Se conoce como "la paradoja mexicana".
Es el país número 20 con más millonarios del mundo. Pero también forma parte de los 15 donde existen más personas con problemas para alimentarse adecuadamente.
Una consecuencia de la histórica desigualdad de México. Pero hasta ahora no se conocía cuán profunda es la brecha entre pobres y ricos.
Un estudio presentado esta semana revela que los más acaudalados, equivalentes al 1% de la población, acumulan riqueza similar a la del 95% de los mexicanos.
Además, dos terceras partes de los bienes y propiedades del país –tierras, empresas, explotaciones mineras o activos financieros, por ejemplo- se concentran en las manos del 10% de los habitantes.
El estudio se llama "La distribución y desigualdad de los activos financieros y no financieros en México", realizado por Miguel Ángel del Castillo Negrete, investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Es una medición sobre la disparidad en el ingreso y patrimonio de los mexicanos, realizada para la Comisión Económica para América Latina (Cepal).
Pero también muestra la forma como durante más de dos décadas de apertura económica y comercial, los beneficios reales se quedaron en unos cuantos.
Un ejemplo: si se repartiera el dinero que acumulan las familias más ricas cada hogar mexicano tendría, en promedio, unos 900.000 mil pesos (US$50.000).
"Más que suficiente para que las personas tuvieran una vida holgada", señala el estudio.
Beneficio de pocos
En todo caso, el problema no es la riqueza sino la forma como se reparte, además del modelo que permite la acumulación en unos cuantos.
Desde los años 90, México cambió su economía cerrada para atraer inversión extranjera incluso en sectores tradicionalmente protegidos por el Estado, como la explotación petrolera.
Las decisiones se tomaron por una élite para una élite, y que han sido fiscalizadas por la misma élite"
Hoy es uno de los países comercialmente más abiertos del mundo. Pero el beneficio no fue para todos, le dice a BBC Mundo Ricardo Fuentes-Nieva, director de Oxfam México.
"Ha habido pocos países que siguieron los procesos de liberalización económica, desregulación o privatizaciones como México", explica.
"Pero unos grupos se beneficiaron muchísimo, que son ahora los más ricos. La concentración de la riqueza es sintomático de una economía que beneficia a unos cuantos".
Esto se muestra en el estudio. Por ejemplo el salario mínimo es de 80 pesos, unos US$4,5 al día, insuficientes para que una familia promedio compre los alimentos básicos.
El 54,4% de la población es pobre y uno de cada cinco mexicanos padece hambre.
Al mismo tiempo en 2014 (cuando se realizó el estudio) en el país había entre 125.000 y 200.000 personas con más de US$1.000.000 cada una.
También se registraron 804 con fortunas mayores a US$50 millones en promedio.
En el sector financiero, la desigualdad es aún mayor, pues 23.000 personas concentran el 80% del mercado en la Bolsa Mexicana de Valores.
Ricos cada vez más ricos
Un dato poco conocido es que el patrimonio de los más ricos crece a un ritmo mayor al de la economía.
Entre 2003 y 2014, la riqueza aumentó en promedio 7,9% anual, mientras que el crecimiento del PIB fue de 2,6%.
Esto profundiza la desigualdad, indica el estudio. Por ejemplo, quienes cuentan con activos financieros tienen más posibilidades de incrementar su fortuna.
Algo que no sucede con los trabajadores cuyo ingreso depende de su sueldo.
En el lapso del estudio el rendimiento de las inversiones creció en 15% anual, pero el salario aumentó sólo 4% en el mismo período.
“Pese al bajo crecimiento de la economía, que preocupa a la mayoría de los economistas del país, la riqueza ha aumentado, principalmente financiera y en manos de muy pocas personas", explica el documento.
"Es otra explicación de la paradoja mexicana”, señala Fuentes-Nieva. La economía del país crece poco, el nivel de pobreza se mantiene igual pero unos cuantos incrementan su fortuna cada año.
Decisiones de élite
¿Por qué? La respuesta empieza en los años 90, cuando se aplicaron reformas económicas para facilitar el comercio internacional.
En ese período se vendieron muchas empresas estatales pero sus nuevos propietarios, en lugar de promover la competencia, aplicaron modelos casi monopólicos.
Un ejemplo es Teléfonos de México, propiedad de Carlos Slim, que durante más de una década fue el mayor proveedor de telefonía fija en el país.
Slim fue, durante algunos años, el hombre más rico del mundo según la revista Forbes.
Es decir, en el país se aplicó un nuevo modelo económico pero sin cambiar el sistema político y empresarial, dominado por unos cuantos grupos.
"No se estudió la distribución de poder que existía y que capturó de alguna manera la toma de decisiones en favor de unos cuantos", explica el director de Oxfam México.
"Las decisiones se tomaron por una élite para una élite, y que han sido fiscalizadas por la misma desigualdad de México".
Un proceso que difícilmente ocurrió de mala fe, asegura el investigador Miguel del Castillo Negrete.
"No creo que exista ninguna mala voluntad en ningún gobierno de hacer esto a propósito para perjudicar", le dice a BBC Mundo.
"No se pensó en las consecuencias sociales que se podrían tener y en las medidas para mitigar los impactos sociales".
El resultado, de nuevo, se refleja en los números: de acuerdo con el gubernamental Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), hace cinco años el número de mexicanos en situación de pobreza era de 53,3 millones.
En 2017, la cifra es de 55,5 millones de mexicanos pobres.
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