Los objetos más distantes observados por ALMA
8 de Marzo de 2017
Un equipo de astrónomos ha utilizado ALMA para detectar una enorme masa de brillante polvo de estrellas en una galaxia vista cuando el universo tenía sólo el cuatro por ciento de su edad actual. Esta galaxia fue observada poco después de su formación y es la galaxia más distante en la que se ha detectado polvo. Esta observación es también la detección de oxígeno más distante en el universo. Estos nuevos resultados proporcionan información acerca del nacimiento y la explosiva muerte de las primeras estrellas.
Un equipo internacional de astrónomos, liderado por Nicolas Laporte, del University College de Londres, ha utilizado ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) para observar la galaxia A2744_YD4, la más joven y más alejada vista por ALMA. Se sorprendieron al descubrir que esta joven galaxia contiene una gran cantidad de polvo interestelar, polvo formado por la muerte de una generación anterior de estrellas.
Posteriores observaciones de seguimiento realizadas con el instrumento X-shooter, instalado en el VLT (Very Large Telescope) de ESO, confirmaron la enorme distancia que nos separa de A2744_YD4. Vemos la galaxia como era cuando el universo tenía sólo 600 millones de años, durante el período en el que se estaban formando las primeras estrellas y galaxias [1].
"A2744_YD4 no es solo la galaxia más lejana observada hasta ahora por ALMA", comenta Nicolas Laporte, "sino que la detección de tanto polvo indica que esta galaxia ya había sido contaminada por supernovas tempranas".
El polvo cósmico se compone, principalmente, de silicio, carbono y aluminio en granos diminutos de tamaños de una millonésima de centímetro. Los elementos químicos de estos granos se forjan dentro de las estrellas y son esparcidos por el cosmos cuando las estrellas mueren (en el caso de explosiones de supernova de forma espectacular, el destino final de las estrellas masivas de breve duración). Hoy en día, este polvo es abundante y es un elemento clave en la formación de estrellas, planetas y moléculas complejas; pero en el universo temprano, antes de que murieran las primeras generaciones de estrellas, era escaso.
Las observaciones de la polvorienta galaxia A2744_YD4 fueron posibles porque esta galaxia se encuentra detrás de un cúmulo de galaxias masivas llamado Abell 2744 [2]. Debido a un fenómeno llamado de lentes gravitacionales, el cúmulo actuó como un gigante "telescopio" cósmico, ampliando la galaxia A2744_YD4 aproximadamente unas 1,8 veces, permitiendo al equipo penetrar en nuestro universo temprano.
Las observaciones de ALMA también detectaron la brillante emisión del oxígeno ionizado de A2744_YD4. Esta es la más distante y, por lo tanto, la detección más temprana de oxígeno en el universo, superando otro resultado de ALMA de 2016.
La detección de polvo en el universo temprano proporciona nueva información sobre cuándo explotaron las primeras supernovas y, por consiguiente, sobre la época en la que las primeras estrellas calientes iluminaron el universo con su luz. Medir los tiempos de este "amanecer cósmico" es uno de los santos griales de la astronomía moderna, y puede investigarse indirectamente a través del estudio del polvo interestelar temprano.
El equipo estima que A2744_YD4 contiene una cantidad de polvo equivalente a 6 millones de veces la masa de nuestro Sol, mientras que la masa estelar total de la galaxia —la masa de todas sus estrellas—, fue de 2.000 millones de veces la masa de nuestro Sol. El equipo también midió la tasa de formación estelar en A2744_YD4 y descubrió que las estrellas se forman a un ritmo de 20 masas solares por año, en comparación con una sola masa solar por año en la Vía Láctea [3].
"Esta tasa no es inusual para una galaxia tan lejana, pero arroja luz sobre a qué velocidad se formó el polvo en A2744_YD4", explica el coautor del estudio Richard Ellis (ESO y University College de Londres). "Sorprendentemente, el tiempo necesario es de tan solo unos 200 millones de años, por lo que estamos observando esta galaxia poco después de su formación".
