La Historia del Amor Cruel: Capítulo CDIII.- Olzagon olvidó la llave de su casa, probablemente en el departamento de Elsa Martinez Linares, le abrió la puerta Clariza...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con La Historia del Amor Cruel, entre Iarma y Olzagon y como informamos en el capítulo anterior; Elsa Martinez Linares y Olzagon, salieron del departamento de ella, después de las 04:00 horas de la madrugada, ellos bajaron y tomaron el taxi que los aguardaba y salieron rumbo a casa, en el trayecto Elsa se recostó sobre las piernas de Olzagon y se quedó profundamente, al llegar a la casa de Olzagon ella se despertó; lo abrazó y lo besó amorosamente, era la despedida más dulce para ambos, y ella le dio instrucciones que la visite  a la tienda, en el día por la tarde para aumentar las cantidades de mercaderías por pedir, que originalmente se había pedido, era un respuesta a lo feliz que quedó ella al dormir con él; antes ella iba a chequear el stock disponible de existencias.

Aquí en la imagen observamos una típica representación de la terrible situación que muchos hogares atraviesan en el transcurso de existencia por que siempre hay la existencia de un tercer elemento (amante tanto para él como para ella) que como una tentación tenebrosa carcomen las consistencias del matrimonio, y más si los esposos viven solamente la apariencia y no la triste realidad de que no son felices. Fuente: Archivos del blog. Obra Literaria reconocida con Derechos de Autor, según Partida Registral No. 00855-2012, Asiento: 01; con fecha: 10 de Agosto de 2012, por : INDECOPI.

Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Después de la despedida y cuando Elsa partió en tu taxi; Olzagon se acercó a la puerta de su Pensión donde él residía, metió la mano al bolsillo para sacar la llave y abrir la puerta, pero no estaba, la buscó por todos los bolsillos y no había; metió la mano a la sencillera de monedas y nada, él, pensó que cuando se sacó el pantalón en la sala de la casa de Elsa, allí podía haberse caído, por que tuvo que jalar bruscamente una pierna cuando se sacaba el pantalón en el momento del apogeo de caricias y besos con Elsa, aún estando el pantalón sobre los pies, pero un momento que no salía rápido del pie derecho...

Entonces, Olzagon no tuvo otra alternativa que tocar la puerta, iba haber todo un ruido que despertará a otros pensionistas, y alguien de ellos le abrirá la puerta, un momento muy incómodo para los que dormían, ya que Clariza dormía en el segundo piso junto al cuarto donde justamente Olzagon también descansaba.

Pero, providencialmente, siendo las 03:00 horas de la madrugada, se despertó Clariza muy sofocada y se tocó las partes íntimas que estaban totalmente húmedas, ella deseaba ser poseída, pero a esas horas todos dormían y ella pensaba que Olzagon hacía lo mismo; se levantó y caminando en punta de pies, salió y fue a la puerta del dormitorio de Olzagon, abrió la puerta, entró la volvió a cerrar y caminó a tientas por la oscuridad hacia la cama del joven(ella no escuchó ningún ronquido) cuando estuve allí tocó la cama tendida y las mantas frías; recién recordó que él, no había regresado a casa...

Clariza, se preocupó profundamente, como fruto de la frustración sexual y llegaron a su cabeza pensamientos pésimos, como que algo malo le había sucedido a su joven amante.

Clariza, completamente triste salió del dormitorio de Olzagon, estando afuera cerró la puerta y de nuevo iba a ingresar a su dormitorio, pero cambió de parecer y bajó a la cocina a beber un poco de agua, para bajar el calor de la cabeza que hervía por los deseos de hembra frustrada; lo hizo y estando allí, bebió un vaso de agua fría y fue un alivio y se tranquilizó sus ánimos; se volvió a pasar la mano por su partes íntimas y ya estaban secas y volvió la calma a todo su cuerpo.

Como siempre en la cocina hay cosas pendientes por hacer y siendo ella una mujer muy activa, se puso a trabajar y desde allí escuchaba los ronquidos atronadores de los pensionistas que pernoctaban en la pensión, era un concierto que rompía los tímpanos, por las roncas notas musicales sin armonía; pero igual ella no quería música celestial, sino la presencia de su joven amante que no llegó; su preocupación iba en aumento cuando observó en su reloj de pared que eran las 04.55 horas de la madrugada..

