Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., la historia está llena de grandes escritores, y justamente uno de ellos fue el escritor francés Antoine de Saint-Exupér, quien tuvo una vida multifacética: Aviador, periodista, reportero, escritor, piloto de guerra, poeta, novelista, autógrafo, ensayista, se hizo célebre por la novela: "El Principito" escrito en 1943. Su muerte fue un misterio. Nunca olvidar su famosa frase : "lo esencial es invisible a los ojos". .. .
French writer, poet, and pioneering aviator Antoine de Saint-Exupéry in Toulouse, France.
Antoine de Saint-Exupery | ||
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Antoine Jean-Baptiste Marie Roger de Saint-Exupéry | |
Nombre en francés | Antoine de Saint-Exupéry | |
Nacimiento | 29 de junio de 1900 Lyon (República romana) | |
Desaparición | 31 de julio de 1944 | |
Fallecimiento | 31 de julio de 1944 (44 años) Isla de Riou (Francia) | |
Causa de la muerte | Accidente de avión | |
Nacionalidad | Francesa | |
Lengua materna | Francés | |
Religión | Iglesia católica | |
Familia | ||
Cónyuge |
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Educación | ||
Educado en |
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Información profesional | ||
Ocupación | Aviador, poeta, novelista, autobiógrafo, escritor de literatura infantil, ensayista, escritor y periodista | |
Años activo | desde 1926 | |
Empleador | ||
Géneros | Novela, narrativa y cuento | |
Obras notables | ||
Firma | ||
Quedó huérfano de padre y se crió en el entorno femenino de una
familia aristocrática arruinada de la ciudad de Lyon (donde su madre
trabajaba como enfermera). Terminó el bachillerato en 1917, en el
colegio marianista Villa Saint-Jean
de Friburgo (Suiza) y, tras ser rechazado en la escuela naval, se hizo
piloto cuando estaba cumpliendo el servicio militar en 1921, en Estrasburgo.3
No tardó en integrarse en la escuadrilla de pilotos que cubrían los tramos de «la Línea» que transportaba el correo entre Toulouse, Barcelona, Málaga, Tetuán, Sahara español, hasta las antiguas colonias francesas, en lo que luego sería Senegal. A finales de 1927 fue destinado como jefe de escala a Cabo Juby,
entonces bajo administración española, donde inició con cierta
constancia su vocación literaria. En 1928 se trasladó a Sudamérica. En
1928 se publicó Courrier sud y a finales de 1930 Vol de nuit, que le supuso un gran éxito al obtener el premio Femina; ambas giran en torno a sus experiencias como aviador.
En Buenos Aires, donde conoció a quien sería su esposa, la millonaria salvadoreña Consuelo Suncín, fue nombrado director de la empresa Aeroposta Argentina, filial de la Aéropostale, donde tuvo la misión de organizar la red de América. A partir de 1931, la progresiva bancarrota
de la Aéropostale puso término a uno de los capítulos más épicos de los
pioneros de la aviación, aunque todavía se extenderían sus hazañas
hasta la revolución aeronáutica provocada por la Segunda Guerra Mundial.43
Desde 1932, y dadas las dificultades de su empresa, Saint-Exupéry
se consagró al periodismo y la escritura. Hace reportajes sobre la Indochina Francesa (hoy Vietnam) en 1934, sobre Moscú en 1935, y sobre España en 1936, previos al inicio de la Guerra Civil. Sin embargo, no dejó de volar como piloto de pruebas,
participando en algunos «raids» o intentos de récords, que en ocasiones
se saldaron con graves accidentes, como el ocurrido en la zona del
Sahara vecina a Egipto en 1935.5
Sus reflexiones sobre el humanismo las recogió en Terre des hommes, publicado en 1939. Ese mismo año, fue movilizado por el Ejército del Aire, como piloto de una escuadrilla de reconocimiento aéreo, caracterizada por misiones suicidas y estratégicamente absurdas, en pleno arrollador avance alemán. Tras el armisticio forzado por la ocupación alemana de Francia, abandonó Francia, y a través de sus agentes literarios se instaló en Nueva York llegando a participar en alguna de las campañas orquestadas para que los estadounidenses entraran en la guerra.
Descontento con su participación pasiva en el conflicto y
habiendo sido rechazado sistemáticamente como piloto, por fin, en la
primavera de 1944, fue destinado a Cerdeña y luego a Córcega en una unidad de reconocimiento fotográfico del frente alemán en los prolegómenos del desembarco aliado en Provenza.
El 31 de julio de 1944, a las 8:45 horas, Saint-Exupéry despegó a bordo
de un Lightning P-38 para una misión de reconocimiento sin armamento
de una base aérea en Córcega, con una autonomía de vuelo de seis horas,
sobre los movimientos de las tropas alemanas en el valle del Ródano poco antes de la invasión aliada del sur de Francia. No regresó jamás.6
WIKIPEDIA.
