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domingo, 25 de julio de 2021

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo DCXIX .- Rogelio Campos; recordando que en un pueblo lejano, en una cantina se encontró con una mujer bailarina, que lo retó; pero ella era pareja de otro hombre, aún con ese inconveniente, él se arriesgó y bailó con ella y lo hicieron tan bien que lograron los aplausos de los presentes.....

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; el bandolero Rogelio Campos, quien había llegado a la casa de Liceria Yamala, quien era la madre de sus hijos mellizos y cuando regresó Nemesio hermano de Liceria; quien después de descargar y desensillar su macho (bestia mular), él invitó a Rogelio hacer lo mismo y juntos se fueron al potrero halando sus acémilas; en el trayecto Nemesio le informó a Rogelio, que en el Pueblo, dos individuos lo buscan desde hace 10 años atrás, para un ajuste de cuentas, por que el bandolero asesinó a un hermano; quien al recibir las características de los seguidores, recordó que una joven señora, lo invitó a bailar en la cantina donde él bebía un trago............... sigamos la historia......................

Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. 
Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.


Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Rogelio Campos, narraba lo que sucedió hace 10 años atrás;  quien había empezado a beber un trago y que si había visto que la pareja de esposos que estaban a su costado no participaba del baile amenizado por un trío de guitarristas, quienes tocaban piezas musicales bailables; la dama movía sus pies al son de las notas musicales, pero su compañero muy serio no le hacía caso; hasta que la dama se levantó de su asiento y fue a la mesa de Rogelio y ella lo invitó bailar.
Rogelio Campos, totalmente sorprendido por la belleza de la mujer que se acercó a su mesa; él reaccionó de inmediato y le contestó:
--- Disculpe señora ¿Por qué usted no baila con su esposo?
Ella resuelta y mirándole los labios del hombre, le contestó:
--- Ese taimado de mi marido no quiere bailar y deseo desfogar mis cóleras y quiero que me saque a bailar usted....
Pero, ella siguió hablando y lo retó:
--- Si usted no quiero bailar conmigo no lo entiendo ¿Es usted un maricón?
Rogelio Campos, sintió que un rayo caliente quemó todo su cuerpo, ya desafiado por la decidida mujer, era insoportable para él, escuchar que le digan "maricón", se levantó llevó del brazo a la desafiante mujer al centro del salón de la cantina y arrancaron a bailar un sanjuanito, habían varias parejas que hacían lo mismo.
Rogelio Campos, era un bailarín que nadie le ganaba y si la pareja bailaba al son de sus pasos formarían un dúo hasta el cansancio; ya que él cuando bailaba lo hacía ágilmente y conducía a la dama al son de las notas musicales; claro está, no todas las mujeres sabían bailar, algunas eran torpes y pesadas; en cambio otras eran dóciles que parecían formar un sólo cuerpo con el bailarín.
Justamente, esta mujer era una excelente danzarina, que él, le levantaba el cuerpo en los cambios de los pasos y ella cedía como una mariposa volando suavemente encima de las flores de un hermoso jardín.
Entonces, la pareja, lo hicieron tan bien que impresionaron a las demás parejas, quienes se separaron e hicieron un ruedo para aplaudir a los bailarines, ellos siguieron danzando hasta que terminó la pieza musical, ella fue a su mesa y Rogelio a la suya.
Pero, la bailarina junto a su esposo, descaradamente no dejaba de mirarlo a Rogelio; éste disimulaba bebiendo sorbos de su trago y desviaba la mirada a otro lugar.
Por lo que, la pareja inició una bronca, donde se observaba que el marido levantaba los brazos en señal de su enojo, ella tampoco se quedaba quieta, también movía sus brazos y en el colmo de su audacia ella señalaba a la mesa de Rogelio; ellos parecían dos enemigos, el hombre estaba tan enojado e irritado que golpeó la mesa con sus puños y la dama le respondió golpeando la misma mesa con la palma de sus manos que hizo más sonoro el pleito, que varios de los allí presentes miraron hacia la mesa de los pleitistas.
Rogelio Campos, era consciente que esa pareja estaba peleando por él,  y vaya que sus sentidos captaron el aroma del perfume que expandía el cuerpo de la bailarina, que ahora a él, le inspiraba a conquistarla y que estaba al alcance de sus manos, ya que ella era quien lo miraba con insinuación romántica; pero, el bandolero controló sus instintos y se  mantuvo sentado mirando a otro lado; pero, él sentía las fuertes miradas de la mujer, era una conexión que ya no se podía controlar.
Entonces, nuevamente el trío de los músicos, arrancaron con una nueva pieza musical y era un sanjuanito y hubo un nuevo acontecimiento, por que uno de los cantantes invitó a la pareja que había bailado la pieza anterior, así:
--- Por favor, invitamos a la pareja que bailaron la pieza  anterior, para que lo hagan de nuevo.
Sin embargo, esta vez ya se animaron a bailar la pareja de pleitistas y arrancó la música, nadie más de los allí presentes se atrevió a salir a bailar temiendo quedar en ridículos.
Rogelio Campos, muy sereno, permaneció sentado, como quien observando bailar a la pareja de belicosos personajes.
