es reducir el peso. Dijo que el adhesivo pesaría mucho menos que un brazo robótico de 45 kilos, y que los ingenieros de su compañía habían encontrado formas de reducir el peso de la nave a 91 kilos, haciéndola mucho más ligera que otras naves propuestas.
"En Estados Unidos, los ingenieros aeroespaciales están más interesados en trabajar en misiones a Marte, no en gestión de desechos", dijo Okada. "Japón no tiene tantas misiones espaciales interesantes, así que los ingenieros se entusiasmaron con mi idea".
Japón lanza un recolector de basura espacial
Es una soga que desplaza restos de cohetes para que se desintegren en la atmósfera Tierra
Japón envió este viernes al espacio una nave con suministros con destino a la Estación Espacial Internacional (ISS) que también incorpora un nuevo sistema para deshacerse de la basura espacial.
La nave, llamada "Kounotori 6" ("Cigueña 6"), fue lanzada desde la isla de Tanegashima pocos segundos antes de las 22:27 locales por el cohete H-IIB, según imágenes difundidas en director por la agencia espacial japonesa Jaxa.
El lanzamiento fue un éxito y "el satélite se separó del cohete" y se puso en la órbita prevista, dijo a la AFP un portavoz de Jaxa, Nobuyoshi Fujimoto quince minutos después del despegue.
La nave lleva una especie de soga que desplaza la basura espacial creada por el hombre, como restos de satélites o de cohetes, y la lleva hacía órbitas cercanas a la Tierra con el objetivo de que acaben entrando en su atmósfera y desitengrándose.
Desde el lanzamiento en 1957 del satélite soviético Sputnik, la exploración humana del espacio ha dejado un rastro de deshechos que cada año provocan choques con naves espaciales.
El cable, llamado electrodinámico, está hecho con filamentos de acero y de aluminio y fue diseñado con la ayuda de un fabricante de redes de pesca.
Cuando se balancea en el campo magnético terrestre, el cable genera electricidad y frena el movimiento de los deshechos, que luego empezarán a bajar progresivamente hasta entrar en la atmósfera y quemarse sin llegar a la superficie de la Tierra, según las previsiones de los científicos.
La agencia espacial japonesa ha trabajado diez años con la empresa Nitto Seimo para desarrollar este sistema.
"La soga utiliza nuestra técnica de trenzado de redes pero fue muy difícil entrelazar elementos tan delgados", explicó a la AFP Katsuya Suzuki, un ingeniero de la compañía.
"Esta vez la soga tendrá 700 metros de longitud pero al final tendrá que llegara a los 5.000 o 10.000 metros de largo para frenar la basura espacial que queremos destruir", añadió.
La "Kounotori 6" también transporta víveres, pilas y agua para los astronautas de la ISS.
AFP
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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