El Principito | ||
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de Antoine de Saint-Exupery | ||
El principito
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Género | Novela | |
Subgénero | Novela filosófica y literatura infantil | |
Edición original en francés | ||
Título original | Le Petit Prince | |
Ilustrador | Antoine de Saint-Exupery | |
Editorial | ||
País | Francia | |
Fecha de publicación |
| |
Formato | Impreso | |
Premios | ||
Edición traducida al español | ||
Título | El principito | |
Traducido por | Bonifacio del Carril | |
Editorial | Emecé Editores | |
País | Argentina | |
Fecha de publicación | Septiembre de 1951 | |
Serie | ||
El Principito
| ||
El principito (en francés: Le Petit Prince) es una novela corta y la obra más famosa del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944).1
La obra fue publicada en abril de 1943, tanto en inglés como en
francés, por la editorial estadounidense Reynal & Hitchcock,
mientras que la editorial francesa Éditions Gallimard no pudo imprimir la obra hasta 1946, tras la liberación de Francia. Incluido entre los mejores libros del siglo XX en Francia, El principito
se ha convertido en el libro escrito en francés más leído y más
traducido. Así pues, cuenta con traducciones a más de doscientos
cincuenta idiomas y dialectos, incluyendo el sistema de lectura braille.23 La obra también se ha convertido en uno de los libros más vendidos
de todos los tiempos, puesto que ha logrado vender más de 140 millones
de ejemplares en todo el mundo, con más de un millón de ventas por año.45Nota 1
La novela fue traducida al español por Bonifacio del Carril y su
primera publicación en dicho idioma fue realizada por la editorial
argentina Emecé Editores en septiembre de 1951. Desde entonces, diversos traductores y editoriales han realizado sus propias versiones.7
Saint-Exupéry, ganador de varios de los principales premios literarios de Francia y piloto militar al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, escribió e ilustró el manuscrito mientras se encontraba exiliado en los Estados Unidos tras la batalla de Francia. Ahí tenía la misión personal de persuadir al gobierno de dicho país para que le declarara la guerra a la Alemania nazi.
En medio de una crisis personal y con la salud cada vez más
deteriorada, produjo en su exilio casi la mitad de los escritos por los
que sería recordado; entre ellos, El principito, un relato considerado como un libro infantil
por la forma en la que está escrito, pero que es en realidad una
critica de la adultez en el que se tratan temas profundos como el
sentido de la vida, la soledad, la amistad, el amor, la pérdida y la
reconciliación.8
En relatos autobiográficos previos, se relatan sus experiencias como aviador en el desierto del Sahara y se cree que esas mismas experiencias le sirvieron como elementos para el argumento de El principito. Desde su primera publicación, la novela ha dado lugar a diversas adaptaciones a lo largo del tiempo, entre las que se incluyen grabaciones de audio, obras de teatro, películas, ballets, obras de ópera e incluso una serie animada y un anime.2910
WIKIPEDIA.
Así fue la fascinante vida del autor que nos recordó con "El Principito" que todos fuimos niños una vez. .
Lyon, la ciudad natal de Saint-Exupéry
Antoine de Saint-Exupéry nació el 29 de junio de 1900 en un apartamento del centro de la ciudad de Lyon;
pero a los cuatro años, al morir su padre, toda la familia pasó a vivir
en el castillo de Saint-Maurice-de-Rémens, muy cerca de la ciudad. Este
castillo, propiedad de la tía de su madre, la condesa de Tricaud, se
convirtió en el espacio predilecto de su infancia y su recuerdo no le
abandonó nunca. En los días de lluvia él y sus hermanos (era el tercero
de cinco hermanos, tres niñas y dos niños) se refugiaban para jugar en
la bohardilla. Ya entonces, el futuro escritor soñaba con volar. El
castillo sigue hoy vacío, pendiente desde 2011 de un eterno proyecto
para convertirlo en casa-museo.
Foto: AgeFotostock
Friburgo, la ciudad de sus primeros estudios
Con la edad de nueve años se acabó lo
mejor de su infancia. Junto a su hermano François y su hermana
Gabrielle (los tres mayores) dejó la libertad del castillo para conocer
la autoridad del internado en Le Mans, ciudad de la familia
paterna.Tiempo después, la madre envió a Antoine y François a Friburgo,
Suiza. Allí, el escritor vivió momentos felices, conoció a muchos amigos
que irían apareciendo luego a lo largo de su vida. Para nada buen
estudiante, se pasaba horas leyendo con pasión a poetas como Baudelaire
y a novelistas como Balzac y Dostoievski. Saint-Exupéry se libró de ser
llamado a filas en la I Guerra Mundial, al cumplir su mayoría de edad
poco antes del final de la guerra. Pero durante el último año de
internado, murió su hermano François al que estaba muy unido. Una
experiencia que afectó mucho al futuro escritor.
Foto: AgeFotostock
París le enferma
En septiembre de 1917 se matricula en
un liceo, en París. Pronto descubre la vida bohemia de la gran ciudad.
Son los años en los que París era una fiesta. Para el joven, que nunca
fue un estudiante muy aplicado, había demasiadas distracciones en el
Barrio Latino. Tantas, que por las noches se escapaba del internado a
través del alcantarillado hasta que fue descubierto. Pero Saint-Exupéry
se sentía mal al no encontrar una verdadera vocación y pasó de disfrutar
de la agitada vida cultural a sentir que todo aquello le enfermaba. En
Abril de 1921 se incorporó al Segundo Regimiento de Aviación de
Estraburgo. Su carrera como aviador profesional comenzaba. Obtuvo con
veintiún años su licencia de piloto civil, no sin algún susto. Dicen que
su comandante por entonces le espetó: “Usted jamás se matará en la
aviación, porque ya lo habría hecho”. Lamentablemente, se equivocó.
Foto: AgeFotostock
El Sahara es toda una aventura
El joven piloto cumplió con su
formación militar en Casablanca, Marruecos. Pero cuando parecía que su
carrera como aviador estaba encarada, Saint-Exupéry se enamoró de una
brillante y aristocrática joven, Louise de Vilmorina, por quien dejó la
aviación. A la postre, la joven rompió con él por carta desde Biarritz.
Siguieron años de aquí para allí sin saber muy bien cómo ganarse la
vida, hasta que fue contratado por la Compañía Latécoère como piloto del
correo junto a otras leyendas de la aviación. Cubrió la línea de
Toulouse a Dakar, lo que le llevó a hacer escala varias veces en la
ciudad de Alicante. Pero sin duda, el destinó que más le marcó fue el de
jefe de la base aérea de Cabo Juby, en la zona meridional del
protectorado español en Marruecos. Allí pasó 18 meses en contacto con la
naturaleza del desierto, cumpliendo peligrosas misiones de rescate. De
aquel tiempo dejó escrito que allí, “ni siquiera un silencio se parece a
otro”. El cielo estrellado y la soledad del lugar le fascinaron.
