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Casi a la medianoche las alarmas sonaron en todas las calles, estaciones de radio y televisoras de Ciudad de México.
Era el jueves 7 de septiembre. Los altavoces emitían el sonido de la Alerta Sísmica, el aviso de que un movimiento telúrico avanzaba por el país.
En unos segundos miles de personas salieron de sus casas, restaurantes, bares y oficinas. La tierra empezó a sacudirse.
Así inició el sismo de 8,2 Richter, el más intenso en casi un siglo que devastó a decenas de comunidades en el suroeste y el sureste del país.
Pero en Ciudad de México el saldo fue blanco. Cientos de miles de personas pasaron el susto en las calles.
El sistema que les permitió ponerse a salvo funcionó correctamente, destacaron las autoridades.
Un mecanismo que se instaló en 1991 y que, con otras estrategias de protección civil, redujo sensiblemente el riesgo de morir por el efecto de un sismo.
Viejas lecciones
La Alerta Sísmica es una lección del terremoto de 1985 que devastó parte de la capital del país.
Más de 12.000 personas murieron, 40 mil resultaron lesionadas y decenas más nunca se localizaron. Más de 60.000 casas y edificios sufrieron daños.
El terremoto se registró a las 7:19 del 19 de septiembre de ese año, cuando muchos dormían, estaban en escuelas o se trasladaban a sus empleos.
No hubo señales previas. El epicentro del sismo fue en las costas de Michoacán y Guerrero, a 430 kilómetros de Ciudad de México.
La onda expansiva del terremoto llegó dos minutos después de su inicio a la capital del país.
En Guerrero se origina la mayor parte de los movimientos telúricos que afectan al centro de México, aunque existen otros puntos de riesgo en la costa del Pacífico.
Además de esta información los responsables del Sistema eligieron esta región porque, a pesar de su intensa actividad, no ha sufrido un sismo mayor a 7,5 grados Richter desde 1911.
Eso significa acumulación de energía, porque las placas siguen en movimiento.
Con esos datos se estableció una red de sensores para vigilar el movimiento del suelo en la zona.
El sistema permite detectar el momento en que inicia un sismo y emitir una alerta inmediata a la capital del país.
El mensaje se activa 50 segundos antes que las ondas del movimiento telúrico lleguen a Ciudad de México.
A este mecanismo el actual gobierno le llamó sistema de Alerta Sísmica Mexicano que incluye, además de la capital del país, a las ciudades de Oaxaca y Toluca, Estado de México.
También forman parte Chilpancingo y Acapulco, ambas en Guerrero.
Sensores inteligentes
¿Cómo funciona?
Los sensores monitorean permanentemente los movimientos de la tierra, y cuando detectan alguno que pueda convertirse en un sismo de 6 grados en la escala de Richter emiten inmediatamente una señal de radio.
En el caso de Ciudad de México el mensaje llega a una central que la retransmite a estaciones de radio, televisión y las algunas aplicaciones para teléfonos móviles.
La transmisión es radial porque sus ondas viajan más rápido que el sismo.
La señal también se transmite por los 10.000 altavoces que hay en la ciudad, de tal manera que la alerta pueda escucharse por la mayor parte de los capitalinos.
Originalmente el sistema de Alerta Sísmica contaba con 12 estaciones de monitoreo sólo en las costas de Guerrero.
Pero ahora existen 97 en varios estados del país. Algunos sensores se instalaron en zonas lejanas a la costa.
"No corro, no grito, no empujo"
La señal llega a centrales de las ciudades incluidas en el sistema, y de allí se envía a la red de medios que la retransmiten.
Originalmente, cuando el destino era sólo la capital del país, el mensaje se difundía por radio y televisión.
Pero en los últimos años la Alerta Sísmica también se escucha en aplicaciones para teléfonos móviles.
En todo caso, el mecanismo de alerta serviría de poco si los mexicanos no tomaran en serio sus advertencias.
Desde el terremoto de 1985 se estableció en el país un sistema de protección civil particularmente intensivo en las escuelas de educación básica.
Ahora existen por lo menos tres generaciones de mexicanos que crecieron escuchando las siguientes frases:
"No corro, no grito, no empujo", las reglas básicas para evacuar su escuela, casa o donde se encuentren en caso de un sismo.
Son parte de los ejercicios que, legalmente, deben realizarse con frecuencia en todas las instalaciones públicas del país.
