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domingo, 2 de febrero de 2020

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo DXLII.- Irelio Nuñez, huyó de la hacienda Ganoza Flores con mucha astucia, sin dejar rastro, utilizando el caballo del capataz...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; los bandoleros peruanos capitaneados por Gresmildo, intentaron asaltar a la Casa Hacienda de la Familia Ganoza Flores en el Ecuador; ellos son oriundos de las Pircas Grandes, pero fracasaron en su intento, por que se encontraron con un peleador y romántico peruano oriundo de los límites entre Socchabamba y Aragoto; llamado Irelio Nuñez, quien estuvo como huésped en esa casa, en aventuras para poder cortejar a una de las tres hijas del hacendado; Irelio fue derrotando uno por uno de los bandoleros, y el último que cayó fue el jefe Gresmildo, y el cuarto Gastulo que se mantenía a la expectativa, aún montado en su caballo, al ver derrotados sus compañeros, huyó.....

Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.

Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Irelio Nuñez, era un romántico jinete, y tal vez hasta un bohemio, quien vagaba de fiesta en fiesta divirtiéndose y conquistando mujeres, y todo iba bien con la presa, hasta que algo no le gustaba de su conquista, simplemente abandonaba a la "amada" sin despedirse de ella; ahora se encuentra de huésped en la Casa Hacienda, él ya salvó al hacendado de un asalto que iba seguro; pero que nunca estuvo en los planes de los bandoleros, que perdieron por no haber tenido un plan alternativo....
Los bandoleros entraron a la hacienda en forma cruel asesinando a dos vigilantes de las puertas por que les hicieron resistencia, y cuando creían haber sorprendido, pues fueron ellos los desconcertados que se enfrentaron uno por uno contra Irelio Nuñez.
Después de aproximadamente unos 40 minutos, recuperaron las facultades los bandoleros heridos: Baldomero, Fermín y Gresmildo y cuando intentaron levantar el cuerpo para pararse no lo pudieron hacer, tenían las manos amarradas por atrás a la altura de la cintura, justamente por precaución Irelio ató de manos, para que cuando se despierten del sueño forzado, se les cobrará la muerte de los dos trabajadores de la hacienda...
Entonces, Irelio ayudó a los infelices bandoleros a levantarse medio cuerpo y estando sentados, dijo:
--- ¿Quién de ustedes es el jefe?
Gresmildo que se reincorporaba, le contestó:
--- Yo son Gresmildo, dime: ¿Para qué quieres mi nombre?
Irelio, dueño de la situación, le contestó:
--- Queremos los nombres, para saber: ¿Quién mató a los trabajadores?
Gresmildo, le contestó:
--- Los asesiné por que ellos hicieron resistencia y no hubo otra alternativa.
Irelio, que se sentía incómodo con la presencia de los bandoleros y siendo peruanos como él, optó por soltarlos, pero antes les dijo:
--- Si hubo otras alternativas, si usted hubiese explicado que era un asaltante sin piedad contra quien se le cruce en el camino, los voy a soltar y quiero que desaparezcan, por que me puedo arrepentir de mi bondad contra ustedes.
Rápidamente, desató las cuerdas de las manos de los bandoleros, quienes viéndose libres se pararon montaron sus caballos, pero como despedida Gresmildo, dijo:
--- Oye peruanito, haz ganado esta pelea, pero te reto a la segunda, para esa entonces seremos nosotros quienes te daremos la sorpresa, te lo juro....
Los jinetes aplicaron las espuelas a sus briosos caballos y partieron a todo trote desapareciendo en la oscuridad de la noche.
Entonces, el hacendado Ganoza Flores, en agradecimiento a la acción de defensa de la casa hacienda por parte de Irelio, le dijo:
--- Señor Irelio, mi eterno agradecimiento por la acción valiente para enfrentarse a los asaltantes, por favor dígame: ¿Cuánto le debo?
Irelio, se puso mal humorado por la estúpida expresión del orgulloso hacendado, que todo lo valora en precio y le contestó:
--- Señor hacendado, asumí la defensa de esta casa, para salvar a todos incluyéndome y no tiene precio tan arriesgado plan, nunca supe de lo temibles que hayan sido esos hombres y ahora usted me pregunta: ¿Cuánto cuesta? Señor espero que amanezca y cumpla con su palabra lo pactado ayer; pero si le aseguro que si no hay entendimiento con las señoritas, yo me voy sin regreso; recuerde señor hacendado y espero nunca lo olvide que cuando se hace una acción en defensa de la vida no tiene precio...