Fitz Roy, abriendo caminos en La Patagonia
Las aventuras en el desierto contribuyeron a convertir a Saint-Exupéry en un personaje legendario. Así, en 1929, tras publicar Correo Sur (1928),
uno de sus primeros éxitos literarios, el piloto es enviado a Buenos
Aires como director de la Aeropostal Argentina, filial de la compañía
francesa donde trabajaba. Pero Saint-Exupéry seguía sin sentirse a gusto
en las ciudades y mucho menos en tareas directivas, así que, a la
mínima se escapaba en vuelos de reconocimiento. En uno de ellos llegó a
batir un récord mundial al cubrir los 2.400 kilómetros de distancia
entre Buenos Aires y Río Gallegos. Pero, lo que le marcó más en aquellos
años no fue tanto el paisaje que veía desde su avión, como por ejemplo
el Fitz Roy, todo un símbolo de la Patagonia, y con un pico llamado como
el autor en su recuerdo, sino la historia de supervivencia que
protagonizó su amigo Henri Guillaument mientas el escritor se encontraba
al frente de la Aeropostal Argentina. Su amigo se perdió en los Andes
durante un vuelo. Los Andes en invierno eran una trampa mortal; pero,
finalmente, éste logró sobrevivir tras unas jornadas angustiosas: “Te lo
juro –confesó al escritor–, ninguna bestia sería capaz de hacer lo que
yo he hecho”. Aquella historia sería clave en la vida de Saint-Exupéry.
Foto: Gtres
Moscú y su trabajo como periodista
Poco a poco, Saint-Exupéry se va abriendo paso también en el mundo del periodismo. Su libro Vuelo nocturno (1931) se vende bien. El diario Paris-Soir
quiso contar con él para que el escritor viajase Moscú como enviado
especial para explicar cómo era la vida en la Unión Soviética. A
Saint-Exupéry aquello no le interesaba especialmente, pero necesitaba el
dinero y el periódico pagaba muy bien. También necesitaba un poco de
acción: “Necesito ver a los hombres, los pueblos -le escribe a su esposa
Consuelo- en su evolución. Me siento castrado cuando estoy en casa”.
Partió en abril de 1935 y publicó seis reportajes en los que su estilo
periodístico quedó ya muy definido. No buscaba la máxima actualidad,
sino, más bien, las historias, los personajes, los detalles. Más allá de
lo esperable y convencional, narraba lo visto con un enfoque humanista.
Y sus artículos fueron un éxito. Llegó a un gran número de lectores y,
lo más importante, llegaron nuevos encargos. Mientras, el escritor
comenzaba a sentir nostalgia de sus años de piloto y su tormentoso
matrimonio con la salvadoreña Consuelo Suncín de Sandoval -la rosa del
Principito- no pasaba por muy buenos momentos.
Foto: Gtres
Madrid durante la Guerra Civil
La Guerra Civil española es el
primero de los grandes conflictos bélicos que Saint-Exupéry vivió en
primera persona. El escritor acudió a cubrir la guerra en dos ocasiones,
primero a Barcelona y después a Madrid, donde coincidió con los más
grandes reporteros de entonces: Ernest Hemingway y Martha Gellhorn, John
Dos Passos, George Orwell o Robert Capa. Son días en los que despierta
su consciencia más política: “no es una guerra sino una enfermedad”,
llegará a decir. En Barcelona estuvo a punto de ser fusilado una noche;
pero ese no era el destino que le aguardaba. En Madrid, en abril de
1937, se encontró una ciudad completamente asediada por las tropas
franquistas. De alguna forma, frente a la sinrazón de tanta muerte,
Saint-Exupéry comenzó a reflexionar sobre qué era lo que daba sentido a
la vida de los hombres y mujeres ante los poderes autoritarios: “¿Qué
necesitaríamos -se preguntó en uno de los reportajes de aquel tiempo-
para nacer a la vida?”.
Foto: Gtres
Berlín y la II Guerra Mundial
Efectivamente, Saint Exupery
comenzó a sentir que algo terrible estaba a punto de suceder. Se
respiraba en el ambiente. A principios de 1939, salió publicado Tierra de hombres
y fue nombrado oficial de la Legión de Honor. Presintiendo lo que
estaba por venir, viajó a Berlín para ver con sus propios ojos cómo se
estaba desarrollando todo en Alemania. Volvió horrorizado, convencido de
que con Hiter no habría paz. No se equivocó. En diciembre de 1939,
Saint-Exupéry se incorporó en una escuadrilla de reconocimiento con base
en la región de Champagne. Llegó a realizar siete peligrosas misiones
de reconocimiento, por las que recibió la Cruz de Guerra. Pero el avance
nazi era imparable, la escuadrilla fue evacuada y Francia ocupada. El
mundo que había conocido comenzaba a desaparecer.
Foto: AgeFotostock
Nueva York en el exilio
Saint Exupéry puso rumbo a Estados
Unidos, donde se exilió en Nueva York. Vivió momentos de profunda
tristeza. Su matrimonio con Consuelo no funcionaba y ambos vivían vidas
independientes, con apartamentos y amantes por separado. Ideológicamente
se posicionó alejado del Gobierno de Vichy igual que de Charle de
Gaulle, del que desconfía. Publicó Piloto de Guerra (1942), que
había escrito como mensaje de apoyo a los franceses que seguían
resistiendo y un llamado a que Estados Unidos interviniera en la guerra.