Pero, los bailarines lo hicieron un desastre, por que el danzante no sabía bailar, hacía pasos como caballo trotón, era como si el hombre corcoveaba, ante el espectáculo desagradable, los demás bailarines salieron todos a acompañar a la pareja que estaba haciendo pésimo espectáculo y todos se confundieron y salvaron a la pareja, se notaba la incomodidad de la mujer muy avergonzada.
Rogelio Campos, permanecía sentado, saboreando su trago por gotas; ya su mente estaba concentrada en conquistar a la mujer, y el perfume se había impregnado en su ropa; pero, esa mujer no estaba sola, tenía una pareja; sea cual fuese su proceder él era su marido, con esas interrogantes en su cabeza, terminó la pieza musical y todos los bailarines regresaron a sus mesas, igual lo hizo la pareja vecina de Rogelio; ella se soltó del marido muy enojada e indignada por que le dolía el pie derecho de un pisotón que le dio su marido en pleno baile.
La bailarina estaba sonrojada por la vergüenza que le produjo, haber sido bailarines como trotando un par de caballos salvajes y la burla socarrona de los presentes que no lo hicieron público, pero si se notaban en sus rostros.
Entonces, que ya no soportaba a su pareja, cogió su jarro de la mesa, se levantó y fue  a la mesa de Rogelio, dejando a su marido ciego de cólera al verla partir a la mesa ajena; ella llegó hasta allí y le dijo:
--- Por favor sírvame un trago, que ya no soporto la vergüenza que sufrí al tener que compartir bailando con ese caballo chúcaro.
Rogelio Campos, nuevamente sorprendido por el arranque de la mujer, obedeció el pedido y le sirvió medio jarro, la mujer haciendo el brindis, dijo:
--- Salud amigo bailarín, necesitaba un trago, para soportar el sabor amargo de mi garganta.
Rogelio Campos, levantó su jarro y lo chocó con el de la mujer, el sorbió un pequeño trago, en cambio ella se lo bebió todo el contendido de una sola vez y levantó el jarro volteado, y dijo:
--- Bebí todo mi trago, muchas gracias amigo.
Ella se levantó de la mesa y regresó a la mesa donde estaba su pareja, que al llegar empezó de nuevo la bronca familiar.
En esos momentos llegaron dos hombres a la mesa de ellos, se saludaron, uno era más alto con bigote espeso, parece de la misma talla del que estaba sentado, y el otro un poco más bajo y rengueaba al caminar y los cuatro empezaron a beber de la botella de la pareja que aún no se había servido debido a sus pleitos.
Los músicos arrancaron con una nueva pieza musical era un paso doble mezclado con sanjuanito, la mujer le sugirió al recién llegado del bigote espeso que la saque a bailar, él accedió y se confundieron entre otros bailarines, con la diferencia que este bailarín la conducía muy bien a la intrépida dama, hasta que terminó la pieza musical; ella nunca dejó de mirar a Rogelio y si lo notaron los recién llegados, había conversación hasta discusión entre ellos, que escuchaban las protestas del ofendido hermano que su mujer se había interesado por un solitario bebedor que estaba a su costado.
Los recién llegados, miraron de reojo al desconocido bebedor que efectivamente bebía solo, y él también correspondió a su mirada firme y serena, sabía que la mujer hizo muy mal, levantarse de la mesa de su marido e ir a la de otro hombre, era una provocación descarada a una respuesta con bronca.
Rogelio Campos se hizo una pregunta mental: "¿Tu perdonarías a tu mujer que se levante de tu mesa y vaya a la de otro hombre desconocido?" El mismo se dio la respuesta : "De ninguna manera, simplemente despacharía  a la mujer que se largue con su nueva pareja..." Pero, en la mente de Rogelio se reforzó la conquista de esa hembra chúcara, que le despertó tanta curiosidad tenerle en sus brazos.
Entonces, los músicos arrancaron con una nueva pieza musical, esta vez era un sanjuanito romántico que se bailaba abrazados, la mujer ya estaba desinhibida, por que había bebido varios tragos, se levantó de su asiento y creyendo el de bigote poblado que era él con quien quería bailar se levantó y lo dejó plantado y se fue a la mesa de Rogelio Campos, quien si sopesó el peligro a que se exponía enfrentarse a tres hombres y todos ellos tenían machetes a la cintura.
Ella al llegar, le dijo:
--- Amigo de mi alma, quiero bailar contigo...
Rogelio Campos, le advirtió así:
--- Señora, usted está abandonando la mesa de su familia, yo si quiero bailar con usted, pero tenga presente que con su actitud está abriendo una provocación que puede traer graves consecuencias.
Pero, ella no entendía razones, estaba enamorada de Rogelio y ella fue quien lo levantó del asiento y lo condujo al centro de la cantina, todos los otros bailarines dejaron de hacerlo y regresaron a sus mesas.
Rogelio y su osada compañera de baile se abrazaron y siguieron las notas musicales con tanta elegancia y docilidad en los movimientos de los pasos con ritmo y compás de la pieza musical, que para los presentes se veía dos personas unidas en una y les aplaudían a rabiar, incluso levantaban sus jarros haciendo brindis por los bailarines, quienes románticamente seguían danzando, ella se había abrazado del cuello del danzante y entregó todo su cuerpo a él.
El marido y sus hermanos humillados por el espectáculo y completamente enojados echaban chispas por la furia que sentían, del desprecio de la mujer entregándose a los brazos de un desconocido......
Continuaremos..........................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

1 comentario:

Teresa Tapia dijo...

Excelente trabajo Amigo Guillermo