Esto significa que la etapa importante de formación estelar comenzó aproximadamente 200 millones de años antes de la época en que la galaxia está siendo observada. Se trata de una gran oportunidad para que ALMA ayude a estudiar la época en la que “se encendieron” las primeras estrellas y galaxias, la época más temprana estudiada. Nuestro Sol, nuestro planeta y nuestra existencia son el resultado —13.000 millones de años más tarde— de esta primera generación de estrellas. Mediante el estudio de su formación, vidas y muertes, exploramos nuestros orígenes.
"Con ALMA, las perspectivas de realizar observaciones más profundas y extensas de galaxias similares en estas primeras épocas son muy prometedoras", afirma Ellis.
Y Laporte concluye: "Poder hacer medidas de este tipo en el futuro ofrece la emocionante posibilidad de trazar la formación temprana de las estrellas y estudiar la creación de los elementos químicos más pesados yendo aún más atrás, retrocediendo al universo temprano".
Notas
[1] Este tiempo se corresponde con un desplazamiento al rojo de z=8,38, durante la época de reionización.
[2] Abell 2744 es un objeto masivo que se encuentra a 3.500 millones de años luz de distancia (desplazamiento al rojo de 0,308), y se cree que es el resultado del choque de cuatro pequeños cúmulos de galaxias. Ha sido apodado el “Cúmulo de Pandora” debido a la gran cantidad de extraños fenómenos diferentes desencadenados por la enorme colisión que se produjo durante un período de unos 350 millones de años. Las galaxias constituyen sólo el cinco por ciento de la masa del cúmulo, mientras que la materia oscura supone el setenta y cinco por ciento, proporcionando la enorme influencia gravitacional necesaria para doblar y ampliar la luz de las galaxias de fondo. Se cree que el restante veinte por ciento de la masa total está en forma de gas caliente.
[3] Esta tasa significa que la masa total de las estrellas que se forman cada año equivale a 20 veces la masa del Sol.
Información adicional
Este trabajo de investigación se ha presentado en el artículo científico titulado “Dust in the Reionization Era: ALMA Observations of a z =8.38 Gravitationally-Lensed Galaxy” por Laporte et al., que aparece en la revista The Astrophysical Journal Letters.
El equipo está formado por N. Laporte (University College de Londres, Reino Unido); R. S. Ellis (University College de Londres, Reino Unido; ESO, Garching, Alemania); F. Boone (Instituto de Investigación en Astrofísica y Planetología (IRAP), Toulouse, Francia); F. E. Bauer (Pontificia Universidad Católica de Chile, Instituto de Astrofísica, Santiago, Chile); D. Quénard (Universidad Queen Mary de Londres, Londres, Reino Unido); G. Roberts-Borsani (University College de Londres, Reino Unido); R. Pelló (Instituto de Investigación en Astrofísica y Planetología (IRAP), Toulouse, Francia); I. Pérez-Fournon (Instituto de Astrofísica de Canarias, Tenerife, España; Universidad de La Laguna, Tenerife, España); y A. Streblyanska (Instituto de Astrofísica de Canarias, Tenerife, España; Universidad de La Laguna, Tenerife, España).
El conjunto ALMA, (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) es una instalación astronómica internacional fruto de la colaboración entre ESO, la Fundación Nacional para la Ciencia de EE.UU. (NSF, National Science Foundation) y los Institutos Nacionales de Ciencias Naturales de Japón (NINS, National Institutes of Natural Sciences) en cooperación con la República de Chile. ALMA está financiado por ESO en nombre de sus países miembros; por la NSF en cooperación con el Consejo Nacional de Investigación de Canadá (NRC, National Research Council) y el Consejo Nacional de Ciencias de Taiwán (NSC, National Science Council), y por el NINS en cooperación con la Academia Sinica (AS) de Taiwán y el Instituto de Astronomía y Ciencias Espaciales de Corea (KASI, Korea Astronomy and Space Science Institute).
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Esta es una traducción de la nota de prensa de ESO eso1708.
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