Pero, el libro no alcanzó sus objetivos y Saint-Exupéry sufrió las
intrigas políticas tanto como los remordimientos por no poder volar y
encontrarse a salvo mientras otros compatriotas seguían sufriendo la
guerra. Cuenta en su libro Montse Morata que al escritor le gustaba
lanzar aviones de papel desde su ventana, en la planta 21 de su edificio
en el 240 de Central Park South. Tal vez, mientras flotaban en el aire
soñaba con volver a pilotar. Algo positivo quedó de todo aquello: El Principito ,
que se escribió en una mansión que ocupó en Long Island. Antes de
marcharse, el escritor regaló el manuscrito a su amante, la periodista
Silvia Hamilton.
Foto: AgeFotostock
Córcega y la desaparición
Su compromiso era tal que
Saint-Exupéry no paró hasta lograr reincorporarse en activo. Su edad
(cuarenta y cuatro años) no era la ideal y su salud, muy maltrecha por
todos los accidentes que había ido sufriendo, tampoco; a pesar de todo
ello, en febrero de 1944 logró reincorporarse en su
escuadrilla destinada primero en Cerdeña y, posteriormente, en Córcega.
Le autorizaron a cumplir cinco misiones. La mañana del 31 de julio de
1944, Saint-Exupéry partió en vuelo de reconocimiento hacia la región
francesa de Grenoble, al este de Lyon. Ya nunca volvió; tal vez
aprovechó para sobrevolar por última vez el castillo de Saint-Maurice,
el refugio de infancia al que siempre acudía cuando comenzaba a notar la
punzada de la nostalgia.
José Alejandro Adamuz
Los viajes de Saint-Exúpery
La mañana del 31 de julio de 1944, Saint-Exupéry despegó en misión de reconocimiento desde su base en Córcega y
ya nunca volvió. A pesar de su edad y su maltrecho estado de salud,
había insistido hasta lograr incorporarse de nuevo en una escuadrilla
del ejército francés. El mundo que había conocido se derrumbaba, Francia
estaba ocupada por los nazis y
él no podía estar sin hacer nada. En aquel último vuelo quedaba
resumida su vida. Y es que hay hombres que no necesitan más epitafio que
el de un último gesto.Con su desaparición, Saint-Exupéry -el hombre, el
escritor, el piloto- pasó a convertirse en mito.
Para Saint-Exupéry, la aviación, más que un oficio,
era una forma de vivir, llegando a ser, como dice Montse Morata en su
espléndido Aviones de papel, un humanista con alas.
Volar dio sentido a su vida ya desde la infancia: solía responder a su
madre que se encontraba ocupado con su aeroplano imaginario como
pretexto para no bañarse y se entretenía en construir artefactos
voladores como una vez que sorprendió a todos añadiendo un mástil con
una vela a su bicicleta que, por fortuna, nunca llegó a volar.
"Aquellos veteranos alimentaban sabiamente nuestro respeto. Mas, de tiempo en tiempo, apto ya para la eternidad, uno de ellos ya no regresaba" (Tierra de hombres, 1939)
Bautizado con cinco nombres, Antoine Jean Baptiste
Marie Roger de Saint-Exupéry nació en el seno de una familia
aristocrática venida a menos, el 29 de junio de 1900, en Lyon. Perdió a
su padre con solo cuatro años, y desde entonces, fue solo su madre la
que cuidó de él y de sus otros cuatro hermanos, otro niños y tres niñas.
En el cercano castillo de Saint-Maurice-de-Rémens, propiedad de la
tía de su madre, pasó gran parte de su infancia. Fue el lugar al que
siempre acudió con nostalgia allá donde fuera que se encontrase a lo
largo de su corta, pero intensa vida: “¡Hay que ser un incendio!”, solía
decir. No fue ni París, ni las noches de soledad en el desierto del
Sáhara, ni las grandes ciudades como Nueva York o los caminos salvajes
de la Patagonia, no, fue aquel castillo digno de un pequeño príncipe el
que siempre funcionó de consuelo al hombre que llevó a un niño en su corazón.
Saint-Exupéry vivió todas las vidas que escogió vivir hasta sus
últimas consecuencias: como piloto, fue uno de los pioneros de la
aviación; como escritor, fue autor de culto y llenó de poesía el mundo;
como pensador, ensalzó la grandeza del ser humano por encima del
individualismo; finalmente, como periodista, denunció las injusticias de
la guerra. Fueron tantos sus logros que parece injusto que finalmente solo se le recuerde como el autor de El Principito (1943).
Otras obras suyas fueron también verdaderos éxitos en la época. La primera, El aviador (1926), a la que siguieron, entre otras, Vuelo nocturno (1931), Tierra de hombres (1939), Piloto de guerra (1942) o Carta a un rehén
(1944). Para Saint-Exupéry la aviación no era un simple tema literario,
sino el núcleo alrededor del cual giraba todo, llegando, incluso, a
determinar su forma de escribir: precisa y directa: “No hay que aprender
a escribir -explicó por carta a su amiga Renée de Saussine-, sino a
ver. Escribir es una consecuencia”. Más tarde, esa frase, que parece una
anécdota, pasó a formularse de otra forma: “Lo esencial es invisible
para los ojos”. Y con es mirada fue que recorrió el mundo.
NATIONAL GEOGRAPHIC
El principito: cómo se resolvió el misterio de la muerte de Antoine de Saint-Exupéry
https://www.bbc.com/mundo/noticias-49185647
En julio de 1944, un avión pilotado por el autor del famoso cuento infantil "El principito" desapareció en el sur de Francia.
Antoine de Saint-Exupéry era un aviador experimentado y estaba en una misión de reconocimiento para la fuerza aérea del Francia Libre, el gobierno en el exilio fundado por Charles de Gaulle en 1940, que luchaba contra la Alemania nazi.