Justo, en aquel instante, escuchó que alguien tocaba la puerta, se le encendió la cara de terror y se preguntó: 

"¿Quién toca la puerta a estas horas?"

Y ella misma se dio la respuesta, así:

"Seguro vienen a avisar que Olzagon sufrió un accidente y que está en el hospital"

Ella hacía este razonamiento, sabiendo que Olzagon tenía la llave de la puerta de ingreso, y él no tendría que tocar la puerta, puso  fuerzas y energía a su cuerpo y se acercó a la puerta de entrada y desde adentro preguntó:

--- ¿Quién toca la puerta y qué desea?

Olzagon, afuera soportando el gélido frío de la calle y casi temblando, le contestó:

--- Señora Clariza, abra por favor, olvidé las llaves...

Clariza, al escuchar la apurada respuesta de su joven amante, sintió alivio en todo su cuerpo; abrió la puerta y con la luz de la sala, pudo observar a un joven totalmente agotado y soñoliento; él, al verla y con la vergüenza que sentía y afligía, ingresó y se abalanzó a los brazos de ella y usando una mentira piadosa,  le dijo al oído:

--- Por favor, perdóname por llegar a estas horas, tuve trabajo extra en la empresa y quiero descansar.

Pero, la mujer piensa más rápido y su percepción es más lúcida, no le creyó la "mentira piadosa", ella captó en su joven amante un aliento a licor algo así como borrachera, y todo su cuerpo aparentaba agotamiento extremo, por lo que le contestó:

--- Bien, vamos para llevarte a tu dormitorio, parece que haz perdido las fuerzas corporales...

Clariza, soltó el cuerpo de su joven amante y cerró la puerta de la calle, echó cerraduras y siempre muy despacio y sin hacer ruidos, para no despertar a los demás pensionistas y estando arriba, ella lo dejó en la puerta de su dormitorio; él ingresó y cerró la puerta y con ropa y todo se lanzó sobre su cama, quedándose profundamente...

Clariza, bajó a la cocina y comenzó a preparar el desayuno, por que algunos pensionistas salían muy temprano para ir a su centros de trabajo; felizmente hasta ese momento nadie de los demás se había despertado y pudieran observar el abrazo de Clariza con Olzagon, claro que no hubo besos ni caricias que hubiesen dado espacio a comentarios no deseados.

Clariza, tenía un sabor agridulce en su boca, si bien su joven amante regresó sano y salvo; pero él lo indicaba sin decirlo que estuvo con otra mujer, y que durmió con ella, por que aún sobre su cuello quedó impregnado el aroma de un perfume femenino y era costoso; en fin pasaron por su mente de Clariza, muchas conjeturas que le indicaron una reacción, así:

"Va.. por qué me estoy preocupada por un joven que no es mi esposo, solo compartimos el dormitorio cuando yo lo deseo... nada de celos"...

Con esa reflexión y por cierto muy atinada; Clariza, despegó complemente su mente y siguió preparando los alimentos y llegó las 06:00 horas del día, cogió dinero y las llaves y salió a comprar a la panadería, que estaba ubicada muy cerca a su casa, al llegar encontró una larga fila de otros clientes esperando turno de atención; ella hizo lo mismo, junto a  otra señora que llegó en ese momento y se pusieron a conversar mientras esperaban su turno y la otra mujer en el avance de su conversación, dijo algo así:

--- "Imagínese señora, cómo habrán respondido los hijos de la viuda, que ellos la encontraron durmiendo con el joven lechero a las 06:00 horas de la mañana..."

Semejante chisme, era una alusión directa para Clariza; le removió todo su cuerpo con un frío temblor; pero sus hijos aún eran niños, sin embargo. Olzagon no era el lechero de la mañana y si era el pensionista que vivía en su casa y con recelo le contestó:

--- Debe haber sido algo terrible para ellos, pero ella siendo viuda, ya estaba libre y tenía todo el derecho de rehacer su vida con quien ella le guste...

Pero al señora santurrona le interrumpió y le dijo:

--- Pero, ella no le guardó el luto, ni en quince días al finado.....

Continuaremos.....................

Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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