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domingo, 4 de agosto de 2019

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo DXVI.- Azael y sus hambrientos bandoleros, encontraron un perol lleno de chicharrones de chancho, que los dueños habían dejado en enfriamiento para el día siguiente...

Hola amigos:  A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; cuando avanzaban Azael y sus compinches rumbo a casa en estado calamitoso, sufriendo hambre y caminando por la noche oscura en caminos desconocidos, el jefe (Azael) decidió asaltar la próxima vivienda que se les cruce en el camino para encontrar comida, y como allí estaban pisándoles los talones los huestes satánicos, estos últimos espíritus de el más allá, decidieron jugarles una nueva trampa con la intención de lograr algunas ánimas para llevarlas al infierno; como los bandoleros tenían hambre y buscaban una casa donde comer, los huestes satánicos recrearon una supuesta vivienda en la ruta junto a un precipicio; los hambrientos viajeros cayeron en la trampa y se rodaron al precipicio, sólo se salvaron Mauricio y Ciro, y ahora ellos ayudaron a salvar a sus compañeros...

Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.

Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Con la hábil jugada de los huestes satánicos que lograron engatusar a Azael y sus compinches con la supuesta existencia de una vivienda iluminada y era solo una visión óptica que engañó la vista de los bandoleros; quienes supuestamente llegaron a la casa, pero solo una fría y satánica fachada, que logró detectar Mauricio, pero cuando él, dio la voz de alarma para que retrocedan sus compañeros, fue demasiado tarde, ya ellos se rodaron cuesta abajo; pero gracias a los árboles donde se sostuvieron no hubo muertos, solo heridos pero no graves......
Mauricio, bajó por la empinada cuesta, se rodó un tramo pero no fue herido y al encontrar casi a todos.él se preocupó por Ciro, que nadie daba razón sobre su paradero. Ciro, no había seguido el camino con ellos, el se quedó atrás y cuando escuchó la voz lejana que lo llamaba por su nombre, se acercó al precipicio y contestó a quien lo llamó:
--- Muchachos, soy Ciro, me quedé atrás para hacer mis necesidades fisiológicas, díganme: ¿Qué les pasó y por qué se han rodado?
Desde abajo, le contestó Mauricio, quien le dijo:
--- Ciro, que alivio saber que estás vivo, trata de bajar con cuidado, esto es un precipicio, pero felizmente hay abundancia de árboles que les salvaron la vida a los muchachos, pero aún así, hay heridos, tenemos que sacarlos, antes que sigan rodando cuesta abajo.
Ciro, de inmediato, comenzó a bajar, pero no se veía nada por la oscuridad de la noche; en esas condiciones siguió bajando y junto a un árbol se encontró con el quejumbroso Marcelo, que le dolía espantosamente su costilla derecha rota, agarrándose ambos sobre el árbol, le dijo:
--- Marcelo, te voy a salvar, pero todo está oscuro y trataré de dar ánimos a los otros(compañeros), seguiré a donde me espera Mauricio, así que espéranos, que te salvaremos con todos los muchachos.
Abajo, Mauricio, aplicando sus conocimientos en caminar o trepar pendientes en la oscuridad, ya había asegurado al resto de los muchachos amarrándolos, no precisamente era una nueva amarradura, por la carencia de equipos, pero ellos ya se salvaron y nadie irá al precipicio..
Entonces, Ciro llegó hasta los últimos muchachos y con la ayuda de Mauricio, le pusieron el hombro al jefe Azael quien se quejaba por los golpes recibidos, pero no estaba herido, fueron hasta los otros y tampoco se habían herido, pero si estaban golpeados por el impulso de la rodada.
Los rescatistas se pusieron de acuerdo en sacar cuesta arriba hombre por hombre, por que la cuesta era demasiado empinada y demandaba gasto de energías, que justamente era lo que les faltaba a los bandoleros por falta de comida; aún así sacaron al jefe Azael y lo dejaron donde estaba Marcelo y retrocedieron por los restantes...
Después de un agotador y arduo trabajo; Mauricio y Ciro, lograron sacar a los cuatro compañeros del precipicio, y el único que se quejaba era Mauricio por habérsele roto la última costilla derecha.