Nadie sabía cómo o dónde había caído su avión.
Pero en 1998, un pescador encontró en aguas al sur de Marsella un brazalete que llevaba el nombre de Antoine de Saint-Exupéry y de su mujer, Consuelo.
Se trataba de un indicio de que el avión del autor de "El principito" podría estar cerca, hundido en el Mediterráneo.
Sin embargo, ni el gobierno francés ni la familia de Saint-Exupéry le creyó en ese entonces. Temían que por el lugar donde se encontró el brazalete, muy lejos de donde se suponía que debía volar, el autor se hubiera suicidado.
Quien sí le creyó al pescador fue Luc Vanrell, un buzo francés quien decidió investigar y finalmente resolvió un misterio, aunque unos cuantos años más tarde.
El refugio de "El principito"
A un corto viaje en lancha desde la costa de Marsella, en un espacio tranquilo del mar Mediterráneo rodeado de pálidas rocas blancas, yacen en el fondo del agua los restos del avión P-38 Lightning de Antoine de Saint-Exupéry.
"Aquí es, después de tantos años de búsqueda en el Mediterráneo, encontramos los restos del avión de Saint-Exuéery", dijo Vanrell, a en una entrevista con el periodista Mike Lanchin para el programa Witness History de la BBC.
"Durante las primeras etapas de la investigación, los restos eran solo algo material, pero a medida que aparecía más evidencia, la sensación cambió", añadió.
"Para mí, este lugar ahora está habitado por 'El principito', es su refugio", afirmó Vanrell.
El cuento de Antoine de Saint-Exupéry, "El principito", publicado en 1943, es uno de los libros infantiles más leídos y traducidos de todos los tiempos.
Es una historia simple, llena de simbolismo y emoción, del encuentro entre el narrador, un piloto que se estrella en el desierto del Sahara lejos de la civilización y un niño pequeño, un viajero que cruza las estrellas y los planetas.
El narrador cuenta con una mezcla de tristeza y felicidad cómo el pequeño príncipe describe la vida en su pequeño planeta, el asteroide B 612, y sus aventuras a través de la galaxia.
"En Francia solemos decir que debes leer 'El principito' en dos momentos diferentes de tu vida. No fue hasta que tuve 40 años que realmente lo entendí con todas sus sutilezas", reflexionó Vanrell.
"Creo que hay muchas verdades en 'El principito' que se volvieron universales, como cuando el pequeño zorro le dice al protagonista: 'Es solo con el corazón que uno puede ver bien, lo que es esencial es invisible para los ojos'".
¿Quién fue Antoine de Saint-Exupéry?
Antoine de Saint-Exupéry ya era considerado una estrella literaria en ascenso con su primera novela "Vuelo nocturno" publicada en 1931.
El libro refleja su propia experiencia como un aviador pionero que había ayudado a establecer los primeros servicios de mensajería aérea de América Latina desde Argentina.
Después de la ocupación nazi de Francia, el autor se exilió en Estados Unidos con su esposa salvadoreña, Consuelo, y fue en Nueva York donde escribió "El principito".
Pero en 1943, a los 43 años, regresó a Europa para unirse a otros pilotos franceses libres que luchaban contra los nazis.
Su vuelo final fue el 31 de julio de 1944 cuando despegó de una base en Córcega, una isla del sur de Francia, en un avión de reconocimiento.
Y nunca regresó.
No se encontraron rastros del avión o de Saint-Exupéry.
Y durante las siguientes cinco décadas, el destino del creador de "El principito" se convertiría en un misterio para Francia y el mundo literario.
El hallazgo
Luc Vanrell creció buceando en las aguas que rodean Marsella y, pese a que solía encontrar partes de aviones, siempre pensó que eran de naves alemanas.
Pero cuando el pescador Jean-Claude Bianco encontró el brazalete con el nombre de Antoine de Saint-Exupéry y su esposa en 1998, las cosas cambiaron para Vanrell.
"Me sorprendió mucho que pudiera estar en el área de Marsella, ya que todos los historiadores habían dicho que se había perdido a unos 200 km de allí. Pero no era imposible, especialmente en tiempos de guerra", analizó.
"Lo que me pareció extraño fue que yo conocía los restos del avión donde el pescador había encontrado el brazalete. Fue una gran coincidencia y tuve que investigar", le dijo a la BBC.
En mayo de 2000, Vanrell regresó al lugar donde el pescador había encontrado el brazalete y descendió 60 metros hasta donde sabía que estaban los restos.
Allí, examinó cuidadosamente las piezas oxidadas del fuselaje, el motor del avión y las partes del tren de aterrizaje, todas de color amarillo rojizo debido a los efectos del agua.
"No encontramos restos humanos, pero mientras estaba en la parte trasera del avión que estaba bastante bien conservada, pude ver una tela blanca. La agarré, y la puse alrededor de mi cuello como una bufanda. La imagen que me vino a la mente fue la del pequeño príncipe en su planeta con su gran bufanda flotando en el viento", describió el buzo haciendo una comparación con la portada de "El principito".
"Ese día, allí debajo del agua, me convencí que había encontrado el avión correcto", añadió.
Aunque esa afirmación no tenía ninguna prueba.
La pieza clave del rompecabezas
A Luc Vanrell le tomó 19 meses obtener un permiso oficial para continuar examinando los restos, ya que era ilegal alterarlos.
Solo entonces pudo localizar el número de serie, que coincidía con el del avión perdido.
En julio de 2006, después de tres años de leer mapas, entrevistar a posibles testigos de guerra y examinar el avión perdido, un colega alemán localizó a un anciano expiloto de caza alemán llamado Horst Rippert.
Él proporcionó la pieza final que faltaba en el rompecabezas.