Eso incluye, cada año, un macro simulacro en la capital donde la Alerta Sísmica se activa por unos segundos.
Por eso en el ocaso del 7 de septiembre, cuando empezó el sismo más fuerte en casi un siglo, millones de capitalinos siguieron las reglas, y la ciudad resultó ilesa.
Otros sitios no tuvieron esa fortuna.
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Por qué el terremoto de magnitud 8,2 que dejó 65 muertos en México fue oscilatorio y trepidatorio a la vez
La pregunta ha asomado tras el terremoto que sacudió a México sobre la medianoche del jueves, como suele ocurrir después de cada temblor: ¿fue un sismo oscilatorio o trepidatorio? Y, ¿qué significan estos términos y cuáles son sus consecuencias?
La diferencia depende de si el movimiento es percibido de forma más horizontal, como si la tierra se meciera de un lado al otro (oscilatorio), o vertical, como si alguien martillara a nuestros pies (trepidatorio).
Y en el caso del último terremoto, que con una magnitud 8,2 fue el mayor en sacudir a México en un siglo y dejó 65 muertos en el suroeste del país, la respuesta bien pueden ser ambas opciones a la vez.
Lo mismo podría decirse del sismo de 1985, que con una magnitud de 8,1 mató a miles y provocó grandes daños principalmente en Ciudad de México, o de cualquier otro terremoto en cualquier otra parte, sostienen especialistas.
"Es una cuestión que depende muchísimo de la percepción de cada quien", dice Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico Nacional de la Universidad Autónoma de México (Unam), a BBC Mundo.
Ondas y sentidos
La forma en que se siente un terremoto varía en función de factores como la distancia, el suelo o el lugar donde alguien esté.
Pérez Campos explica que todos los sismos emiten dos tipos de ondas al interior de la tierra: primarias (P) y secundarias (S).
Las ondas P tienen un movimiento característico que en general se siente en la superficie como sacudidas verticales, con las que se asocian los temblores trepidatorios.
Las ondas S, en cambio, tienen un movimiento característico que en general puede percibirse como oscilaciones horizontales. Con este mecer se asocian los temblores oscilatorios.
Pero los terremotos también generan distintas ondas superficiales, que suelen ser más peligrosas, con mayor amplitud y movimientos más fuertes que las ondas interiores.
Existen ondas superficiales Rayleigh, que producen movimientos verticales asociados con la percepción del trepidatorio, y ondas Love, que generan movimientos horizontales relacionados con la sensación del oscilatorio.
"Todos los sismos generan ambos tipos de ondas, todos generan movimientos verticales y horizontales", subraya Pérez Campos.
Por eso, cualquier terremoto puede ser percibido al mismo tiempo como oscilatorio y trepidatorio.
Por ejemplo, la onda P es generalmente menos violenta y la onda superficial suele sentirse con más fuerza, entonces una persona podría no percibir el primer movimiento que es trepidatorio y sí sentir el segundo de un modo más oscilatorio.
"También depende de si estoy en un edificio, (donde) puedo percibir más fácilmente los movimientos oscilatorios que si estoy en una planta baja", agrega la especialista.
"Muy generalizado"
Sin embargo, sí es posible que en una ciudad un terremoto se perciba mayoritariamente como oscilatorio o trepidatorio, porque se siente más un paquete determinado de onda.
"Pero no dudaría si alguien en una misma ciudad, o el vecino, me dice que sintió lo contrario", advierte Pérez Campos.
Un paquete de ondas superficiales que dura minutos puede llegar a percibirse durante algunos segundos a nivel humano, como una combinación de ondas Rayleigh y Love.
En los primeros segundos alguien podría distinguir entre unas y otras, sostiene la especialista de la Unam, pero esa identificación se torna más difícil a medida que pasa el tiempo.
Pérez Campos cree que hay bastante confusión al hablar de los dos tipos de sismos, como si se tratara de una característica intrínseca del terremoto aunque no lo sea.
"Es algo muy generalizado en México, se ha tenido este concepto de trepidatorio y oscilatorio, cuando son cuestiones de percepción y no de clasificación de los sismos", concluye.
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Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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2 comentarios:
Dios protege con su santa misericordia a todos los hermanos Mexicanos
Desafortunadamente el terremoto que sacudió principalmente a Oaxaca y Chiapas, fue de 8.2 grados. Los daños si son incalculables y las vidas insustituibles.
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