Mauricio, quien siempre muy acucioso y contaba con ciertos conocimientos, sobretodo intuición; él fue hasta un árbol y le sacó un manojo de hojas verdes y con ellas amasó una improvisada "torta de pasta de hojas verdes", se retiró la chalina del cuello y con ella formó una faja colocó en medio la pasta de hojas verdes y le amarró a la cintura, felizmente la chalina era  muy larga, que alcanzó para hacer un nudo y se ajustó a la altura de la costilla rota.
El remedio casero dio resultado, por que Marcelo sintió una sensación de frescura a su herida y le calmó el dolor; así trabajaba Mauricio, como un sanitario improvisado con habilidades curativas.
Entonces, después de un largo rato de descanso, todos allí estaba mudos, nadie hablaba nada, hasta que nuevamente Mauricio rompió el silencio y dirigiéndose al jefe Azael, le dijo:
--- Jefe Azael, aunque usted no lo acepta, fuimos presa fácil de los espíritus nocturnos, al engañarnos con visiones de una casa iluminada; los espíritus ya se fueron, como la noche está fresca tenemos que seguir adelante, ya no estaremos pensando en asaltar casas, por que seremos castigados por cosas misteriosas que no entendemos.
Pero, Azael si sabía de los espíritus, ahora tenía pruebas suficientes que ellos fueron engatusados, pero él mantenía su indomable voluntad de dominio y no quería dar a  torcer su brazo, y le contestó:
--- Mauricio, sigo pensando que no hubo espíritus aquí, solo fue fruto de nuestra imaginación ver una casa con luces, por el hambre de nuestros estómagos que nos hicieron ver visiones; pero aceptando la mano del diablo, lo que nos pasó, no fue más que un tremendo susto en no identificar el precipicio por la oscuridad y continuaremos la caminata....
Pero, por allí reaccionó Marcelo y le replicó así:
--- Jefe Azael, si fuimos presa de los espíritus malévolos, sino: ¿cómo explica que nos rodamos y me rompí mi costilla derecha?, todos fuimos al precipicio como unos borregos.
Como la conversación se iba a poner tensa y que originaría pleitos entre ellos; Ciro, sacó fuerzas y casi gritando, les dijo:
--- ¡¡¡ Por favor cálmense muchachos, que solo estamos favoreciendo al diablo, vamos de una vez a casa !!!
Todos se callaron y con la cabeza baja emprendieron la caminata, ya habían perdido valioso tiempo y continuaron sin pronunciar palabra alguna; ahora el camino era una ladera, lo hicieron por varias horas, hasta que se  llegó a avanzadas horas de la madrugada y se escuchaban muy cerca  los quiquiriquís de los gallos, pero ya nadie pretendía asaltar aquellas viviendas muy próximas.
Entonces, siendo aproximadamente las 05:00 horas de la madrugada y cuando el alba anunciaba el inicio del nuevo amanecer, les llegó a las narices un aroma delicioso a chicharrones de chancho y estaba demasiado cerca, siguieron caminando con la nariz en alto, tal como lo hacen los felinos husmeando a la próxima presa y llegaron a una casa; todos se paralizaron temiendo  una nueva sorpresa y sobre el corredor se veía una luz de fogón que ya se apagaba.. Apareció la pregunta entre ellos:¿Cómo ir, y  allí si estaba el enemigo?
Por lo que tomó la iniciativa Azael, quien caminando despacio avanzó y no habían perros que los detecten y llegó al fogón, allí había un perol lleno de chicharrones de chancho en proceso de enfriamiento y al costado una olla de barro llena de mote cosido... Demasiado fácil para ser verdad: ¡¡¡ Banquete listo !!!
Él, muy prudente, por que todo estaba muy fácil, temiendo una nueva trampa, no tocó nada, aun que se le hacia agua la boca por comer algo de ese potaje, retrocedió hasta donde estaban sus compañeros y en voz baja les anunció el hallazgo de la comida y que nadie la cuidaba, pero:  Ellos se volvieron hacer las preguntas:¿Podría ser una nueva trampa?... ¿Cómo saberlo?
Entonces, ante la disyuntiva, intervino Mauricio, quien ya se había convertido en el mejor consejero del grupo y le contestó:
--- Jefe Azael, nadie nos matará por robar chicharrones, vamos todos a comer, no hay tal trampa, lo que sucedió es que los dueños el día de ayer mataron un chancho gordo, frieron los chicharrones y se fueron a dormir, ya casi amanece, aprovechemos antes que ellos se levanten........
Continuaremos..................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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