"Creemos que el avión de Antoine de Saint-Exupéry fue visto por los alemanes y el piloto Horst Rippert despegó para interceptarlo. Al principio no pudo ver el avión de Saint Exupéry, pero más tarde cuando volvía hacia Marsella lo vio debajo de él, disparó a sus alas y lo derribó", contó Vanrell.
Y Rippert lo recordaba muy bien porque era el cumpleaños de su hermano y porque desde ese día siempre trató de demostrar que otro piloto era quien había derribado el avión.
"Eso fue porque Antoine de Saint-Exupéry era su héroe y durante muchos años lo atormentó la idea de que él era el responsable de su muerte".
Luc Vanrell todavía dirige una escuela de buceo en Marsella y pasa gran parte de su tiempo en el agua o sumergido.
Después de tantos años siguiendo el rastro del autor de "El principito", para Vanrell resolver el misterio no fue lo importante.
"Como lector de Antoine de Saint-Exupéry siempre pensé que su desaparición era un final apropiado para su vida, al igual que 'El principito', que también desaparece".
"Parecía el final más romántico para la vida de ese hombre legendario", dijo.
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La salvadoreña que inspiró "El Principito"
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/05/130503_consuelo_suncin_saint_exupery_salvadorenia_perfil_men.shtml
Algunos la llamaron "la Scherezada de los trópicos", pero otros -como la familia del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry- la consideraron una buscadora de fortunas: "Una parrandera que se sentía el Alma Mahler de Centroamérica".
Fue Consuelo Suncín, la salvadoreña que inspiró "El Principito", el famoso libro de Saint-Exupéry del que se acaban de cumplir 70 años desde su primera publicación.
Pero mientras el autor fue adquiriendo un lugar en la cumbre de la literatura francesa y mundial, la salvadoreña fue gradualmente olvidada.
Antoine de Saint-Exupéry fue dado por muerto en 1944, cuando el avión que volaba desapareció sobre el Mar Mediterráneo.
Desde entonces el libro, que se había publicado un año antes, se ha convertido en el tercero más vendido en el planeta. Ha sido traducido a más de 250 idiomas y dialectos y ha vendido 140 millones de ejemplares.
Hoy hay un consenso en que la salvadoreña inspiró el personaje de la rosa en "El Principito" y que la obra es una alusión a la atormentada relación matrimonial que duró 13 años.
La seductora
Consuelo Suncín nació en Armenia, El Salvador, en 1901.
Cuando conoció a Saint-Exupéry, en 1930, ya era una mujer divorciada y viuda, y por lo tanto vilipendiada como "amoral" en los círculos aristócratas franceses a los que pertenecía su futuro marido.
"Consuelo provenía de una familia acomodada, dueños de tierras y cafetales en Armenia", le dice a BBC Mundo Marie-Helene Carbonel, quien en 2010 publicó en Francia la biografía "Consuelo de Saint-Exupéry, une mariée vêtue de noir" ("Consuelo de Saint-Exupery, una novia vestida de negro").
Marie-Helene Carbonel tuvo acceso a las cartas y documentos personales de Consuelo Suncín en un archivo que maneja en Francia su heredero literario y empleado, José Martínez-Fructuoso.
Consuelo, explica la escritora, inventó historias y mitos alrededor de su persona para lograr ser aceptada en los círculos de sus futuros esposos.
"Inventó, por ejemplo, que su primer marido, el mexicano Ricardo Cárdenas, con quien se casó cuando tenía 21 años, era un capitán del ejército que había muerto en la Revolución Mexicana. Pensó entonces que podría ser aceptada mejor si decía que era viuda y no divorciada. Pero en sus archivos encontré su acta de divorcio, registrada en Mérida, México, en 1925", afirma Marie-Helene Carbonel.
Después del divorcio, Consuelo viajó a París con José Vasconcelos, una de las figuras intelectuales, culturales y políticas más destacadas de la época en México.
Mientras mantenía una relación con el mexicano en la capital francesa, conoció a Enrique Gómez Carrillo, el escritor y periodista guatemalteco que entonces era cónsul general de Argentina en París.
Y poco después dejó a Vasconcelos para casarse con Gómez Carrillo, a pesar de que el guatemalteco tenía 30 años más que ella.
"Creo que ella verdaderamente tuvo un gran amor por Gómez Carrillo", dice Marie-Helene Carbonel.
El matrimonio, sin embargo, duró sólo nueve meses porque en 1927 él murió y ella decidió marcharse a Buenos Aires para vivir de la pensión de su segundo marido.
La condesa denigrada
Allí, en la capital argentina, conoció a Antoine de Saint-Exupéry, quien trabajaba como piloto comercial de servicios de mensajería. Y al año, en 1931, Consuelo se casó con el escritor, aviador y aristócrata y se convirtió en la condesa Consuelo de Saint-Exupéry.
"Consuelo era una seductora. No sólo era una mujer bonita y menuda que encantaba a los hombres; también podía hablar con ellos", sostiene la escritora francesa.
"Para mí es una mujer muy interesante y de gran valor. No es una casualidad que interesó a tantos hombres inteligentes e importantes".
"Además, juega con la leyenda salvadoreña, la de la 'volcánica Consuelo'. Pero ella tiene muchas dificultades porque los franceses no la aceptan. Y lo peor fue la forma como la trató la familia Saint-Exupery", agrega.
Según Paul Webster, autor de "Antoine de Saint-Exupery: la vida y la muerte de El Principito", publicada en 1993, "los allegados a Saint-Exupéry nunca tuvieron tiempo para Consuelo. Y también fue descartada por su cuñada (la escritora) Simone de Saint-Exupéry, quien la describió como una 'mujerzuela' y una 'condesa de película'".
Webster cuenta que "la denigración no disminuyó ni 20 años después de su muerte".