El hacendado muy avergonzado por su imprudencia, calificó mentalmente que Irelio, bien podría ser el legítimo sucesor suyo, si llega a casarse con una de sus hijas.
Pero, lo que nadie lo sabía, fue que las tres hermanas, amparadas en la oscuridad de la noche y que nadie las vio, siguieron todo el acontecimiento del desenlace del asalto frustrado y comenzó una disputa por ahora mental entre ellas para ser la escogida por el peruano; por lo que la mayor llevó a sus hermanas a su cama y estando allí hablándoles es voz muy baja, casi imperceptible, les dijo:
--- Hermanitas ha llegado un pretendiente por una de nosotras, más tarde en el desayuno o el almuerzo seremos presentadas y él elegirá, espero ser yo....
Pero, intervino la segunda, quien dijo:
--- Creo que seré yo por ser la más linda....
De inmediato, también intervino la última, quien dijo:
--- Creo que el peruano me elegirá a mi por que soy más bonita y más tierna que ustedes...
En apariencia las tres hermanas se mantenían unidas, pero se rompió esa unión por que están en disputa abierta, pero; lamentablemente el celoso padre había criado a sus hijas como unas princesas sin que sepan hacer algo, todo esto se debió a la repentina muerte de su esposa y madre de sus hijas que falleció misteriosamente y fue después que ella recibió  un huésped en su casa, sin la presencia del hacendado que estaba de viaje, a su  regreso éste, encontró al visitante que también desapareció sin dejar rastro.
Entonces, el hacendado muchos años después de esos trágicos sucesos familiares, trató de olvidar su origen de abolengo vinculado a acomodadas familias de Quito, por lo que él nunca presentó a sus hijas a sus familiares, por tal vez demasiado egoísmo o vergüenza por su conducta, nadie lo sabía que hubo en la cabeza de este hombre...
El hacendado, después de escuchar la respuesta del joven Irelio, trató de no hablar más, temiendo  cometer otra imprudencia, por lo que se separó de Irelio y se fue con un mechón de luz en la mano hasta el lugar donde cayeron en su defensa  sus trabajadores, que felizmente eran solteros y de origen desconocido; él ordenó llevar los cadáveres al panteón de la hacienda, donde había una pequeña capilla para velarlos.
Ya nadie, regresó a la cama, ni las hijas que todos creían que descansaban en sus dormitorios, durante los movimientos el trajín absorbió el tiempo y amaneció; llegaron las cocineras y personal de servicio, también llegó el capataz, quien alguien le informó en el camino sobre la valerosa acción de Irelio, al saludarse con su jefe, el hacendado le ordenó al capataz escoger cavadores  para hacer los hoyos y enterrar a los muertos.
Semejante trágico ambiente, tal vez nadie estaba dispuesto para iniciar cualquier romance en esas circunstancias adversas, pues así lo entendió Irelio, que se encontró circunstancialmente con el capataz montado en un brioso caballo y después de saludarlo, le dijo:
--- Señor Capataz, por favor ordene que traigan mi caballo, deseo regresar urgente al Perú.
Pero, el capataz le replicó, así:
--- Joven Irelio, no tengo ningún inconveniente en traer su caballo, pero hay ordenes del Patrón (hacendado) de hacer un almuerzo a lo grande con la asistencia de todos nosotros y usted será presentado como el futuro yerno, así que no puede irse.
Irelio, se sintió atemorizado y horrorizado al escuchar de hacer fiesta en su honor, con dos muertos por allí aún sin enterrar, él pensó no era el momento propicio para esa pompa y teniendo emocionalmente los sentimientos encontrados; miró muy bien al caballo del capataz y tramó algo y con astucia su huida y le dijo:
--- Señor Capataz, tiene usted razón, por favor présteme su caballo que quiero conocer un poco la la hacienda....
El Capataz de apeó, le dio su caballo, Irelio montó y con calculada  habilidad desapareció sin que nadie lo haya percibido...............
Continuaremos..................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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