"Un miembro de la familia Saint-Exupéry me dijo que casarse con una extranjera era considerado peor que casarse con una judía, lo cual resumía la posición monárquica, antisemita y ferozmente xenofóbica de esta familia, cuya aristocracia databa del siglo XII", afirma el escritor británico.
Así fue como Consuelo, quien murió en 1979 en Francia, desaparece de todos los libros que se publicaron sobre la vida de Saint-Exupéry, y Francia la olvidó mientras construía los numerosos monumentos en honor del héroe Saint-Exupéry.
Relación amarga
Pero en 2000, cuando comenzaban los preparativos para celebrar el 100 aniversario del nacimiento del escritor, cayó una "bomba" en Francia con la publicación de un manuscrito rescatado por José Martínez Fructuoso: "La memoria de la rosa", en el que Consuelo hace un amargo recuento de los 13 años de matrimonio con el escritor francés.
"Ella cuenta que él era terrible", dice Marie-Helene Carbonel. "El libro es una confesión sobre su relación, y provocó una conmoción porque Saint-Exupéry era considerado un santo".
En el manuscrito acusa a su esposo de hacerla sufrir continuamente con sus múltiples ausencias y numerosas amantes. Habla de sus varias debilidades: de su "egoísmo" y su "infantilismo", lo llama "cruel, negligente, avaro y derrochador".
Según Paul Webster, el libro "es un feo recuento de una viuda muy amargada".
En lo que muchos están de acuerdo es en que más que una fábula filosófica, como muchos lo han hecho creer, "El Principito" es una alegoría de la propia vida de Saint-Exupéry, de sus incertidumbres y su búsqueda de paz interior. Pero también es una alusión a la atormentada relación con Consuelo.
Y Consuelo fue la musa que inspiró a la rosa de "El Principito".
"La rosa es Consuelo", afirma Marie-Helene Carbonel. "Los tres volcanes son los volcanes de El Salvador. Los baobabs son las ceibas a la entrada del pueblo de Armenia, en El Salvador. La rosa que tose es Consuelo, que sufre de asma, que es frágil y por eso está protegida bajo una campana de cristal".
"Las otras cinco mil rosas pueden ser las otras mujeres de Saint-Exupéry, pero para El Principito esas rosas no valen nada, la única que vale es su rosa".
"Se ha querido presentar a este libro como un cuento para niños. Pero no lo es de ningún modo. Es un libro que escribió para pedir perdón a Consuelo, es un acto de contrición", dice la escritora francesa.
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En fotos: los trazos originales de El Principito
https://www.bbc.com/mundo/video_fotos/2014/02/140130_fotos_eeuu_nueva_york_principito_tsb
El
Principito es una de las historias más famosas del mundo, pero pocos
conocen lo que vivió Saint-Exupéry mientras lo escribía en Nueva York.
Una nueva muestra cuenta cómo fue ese proceso creativo hace más de 70
años.
El Principito es uno de los libros más famosos del mundo y ha sido
traducido a unos 250 idiomas. Lo que no es tan conocido es el proceso de
creación de su autor, el aviador francés Antoine de Saint-Exupéry
(1900-1944), ni el hecho de que el libro fue escrito y publicado en
Nueva York durante la Segunda Guerra Mundial. En la imagen, la primera
edición en inglés, publicada en 1943.
Ahora, una nueva exposición en esa ciudad estadounidense, en el Museo y
Biblioteca Morgan, quiere poner el énfasis en esas decisiones creativas:
los modelos que utilizó Saint-Exupéry para sus dibujos, las páginas que
descartó, las manchas de café y las quemaduras de cigarrillo que
revelan sus hábitos, las múltiples versiones de prueba hasta que llegó,
por ejemplo, a la frase más famosa del libro: "lo esencial es invisible a
los ojos". Casi todo lo que se ve en esta página, como la dieta
vegetariana de El Principito, fue descartado en la versión final.
El corazón de la exhibición
son los manuscritos originales del libro y las primeras versiones de los
dibujos, la mayoría de ellos en acuarela. Algunos de los dibujos
muestran imágenes más que conocidas del libro: el principito en el
desierto, el rey solo en su planeta, el principito en un jardín tras
descubrir que su rosa no es única en el universo. El posible modelo para
esta imagen fue el autor suizo Denis de Rougemont, quien visitó a
Saint-Exupéry en Nueva York y luego escribió que el escritor le pidió
que posara en el piso con sus pies en el aire.
"Cuando uno mira los
profundos manuscritos y las delicadas acuarelas, uno realmente siente
que está acompañando a Saint-Exupéry mientras crea su libro", le explica
a BBC Mundo la curadora de la exposición, Christine Nelson. "Para
muchas personas es una experiencia muy emotiva encontrarse cara a cara
con estos objetos del momento creativo".
Como muchos de sus
compatriotas, Saint-Exupéry viajó a Estados Unidos luego de que Francia
fuera ocupada por las fuerzas alemanas durante la Segunda Guerra
Mundial. Durante sus dos años en Nueva York, Saint-Exupéry creó esta
obra tan sentimental en un momento en que su vida personal estaba
marcada por la ansiedad y por el peso de la guerra. "Él estaba
angustiado y este libro, tan lleno de esperanza, surge de esta
experiencia", dice Nelson durante el diálogo con el corresponsal de BBC
Mundo en Washington, Thomas Sparrow.
"Es esencial recordar que
este libro fue creado en un ambiente de guerra y de exilio", explica la
curadora. "Por supuesto se puede leer y entender sin saber esa historia,
pero nuestra comprensión y apreciación se profundiza cuando lo
entendemos en su contexto". Un borrador poco conocido del epílogo revela
esa agonía del autor: "En una estrella alguien ha perdido a un amigo,
en otra alguien está enfermo, en otra alguien está en guerra", se
lamenta el narrador en un párrafo que fue eliminado. El principito "ve
todo eso...para él, la noche carece de esperanza. Y para mí, su amigo,
la noche también carece de esperanza".
Según Christine Nelson, el
libro tiene un mensaje "aparentemente simple": que lo más importante en
la vida sólo puede verse con el corazón y consiste en crear lazos
significativos con otras personas. Es un mensaje universal que, sin
embargo, tiene muchas capas. "El libro está contado de una manera tan
ingeniosa que uno puede reaccionar al libro de manera distinta en
diferentes épocas de la vida". En la imagen de la izquierda se ve la
quemadura de cigarrillo.
Saint-Exupéry no vivió para
ver su obra publicada en su país natal, donde apareció tras la guerra.
Él dejó Nueva York justo cuando se estaba imprimiendo su libro y regresó
a Europa, no sin antes dejarles algunas copias de El Principito a sus
amigos. Murió cuando pilotaba un avión de reconocimiento en 1944, poco
antes de la liberación de París. En la exhibición se encuentra uno de
esos ejemplares, el único conocido que el autor le entregó a un niño, el
hijo de 12 años de una amiga.
Además de escritos y dibujos,
la exposición también cuenta con un objeto que el museo considera
conmovedor: el brazalete de identificación que Saint-Exupéry utilizaba
cuando se cayó su avión en 1944. Fue recuperado en 1998 cerca de
Marsella y tiene inscrito su nombre y la dirección de su editorial en
Estados Unidos. Quizás sirve como un ejemplo para entender los varios
mundos de Saint-Exupéry. "El libro es uno de los grandes clásicos de
Francia y no hay duda de que pertenece a ese país", concluye Nelson. "Y,
sin embargo, tiene sus orígenes en un lugar y en una época muy
específicos".
Nuevas páginas de El Principito y un enigma
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/05/120501_el_principito_inedito
Sólo se trata de dos hojas amarilleadas descubiertas en medio de una pila de manuscritos por la casa de subastas parisina Artcurial. Un borrador, dicen. Pero la indescifrable escritura que llena estas páginas es la del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry y el texto revela elementos inéditos de su gran éxito, El Principito.
A menudo, los expertos en libros y manuscritos de Artcurial reciben material antiguo que revisan y evaluan antes de subastarlo. Ese día, un coleccionista privado les entregó a Olivier Devers y Benoit Puttemans un paquete de manuscritos con varios textos de Saint-Exupéry. Entre ellos se encontraban 121 páginas del libro Piloto de Guerra estimadas en 250.000 euros y una sorpresa.
"Al descifrar la ilegible escritura de estas dos páginas, me di cuenta de que se trataba de un pasaje del libro El Principito ya que el texto lo menciona varias veces", le contó el experto de Artcurial Olivier Devers a BBC Mundo.
"El hecho de descubrir un borrador de El Principito me sorprendió. Fue maravilloso y muy importante: es la primera vez en 70 años que aparecen páginas desconocidas de El Principito. Además, me gusta mucho este libro, que es uno de los grandes textos de la infancia, y también su autor en general", añadió.
Lo que se venderá el 16 de mayo por un precio estimado entre 40 y 50.000 euros son estas dos hojas autógrafas. El papel americano es el mismo que Saint-Exupéry usó para el manuscrito original de la novela que se encuentra en la biblioteca Pierpont Morgan de Nueva York. También es el que solía usar durante la Segunda Guerra Mundial, así que se estima que estas hojas se remontan al año 1940 o 1941.
Acertijo
El texto está tachado pero aún así las palabras barradas se pueden divisar. La primera hoja tiene variantes de los capítulos 17 y 19 de la versión del libro que conocemos.
Pero lo más sorprendente se encuentra en la segunda hoja que lleva una parte totalmente inédita de la novela. El personaje acaba de llegar a la Tierra y se encuentra con el primer habitante en el planeta.
Ante tal descubrimiento, expertos e historiadores de Saint-Exupéry llegaron a la casa de subastas para verlo encontrarse con este nuevo personaje que no conocían. "Decidimos llamarlo el crucigramista porque está buscando una palabra de seis letras ", explicó Devers.
De hecho, el borrador termina con un enigma no resuelto:
- Dónde están los hombres, se preguntaba el Principito mientras viajaba.Se encontró al primero en una carretera. "Ah!, pensó, quiero a saber qué piensan de la vida en este planeta, se dijo. Quizás se trate de un embajador del espíritu humano… "- Buenos días, dijo con alegría.- Buenos días, dijo el hombre.- Qué estás haciendo?, dijo el Principito.- Estoy muy ocupado, dijo el hombre.Claro que está muy ocupado, pensó el Principito, tiene un planeta tan grande. Hay tanto que hacer. Y casi no se atrevía a molestarlo.- Quizás te puedo ayudar, le dijo sin embargo: al Principito le hubiese gustado ser útil.- Quizás, le dijo el hombre… Llevo tres días trabajando en ello sin lograrlo. Estoy buscando una palabra de seis letras comenzando por una G que significa "gargarismo".- Gargarismo, dijo el Principito.- Gargarismo, dijo el hombre.(Todos los derechos de copia reservados a Artcurial)
En Artcurial, los dos expertos no dejaron de pensar en ello. Según ellos, la palabra que busca el hombre del planeta podría ser "guerra". Su teoría se basa en una visión del Principito como una alegoría de la guerra. Además, se sabe que este tema era muy importante para su autor en esta época.
No podremos saber si están o no equivocados. Saint-Exupéry, quien murió durante la Segunda Guerra Mundial, se llevó el secreto a la tumba hace 68 años. Nunca nos podrá comunicar su respuesta. Ni sabremos jamás si él mismo la sabía.
BBC Mundo NoticiasGuillermo Gonzalo Sánchez Achutegui